Partida Rol por web

Mientras Kratos y Frank se posicionaban en la entrada el maltrecho Alexander comenzaba a cortar los filamentos que mantenían a aquella criatura sujeta. Sun, por su parte, vigilaba que el individuo no se desplomase en el suelo.

Fuera lo que fuera que venía por el túnel se acercaba a buena velocidad y estaría encima de ellos enseguida. La distancia que tenían allí tras el giro del mismo permitiría una única salva de disparos antes de entrar en el cuerpo a cuerpo.

Kratos estaba preparado para la primera oleada. Por el estruendo que estaba oyendo, no dudaba que lo que viniera sería rápido. Seguramente no tendrían tiempo nada más que para un disparo, quizá alguno más.

-"Intentaré comprarte espacio Castiglioni. Después de la primer disparo repliégate y coge distancia." -le dijo al francotirador mientras seguía con la mano de la pistola extendida mirando hacia la entrada de la caverna. El tirador era bueno, pero necesitaba distancia y no serviría de nada si se le echaban encima.

Nada más aparecer los enemigos por la puerta, Kratos apuntó y disparó viendo que había hecho blanco. Después guardó la pistola y esgrimió la katana intentando hacer de tope en la entrada. Fuera lo que fuera que viniera, intentaría detenerlo...

No habían tardado mucho en venir. Y en gran cantidad por el sonido que hacían. Lo único bueno de la situación es que sólo había un lugar por donde pasar. O eso esperaba al menos Frank.

Kratos se lanzó adelante a retenerlos después de disparar. Lo cual sería una locura en cualquier otro momento, porque aquel el simple hecho de mantener posición ya lo era.
El francotirador no se preocupó en descubrir algún punto debil en los xenos que venían, no había tiempo. Tan solo apuntaba al bulto y disparaba. No había tiempo para más. Eso sí, a pesar de que el guerrero estaba en medio los disparos de Castiglionni daban en el blanco.

-Los de atrás. Escuchéis lo que escuchéis no pareis hasta sacar a eso de donde está.-

Lo que venía por el túnel hacía mucho ruido. Kratos se preparó para la llegada y cuando el primer simbionte dobló el pasillo abrió fuego casi de forma automática. Lo que se les venía encima eran soldados simbiontes. Criaturas de aspecto insectoide con afiladas cuchillas como patas delanteras y una dura coraza quitinosa cubriendo casi todo su cuerpo. Su aspecto irradiaba un terror añadido al desconcierto que provoca su aspecto humanoide. Porque todos sabían que estos simbiontes podían infectar a los humanos y provocarles la enfermedad que los convertía en estas mismas criaturas¹.

El disparo de Kartos aturdió a la primera de las criaturas pero antes de que ésta pudiera recuperarse ya la había rematado Frank. Eso no detuvo al siguiente de los seres, que pasó por encima del cadáver de su compañero para lanzarse sobre Kratos. Por suerte para el guerrero aquel túnel era una ratonera tanto para ellos como para los simbiontes y sólo podían enfrentarse de uno en uno. El problema, por supuesto, era la cantidad de criaturas que se arremolinaban en fila esperando su turno para batirse con el soldado.

Alexander, por su parte, había comenzado a cortar los filamentos que mantenían atado a su objetivo. La substancia era dura y el Hermano de Batalla juraría que vibraba como si estuviese viva. De hecho al cortar el primer filamento² se vio salpicado por una sangre verduzca procedente del mismo, mientras toda la cámara se convulsionaba. La situación hizo que perdiera pie momentaneamente³.

Al darse cuenta del tipo de xeno que era, Frank agradeció que estuviera delante Kratos parando todo aquel enjambre. Aunque el que infectaran al guerrero tampoco le hacía especial gracia.
Con todo empezó a moverse un poco en dirección a donde estaban Sun y Alexander sin perder de vista el hueco por donde venía la marabunta.

