Partida Rol por web

Los animales siguen intentando hincaros el diente. Gerbo ha escapado refugiándose en un árbol cercano mientras que el Krensar que le acosaba ha decidido que Cyrus es mejor alimento y se une a su compañero en la tarea. Mientras, el clérigo de Pelor mantiene a raya al suyo...

Encaramado al árbol, evitando las terribles fauces de las bestias, contempló como la espada de Xiombarg seccionaba el cráneo del krensar, notó que esta acción le hacía recobrar el ánimo, sin embargo siguió sin poder hacer nada que refugiarse entre las ramas de aquel pequeño árbol, al que esperaba que no pudieran subir las criaturas.

Tranquilizar a Garañón fue difícil, el corcel estaba aterrorizado por lo que había visto. Había oído que los caballos huian de los camellos por el olor y el aspecto, ¡pero seguro que no tenía ni pinta de comparación con aquello! Frunció el ceño, apretando las riendas... y por fin sus esfuerzos dieron fruto.

-¡Eso es, chico! ¡Demuéstrales lo que vales!

Esta vez no utilizó la espada... esta vez, mientras lo espoleaba para la carga, se preparó para atizar el lanzazo del siglo a la criatura, ensartándola de pleno. Sólo tenía que ajustarse a tsu tamaño diferente y acordarse de alanzar todo su cuerpo. Un par de toques de talón, clap-clap, y el caballo dio un relincho, corriendo hacia donde se encontraba aquella criatura sin cara.

El Aasimar estira de nuevo el brazo para intentar golpear al bicho que le había alcanzado antes. La sangre aún le brotaba de la herida y de su corazón salía con inusitada fuerza. Debía canalizar su ira. Y la canalizaría contra el krensar. De nuevo una plegaria se escurría entre sus dientes.

Pelor debía de estar a otra cosa, porque su ataque volvió a errar.

Al ver como el barbaro le partia la cabeza al Krenshar, mi inspire y reaccione o quizas fue el verme casi rodeado, pero por lo que sea cogi a una de esas bestias y le propine un corte en el costado con mi cuchilla.

Me quereis, cogedme. Les grite a las bestias.

- ¡No te preocupes que ahora mismo recibiras el mismo trato que tu hermano! - grito Xiombarg mientras se abalanzaba con su espadón en alto contra el "lobo" que tenia enfrente y le propinaba un violento golpe que hizo que la sangre del ser salpicara todo a su alrededor.

Después de alejarse de aquel bicho y al contemplar como el bárbaro partía en dos a otro de ellos, Gerbo pensó que en realidad no daban tanto miedo. Empuñando con fuerza su daga se movió para buscar la espalda del enemigo con el que peleaba Cyrus. Se movió sigilosamente para no ser descubierto, cubriendo sus paso con el ruido del combate, y en cuanto estuvo detrás de él saltó sobre su lomo clavando la daga en la base del cuello. A pesar de estar de espaldas la criatura parecía bastante ágil, pero no era comparable a la de un Gnomo enfadado.

Una vez pasada la impresión inicial de sorpresa, comenzais a retomar las posiciones. 
Xiombarg ensarta a otro "Lobo" con su espadón mientras Cyrus produce un feo corte en el costado de uno de ellos y Gerbo lo remata clavándole la daga entre los homoplatos. 
Gael está a la defensiva apartando con su escudo al animal monstruoso pero Sir Duncan espolea a su montura curtida en batalla y atraviesa de parte a parte al acosador del clérigo.

Durante un breve momento todo el bosque se queda en calma...

El combate ha terminado, pero Gael no puede dejar de sentirse algo insatisfecho. Su comportamiento ofensivo ha dejado mucho que desear. Una pequeña molestia en la muñeca que venía arrastrando desde hacía tiempo le ha impedido mover su brazo con la precisión que necesitaba. Se prometió practicar por las mañanas con la maza de armas, al igual que hacía para hablar con su dios.

El camino parecía despejado. Deberían seguir adelante con la esperanza de encontrar algo más adelante.

Antes de continuar, propone lo siguiente: ¿Quizás podríamos llevarnos las pieles de estas criaturas como prueba?

En ese momento Ectherios se encontraba sobre la rama de un árbol sin saber cómo bajar de ella, pues el miedo le había dado una fuerza ajena a su cuerpo, sea como fuese, la caída no era peligrosa, así que se descolgó y se dejó caer. - Lo siento mucho compañeros, las criaturas me atemorizaron y no me dejaban hacer nada, espero que sepáis perdonarme. Si sentís curiosidad - el elfo hablaba avergonzado, cabizbajo - estas criaturas se llaman Krénsar. Son una mezcla de lobo y hiena con un pelaje irusto, una gran cresta en el lomo salpicado de manchas y una cola larga y peluda. Son muy sociables entre ellos y prefieren cazar animales que humanoides a excepcción que la caza escasee. Se les ha llegado a entrenar dando unos compañeros feroces y leales de combate aunque tienen prontos de humor como todos los felinos grandes y ... bueno, actúan en manada... pero saberlo no me ha librado de aterrorizarme...

Quizá deberíamos echar un vistazo por los alrededores, por si quedara algún krensar por los alrededores.

