Partida Rol por web

El elfo contuvo la vista sobre el enano, aunque solo aparentemente, pues en realidad trataba de atrivar todo su alrededor, sopesando las respuestas que le daría al humano, llegando a la conclusión que un hechizo de dormir sería la mejor solución ante las ebrias palabras de un guerrero enano. En un momento repasó todo lo necesario para llevarlo a cabo, cuando apareció un nuevo tipo que no solo le quitó al enano de encima, sino que le undió más en el fango, y el elfo pasó a centrarse en no reirse en la cara del enano y no provocar una pelea.

Cuando el enano se hubo ido, Ectherios hace una cortés reverencia al recien aparecido y se vuelve hacia el tabernero, que titubeaba su respuesta mientras los demás le presionaban. *Dios, de uno en uno, ¿no veis que es incapaz de pensar más allá?* piensa para sus adentros, esbozando una sonrisa.

Jajajaja, a mi padre tambien lo sacaba de quicio- digo dirigiendome hacia el elfo- , pero, la proxima vez amigo elfo, si no eres capaz de acabar lo que empiezas sera mejor que no lo hagas y no consideres esto como  una prueba de amistad ni nada por el estilo.

En fin, veamos por que trabajo casi nos matamos un enano y yo.

Cuando llego al cartel y leo el tipo de trabajo pienso - no es tan mal trabajo al fin y al cabo - y me dirijo hacia la barra del bar donde hay un ser parecido a un elfo o un semielfo, un hombre y un mediano, dando gritos y haciendo el loco.

Buenas caballeros, supongo que estamos aqui por lo del trabajo y por encontrar al tal Gunter, ¿no?.

El posadero suspiró al ver al enano como se sentaba, bebía, murmuraba, bebía otra vez, refunfuñaba y bebía sin dejar un rastro de muebles rotos.-Bien como iba diciendo, Gunter me dijo...-Otro cliente con apariencia de ser un bárbaro del norte se acercó preguntando por que tanto alboroto y quién era el tal Gunter.
Pudisteis apreciar un amago en el labio inferior del posadero, sin duda contenido ante la concurrencia de la sala pero juraríais que iba a hacer pucheros.-Gunter me dijo...-otra voz surgió desde atrás:"Buenas caballeros, supongo que estamos aqui por lo del trabajo y por encontrar al tal Gunter, ¿no?." La apreciación de las lágrimas que afloraban en los ojos del posadero os hizo guardar silencio. Estaba a punto de llorar. Poco a poco fué recuperando compostura. Al ver que nadie mas quería saber donde estaba Gunter ni volvían a interrumpirle continuó.- Dijo que si alguien le buscaba estaría en la plaza norte, junto a la fuente.- Dijo la frase como si hubiera cumplido una importante misión encomendada por el rey de Cormyr y su semblante volvió a su alegría habitual. 

Muchas gracias señor, y le importaria decirme donde se encuentra dicha plaza, sino es mucha molestia claro... Es broma tranquilo.- Dije al ver la cara del tabernero-

Conteniendo una carcajada, el elfo echa a andar hacia la plaza, esquivando al individuo de lengua bífida que le había ayudado, y que tan pronto le había caido bien como había tenido ganas de hacerle tragar un orbe de fuego. Si decir gran cosa, comenzó a caminar hacia la calle, sin saber dónde se sitúa la plaza, pero con la intención de que si sus conocimientos no eran los suficientes, preguntarle a otro que no fuera tan... especial.

El elfo salió tranquilo a la calle, antes de que último en hablar concluyera, esperando localizar la plaza con la mirada, y sin duda, esperando que los demás le siguieran.

-Pues vamos hacia allá. -Dijo Gael, y sin más palabrería se dirigió hacia la plaza norte donde esperaba encontrar al misterioso Gunter. Quizás ya habría conocido a sus compañeros o quizás tendrían que pelear por dilucidar quién sería el aventurero...