-Chiiicos, si queremos salir de esta vamos a tener que ponernos las pilas. No vamos a poder retenerlos mucho más. Mejor dicho, Kratos no va a poder. Yo sólo estoy apoyandole lo que puedo, él se lleva lo peor.-

Cuando Kratos vió lo que se le venía encima pensó que había hecho bien en usar uno de sus "trucos". Si aquellas cosas llegaban a tocarle estaba bien jodido... Si es que no lo estaba ya. Iba a hacer valer aquel espacio todo lo posible, asi que cuando el primero de aquellos bastardos se puso a tiro, no lo pensó y descargó contra él toda la furia acumulada hasta ese momento.

La katana, vieja reliquia de su familia, activada con tecnología especial se abrió paso por la carne de aquel ser, hiriéndole en el proceso. De un gesto intentó empujar al bicho hacia atrás de forma que hiciera de obstáculo para sus amigos.

Kratos se dispuso a seguir aquella danza de la muerte todo lo que pudiera.

Kratos seguía danzando con su espada mientras Frak continuaba apoyándole. El primer disparo aturdió al simbionte con lo que Kratos aprovechó para rematarlo y empujarlo hacia atrás. Por desgracia otra de esas criaturas saltaba por encima del cadáver de su compañero y se abalanzaba sobre él. Al fondo el ruido del enjambre era ensordecedor. Bañado en sangre el guerrero no se atrevía a dudar de la necesidad de seguir matando. Ninguno de ellos quería pensar en lo evidente: ¡todo el enjambre aguardaba tras ese túnel! Aunque pudieran contenerlos en algún momento el agotamiento sería total y la marea caería sobre ellos. De alguna manera esperaban que la liberación del misterioso prisionero supusiera un cambio. O que simplemente el cúmulo de cadáveres les daría un respiro para poder pensar en algo más...

La criatura que atacaba a Kratos intentó cercenarle el cuello con una de sus afiladas garras y probablemente lo habría logrado si no fuera por la confusión a la que estaba sometida por el extraño desenfoque que protegía al guerrero. Una oportunidad más. ¿Pero cuántas quedaban?

Sun trató de ayudar a Alex para soltar a la criatura. Era complicado pues aquella especie de ligamenos que lo apresaban eran muy duros pero una vez el filo logró traspasar la superficie parecía rasgarse con facilidad.

Aunque en un primer momento Sun parecía no ser capaz de romper los filamentos debido a su dureza las fuerzas de la desesperación la invadieron. Empezó sajar como si no hubiese un mañana y mientras los filamentos iban deshaciéndose al paso de su cuchillo.

Alex retrocedió un par de pasos y lanzándose sobre aquella telaraña viviente como si se tratase de un enemigo rebanó el resto de los filamentos. El cuerpo del alien se deslizó por encima de aquella masa de lo que ahora ya parecían tentáculos retorcidos, que vibraban como si estuvieran agonizando. El prisionero lanzó un pequeño gemido, como si estuviese despertando de un letargo.

Pero no había tiempo para celebraciones: en el túnel Kratos resistía la embestida de una nueva criatura. Nuevamente la criatura erró su objetivo gracias a la sombra difusa del guerrero. Pero la suerte no duraría eternamente... ni aquella capa de protección psíquica.

Frank vió por el rabillo del ojo como Sun y Alexander lograban liberar al xeno humanoide. Por lo menos habían conseguido parte de la misión.

-Cojonudo. Ahora falta salir de aquí. ¿Alguna idea?-

Frank sabía que Kratos no aguantaría mucho más. De hecho ya era un milagro haber retenido toda la embestida hasta el momento.
El francotirador apuntó y disparó en plena cara a otro de los aliens que se le había acercado al guerrero, pero seguían viniendo más. Era cuestión de tiempo.

-A ser posible que sea buena y rápida.-

El caso es que cuando entraron no le dio tiempo a mirar mucho la sala, pero no le había parecido ver ninguna salida. Como no fuese escalando...

Alexander cargó con el cuerpo del prisionero y fue entonces cuando fue consciente de la marabunta que Kratos estaba tratando de contener.

—¡Estoy listo Kratos! —gritó mientras cargaba el cuerpo—. Lanza una granada, eso les detendrá un instante.

