Os acomodáis en una de las mesas y al cabo de unos instantes, un camarero delgado y elegante, que atiende por el nombre de Sannuel, os trae cerveza y una espesa y caliente sopa de pescado, con tropezones de pan frito, que hace maravillas por vuestro bienestar.
Sariel saborea la sopa con gran entusiasmo, huele el aroma del pescado y cierra los ojos intentando abrir el resto de sus sentidos a la primera comida caliente en días de viaje. Aunque hacía tiempo que había dejado atrás la vida de lujo de la casa de sus padres siempre le costaba acomodarse a la penurias de la vida silvestre...aunque no se quejaba.
- Deberíamos preguntarles si tienen habitaciones disponibles, no me gustaría dormir fuera con esa lluvia.
El hombre os mira, hace un cálculo rápido y responde: si no os importa compartir habitación, estamos un poco llenos pero hay una habitación grande con dos camas, en la que podemos poner un catre adicional.
El personal de la posada (todos ellos son humanos) se compone, además de Sannuel, de una camarera joven, rubia y pizpireta, llamada Relina, otra camarera, ésta de más edad y con cara de estar de vuelta de todo, llamada Manelda, y el dueño, Pioter, que es un individuo de aspecto adusto, mejillas demacradas y sin afeitar, y pelo entrecano. La sequedad del dueño contrasta con la amabilidad y servicialidad del resto del personal.
- Al menos ¿las camas serán grandes para que quepan dos?, pregunta contrariada la eladrin, no me gustaría tener que dormir en el suelo.
En la sala común, que es donde estáis ahora, y además de un buen surtido de aldeanos, fáciles de distinguir por sus ropas, aspecto y olor a pescado, podéis ver a los siguientes parroquianos (oís sus nombres entre la conversación de la taberna):
- Terza: una semielfa elegante, de cabello negro. Su belleza sería perfecta si no tuviera el ojo izquierdo de un feo color blanco, empañado por una catarata. En el hombro izquierdo luce un tatuaje con una hoja dorada. La acompañan 6 humanos (hombres y mujeres), todos con el mismo tatuaje, que tienen pinta de guardas.
- Matías Creel: un humano de mediana edad, acompañado de 8 guardas también humanos.
- Jandal Phen: un humano con aire bohemio y de aspecto amigable, aunque parece un poco intimidado por la cantidad de gente que hay en la sala. Le acompañan 2 guardaespaldas humanos.
Nota: dado que Ashenport está en una región razonablemente remota, es práctica habitual de los viajeros contratar guardas o guardaespaldas para moverse por la misma, a fin de evitar asaltos de bandidos, humanoides monstruosos, etc.
De hecho, a vostros os han contratado en más de una ocasión para trabajos de escolta de ese tipo, por lo que no os cuesta demasiado reconocer el esquema.
Cita:
Son camas grandes, sí.
¿Se puede hacer alguna tirada para reconocer el tatuaje de la hoja dorada?
Cita:
Int CD16
Tirada: 1d20(+5)
Motivo: Inteligencia
Dificultad: 16+
Resultado: 2(+5)=7 (Fracaso)
Creo que no me suena de nada :_(
El elfo observa a los parroquianos mas destacados asi como al servicio de la posada. Desde luego nada parace llamar su atencion especialmente.
-Bueno, una habitacion es mejor que dormir al raso... Al menos con este tiempo.
Tirada: 1d20(+4)
Motivo: Tatuuu
Dificultad: 16+
Resultado: 7(+4)=11 (Fracaso)
A mi tampoco me suena.
Tirada: 1d20(+4)
Motivo: Porque tirar es gratis
Dificultad: 16+
Resultado: 12(+4)=16 (Exito)
Juas!
Tirada: 1d20(+3)
Motivo: Puestos a mirar...
Dificultad: 16+
Resultado: 11(+3)=14 (Fracaso)
Bueh... casi...
El tatuaje identifica a sus portadores como empleados del Consorcio Comercial Pan de oro, de la ciudad de los Cuatro vientos, bastante conocido en la zona, y de intachable reputación.
Al ver como el resto de mis compañeros está mirando a la semielfa que está rodeada de hombres, más concretamente, de su tatuaje, les comento en mi habitual tono seco- Se trata de un tatuaje del Consorcio comercial Pan de Oro, de la Ciudad de Cuatro Vientos. No hay nada de que preocuparse, así que dejad de mirarlo como si nunca lo hubiéseis visto.
Diciendo esto, miro al resto de parroquianos de forma rápida. No me importan sus nombres, sólo sus caras. No sabemos en que fechas ocurren las desapariciones que hemos venido a buscar, pero es importarte quedarse con las caras, para ver si al día siguiente, falta alguien.
Pese a que me gustaría creer que todo eso sólo son leyendas y habladurías, me he encontrado a lo largo de mi vida demasiadas cosas que "sólo eran leyenda" como para pensar que nuestro viaje aquí no tendrá ningún resultado. Es mejor irse preparando.
Los parroquianos empiezan a sucumbir al calorcillo, y los locales empiezan a desfilar en dirección a sus casas, mientras que los viajeros como vosotros emprenden el camino de sus habitaciones.
Sannuel os informa de que vuestra habitación ya está preparada, y de paso le echa una buena mirada de soslayo al culo de Keyleth.
- Creo que lo mejor será descansar y comenzar a investigar por la mañana ¿os parece?
La satisfacción tras haber comido la sopa empieza a hacer efecto y yo estoy empezando a extrañar la cama. Bostezo aparatosamente y me relajo un poco en mi silla.
Me parece bien... de hecho me parece tan bien que pienso irme a la habitación en éste preciso momento.
Me levanto, recojo mis cosas y emprendo el camino hacia la habitación. Cuando paso junto a Sannuel, le digo ¿Qué, anduvimos atisbando algo interesante últimamente?
Se lo pregunto en tono jocoso, no es mi intención que él piense que estoy ofendida.
Sannuel se pone un poco colorado, a pesar del tono, y atina a balbucear: Lo siento si la he incomodado, señora, pero se me ha ido la vista. No hay mujeres de su empaque por aquí.
Asiento la cabeza ante la pregunta de la eladrín. Ciertamente, la suculenta cena, empieza a causar sus efectos lógicos, y los párpados comienzan a pesar. Recogo mis pertenencias del suelo, para dirigirme con el resto a las habitaciones.
Cuando estamos de camino, me fijo como el camarero mira la parte baja de la voluptuosa figura de la semielfa. Lo cierto es que es una buena vista, por lo que no me extraña que lo haga. Todos lo hacemos cuando no nos mira.
Aunque lo cierto es que empiezo a tener sueño, miro divertido al camarero, esperando ver como responde a Keyleth
Me rio ante la reacción de Sannuel.
Vamos, hombre, que no pasa nada. Le doy una palmada en el hombro y sigo caminando.
Y tu, le digo a Jenn, mejor mira por donde caminas que te vas a tropezar.