Partida Rol por web

-Descansad, os vendrá bien.-La pelirroja subió las escaleras hacia la zona de las habitaciones del piso superior siguiendo al mercader.

Bueno, parece que al final si vamos a empezar a cobrar de verdad por jugarnos nuestras vidas. - Digo sonriendo despues de que el marcader y la guerrera se fueran-En fin, propongo que celebremos este plan redondo con un poco de vino, ¿no os parece?

- Me parece una excelente idea. Si podemos morir mañana mejor sera que nos emborrachemos y cantemos unas cuantas canciones ya que pueden ser la ultima vez que los hagamos. - y diceendo esto el barbaro se levanta y alza su copa - ¡Me enorgullezco de estar con vosotros ya que habeis demostrado que sabeis luchar y que sois unos valientes! ¡Brindemos por ello! ¡Y tu Genericus alegra esa cara y bebe un poco mas de ese brebaje! -

La cerveza era tibia y el vino fresco, las risas dieron paso al cansancio como el día a la noche.
Un gallo cantaba al alba. El sonido no era agradable habiendo estado de borrachera, pero había que levantarse y acudir a la cita. En la puerta oeste, habían dicho. 

El gnomo se despertó con dolor de cabeza y pensando que debió haberle hecho caso a aquella vocecita en su cabeza que le decía que dejase de beber, la misma que había conseguido callar a golpe de cerveza. En cualquier caso, era importante confraternizar con tus hombres a ese nivel, liderar un grupo no es cosa fácil y conocer bien a tus compañeros es el primer paso.

Gerbo recogió sus cosas aún lamentándose, y cuando estuvo listo fue a buscar al resto a sus habitaciones.

- ¡Vamos, gandules! - decía mientras llamaba a la puerta.- ¡Esa caravana no se va a proteger sola!

Duncan sonrió detrás de Gerbo.

-Creo que los demás están ya todos levantados...

Al menos ese era su caso. No había bebido tanta cerveza como el gnomo, se había limitado a escuchar más que a hablar o discutir, y no era el hombre que más dormía si había trabajo por hacer. Y estaba el detalle de que había estado cuidadondo de la salud de su caballo y de darle el alimento que les habían prometido, cepillándole las crines y vigilando por el mal de pezuña. No sería sorpresa si alguien dijera que parecía importarle más su caballo que la gente... o lo dirían si realmente no hubiese demostrado cuidar de ellos. Pero sí que le prestaba mucha atención a la montura.

-Acabarán por cabrearse si sigues poniéndote como líder sin dejar que lo discutan... -se encogió de hombros mientras se pasaba una mano por la mejilla, rozando el asomo de barba. A él, que había sido siempre escudero casi desde el día en que tenía memoria, no es que le importara demasiado- ¿Echo una mano con el petate o vas bien?

- Voy perpectamente ¿Por quién me has tomado? - respondió el gnomo con orgullo.- Pensaba que ibas a dejarnos tirados, no has dicho una maldita palabra en todas las negociaciones... y puedes decir lo que quieras pero un grupo de aventureros que se precie necesita de un líder carismático que gestione las cosas apropiadamente, que si no luego pasan cosas desagradables - Gerbo hizo un gesto con la mano como quitándole importancia al asunto.- Bueno, vamos a reunirnos con nuestros nuevos patrones antes de que terminen por marcharse sin nosotros, estos dos ya se saben el camino ¡Y si no que se lo pregunten a alguien!

Con cara de sueño y legañas en los ojos aparecio a la carrera el alto y pelirrojo barbaro, que a la vez que corria se ponia en su sitio su abrigoso jubón.

- ¡Ya estoy aqui mis amigoss!. Por un momento pense que ya os habrias ido pero se entre la cerveza y las caricias de la dulce moza que lleve a mi catre se me paso la noche más rapidamente de lo que hubiera creido posible. - dijo mientras bebia un poco de liquido de una bota - ¡Pero ya estoy aqui dispuesto a comenzar nuestra nuevo trabajo! -

Al fin os reunís todos para marchar hacia el lugar acordado. Hay poca gente en la calle, un pastor guía a través de la ciudad un rebaño hacia los pastos del sur y un grupo de soldados hacen el relevo a la guardia. 
En la puerta oeste, se encuentran un par de carros grandes que transportan objetos de diversas formas, tapados completamente por una lona negra atada al lateral del carro. El tercer carro es el de los suministros y lleva barriles atados a los laterales para poder beber agua sin bajarse del caballo, sacos de judías, garbanzos, carne en salazón y escabeche, queso y demás olores mezclados que os llegan de él.

