Partida Rol por web

Salmuera, salmuera, salmuera...

Ya alejado de la puerta, Estragón se pone a registrar la cocina para encontrar los conservantes para su oreja.

La cosa está un pelín complicada allá afuera, hermano. Déjame que te ponga en antecedentes. ¿Esqueletos como ese del suelo? Un porrón. ¿Los campesinos? Zombis, todos muy zombis. Y tú me dirás: no será para tanto, solo serán un poquito zombis. Nah. Muuuuuy zombis. Carne podrida, de la que no se puede aprovechar nada para el cocido.

Abre un tarro de pepinos, mete sus indecorosas y antihigiénicas manos dentro para vaciar el contenido y echa la oreja, que queda flotando como un trocito de shushi antes de sacarlo de la pecera. Con el tarro bajo el brazo, el semiorco cocinillas vuelve a caminar hacia la puerta.

Ah, y Vortigen y sus dos arqueros se quieren llevar el medallón mapa de Corian. Si es que cuando te levantas con la pata izquierda...

La gorda mano giró el picaporte y asomó la cabeza fuera, pero Estragón enseguida se volvió a meter dentro cerrando de nuevo la puerta.

¡Hondiá! ¡Hermano, no te lo vas a creer! Ahora también hay uno de esos chupópteros que nos atacaron por la noche. ¡Se acabó! Yo renuncio.

Estragón huye cruzando la casa. Se sube a la cama junto a la ventana y torpemente pasa un muslo regordete por encima del alféizar hasta dejarse deslizar al suelo del exterior. Después echó a andar buscando la ocultación de los árboles que hacían de linde de la granja.

Quería perseguir a los arqueros, pero con la cobertura de los arboles, la distancia y la luz no tenía muchas esperanzas. Dando un paso atrás sacó dos flechas y apuntó a los zombies más cercanos, primero al que estaba atacando al clerigo. Clavó la primera flecha y esperó a ver si caía, disparando la segunda casi inmediatamente.

Heian seguía corriendo. Se había dado cuenta que aquel terreno que había bajo sus pies lo había ralentizado demasiado. Pero pronto daría alcance a sus enemigos y ahora, desde tan cerca ya no tendrían escapatoria. Además, Heian no temió por la ilusión de la estirge, él también se había dado cuenta de que era uno de los trucos del mago. Pero eso no quitaba que se colocara trás él porque desde allí, quizá pasara desapercibido y no lo vieran a él.

La flecha de Ulthor se clavó en el estómago del arquero, el cual se tambaleó, agachándose hacia adelante acusando el impacto, pero aún y todo, levantó la cabeza y miró con odio hacia el elfo que rápidamente cargaba otra flecha...."No...no sé..si lo conseguiré....." le dijo a su compañero....mientras tanto, en el interior de la casa, Estragón salía corriendo, tras echar un vistazo fuera, por la ventana más alejada del combate que se estaba produciendo, al parecer, harto de toda la situación...o asustado por todo lo que estaba sucediendo...eso sí, portaba un bote con un líquido dentro...y algo flotando en su interior.

Rhaisel, por su parte, se giró rápidamente, desestimando a ambos arqueros que se estaban alejando y disparó rápidamente al pequeño monstruo que atacaba a Galdar. La primera flecha se clavó en el homoplato del niño, pero éste no cejó en su intentó de agarrar a Galdar, dudando medio segundo, Rhaisel disparó su segunda flecha hacia el niño-zombi de nuevo, impactando ésta en el lateral del cráneo, con un crujido seco. El pequeño se quedó quieto, observando el infinito unos instantes, para caer desmadejado después, directo al suelo.

Por su parte, Heian se acercó temerariamente hacia la Stirge que había aparecido zumbado en mitad del campo..mientras los zombis que se alejaban de allí, se perdieron entre las sombras de los árboles, alejandose por el sur, confundiéndose con el entorno y la oscuridad que les rodeaba.
 