El guerrero Hazat continuó aquella danza mortal con los simbiontes que iban llegando. Seguía centrado, en su papel. Él era uno de aquellos seres que había nacido por y para luchar. Encontraba su sentido en la acción por lo que prácticamente tenía una leve sonrisa dibujada en el rostro. No era por superioridad -aquellos seres podían acabar con él en cualquier momento- sino porque en esos momentos de máxima tensión, Kratos encontraba su razón de ser. Ya se lo habían dicho los loqueros: era un maldito adicto a aquello y seguramente le llevaría a la tumba.

El disparo de Castiglioni impactó de lleno en su siguiente contrincante, dándole una brevísima tregua en la que escuchó el grito del Hermano de Batalla. Sin pensarlo dió un paso hacia atrás sacando una granada hizo un amago para tirarla pero se dió cuenta que podía usar las esquinas de la entrada para que rebotara y fuera detrás de la primera línea. Lo hizo.

- ¡A cubierto! -gritó antes de que la explosión llenara el pasillo mientras intentaba cubrirse con la pared de la entrada.

La explosión fue demoledora en aquel pasillo estrecho. Toda la estructura retumbó y por un momento el grupo de héroes se vio ante la posibilidad de que la estructura de tierra y roca se derrumbara sobre sus cabezas. Por suerte soportó el temblor. No así los simbiontes que venían tras los atacantes iniciales. Kratos asomó la cabeza para comprobar que, tal como Alexander había augurado, aquello les otorgaba un leve respiro mientras sus atacantes intentaban abrirse paso entre los cadáveres de sus congéneres. El guerrero todavía estaba asimilando la adrenalina de la batalla ¡había salido de aquello sin un solo rasguño!

Sin embargo aquello no duraría. La situación era realmente desesperada. Aunque la cueva en la que ahora estaban parecía ser elevada tenían la sensación de que no había ningún tunel ni conducto en lo alto que pudiera suponer una salida alternativa.

Todos se volvieron hacia el prisionero que, liberado de los filamentos, parecía hacer ahora un esfuerzo para levantarse.

Aquella criatura tenía un aspecto mucho más amable de lo que estaban acostumbrados. Seguía siendo cláramente alienígena ya que su estructura era una suerte de conglomerado de músculos y vegetales. Sus ojos brillaban con una luz inhumana y sus facciones parecían impostadas, como si se tratase de una imitación de humanidad, por lo que resultaba imposible discernir su estado de ánimo. Incluso su voz, levemente musical, era ajena a lo que habían escuchado hasta el momento aunque no resultase desagradable, sino más bien lo contrario.

- Gracias...- dijo mientras se intentaba incorporar - Debemos... salir de aquí.- remarcó lo evidente.

La explosión fue atronadora, de eso no cabía duda. Y por un momento Frank temió que iba a morir aplastado en lugar de desmembrado y comido por esos bichos del tunel. Afortunadamente no pasó ninguna de las dos cosas. De momento.

Empezó a cambiar los cargadores de sus armas para tenerlos completos. Aún le quedaban tiros en ambas, pero prefería ir con ellos llenos a tope. Manias.
El comentario del bicho le arrancó unas risas.

-Nos ha jodido aquí el lumbreras. No se me había ocurrido, mira tú. Lo mismo puedes seguir iluminandonos con tú perspicacia y decirnos por donde marcharnos. Siempre y cuando no sea por el tunel ese lleno de bichos con ganas de matarnos, claro está.-

Alice intentó olvidar por un segundo que aquel... Simbionte no era un humano y trató de atenderle como si fuera un rescate normal.

-¿Te encuentras bien?-le preguntó, aunque si le decía que no poco podría hacer por él aparte de lo más básico- ¿puedes caminar? Soy enfermera-se explicó.

Kratos soltó una carcajada extraña al ver como aquel loco plan había tenido éxito. Era una risa algo siniestra, que más bien servía para soltar la tensión. Parecía que la fortuna le había sonreído unos segundos más, aunque parte del mérito era de sus compañeros. Él sólo había puesto la locura. Sacando la pistola otra vez -y sin dejar de lado la katana- se asomó usando la cobertura de la pared apuntando al primer bicho que asomara la cabeza.