Tras abatir al Krensar con el que estabamos luchando yo y el pequeñin miro a mi alrededor por que habia mucho silencio y me doy cuenta de que ya esta todo el trabajo hecho, el barbaro nada mas y nada menos ha matado a dos el solito.

Yo propongo llevarnos las cabezas o lo que queden de ellas - Digo mirando al barbaro con una sonrisa- , por otro lado, de como has dicho elfo, atacan en manada si se decidieran a atacarnos de nuevo no creo que lo haga uno solo ni siquiera 4 de ellos, pues nuestro amigo de la espada grande les daria matarile.

Lo que si tenemos que hacer es curar a los heridos de gravedad, el que peor se ha llevado a sido el "divino" y tambien es de los pocos que pueden curar.

¿Que me decis?

Mis heridas han sido meros rasguños, compañero. Por el momento puedo aguantar sin mayores problemas. Decidamos lo que decidamos hacer, deberíamos hacerlo rápidamente y continuar.

Vamos a buscar si queda algún reducto de la compañía de Krensars que se despistara del grupo, o si localizamos otro grupo, si no, volvamos al poblado con las cabezas que cobremos nuestra recompensa, aunque en mi caso, no soy merecedor de ésta. También podríamos recoger a la vuelta las cabezas de las criaturas del río, por si nos dieran algo por ellas.

El elfo se dispuso a buscar el rastro de los Krensars, para encontrar si su guarida era el molino, o su verdadera guarida estuviera en otro sitio, y este grupo solo fuera una pequeña porción de un grupo mayor.

Tras ensartar a la bestia y que esta diese sus últimos estertores, Duncan bajó del caballo, apoyando el pie en la cosa despellejada para arrancar la lanza y pasando un paño por esta, mirando con ojo crítico tanto a la lanza como al animal. Palmeó los flancos del caballo, agradecido por su ayuda y porque al final hubiera podido sobreponerse, y este bufó ligeramente en respuesta.

-Krensar, ¿eh? Por Lathander que estas bestias son horrendas de ver. ¿Seguro que queremos llevarnos las pieles? -preguntó mientras dejaba la lanza de nuevo en el lugar que le correspondía- Nadie aquí te culpa... son como lobos pero peores, más viciosos y que inspiran pavor, ¡no me extraña que os echarais atrás, es lo que haría cualquiera con un par de dedos de frente!

Le parecía buena idea, así que llevó al krénsar hasta un tocón y allí en dos tajos le había cercenado la cabeza con la espada. Esperó a que la sangre pasase y la colgó a un lado del caballo, al que esta vez no le asustó tanto, por estar muerta.

-Hummm... si son manada, ¿no deberían habernos atacado todos juntos?

- Tienes razón Genericus sus pieles no parecen demasiado valiosas, especialmente por como he dejado las de los dos que he matado. Pero sus cabezas si tienen precio asi que las voy a ir cortandolas -

Y procedo a ir decapitando a cada uno de los Krensar y guardar sus cabezas en una bolsa.

- De todas maneras estos "Krensars" no eran tan duros como los lobos que habitan en mi tierra, esos si que son peligrosos especialmente en los inviernos duros, cuando el hambre los hace volverse locos. Pero si se parecen en algo a ellos dudo mucho que se dediquen a capturar y llevarse a la gente asi que mas nos vale estar atentos, ya que sospecho que quizas tengan un amo por aqui cerca. -

Xiombarg tiene razón. Dice Gael adelantándose. Sin duda, estas bestias son terribles, pero no son capaces de secuestrar a nadie. Algo más se esconde en este bosque y debemos buscarlo. La Luz de Pelor nos ayudará. Por el momento, conservemos las cabezas de las bestias. Quizás nos sirvan más adelante.

No hace falta secuestrar a una persona para hacerla desaparecer sin dejar rastro, simplemente la asustas y la matas en otro sitio, y los krensars son más que capaces de hacer eso, ¿No creeis?, por eso las personas desaparecían sin más, huían aterradas, dejando atrás sus pertenencias, y estas criaturas... estos monstruos, las devoraban en otro sitio, una vez hubieran capturado a su presa... Busquemos a los desaparecidos, pero renunciad a la esperanza de encontrarlos vivos.

El elfo echa un vistazo por los alrededores y se acerca al molino - Quizá aquí dentro encontremos a alguien, las madrigueras de los monstruos se suelen llenar de los cadáveres de sus presas.

Os acercáis con precaución al molino de donde suponéis tienen su guarida los Krensar. Al rodear los escombros veis como Ectherios tenía razón. Los huesos de sus presas están desperdigados por el suelo, pero por mucho que buscáis, no encontráis huesos humanos. 
 

Tras llegar al molino y ver la madrigera de los Krensars y el monton de hueso que habia en ella, me pongo a escarbar entre ellos y al poco tiempo me doy cuenta de que por mucho que busco no hay ni un hueso de ningun ser humano.

No se si os habreis fijado, pero no hay ni un solo hueso que pertenezca a los humanos del poblado, vamos ni a los del poblado ni a ninguno porque no hay ningun hueso de humano- Digo a todos-. Ha alguno se le ocurre alguna idea de lo que hacer ahora, podriamos buscar el rastro de los Krensar pero no creo que fueran ellos, sino los restos estarian aqui, nose, no tengo ni idea de por donde seguir, haber si hubiera algun rastro de magia y el elfo saca algo en claro, es lo unico que se me ocurre.