Tirado en el suelo le reconfortaba el olor de la tierra. Odiaba las flechas aunque un arquero debía ser muy bueno para acertar en algo tan pequeño como lo era Sapo. Rebuscó en su manga y sacó otro pergamino. Murmuró lo más bajo que pudo y recitó las palabras inscritas en una peculiar lengua. Cuando el pergamino expulsó el éter que contenía, el pequeño gnomo desapareció como por arte de magia.

El mago era poderoso y había chafado todos sus trucos, sus tan elaboradas ilusiones. Nunca se había enfrentado directamente a otro mago que no fuera su maestro, al que conocía a la perfección. Se sentía raro, excitado ante el reto de tener que mejorar su arte.

Sapo desapareció, tras leer un pergamino que se había sacado de la manga. Vortigen ni le prestó atención, pues estaba extendiendo la mano en ese momento...."Aquí...déjalo aquí....", en su voz denotaba la excitación que sentía....

De la nada, apareció un amuleto...el de Corian, que cayó en las manos de Vortigen....conforme lo tuvo en sus manos, sus ojos relampaguearon "Oh...si...por fin..." dijo con una especie de pausa y voz entrecortada......con un giro teatral, dirigió sus ojos hacia vosotros y en voz alta dio otra orden.. "contenedlos...que no pasen...tengo algo que hacer aquí mismo..."

Dicho esto, se pasó la otra mano por encima de la cabeza, haciendo un gesto....y desaparece tan rápidamente como Sapo.

Shagar habia terminado con su esqueleto asi que giro sobre si mismo y empezo a correr y salto por la ventana, rodeo la casa y empezo a correr direccion donde habia ahora solo los dos arqueros.

Su hermano se retiro hacia el bosque....el aun no habia terminado para marcharse, con su mecenas muerto, no tenia que permanecer mas en el grupo y la familia era lo primero, pero aun tenia que pasar por encima de dos arqueros.

Hermano! no tardare!

El clérigo, al ver que Rhaisel había acabado con la abominación infantil, retrocedió hacia su arma interponiendo el escudo entre él y el otro no-muerto, el esqueleto intentó golpearle, pero su arma chocó contra el escudo de Galdar y no causó mayor daño. El hombre se agachó y cogió su arma, girándose hacia el esqueleto, con furia no contenida en su rostro...."Gracias arquero....éste es mío....." le indicó a Rhaisel, balanceando su arma de un lado a otro mientras se encaraba con el no-muerto. 

Los arqueros, con uno de ellos renqueando casi, herido de gravedad, al parecer, por la flecha de Ulthor, dudan durante un momento que hacer....El herido, observando los movimientos de Shagar, dejó ir la flecha en su dirección, soltando una imprecación cuando ve la flecha elevarse en el firmamento, para después introducirse bajo la cobertura de las ramas del árbol, justo delante de donde Vortigen acaba de desaparecer "Cuidado con ése...se acerca mucho.......ése es tuyo....atácale....dale...¡dale!" gritó el del flechazo...mientras indicaba a su compañero que atacara a Heian.... "¡¡RARGGGGHH!!" contestó el otro, dejando caer el arco y cargando hacia el carpintero.....en plena carrera, su capucha cayó hacia atrás y un rostro bestial, casi el de un orco, con dos grandes colmillos sobresaliendo en una mandíbula deformada, fue lo que vio Heian acercarse hacia él, mientras la criatura, con un movimiento nacido de la práctica, sacaba un hacha de batalla de debajo de la larga capa que llevaba y la balanceó por encima de su cabeza, lanzando un poderoso golpe hacia abajo, que Heian casi esquivó moviendo el cuerpo hacia la derecha, pero el filo del arma dejó un feo y profundo tajo en el muslo derecho de Heian, salpicando de sangre al semi-orco. "¡¡TÚ MORIR!!" le gritó en la cara con su fétido aliento....

El esqueleto siguió al clérigo y levantando su arma golpeó de nuevo....en el escudo, que el clérigo había interpuesto como una barrera infranqueable entre la criatura y él...."No.. quién va a volver con sus dioses...eres tú...." musitó Galdar...

Hacia el este, entre los árboles, escucháis una risa malévola, estridente, que reconocéis como del familiar de Vortigen...una risa que parece burlarse de vosotros mientras se aleja en la oscuridad....

