Partida Rol por web

- ¡Argh! - gritó el gnomo, sorprendido por haber sido atacado por el enemigo.

Claro que tenía todo el sentido del mundo, pues a ojos de aquel monstruo él era el más peligroso a pesar de ser también el más pequeño, pues hasta el momento Cyrus no había conseguido golpearle. Antes de convertirse en el blanco de la ira del enemigo, Gerbo retrocedió un par de pasos, dejando una cierta distancia entre él y la espada del dracónido, y comenzó a lanzar uno de sus hechizos.

Azul, amarillo y rojo

Forman un arcoiris de gran esplendor

¡Yo que tú me taparía los ojos!

O te cegará mi rociada de color

La arena de colores salió disparada cubriendo por completo al enemigo, con un poco de suerte aquello les daría un poco de tiempo para acabar con él.

La lluvia de colores golpea en la cara del dragónido que emite un rugido mientras suelta su arma y trastabila hacia atrás. Se lleva las manos a los ojos en un vano intento de frotarlos para conseguir quitar el efecto del conjuro. 

Comienza el tercer asalto de combate.

Cyrus se enfrenta a uno de los dragónidos mientras Gerbo le presta ayuda con sus conjuros y lo tienen aturdido durante 4 asaltos (CA 15 para golpear).

Duncan se levanta de su caída y Xiombarg continúa metido en un combate cuerpo a cuerpo.

Diana ora una plegaria a su dios para que os de fuerzas en la batalla. Todos obteneis un +1 al ataque, tiradas de salvación y habilidades.

- Jijiji... Bichos escamosos a mi - dijo el gnomo en voz baja antes de lanzarse de nuevo contra el enemigo.

El enemigo había soltado su arma y se balanceaba de un lado a otro frotándose inútilmente los ojos para intentar dejar de ver chiribitas de colores. No le resultó difícil colocarse justo detrás de él, buscando un punto débil en sus protecciones, pero no resultaba difícil atravesar la armadura del dracónido y la hoja del cuchillo fue repelida con un débil sonido de metal contra metal.

Gracias a la ayuda y el tiempo que me ofrece Gerbo con su magia puedo recomponer mi defensa y descansar un poco y mientras esta distraido acertar un golpe no muy poderoso pero certero al cuerpo del lagarto, quizás no le halla hecho mucho daño pero ya supone un gran paso para poder recomponer mi animo, pues esta racha de mala suerte llega a su fin.

Quizás, después de todo, la magia no sea tan inutil como creia en un principio.- Pienso mientras veo como mi hoja esta bañada con un poco de sangre del lagarto.

Un mar de furia y rabia envolvia la mente del norteño que solo veia enemigos alli donde miraba asi que con ganas de sacarselso de delante volvio a propinar un salvaje golpe a su enemigo deseando acabar con el y lanzarse contra el otro mas grande que espera la muerte.

El terrible mandoble del bárbaro se incrusta entre el hombro y el cuello llegando al esternón y segando la vida del reptil. 

La balanza no se decantaba bien para los atacantes. El líder dracónido lanzó el cuerpo sin vida de Eolsen hacia un lado, desplegó las alas y cargó contra el bárbaro que a dos de sus hombres había matado. El terrible mandoble se estrelló contra la espalda del dracónido sin terminar de hacer daño al bárbaro. 

Mientras el líder dracónido se eleva en el aire dispuesto para la siguiente carga.

Inmerso en su rabia Xiombarg no se percata de que su propia sangre mancha la cota de malla. Está dispuesto a bloquear la siguiente carga del monstruo. 

Dio un silbido para llamar a su corcel.

*Pffffiuuuuuuuuhhhhh*

Pero no llegaría en un momento, y no podía estar quieto. Magullado pero no vencido, preparó el sable y cargó hacia el enemigo más cercano.

Gerbo volvió a atacar, aprovechando que la criatura seguía frotándose los ojos y no podía prestarle toda su atención. Con un rápido movimiento hundió el cuchillo hasta la empuñadura, atravesando la armadura y la dura piel del dracónido y haciendo brotar un chorro de sangre oscura al sacar el arma.

