Partida Rol por web

Exaltado. - Episodio Uno: Los veintidós demonios.

Reino de Wu: 6) Pueblo de Mu.

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04/12/2011, 18:40
[RIP] Maestro Garra de Halcón.

Emisario seguía siendo tan arrogante como siempre y estaba tan seguro de lo que había hecho como lo había estado en el primer momento. Yo seguía dudando de qué pensar sobre lo que había visto. De todas formas confiaba en que la verdad saldría a la luz, siempre lo hacía.

Completamente serio asentí a las palabras del jinete y cogí de nuevo el cadáver de la miliciana.

- Su lanza continúa en el callejón- fue lo único que dije antes de reemprender el camino hacia la casa del Alguacil-.  Alguien debería recogerla.

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04/12/2011, 20:48
Jinete.

Llegan otros tres milicianos a pie, equipados con lanzas y farolillos.

Uno de ellos recupera con aprensión la lanza y la mano amputada de Lia Hong.

Otros dos se acercan a Emisario del Dragón y le dicen que entregue sus armas y ponga las manos a la espalda para que puedan atarle.

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04/12/2011, 20:50
Jinete.

Garra de Halcón comienza a andar hacia la Casa del Alguacil, uno de los jinetes a caballo le sigue lentamente.

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06/12/2011, 21:27
[RIP] Emisario del Dragón.

Emisario levantó su espada con ambas manos, tendiéndosela a uno de los jinetes.

-Iré desarmado, no hay nada de malo en ello si así lo desean. Es una muestra de que nada tienen que temer de mi parte. Pero no iré atado. Caminemos. ¿Hacia donde nos dirigimos? -le preguntó al jinete que tenía más cerca.

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08/12/2011, 01:00
Jinete.

- "A la Casa del Alguacil. Seguidnos." -

Ese jinete encabeza la marcha, otro sigue a Emisario del Dragón, y los tres que van a pie le flanquean: dos a la derecha y uno a la izquierda.

El primer jinete se ha hecho cargo de la espada de Emisario.

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08/12/2011, 11:50
¿De verdad pasó así?

- Garra de Halcón y Emisario del Dragón llegan escoltados a la Casa del Alguacil, allí los tres milicianos montados se despiden, reincorporándose a la patrulla noctura. Antes de partir, el que lleva la espada de Emisario se la entrega a uno de los milicianos a pie.

- En el cuartel hay otro miliciano que conduce a Garra de Halcón a una sala habilitada como tanatorio para que deposite el cuerpo de Lia Hong sobre una mesa. En otras cuatro mesas hay restos sanguinolentos cubiertos por mantas: las tres víctimas aparecidas la mañana anterior y la mujer que se suicidó ante el altar de Mu.

- Emisario es conducido ante una celda subterránea por los otros tres milicianos a pie con lanzas y farolillos, a la que se le hace pasar para encerrarlo a la espera de juicio.

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08/12/2011, 12:36
NOCHE Y DIA.

MEDIANOCHE.

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19/12/2011, 16:16
[RIP] Maestro Garra de Halcón.

Los milicianos nos guiaron a la casa del Alguacil, a Emisario como reo y a mí podía considerarse como una especie de invitado indeseado. Una vez allí nos separamos; él fue encerrado en una celda mientras a mí me llevaron al lugar en el que guardaban cubiertos por mantas ensangrentadas los cuerpos de cuatro personas.

Dejé el cadáver de Lia Hong donde un miliciano me había indicado, en una que mesa que parecía esperar pacientemente a su desdichada propietaria. El hombre no paraba de hablar haciendo ver lo compungido que estaba por la muerte de la miliciana. Yo en cambio callaba como señal de duelo, pero rompí mi silencio para formular una pregunta cuya respuesta ya imaginaba.

- ¿Y estas son las víctimas de esta mañana?

El miliciano confirmó mis sospechas pero no me dio a preguntar nada más cuando escuché  los pasos seguros de un hombre y una voz grave, autoritaria, que solicitaba al miliciano que hasta entonces me había acompañado que se marchara.

En la penumbra de la sala me costó distinguir el rostro de aquel hombre aunque nada más marcharse el miliciano, cuando la trémula luz de una antorcha iluminó el rostro del recién llegado vi no era otro que el Alguacil que había acudido a velar a su ahijada.

En cuanto supe quién era perdí todo el interés en él. Él como antes había hecho su miliciano no hacía más que exteriorizar su pena haciéndome saber también sus deseos de venganza. Se acercó a ella y la lloró preguntándome con rabia si había sido yo el que la había matado.

- No- respondí con la verdad.

- “Entonces ha sido el monje. Me han dicho que está en el calabozo, donde debe estar.”- dijo al mismo tiempo que se dirigía a la puerta para hacer algo que no esperaba, echar el cerrojo dejándonos a ambos a solas.

Regresó junto a Lia Hong aun compungido para seguir mirándola. Con ternura acarició el cuello de la miliciana entre temblores por la congoja. Mientras yo lo observaba aun extrañado por que nos hubiera encerrado.

- ¿Sabéis que los Yoma pueden adoptar cualquier forma?- le tanteé.

- “¡¡MI POBRE AHIJADA!!”- gritó como única respuesta.

Aquel grito mezcla de rabia y pena creó un ominosa ráfaga de viento que apagó la antorcha que momentos antes me había servido para reconocer al Héroe de Mu Teselas. Las sombras a su alrededor engordaron y se retorcieron con desvergüenza al no haber luces que las contuvieran. Y entonces un sonido secó e instantáneo seguido del cierre viscoso y repetitivo de unas mandíbulas.