Eolsen dirige uno de los carros de mercancía, una muchacha de pelo castaño que no llegará a la quincena lleva el de la comida y Praixa se mantiene sobre su caballo al lado del otro carro. Con un movimiento de la mano, Eolsen os saluda.-Vaya, un poco mas y creíamos que no vendríais.-Dice con una sonrisa.-Oh, permitidme que os presente a mi hija Diana, hace unos guisos que levantarían a un muerto. Bien uno de vosotros debe llevar uno de los carros y nos pondremos en marcha enseguida. Si teneis alguna duda...

Se encogió de hombros y sonrió. A aquel gnomo le faltaba ser más alto, con más canas y una mano adepta para los pescozones para ser su viejo mentor, sinceramente. Seguro que se hubieran llevado bien de haberse conocido... o no se hubieran podido ni aguantar. Por alguna razón se habría embarcado sólo por los caminos sin más compañía que unas alforjas con pan, carne en salazón e higos secos.

-Había estado pensando... -se encogió de hombros- Pero supongo que seguía haciendo falta aquí. Donde más falta haga, "caballero errante" no es una expresión.

Saludó con dos dedos en la frente al bárbaro rashemí mientras se movían a su siguiente objetivo, la escolta. Había que tener estómago para beber licor de buena mañana... o diría eso si no fuera porque en los viajes era mucho más fácil de conservar y que no se pudiera que el agua. Él mismo la mayoría de las veces no acababa bebiendo agua más que de uvas a peras, cuando encontraban un manantial o algo...

"...ja Diana"

¡Humph! ¿Otra vez con la cabeza en las nubes? ¡Nunca aprenderé!

-Encantado. Yo soy Sir Duncan, joven señora -saludó con una sonrisa y un asentimiento de cabeza mientras se preparaba para subir a Garañón. Los caballeros de posibles tenían pajes que les hacían todos los trámites. Él... no quedaría tan bien en un relato, suponía- ¡En marcha!

100 piezas de oro por cabeza. Nada mal. Uno podría hacerse rico en dos días... por eso precisamente le preocupaba. En ningún trabajo honrado ganaba uno tanto, el peligro debía ser terrible. O el "favor especial" del que había hablado y todavía se encontraba receloso ocultar demasiado.

Por culpa del alcohol de la noche pasada se me pegaron un poco las sabanas, pero hoy como el gnomo gruñía de buena mañana, pero mi cabeza me mataba y pensé: Cinco minutos mas y me levanto.

Pero se ve que no fueron solo cinco minutos, al contrario fue largo tiempo, pues cuando desperté y salí de la habitación me encontré con que no había nadie, ni uno solo de los compañeros y me di cuenta de lo tarde que era, rápidamente me dirigí hacia el punto acordado y me reuní con ellos hay fociferando para que me oyeran de lejos y no se fueran sin mi.

Hey, anda que esperáis a un compañero, no os iréis sin mi mercenarios. - dije entre gritos y una vez mas cerca y en un tono normal les dice lo ocurrido - Perdonad la demora,  anoche se ve que me pase un poco con la cerveza y hoy me ha costado levantarme, pero aun así, podríais haberme esperado o avisado por segunda vez.

Tras oír lo que el comerciante tenia que decir y de hacer las presentaciones de su equipo digo - Yo iré en el carro que tenemos que llevar, pero no lo llevare, iré acompañando a quien lo lleve y así también haré de su protección en caso de que alguien asalte al carreta. Por cierto creo que el mejor para llevar el carro es Xiombarg, si no tienes nada que objetar, claro.

- Si... si... saludos a todos y todo eso - el gnomo movió la mano con insistencia, dando a entender que no le interesaba mucho todo eso, aunque si que había algo que le interesaba.- Eso de que alguno de nosotros conduzca el carro... ¿No irás a utilizarnos de señuelo o algo así, verdad?

-Oh..no, no es para ser un señuelo, es que perdí al conductor en el paso y no he encontrado a nadie que quiera venir.-Las palabras del mercader parecen sinceras.

- Yo llevaria el carro pero aparte de no encontrarme muy bien no sabria ni por dodne empezar. ¿Eso de ahi que son las riendas? - pregunto el resacoso barabaro - Quizas lo mejor es que me tumbe en uno de lso carros ahora que puedo descansar -

-Eso haberlo pensado antes de beber hasta perder el conocimiento.-Al parecer a la mujer guerrera no le gustaban las bromas.-Gnomo, tu llevarás el carro y tu mula atado a él, el resto montad a caballo ahora. Nos vamos de esta maldita ciudad.-

- Vale, vale, ya voy - respondió Gerbo a la mujer gruñona.- Pero que sepas que tengo un nombre, eso de Gnomo es muy general, podrían confundirme con cualquier otro gnomo de la caravana... Me llamo Gerbo, puedes llamarme Señor Gerbo o el Gran Gerbo, como tú prefieras - después soltó una carcajada, le había parecido muy ingenioso el comentario.- Nah, era una broma, Gerbo está bien.