Había visto todo aquello con su semblante habitual, menos alarmado que el posadero porque su preocupación no era exactamente la misma pero con un cariz de alarma. Dos de los tipos que estaban interesados eran lo que podría uno denominar capullos de marca mayor: un elfo de las estrellas que se ganaba a pulso la reputación élfica de arrogancia y en general altivez y un tipo que nada más llegar había empezado a insulta al enano del local. Claro que sí, campeones, haciendo amigos. El elfo y el mul (¿porque era un mul, no?) habían llegado arramblando.

-La Orden -dijo como única sentencia tras verse todo aquello, y cuando la gente empezaba a irse- Vaya cuadro.

Su ración de cerveza no iba ni por la mitad. Se la tendió al posadero.

-Tome un trago... creo que le vendrá bien después de esto.

- Saludos, Gael - dijo el pequeño gnomo con una, también pequeña, reverencia.- ¿Compartir el trabajo? Déjame pensar... lo cierto es que no se me había ocurrido pero supongo que es una buena idea, como bien decía la mujer de mi tio, "compartir es vivir"... ¡Ja! Y eso le pasó a ella, ya lo creo, decidió compartir su cama con el imbécil de mi tio y consiguió mucha vida ¡ni más ni menos que doce retoños! ¡Y seis de ellos vinieron de una sóla vez! ¿Te lo puedes creer? Había quién comentaba que la pobre mujer descendía de algún tipo de conejo o algo así, había rumores sobre que su tataratataraabuelo era un licántropo... ¡un hombre conejo!

La intromisión de un extranjero consiguió enfurecer a un viejo enano cascarrabias y toda la posada permaneció callada esperando a ver qué ocurría. Gerbo dejó de hablar y se sentó en la barra con la piernecillas colgando para ver el espectáculo, si terminaba en pelea quizás pudiera hacer algo de dinero con apuestas, no se le daba mal. Mientras tanto, Gael continuaba intentando sacarle al posadero el paradero del tal Gunter.

Finalmente un tipo bastante feo apareció en la posada y ayudó al extranjero extraño del pelo blanco, ciertamente tenía el aspecto de alguien a quién un muerto viviente le ha consumido parte de su vida, y el que acababa de entrar más bien parecía hijo de un cerdo o algo parecido.

" A veces la madre naturaleza es cruel" - pensó Gerbo.

Después de todo aquello, que resultó ser una pérdida de tiempo, el posadero por fin se centró y habló del paradero del tal Gunter. Algunos de los presentes se disponían ya a ponerse en marchar pero aún había un dato importante que había que aclarar.

- Eso está muy bien, posadero - dijo Gerbo asintiendo.- Pero no estaría mal que nos dijeras cómo es el tal Gunter, no quiero equivocarme y abordar a algún viejo cascarrabias que quiera contarme su vida... no estoy para perder el tiempo con charla inútil ¿sabes?

- La Plaza norte - repitio Xiombarg - Pues yo por lo menos estoy interesado en saber lo que ofrece ese tal Gunter, y creo que por vuestros gritos tambien lo estais. Y por cierto nunca habia visto a nadie como tu - dijo señalando con el dedo a Cyrus y poninedo cara de curiosidad - ¿Sufres de algun tipo de enfermedad o toda tu familia es asi?. ¿No sera contagioso?. ¡¡No lo quiera Tempus!! - grito dando un paso hacia atras al darse cuenta de esa horrible posibilidad.

Tras oir lo que ese humano desarrapado y medio tonto acaba de decir de mi le respondo.

Soy un Xefe, humano, cuida tus modales y no sufro ningun tipo de enfermedad y no te preocupes que de sufrir alguna enfermedad a ti no te  empeoraria tu estado, al menos mental.

Tras decir eso salgo de la taberna "el cervatillo saltarin" para dirigirme al norte hacia la plaza y encontrar al tal Gunter mientras pienso. - Maldito bobalicon, mira que insultar a mi especie como si fueramos simples apestados, sino fuera porque me saca 20 kilos en musculos se lo explicaria.....

