Partida Rol por web

 Como puede, este malnacido, aguantar tanto castigo? Insistiremos -pensó Fronchens

Muere!

Fronchens propinó un golpe a su adversario, esperando que diera en el blanco

El mediano se encontraba a fuera del mausoleo sollozando contra una de las lápidas, no podía levantar la cabeza, sus brazos no podían apartarse de su cabeza y las lágrimas no dejaban de salir. Estaba bloqueado mentalmente, al menos ya no gritaba.

La piedra del enano alcanza uno de los hombros de Marcel, que gruñe como respuesta al ataque. Pero la espada del guerrero falla de nuevo, las palabras pronunciadas por el horrible engendro han afectado al guerrero, lo mismo pasa con el filo del ocaso su cadena armada pasa lejos de su objetivo. Pero el que peor lo está pasando de todos es el pequeño Tyfan que se acurruca en una de las lapidas incapaz de moverse o atacar, la maldad que desprende Marcel ha sido suficiente para quebrar el ánimo del mediano.

Marcel comienza a recitar otro conjuro, y las losas del mausoleo empiezan a temblar empujadas por los cadáveres que hasta ahora descansaban debajo de ellas, sus gemidos de dolor llenan la sala. La guadaña guiada por una  mano invisible continúa con su macabra danza, volviendo a alcanzar a Fronches haciendo que su sangre salpique las paredes.

Bjorn al ver las losas del mausoleo temblar da un paso atrás y vuelve a utilizar su honda con una de las piedras mágicas para intentar acabar con el engendro y con toda esta pesadilla que a punto está de acabar con el enano y sus compañeros.

El proyectil vuelve a impactar contra la aberración causando esta vez un buen golpe que podría ser determinante:

-¡DADLE DESCANSO A ESA ABERRACIÓN O PERECEREMOS TODOS AQUÍ!

 Cuando las figuras empiezan a salir del suelo, tras la sacudida, Etaliun se lanza precipitadamente contra Marcel, pero este es un hábil contrincante y elude sin problemas la acometida del guerrero, desviándola sin problema. Y aguardando ansioso lo que les espera a los aventureros ante este nuevo revés...

Fronchens, empezaba a dar muestras de resentimiento físico al intentar golpear a Marcel, su golpe falló...esa guadaña lo estaba matando.

Pagaras muy caro esto nigromante!

Tyfan había dejado de respirar nerviosamente y ahora su respiración fue acompasada. Ya más tranquilo se dio cuenta de que había hecho una estupidez, aquel cabrón lo había obligado a sentir un miedo incontrolable y había dejado a sus compañeros solos. Enfadado con todos por haber vuelto a caer en el mismo problema dio media vuelta y se lanzó de nuevo al interior de la cripta esperando poder llegar a tiempo de dar muerte al bastardo.

Marciel os observa con desprecio, mientras cuatro losas del suelo comienzan a abrirse pesadamente, las manos esqueléticas de los zombis buscan asideros para salir de su descanso.

Otra piedra del enano golpea al nigromante esta vez con más fuerza, pero la coraza y la dura piel impiden que el resto de golpes sean efectivos. Marcel vuelve a alargar la mano en dirección del guerrero, sus sórdidas palabras llenan la sala mientras posa la mano sobre el brazo del guerrero. Etalium vuelve a notar el toque de la muerte y como su energía vital es drenada. Esta vez la guadaña falla.

El enano viendo que sus compañeros iban a ser rodeados y no habían sido capaz de rodear al monstruo y flanquearlo para acabar con él con más rapidez les grita:

- ¡VUELVO A DECIROS QUE SALGÁIS DE AHÍ SI NO HABÉIS SIDO DE RODEARLO YA SALID Y ESPEREMOS QUE SALGA!

Luego vuelve a hacer girar su honda para gastar su última piedra mágica contra aquella aberración para acabar con ella de una vez por todas o morir ya de una vez.

 Con el último ataque de Marcel, el guerrero del manto verde se ve tremendamente debilitado, casi como marchito, con solo dos de sus corruptos toques, la vida se le escapaba del cuerpo.

 Dando un paso atrás, el guerrero aferró el medallón que tenía colgando de su cuello y evocó su fe en lo que hacía, reafirmando su determinación.

