Partida Rol por web

Mirando la reacción de Caín sonrio levemente,si a pesar de todo no es más que un chiquillo guiñando el ojo mientras le da la espalda a dos hombres con escopetas. Si no es mucha molestia, creo que deberíamos encontrarnos con Aristarcus, como ha dicho mi jovial amigo tenemos bastante prisa. Aparte la ropa se me está llenando de polvo. Avanzo un par de pasos haciendo con la mano un gesto para que avancen delante nuestra, Si nos quieren acompañar hasta allí es su oportunidad, sino como se ha dicho indiquenos como llegar. Sonrío gentilmente produciendo un macabro experimento, ya que no soy muy dado a las sonrisas ante desconocidos quedando una mueca realmente forzada y repulsiva.

Viendo que algunos en el grupo han sacado pecho ya, Rabalias observa esto como algo divertido. El encapuchado no parecía muy contento que digamos pero... que tanto mal podía ocasionar un poco mas de leña al fuego?

-Si... no se que hacemos aquí esperando, cuando ya podríamos estar adentro, mas cómodos y comiendo!-

Doy un paso al frente, completamente inocente tras las enormes espaldas de mis compañeros.

Lo que intentamos es atender nuestros asuntos lo más rápido posible, y le agradecemos que se ocupe personalmente de la escolta de unos extranjeros. Estoy seguro de que un hombre de negocios entenderá que el tiempo no está para malgastarlo... ¿Me equivoco?

Albrek no puede evitar una pequeña sonrisa mientras el resto de sus compañeros intentan aclarar todo el asunto con el oficial, pero la gota que colma el vaso es la actitud de Cain, tratando de no dar demasiada información a los descnocidos. En su fuero interno el sacerdote se extrañaba de que no estuvieran avisados de su llegada, mas decide guardar silencio de momento esperando el momento oportuno para intervenir.

Mientras habláis con el oficial aparece una extraña figura al comienzo de la plataforma que viene flotando hasta vosotros: se trata de un querubín servidor muy baqueteado con una radiante sonrisa en su agrietado y sucio rostro. Parece un niño sostenido en el aire por un par de alas metálicas deslustradas, con perlas en lugar de ojos.

Sin articular palabra, entrega a Albrek un pergamino adornado con el sello de vuestro inquisidor. El pergamino contiene instrucciones para seguir al querubín hasta Aristarchus terminando en la frase "que aguarda con impaciencia el placer de conocerles".

- No quisiera ser descortés pero mis obligaciones me atan a esta plataforma hasta el final de la jornada. Podrán encontrar a Aristarchus en el Refectorio....pero deja sin terminar la frase al ver que vuestra atención se centra en el querubín y su mensaje.

Caín sintió una punzada de disgusto cuando el artefacto, mitad orgánico mitad máquina le entregó el pergamino a Albrek. Caín había oído cosas de un tiempo muy lejano en el que las máquinas...

Mejor no pensar en ello. Veo que aquí los inquisidores se fían de los habitantes, sino no sería tan pública nuestra llegada...

Lo comprendemos

*Que es eso?* pensó Rabalias. Nunca antes había presenciado una maquina que pareciera tener vida como aquella. -Wow, ese si que es un lindo truco- Dijo en voz alta para animar un poco la tensión que había en el lugar, pero conseguir esto, parecía un tanto difícil de lograr.

-Muchas gracias- dijo al anciano y observó al resto -Vamos, no queremos hacernos esperar más, verdad?-

Por supuesto, no se preocupe, no es usted descortes. Entendemos que se ocupe de sus obligaciones. Pero entenderá que nosotros debemos ocuparnos de las nuestras. Si nos permite, nos están esperando...

Comienzo a caminar, pasando al lado de Kerrek e ignorandole si me mira. Aunque mis palabras parecen conciliadoras, mi tono indica que empiezo a cansarme de su insitencia en lo que no le concierne.

Smyk asiente y se da la vuelta hacia las oficinas, los dos matones le siguen.

- Se supone que tenemos que seguir al servidor ¿no? - lo digo más mirando a Albrek que a los demás - Pues adelante.

Albrek asiente a las palabras de Cain y se gira siguiendo a su nuevo guia, mientras intenta inutilmente quitarse as manchas de vomito de la tunica.

 - En efecto hermano, sigamosle nos llevará hasta el Aristarchus- responde,

Conforme salís de la plataforma de aterrizaje y os adentráis en las calles de Puerto Amargura algo os resulta totalmente evidente: es un lugar superpoblado, destartalado y anárquico. Los edificios son un batiburrillo desigual y sobredimensionado de planchas de metal prefabricadas, ladrillos de arcilla cubiertos de escayola resquebrajada y bloques de piedra cociéndose al sol. Todo lo que hay aquí es monótono y polvoriento, hace mucho calor y apesta a metal quemado. Los mugrientos lugareños están endurecidos por las penurias, y visten lo que parecen retales sacados de un vertedero: monos parcheados, pañuelos en las cabezas abrigos cubiertos de un polvo marrón grisáceo.

A estas horas del día las calles principales son un mar de obreros polvorientos, y al transitar por ellas os veis expuestos a los empujones de la gente, al alboroto de un centenar de dialectos distintos y al peculiar aroma acerado de las flores de fuego fantasma que impregna el aire entremezclado ocn el sudor y la hediondez de una inmensa muchedumbre hacinada en un espacio reducido.

El servidor vuela justo por encima de las cabezas del gentío, esquivando hábilmente los vehículos sin percatarse de que no podéis seguirle el ritmo. De vez en cuando se gira, se da cuenta de que os habéis quedado rezagados, os hace señas para que avancéis y continúa su marcha antes de que le alcancéis.

Un paisaje desalentador y horrible, no había nada allí para envidiar. Incluso hasta resultaba desagradable ver a la misma gente. Todo aquello, si no fuera porque Rabalias había pasado un buen tiempo de su vida entre gente así, viviendo de esa manera y haciendo lo posible por seguir.

Y la curiosa máquina, parecía estar en apuros volando a un paso imposible para nosotros.

Nada tenía aquel lugar que me recordara a mi planeta natal; absolutamente nada. Sin embargo, quién sabría por qué, aquí me encontraba más a gusto. Quizá por eso lo abandoné para ser lo que hoy soy, para luchar por lo que lucho y entregar mi vida al Trono Dorado.

Me abría paso entre la multitud con alguna dificultad, si bien mi bien formada musculatura unida a mi envergadura allanaba el camino. Mientras avanzaba me preguntaba cómo sería Aristrarchus aunque no ya por su aspecto ni actitud, sino por la misión que tendríamos que hacer para él, para la gloria del Emperador.

Si la tienes adquirida tiras la habilidad completa en vez de la mitad. Si tienes la Mejor +10, la aplicas a cualquier otro modificador que haya dado yo, si es el caso indícamelo en el post para que sepa porqué sale un modificador distinto