-Ah, pues es un humano, de pelo castaño, mide como yo mas o menos (1'65) diría que tiene unos veinte años y va vestido con pantalón pardo y camisola blanca. Es leñador, de una aldea de aquí cerca.-El posadero se detiene un momento mirando al techo tratando de recordar algo.- Vaya, nunca me acuerdo de su nombre, pero él y su hermano vienen una vez por semana a traer leña a la ciudad y a mi humilde establecimiento.-

Al llegar a la plaza norte veis una fuente de piedra con abrevadero en el centro de la misma donde las mujeres van a recoger agua con cubos y cántaros del caño. Un hombre joven con una modesta camisola blanca y pantalón pardo atado con un cinto, charla con un aventurero (claramente diferenciado por el equipo que lleva). Este último, hace un gesto con las manos de no interesarle y se va. El joven se sienta cabizbajo al borde del abrevadero.

Gerbo escuchó atentamente al posadero y tomó nota mental de la descripción de Gunter, a pesar de resultase un hombre lo suficientemente común como para confundirlo con cualquier otro.

- Pantalón pardo y camisa blanca... qué típico... bueno, eso de que sea leñador es un buen dato, seguro que lleva un hacha y eso disminuye las posibilidades de confusión - dijo el gnomo rascándose la barbilla.- Así que estoy buscando al leñador y a su hermano... Gunter y... comosellame el otro... entiendo...

El gnomo se volvió y se percató de que el tipo de la armadura verde, el tal Gael, ya se había marchado, y también el tipo consumido y el medio-cerdo... ¡Maldita sea, iban a pisarle el trabajo!

- ¡Mierda! ¡Tengo que darme prisa! - exclamó y de un salto volvió a bajar de la barra.- ¡Ese trabajo es mio! ¡MIO!

Gerbo salió corriendo como alma que lleva el diablo y abandonó la taberna en busca de su mula maldita (o eso creía él). Montó a lomos de su "corcel" y la azuzó todo lo que pudo en dirección a la plaza norte, buscaba un tipo probablemente acompañado cerca de la fuente...

Echó un trago, tras esperar que el otro lo echase.

-Qué prisa tiene esta gente...

Y eso que él necesitaba también dinero, pero a la vez mantener un aura de dignidad. Y bueno, tenía algo que ellos no tenían... un veloz caballo. Garañón lo llevaría hasta allí en un plis plas.

-¡Gracias por su tiempo!

Después todo fue ensillar y partir hasta el sitio.

- ¡Espera que voy contigo! - grito el barbaro - Tampoco veo a que viene tanta prisa que no creo que el trabajo sea para tanto y ademas ni que ese Gunter fuera el jefe del clan. Por cierto mi nombre es Xiombarg de la Tribu del Cuervo y por lo que parece tu eres un hombre de armas al igual que yo - le comento al joven mientras caminaba a su lado.

Tras llegar a la plaza y ver la escena me acerco hacia el joven de la camisola que se encuentra sentado en el abrevadero y le digo.

Buenos dias, me puede decir donde encontrar a un tal Gunter, venia por que puso un cartel por el que necesitaba ayuda para encontrar a alguine, ¿lo conoce?.

Un tiarrón de aúpa se le puso al lado. ¡Menuda mala bestia! Seguro que podía arrancarle la cabeza de una colleja...

-Claro, por qué no. Mi nombre es Sir Duncan Genericus, y me gano la vida con las armas, sí -asintió, epnsando quizás en que no se ganaba la vida tan bien de esa forma como otros que podían subsistir de su trabajo- ¿Vienes de Rashemen, por un casual?

Fue hasta el caballo acompañado por el "bárbaro", que había armado mucho menos follón que los demás y se había portado bastante más como un ser humano decente. ¡Muchacho que está la gente alterada! Tiene que estar muy mal la cosa en la ciudad...

De alguna manera, el bravucón se le adelanta a Gael que, no obstante, tampoco tiene problema en esperar a que el hombre de la camisola blanca conteste.

El pueblo, como muchos pueblos, no tiene el suelo pavimentado y, a menudo, cuando el viento pega fuerte se levantan polvaredas, una de las cuales hace que el Aasimar tenga que cerrar los ojos hasta el punto de necesitar colocar su escudo a modo de parapeto y seguir caminando.

La plaza, poco más allá de la posada, de forma cuadrada, está rodeada de edificios de dos o tres plantas, almacenes probablemente, y en el centro un pozo del que las mujeres se afanan en sacar agua para sus tareas diarias.