-¡Maldición! –masculló el arquero entre dientes. Heian estaba a punto de morir como no espabilara, aquel semi-orco suicida se había lanzado a por él y eso le podía costar la vida... a uno de los dos. En cualquier caso, Ulthor no podía dejar de intervenir, no podía dejar solo al artesano o tendría ese peso en su alma para el resto de su vida.

El elfo volvió a tensar la cuerda de su arco con decisión y una flecha apareció como arte de magia a la vez, quedando colocada junto a su oreja. Aguzó la mirada, intentando penetrar la penumbra reinante y soltó la cuerda. Un sonoro zumbido siguió al lanzamiento... que resultó en un impacto no demasiado potente en el semi-orco. No demasiado, pero aún así doloroso. Tal vez así comenzara a pensar que era mejor retirarse que morir estúpidamente...

Estragón caminó por entre los árboles con paso inseguro. Era medio orco, y veía en la oscuridad, pero en blancos y negros. Eso volvía el bosque nocturno tan siniestro y amenazante como para cualquier otra persona. Escuchó un ruido, algo que se movía en los matorrales...

¿Quién es? ¿Quién anda ahí? Hermano... ¿eres tú? No me gusta que me gastes estas bromas, ya lo sabes.

Los matojos se volvieron a agitar, y Estragón aceleró el paso.

Uh-urlh.

El ulular le hizo mirar en círculos. Se había perdido. No debió separarse de su hermano.

¡Tengo...! ¡Tengo un... un... un frasco! ¡Tengo un frasco de cristal y no voy a dudar en utilizarlo!-agitó el frasco con la oreja en el aire, como estrambótica arma arrojadiza.

La oreja mejor no...

Muy estúpido debía de ser Estragón para desperdiciar el porvenir de su oreja rompiendo el frasco a modo de arma... Por eso sacó de la mochila una poción.

Acércate y te rompo esto en la cabeza, maldi...

Uh-urlh.

¡...iiiiiih!

Aunque no veía bien en la distancia, sabía que las flechas poco iban a hacer contra los esqueletos, así que sacando dos flechas más de su carcaj decidió disparar al orco que estaba a punto de matar al porteador, que parecía tener mucho valor y poco cerebro, al menos por el momento, y ya vería si tenía la suerte y la habilidad para salír de ahí. Pero no veia bien y por miedo a tocar a su compañero las flechas salieron disparadas en una dirección demasíado alejada, perdiendose en el bosque.

Heian no se esperaba que el enemigo le fuese a atacar desde tan cerca. Pensaba que eran elfos que atacaban a distancia, y ahora que lo había visto desde más de cerca, se había dado cuenta de que se había equivocado en todo. Sus planes no estaban saliendo como él creía, de hecho habían salido mucho peor. El sombrero no tuvo más razón que retrasar un poco su acción y sacar la poción que llevaba consigo. Aquello podría ser la diferencia entre la vida y la muerte para él. Debía tener mucho cuidado o terminaría por morir antes de tiempo.

Ulthor dejó ir su flecha, que voló rauda y veloz hacia el semi-orco que estaba atacando a Heian. La flecha rozó al guerrero armado con hacha en el brazo izquierdo, provocándole un corte en él. "Argh....." se quejó...pero no pareció intimidado por el ataque....

Mientras tanto, Estragón se introducía entre los matorrales, quedando enganchado por algunas matas espinosas, mirando a un lado y a otro....un ruido raro había sonado y no estaba seguro de qué había sido...

Rhaisel,  viendo el peligro que corría Heian, sacó fulgurantemente dos flechas de su carcaj y disparó contra el semi-orco que se había lanzado a la carga contra el carpintero....pero los nervios por no acertar a su compañero y la oscuridad creciente le hicieron apuntar alto...con una imprecación se preparó para disparar de nuevo....

Heian, con un enorme tajo en su pierna derecha, se puso blanco como la cera ante la visión del enemigo que tenía justo delante, un enorme, musculoso y muy cabreado semi-orco, con un hacha en las manos....y con mirada asesina en los ojos. Retrocedió un par de pasos rápidamente, alejándose del enemigo, sacando una poción de entre sus ropajes y tragándose su contenido rápidamente, notando enseguida el efecto restablecedor de la magia de su interior....la fea herida se cerró a ojos vista....

