Partida Rol por web

¡Continuemos dentro! ¡Hemos venido a investigar los movimientos de este lugar! Además si aquí había un dragón eso es porque había algo que comer, así que tiene que haber algo en este sitio. ¡Seguro que sí!

A lo mejor se alimentaba de incautos como estos.-  Elvar se acercó a los cuerpos de los dos caídos y los registró bien.

Se supone que los dragones tienen en su cubil todos sus tesoros, ¿dónde los tendrá este?

Tenemos que seguir, aun hay mal en este lugar. Aunque si este es su perro guardián me muero de ganas de ver al cabeza de familia. - dijo Chuï sonriendo.

Os adentráis hacia la barbacana. Aquella primera sala parecía el nido del dragón, el hedor a muerte es tremendo. A través de los agujeros del techo parcialmente destruido se cuelan algunos rayos de luz. En el centro de la habitación hay un cuerpo de varón, parece que parcialmente devorado. Junto a él está el recién llegado al grupo Questin, cuya participación contra el dragón había brillado más bien por su ausencia, y se había decidido a entrar en el lugar y registrar los cadáveres de los caídos.
El hombre llevaba ropas ocres que ahora están hechas trizas y manchadas de sangre. En la esquina noroeste hay un cuerpo de mujer con una armadura de cuero teñido de negro.

Ahora varias eran las acciones y las posibilidades a tomar.

Una puerta al norte, otra al noroeste, un pasillo al este y otro pasillo al sur. Y la salida, por donde vosotros venís en el sureste.

- Yo sé que la puerta del noroeste conduce hacia el sótano de la barbacana. El resto de habitaciones la última vez que vine no había nada de interés, así que lo mejor será descender para ver que hay allí abajo. ¿Alguno viene conmigo?

- Bueno, yo estuve allí abajo recientemente y estaba decepcionantemente vacía. Realmente me parece absurdo que sigamos bajando, quizá lo que oíste está por las otras habitaciones, no creéis? Vayamos mejor hacia allí, dice señalando el pasillo del sur. 

- Bueno, somos bastantes, dice mientras empieza a contar todos los que están allí presentes. Contando conmigo somos nueve, si no fuera por el gnomo cobarde que escapó podríamos contar con diez, pero ya solo quedamos nueve. Quizá podríamos formar tres grupos de tres. O uno de cuatro y otro de cinco, sin duda yo me apuntaría al más numeroso pues mis habilidades serán mejor aprovechadas con él. ¿Ustedes que proponen?

El grupo uno podría descender conmigo, mientras que el grupo dos podría investigar el pasillo que dice Unosh y el último del grupo podría dirigirse por el otro pasillo, el que acabe primero que mire que hay tras aquella puerta si quiere, aunque como os he dicho la última vez que vine por aquí solo había escombros. ¿Que proponéis el resto? Sin duda los pasillos de allá abajo son pequeños e ir todos juntos solo nos serviría para molestarnos.

Estoy de acuerdo. Nueve seríamos muchos para ir por los pasillos y haríamos demasiado ruido. Pues bien hagámoslo lo más compensado posible. Yo puedo ir delante del grupo explorando, me defiendo en el combate aunque desde luego no es mi especialidad.

-Mmm, divide y vencerás dice un viejo dicho, pero creo que tenéis razón. Unos deberíamos revisar la planta superior y luego bajar, y el grupo que baje puede revisar todo lo que pueda y llegados a cierto punto si hay algo más volver, al menos alguno, para que siguiéramos todos juntos. Me gustaría un grupo sin el gnomo- señalo a Nierethi- ni Unosh- señalo a Chatrilon Unosh.

Como saliendo de su ensoñación, el gnomo escuchó a su querido paladín. - Bueno no creo que tengas queja alguna, sólo un fallo sin percances serios con un virote defectuoso, nada que yo hubiera podido evitar. Más devería preocuparte amigo mío ese otro compañero que desapareció durante el combate o ese que está registrando cuerpos como un poseso. Yo me mantuve ayudando hasta que el dragón fue derrivado.- En el fondo Nierethi no quería ir con el paladín pero le dolía que dudara de su "buena" intención

Miro al gnomo con mirada serie y severa y le digo:

- Importan los corazones y no las acciones, algunas acciones inaceptables se cometen por error y otras por desconocimiento, quizá sólo sea su manera de ganarse la vida, allá él con su conciencia, mientras no me obligue a mi a hacerlo no tendré ningún problema si no los porfana o se ensaña con ellos, pero el corazón...pequeño, eso decide donde van las personas.

Talindra salió de su meditación. Su mente se hallaba en un estado de meditación, susurrando a los espíritus. Escuchó con atención el hilo de la conversación.
- A mi me da igual ircon cualquiera - responde saliendo - se me acaba la fuente primogenia de mi energía mística, me lo ha dicho mi espíritu guía - desvió la mirada hacia su hombro, era evidente que el resto no podían verlo - y tendré que recurrir al arco. Seré más útil como arquero

No estoy versado en el arte de la guerra, pero se defenderme dijo Galimatías agitando sus alas mientras caminaba hacia los cuerpos caídos.

Tampoco lo soy en el arte de la magia, pero también se usarla. Cada grupo debería tener un luchador principal y los demás de apoyo. Yo seré el apoyo de uno de esos grupos.

Se acercó al hombre para investigar sus ropajes. Pero lo que más le resultó curioso fue que la armadura de la mujer estuviera teñida de negro. ¿A qué podría deberse?

Yo puedo llevar la justicia de Heironeus a mis enemigos, me postulo como combatiente.

Elvar se apartó cuando Galimatias se acercó a mirar los cuerpos que ya había investigado. A lo mejor encontraba algo que a él le ha podido pasar por alto