- ¡Muere, maldito! - exclamó, presa de la sed de sangre.- ¡Pagarás por lo que has hecho!

Tras el conjuro que lanzo Gerbo y poder recuperar un poco de la confianza perdida durante el combate y descansar un poco de recibir golpes, ya me encuentro en mejor posicion para seguir peleando y ganar el combate, de hecho mientras analizo esta situcion consigo volver a golpear y herir aunque solo un poco al lagarto, produciendole otro tajo con mi hoja.

El dracónido ruge de dolor cuando Gerbo le clava el puñal en las costillas obligándolo a doblegarse, momento que Cyrus de Dareh aprovecha para clavar su hoja psíquica en el cráneo del monstruo y atravesarle el cerebro.

El cuerpo cae sin vida mientras al lado, otro tipo de rugido, uno de ira, acompaña la carga del líder dracónido.
Aunque el bárbaro está preparado para recibirla, no imaginaba tal fuerza ni rabia. El mandoble del lagarto produjo un profundo corte en el pecho del bárbaro desgarrando parte de la cota de mallas y salpicando de sangre la hierva detrás de él. 

No... ¡otra vez no! maldita fuese su estampa, ¡otra vez no!

-¡Xiombarg! 

Corrió hacia donde estaba, y se lanzó más que corrió, con el sable en ristre, dispuesto a hender la carne del monstruo para que cambiase de objetivo: uno más discreto, menos robusto y más enlatado. No era prometedor, así que tendría que apañárselas bien para distraerle.

Sin notar ni el cansancio ni el dolor provocado por la heridas el norteño siguio combatiendo mientras la alegria de la batalla le desbordaba de tal manera que no podia parar de carcajearse mientras invocaba a sus dioses.

- ¡Ja, Ja, Ja! ¡Tempus disfruta con la batalla! - pero quizas por la risa o quien sabe por si alguna afrenta anterior Tempus no escucho su plegaria y giro la vista haciendo que el golpe propinado contra el draconido fallara estrepitosamente.

Levantas tu espada a dos manos preparado para asestar el golpe pero el enemigo es muy rápido y no te da tiempo a corregir la maniobra. El metal choca contra el metal. El golpe sufrido hace que dobles una rodilla apoyándote en tu arma para mantenerte en pie. Cuando la miras te das cuenta que tiene una grave melladura debido al impacto. Te incorporas con un nuevo ánimo destructivo.

Antes de que el que parecía el líder de aquellos monstruos consiguiera huir o lo que fuera que estuviera intentando, Gerbo corrió hacia él para lanzarle el último hechizo que le quedaba. El bárbaro parecía realmente herido, a pesar de sus frenéticos movimientos y su rabia, y el gnomo lo consideraba un valioso miembro del grupo, por lo que haría lo que estuviera en su mano para evitar su muerto.

Azul, amarillo y rojo

Forman un arcoiris de gran esplendor

¡Yo que tú me taparía los ojos!

O te cegará mi rociada de color

De nuevo la arena de colores salió disparada hacia el enemigo, rodeándole por completo de un vórtice de color que amenazaba con cegarle. No tenía claro que funcionase, sabía que los enemigos más poderosos se resistían fácilmente a aquel truco, pero si funcionaba, aunque el efecto durase poco, ganarían un tiempo muy valioso.

Al acabar con el ultimo de los lagartos que teniamos en el combate me centro en el lider de ellos, que habia empezado a batir las alas para alzar el vuelo, en un intento de evitarlo le lanzo mi cuchilla mental para poder evitar que se valla y poder entre todos derrotarlo, pero con las prisas erro el lanzamiento clavandose la hoja a pocos metros de los pies del lagarto con alas, pero ante la posibilidad de que no intentara huir sino venir a por alguno de nosotros rapidamente materializo otra cuchilla y les digo a los demás.

Rápido, tenemos que reagruparnos y mantenernos juntos para evitar que nos superen en numero.