Fronchens decidió darlo todo por el todo, o ahora o nunca, pero la idea de ser rodeado por los zombis, ver como el guerrero tenia que retirarse a sanar sus heridas y la guadaña...demasiada presión para él, quería darle en un punto flaco de su armadura pero se centró demasiado en ese punto...y falló

Tyfan hervía de furia y eso le hizo atacar al malvado sin miedo. Por desgracia el impetu hizo que perdiera el objetivo y el estoque sólo hendió el aire. Por suerte la daga si notó sangre aunque la pobre daga no pareció encontrar mucha.

En medio de la batalla, un gran trueno sacude la estancia, el relámpago golpea contra el techo y el cristal de la bóveda estalla en mil pedazos, regando la habitación con astillas brillantes. Arriba la luna llena invade la cámara con una pálida luz roja.

Una voz conocida empieza a escucharse en el exterior de la cripta, el enano se sobresalta al comprobar que Luc esta a su lado gritando una de sus letanías.

La luz del sol brillara sobre los muertos, rezumara y caerá, volviendo rojos los restos...

Marcel chilla cuando la luz de la luna impacta sobres su cuerpo ya debilitado por el combate, su cuerpo comienza a deshacerse a la luz roja de la luna, quedando reducido a un amasijo de huesas rojo. Los zombies recién levantados siguen los mismos pasos que su señor quemándose lentamente hasta que se ven reducidos a cenizas y huesos. La luna roja lentamente va desapareciendo, como si algún ser invisible la estuviese devorando mordisco a mordisco.

 Con la rotura de la cúpula de cristal, el guerrero del manto verde se protege con el antebrazo, sintiendo el estruendo de los cristales terminar de quebrarse en el suelo. Al bajar el brazo se adivina la figura del frágil Luc recortándose en el umbral de la puerta... y al maldito Marcel retorciéndose de dolor ante la aparición de una luna escarlata.

 Entre gemidos y gritos el maldito Tarascon queda reducido a unos huesos retorcidos, al igual que los zombis que alzara. 

 Húmedo de su propia sangre, Etaliun mira a sus compañeros, en especial a Fronchens, quien ha sufrido la peor parte de los ataques de Marcel. Se acercó ante lo restos y los inspeccionó bajo el rojo resplandor, para decir.

 - El pueblo. Vayamos al pueblo, tal vez aún quede gente en peligro.

 Dicho eso, el guerrero sacro sale del mausoleo presto para dar un vistazo a las cercanías de la posada, temiendo que a pesar de que algunos zombis cayeran en el cementerio, tal vez los otros estuvieran demasiado lejos del poder que los tuviera que destruir.

Tyfan aún intentaba acertar a pincar al maldito bastardo cuando la luz extraña junto a los gritos de Luc parecieron terminar el trabajo. El mediano no podía entender qué estaba sucediendo ahí. - Qué ha sucedido? desde cuando Luc es un hechicero? alguien me puede explicar qué está pasando y si esto ha terminado? - Todo parecía una pesadilla ahora que miraba los cuerpos caídos en el suelo y los cadáveres a los pies quietos. No lo intentaban matar y comer, eso era de agradecer.

Miró al resto de compañeros cuando pudo y comprobó que no estaban mucho mejor que él, todos conmocionados y sin entender lo sucedido. - Si debemos irnos aunque mejor mirar que no haya nada aquí de poder del mal. Dicho esto dio un paseo por la tumba en busca de algún escondite secreto. Si había algún libro de magia negra lo encontraría y destruiría.

Observo con sorpresa todo el espectáculo, "Extraña forma tiene Moradin de hacer las cosas, pero siempre lo hace bien". Miro a Luc y a mis compañeros, escucho las palabras de unos y otros y finalmente me doy la vuelta y empiezo a andar hacia el pueblo a ver si la gente necesita ayuda y el resto de zombies no ha muerto igual que el antinatural Marcel.

- Cuando acabéis de rebuscar en el mausoleo, os espero en el pueblo pateando culos de zombies devoradores de personas vivas.- camino en dirección al pueblo de manera ligera, pero no corriendo.

Luc cae de rodillas y empieza a llorar desolado, hermano…. ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué buscaste ese maldito pergamino? Su voz rota por la emoción, ya no suena mecánica como cuando recitaba los versos del pergamino de Hyskosa.