El gnomo ató la mula al carro y se subió al pescante para hacer de conductor. Todo tenía sus cosas buenas, en el carro se iba mucho más cómodo y además seguro que tendría tiempo para echarle un vistazo a la mercancía.

Por fin la caravana se puso en marcha a buen ritmo desde el primer momento. Praixa era poco habladora, al igual que la hija de Eolsen, pero el mercader era muy distinto. 

Mientras transcurría la mañana os habló de la grandiosa ciudad de Arabel, que era donde se dirigía y si queríais quedaros con él hasta la ciudad, podria negociar el precio, ya que el camino después del paso de trueno no es tan peligroso. 
Por el comrciante os enterais de que Arabel todavía tienen vestigios de una guerra encarnizada que se libró hace casi diez años. Los orcos y trasgos atacaron la ciudad asolándola y tomándola por completo. Les tomó un año y muchos mercenarios recuperar el control de la ciudad a los dragones púrpura (la guardia de Cormyr) y varios magos también.

A la hora de la comida, el guiso de la hija de Eolsen era tan bueno como dijo su padre y mientras tragabais os relataba como se cuenta que en esos picos hay una ciudad enana abandonada hace mucho tiempo y de la cual pende una maldición, pues nadie ha regresado con vida de ella y los intentos enanos de recuperarla han fracasado.

La tarde siguió de la misma manera, pero esta vez os explico un poco el viaje.-Al anochecer llegaremos al pié de las montañas, suele haber ataques de orcos por esta zona ya que estamos cerca de las montañas donde se cobijan.-Eolsen se rascó la barba durante un par de segundos antes de continuar.-Si tenemos suerte, otra caravana que venga en dirección contraria podría acampar allí. Siempre acampamos en los mismos sitios por que son fáciles de defender y si dos caravanas se encuentran la protección es mayor. A meos que se te parta la rueda de un carro, claro,  entonces tienes que acampar donde puedas y veas mejor. Recuerdo una vez que se me partieron las dos ruedas de ese carro, el que lleva Gerbo, a la vez, no una sino dos, jajaja, menudo problema tuvimos y además mi hija era una bebé que no paraba de llorar y atraer hasta el último orco de las montañas. Jajaja, menos mal que uno de los hombres que contraté había trabajado antes en un barco ayudando al carpintero y mas o menos pudimos arreglar una de las ruedas. Desde entonces llevo siempre dos ruedas de repuesto por cada carro y....-la charla de este hombre parecía incesante hasta que la guerrera habló interrumpiéndole.    

-Gnomo tu harás la primera guardia con Cyrus, la segunda la haré yo y el bárbaro, la tercera el caballero y Cyrus otra vez, para la cuarta ,me encargaré de despertar al Gnomo.-El tono de su voz parecía no tener piedad ni compasión, estaba cargado de furia.-Iremos rotando en las guadias, asi la próxima la haran el caballero y el bárbaro, luego cyrus y yo misma, después el gnomo y el bárbaro. ¿Entendido?.-Aunque lanzó la pregunta no esperaba respuesta y espoleó al caballo hasta el carro del agua donde Diana le tendió un cazo con agua.

Tras la explicacion del plan y el avance y la explicacion de la mujer sobre las guardias no puede mas que quedarme asombrado por las aptitudes de mando, ese poderio en su voz, esa seguridad en si misma y esa frialdad en su voz -A mi que mi unica ambicion en la vida es mejorar mis aptitudes fisicas y guerreras no me gustaria enfrentarme a ella - pensé para mi.

De acuerdo Praixa me parece bien, pero antes que nada, me gustaria saber con que tipo de armas eres diestra y en que habilidades destacas, por saber a que atenerme si nos atacan.

Espero que  no me arranque la cabeza - Pienso.

- Si nos atacan a lo que debes de atenerte es a sobrevivir hasta que nos despiertes al resto y despues de eso a aprestarte a matar a lo que sea que te enfrentes. - gruño el barbaro con su simpatia habitual acrecentada por la dura jornada a caballo - De todas maneras la chica parece bastante preparada para el combate -