A lo lejos, al sur, entre los árboles más cercanos, los zombis que se habían levantado terminaron de desaparecer de vuestra vista, ya no era posible verlos en la oscuridad, cada vez más patente.

Con la seguridad que le daba el hechizo de invisibilidad Sapo se puso de pie y comenzó a  ponerse en movimiento. La puerta del corrar se abrió  y se cerró a su paso pero nadie podía verlo.

El rumor del viento entre las ramas era la música de acompañamiento al intenso combate que estaba acaeciendo en los alrededores de una granja condenada, donde un grupo de viajeros luchan por sus vidas contra un mago y sus secuaces, así como una serie de abominaciones surgidas de los siete infiernos....

La lucha continua....y las risas del familiar del mago se siguen escuchando en el este, en la distancia entre los árboles....
 

Shagar continuaba corriendo tan rapido como podia para llegar a la altura del arquero...demaisado tiempo llevaba ya ahi, y se tenia que solucionar.

Galdar levantó su arma y la descargó en el esqueleto...pero el golpe fue desviado por el escudo que portaba la criatura, que levantó el brazo como si tuviera un resorte y devolvió el escudo a su posición normal, todo en menos de un segundo, observando al clérigo con sus ojos sin vida....."Maldito....." murmuró Galdar...el clérigo comenzaba a sudar con profusión...

Al lado de Heian, mientras tanto, el semi-orco avanzó un paso, temerariamente, con la furia pintada en su rostro, levantando el hacha y descargando un golpe lateral hacia Heian...pero ésta vez lo pilló preparado y el carpintero se movió con rapidez, esquivando el golpe con agilidad..."¡Estar quieto piojo! ¡Dejar de saltar!" le espetó a la cara, mientras trataba de golpearle....El otro enemigo, armado con arco, viendo la carrera que se estaba pegando Shaldar, le apuntó con la flecha...."Hey....tenemos problemas....Vortigen.....¿nos vamos?....¿Vortigen?" La figura miró a un lado y a otro, alrededor suyo...no viendo a nadie, disparó una flecha hacia Shagar y gritó a su compañero..."¡Maldita sea!....¡Nos ha dejado tirados!¡Corre....escapa! Son demasiados!" La flecha voló rauda hacia Shagar, que sintió como la punta penetraba en su hombro derecho, causandole una fea herida....

El esqueleto con quien luchaba Galdar, arremetió contra el clérigo, golpeando con su arma...de nuevo contra el escudo...al parecer, el clérigo sabía defenderse bien, pero en ataque, tenía algún problema que otro......

Estragón echó a trotar entre los árboles, huyendo del tenebroso ulular. A los treinta pies ya estaba cansado. No tenía muy buen fondo al hacer ejercicio. Y eso que comía sano: todo natural, preparado por él mismo. Quizás ese fuese el problema de su sobrepeso, que para alcanzar verdadera habilidad culinaria había que practicar mucho y comer el resultado de cada intento por aquello de no tirarlo, que en Vaasa hay niños que se mueren de hambre.

Agotado por el esfuerzo, se paró junto a un árbol resollando como un fuelle; sediento por el repentino ejercicio, bebió de la poción para calmar la aridez de la garganta.

Glup, glup, glup... Mucho mejor.

El cocinero se preocupó de guardar silencio un rato, para asegurarse que la lechuza no le había seguido. Hay lechuzas infernales, que invocan conjuradores magos rojos para que te quiten los ojos, todo el mundo lo sabe. No está mal ser precavidos.

No escuchó de ningún peligro emplumado, pero en ese tiempo de paz divisó unos campos labrados algo más allá.

¡Por fin! He debido de llegar a la granja vecina a la de los niñitos muertos. He de pedir ayuda. ¿Pero y si son malvados? Malos vecinos, de los que llevan al perro a cagarse en tu jardín. No sé, no sé... mejor voy con tiento, para no pisar caca.