La voz de aquel ser le distrajo un momento. Era extraña. No pudo evitar mirar de reojo hacia la criatura. Se le erizó el pelo de la nuca. No era la primera vez que veía a un alienígena, pero aquello era mitad simbionte. Algo le decía que no debía fiarse de aquella situación. Al menos se había llevado unos cuantos bichos por delante.

-"Si queremos salir de aqui, vamos a tener que abrirnos paso... ¿Preparado Castiglioni? ¿Hermano Robertson? En cuanto asomen la cabeza abrimos fuego. Si se acercan, tendré que volver a ponerme de muro e iremos avanzando poco a poco... aunque en cuanto salgamos de esta estancia tenemos que intentar ir a un espacio más abierto".

La criatura se levantó con dificultad, ayudado por Sun.

- Estoy... bien.

Se aproximó cojeando a donde se encontraba Kratos. Su rostro era difícil de interpretar pero daba la sensación de estar sopesando algo con gravedad. Finalmente meneó ligeramente la cabeza a un lado y a otro mientras se llevaba una mano al pecho para murmurar:

- Perdóname Madre... si no lo hago no habrá ninguna oportunidad para ninguna de las razas. No espero que lo entiendas ni me perdones, pero debo hacerlo.

El equipo de rescate cruzó unas miradas desconcertadas pero el simbionte dio un par de pasos más hacia el pasillo y se arrodilló mirando hacia la pila de cadáveres mientras extendía los brazos en cruz.

- Es muy importante que permanezcáis detrás de mí. Os lo ruego. Debo liberar a la Oscuridad y ésta no conoce otra cosa que el Hambre Eterna.

-Vaaaale.-

Fue todo lo que atinó a decir Frank mientras se llevaba un cigarro a la boca. Desde luego él no iba a ponerse a discutir con xenos extraños que hablaban de hambres eternas y cosas parecidas. Así que se quedó bastante atrás con el arma preparada por si tenía que empezar a disparar. Cosa que estaba seguro que tendría que hacer en cualquier momento.
Ya nó tenía sentido ser sutil, así que se llevó un cigarrilo a la boca, aunque no lo encendió.

El alien siguió con su letanía. Y de pronto todos lo notaron.

Era una inquietud, un ansia creciente, como cuando el aire se llena de ozono en el mismo instante en el que se descargará una terrible tormenta. Ese momento en el que te han dado una noticia terrible y te quedas mirando a un punto fijo, viendo el mundo sin comprender los motivos por los que gira. Era esa sensación y toda se concentraba en aquel extraño personaje que acaba de posar sus manos en el suelo, como rezándole a un dios impío.

Y luego el estallido de negrura.

Ninguno de los presentes podría describir con claridad que sucedió. ¿Emanaba la oscuridad del Extranjero? ¿O había surgido del suelo de las cavernas? Fue tan rápida como un fogonazo, como un ser vivo hostil, que casi no pudieron verla. Estaba allí y unos segundos después se había derramado a gran velocidad por el túnel, a través de los cadáveres de los simbiontes.

Pero lo peor, sin duda, fue el silencio posterior. Quizás podrían esperarse gritos de sorpresa, dolor, algún efecto que produjese esa oscuridad reptante. Pero sólo sucedió un silencio tan ominoso como denso. Y sin embargo los guerreros sabían que ahora, al otro lado del túnel, sólo encontrarían muerte. Era difícil entender el motivo pero lo sabían. Durante los años que le quedasen alguna noche se despertarían bañados en sudor escuchando los gritos de ese silencio. Algo más aterrador que la misma muerte.

La figura se levantó. Cuando se dio la vuelta pudieron ver las lágrimas derramadas por su rostro alienígena. Pese a estar separados por una guerra, pese al rechazo natural que sentían contra los simbiontes, pese a todo eso compartían de alguna manera esa tristeza. Si ellos, que estaban aparte, sentían el dolor de la Red Vital ¿qué sentiría aquel personaje que había actuado como catalizador de todo ese sufrimiento?

- Debemos irnos. Tengo que hablar con vuestros líderes para detener esta guerra demencial.