Partida Rol por web

La elfa se quedó perpleja con la contestación. Aquél horrible humano ni siquiera la había dejado terminar y ya estaba echándoles de allí. La indignación se apoderó de ella.-Vámonos de aquí, está claro que los guardianes arbóreos nunca se hospedarían en una posada como esta. Seguro que en cualquier otra de mas calidad nos dirán lo que necesitamos saber.- 

Todo este rato yo me habia contentado en mirar al dueño del bar con mi inescrutable cara pero finalmente hablo al ver que todo se está desbocando.

-Una pena la verdad , habia escuchado cosas buenas sobre la bebida de este lugar.Supongo que me equivocaba.

Cesare resopló, frustrado, y volvió a enrollar la cadena alrededor de su cadera. O bien Karen había reaccionado de forma desmesurada a algún ruido natural, o bien realmente había alguien vigilándoles, pero se había escabullido. En cualquier caso, no tenían nada más que hacer allí.

Lis, más tranquila, reapareció en la entrada, no perdió un instante en guardarse las bolsas, y preguntó qué hacer a continuación. ¿Por qué ha lanzado el jarrón hasta aquí si quería quedarse las bolsas? La mujer había mostrado no encontrarse en sus cabales, pero Cesare no estaba seguro de qué de su comportamiento era real, y qué parte mera fachada.

—Vamos a buscar a los demás —respondió Cesare encogiéndose de hombros—. Tenemos unos cuentos indicios para seguir buscando, pero carecemos de evidencias sólidas para dar el siguiente paso. Quizás el resto haya oído algo interesante, o incluso reconozcan la máscara.

El hombre caminó pesadamente hacia el exterior de la casa. No era buena idea quedarse allí demasiado tiempo, arriesgándose a que alguien llamara a la guardia.

—Por cierto —dijo, volviéndose hacia las mujeres y mirando a Lis—, ¿sabes qué hay exactamente en las bolsas?

Estas bolsas dijo Lis sacando una de las bolsas y apretándolas con fuerza mientras se acercaba a Cesare con cara furiosa es hierba espectral molida. ¡Es la droga de los fantasmas! ¡Ambrosh era un sucio traficante! ¡Aaaaaaaaaaagh! grita mientras se lleva las manos a la cabeza y sale de la casa corriendo.

La sensación de peligro desapareció. De todas formas Karen no envainó las espadas. Si había conseguido llegar viva a estas alturas era porque siempre se hacía caso de su instinto. Y este le decía que había alguien acechándolos.

Fuese lo que fuese parecía que se había ido.

Será mejor que informemos de la droga a las autoridades, si nos pillan con esa cantidad nos ejecutaran.

Cesare siguió con la mirada la estampida de una sola mujer, tras confirmar sus sospechas sobre el contenido de las bolsas. No compartía la repugnancia por las drogas, presumiendo que no fuera parte de una gruesa pantomima, de la muchacha. Él había utilizado con anterioridad sustancias que mejoraban sus procesos intelectuales, o su capacidad de concentración, aunque procuraba hacerlo con moderación, y solo en circunstancias excepcionales, para evitar los efectos adictivos.

—No tengo las mejores relaciones con las autoridades —replicó Cesare, cuando Karen comentó que deberían avisar de la existencia de los narcóticos—, así que me quedaré aparte si no os importa. Aunque no sé si nuestra impetuosa rubia tiene otros planes.

El hombre procedió a salir de la casa tras Lis.

Karen guardó la droga en su bolsa y después salió de la casa tras Cesare.

El asunto se iba complicando por momentos, desapariciones, muertos, traficantes, aunque poco a poco iba tomando un maquiavélico sentido. 

Vayamos con los demás para saber qué han averiguado y vemos cual será nuestro siguiente paso

Tras unas horas dando vueltas por la ciudad, por fin os encontráis todos en una plaza.

Lis parece más calmada, parece tan dulce como siempre.

¿Qué tal chicos? ¿habéis encontrado algo de interés por ahí?

Karen se alegró de encontrar bien a sus compañeros. Tenía varias que contarles y esperaba que ellos la pusieran al día de las suyas.

Nadie los interceptó, ni guardias, ni civiles, mientras salían de la casa y callejeaban en busca del hombre artificial, el aficionado a los dragones y la trovadora novata. La rubita se había calmado, e incluso exhibía una mueca plácida, lo que a Cesare le resultaba particularmente inquietante al recordar su comportamiento en los momentos previos.

No tardaron en encontrar al trío, que tampoco parecía haber tenido grandes problemas. Karen fue al grano nada más verlos.

—¡Hey! —saludó simplemente Cesare, dando una leve sacudida de cabeza.

El hombre mecánico se encuentra al final con el resto, al parecer han tenido más suerte en su busqueda que ellos.El forjado no para de refunfuñar sonidos chirriantes y de vez en cuando golpea el suelo con frustración.

-Espero que  vosotros hayáis tenido mejor suerte que nosotros perque si no estamos mal.

En momentos como estos al forjado le gustaria tener expresiones más claras que las suyas para poder quejarse mejor.

Bzzak mostró su decepción con gestos histriónicos, probablemente porque su rostro y voz no tenían la capacidad de transmitir el abanico de sentimientos que sí son capaces de desplegar los seres de carne y hueso. Aparentemente, su búsqueda entre los “vivos” había sido fútil.

—Hemos descubierto algo —dijo Cesare—. Ambrosh no estaba en casa. Su puerta había sido forzada violentamente, y en el interior había indicios de una pelea. Encontramos los restos de un esqueleto animado, y entre ellos una máscara de teatro, referencia demasiado evidente a ese “teatro de los huesos” que supuestamente mencionó la tal Chenni en su mensaje.

»También sacamos de allí unas bolsas de hierba espectral —añadió—, que parecen confirmar la teoría de que Ambrosh es, o era, un narcotraficante. Así que tenemos desaparecidos a los aventureros y al narco. Tenemos, por tanto, tres indicios que seguir: teatros, drogas para fantasmas y no muertos. Además de la opción de ir tras la pista de los aventureros perdidos.