La armadura del Alguacil cayó al suelo a la vez que yo me apartaba del hombre que ahora no era más que un revoltijo de sombras. Y entonces lo vi más sombrío que las sombras que lo rodeaban.

- ¡¡Tú, eras tú!!- grité enojado tan pronto el monstruo se deshizo de la máscara.

Su desproporcionada boca se abría y cerraba mientras masticaba algo de un tamaño considerable. Asqueado bajé la vista para descubrir horrorizado que a Lia Hong le faltaba la cabeza.

Los llantos del apenado padrino dejaron paso a las guturales carcajadas de aquella criatura de pesadilla.

- “En realidad me habéis hecho un favor. Ahora tengo también sus poderes”-. Entonces me señaló con una de sus garras-. “Y pronto tendré tus conocimientos de artes marciales…”

La monstruosa bestia saltó hacia mí dispuesta a desgarrar mi carne con sus impías garras. No estaba dispuesto a que me tocase así que me aparté ágilmente con una voltereta tirándome al suelo hacia un lado. Su golpe fue a dar en el suelo donde antes había estado, pero no tenía intención de dedicarme únicamente a evitar sus golpes. No, tenía la convicción de que debía poner fin a la existencia de aquella aberración pues no tenía lugar en la Creación.

Desde donde estaba y aprovechando que al fallar su golpe quedaba en desventaja contraataqué con un puñetazo que incluso habría hecho trastabillar a un Sangre de Dragón. El Yoma no se lo había esperado y así lo demostró cuando intentó utilizar otras tácticas menos ortodoxas para derrotarme.

De nuevo las sombras lo envolvieron y al despejarse descubrieron a una mujer desnuda de increíble belleza. ¡¡Era Lia Hong!! Tan hermosa como había sido en vida.

- “¿Por qué me golpeas? Estás siendo cruel conmigo…”- movió sus labios en una súplica.

Me hizo dudar tal y como había hecho cuando la vi enfrentándose a Emisario, pero en aquella ocasión era diferente, todo había cambiado. Sabía que no era más que una treta, un truco de hechicería para que bajase la guardia, algo muy propio de los cobardes de los Yoma incapaces de enfrentarse a la gente dando la cara. Así que le hice frente como antes debía haber hecho intentando enmendar el error que en el callejón había cometido.

LIa Hong me atacó con el muñón de su mano del que ahora sobresalían afilados huesos. Conseguí esquivarlo por muy poco y aprovechando la inercia del giró le propiné una patada en el rostro. La nariz le sangraba, el monstruo estaba sin aliento. Tanto él como yo sabíamos que estaba perdiendo.

- El Sol Invicto te ha juzgado criatura de la oscuridad y yo seré el verdugo que cumpla su sentencia.- le dije con desprecio. Lo miré con altivez mientras intentaba recuperar el aliento.- ¡¡¡Prepárate a morir Yoma!!!- grité al tiempo que le daba el golpe de gracia.

La patada la hizo salir volando contra la pared donde quedó sentada, en apariencia inerte. Pero las sombras no tardaron en volver a entrar en juego pues nuevamente la envolvieron, esta vez revelando de nuevo al monstruo que volvió a abalanzarse contra mí con las garras por delante.

Me relajé demasiado al creerle vencido pues esta vez no conseguí vitar su golpe. Aun así sus garras tras rasgar mis ropas no consiguieron más que arañarme, aunque el dolor al notarlas sobre mi carne fue tremendamente intenso.

Al grito de “¡¡Muere!!” me sobrepuse al dolor para propinarle un golpe que esperaba fuese el último. Por un momento creí ver cómo mi puño brillaba con una tenue luz dorada pero tras golpear a la criatura esta seguía viva.

Entonces se escucharon golpes en la puerta mientras forcejeaban con ella intentando abrirla. Obviamente los sonidos del combate no habían pasado desapercibidos para los milicianos.

- “¡¡Señor, señor!! ¿Estáis bien?”- preguntaron al otro lado.

Yo no me giré ni por un momento consciente de que mi enemigo seguía frente a mí. Ya había bajado la guardia antes y a punto había estado de desgarrar mi pecho. Él tampoco dudó y volvió a atacarme de nuevo, ataque que esquivé con gracilidad y a continuación le di una patada.

Conseguí noquear al monstruo, otra vez, y cuando esperaba otra de sus triquiñuelas fui testigo de cómo adoptaba forma humana. De nuevo frente a mí estaba el Héroe Mu Teselas, magullado y con la ropa ensangrentada.

- "¡¡Socorro a mí la guardia!! ¡Me ataca un demonio!!"- gritó a los milicianos mientras patéticamente cojeaba hacia la puerta.

Y ahí estaba de nuevo la treta que había utilizado Lia Hong cuando se había dado cuenta de que no tenía posibilidades de vencer a Emisario.

Indolente, sin atender sus gritos, sin importarme lo que había al otro lado de la puerta caminé hacia él. Me situé a su espalda y tras agarrarle del cuello lo hice girar con todas las fuerzas que me quedaban hasta que escuché crujir los huesos dejándolo caer a continuación sobre el suelo. Ya no habría más trucos, ya no se transformaría en otra cosa, transformarse en Mu Teselas había sido su última estratagema… Finalmente estaba muerto.

Asqueado por la cobardía de aquella patética criatura me erguí orgulloso sobre su cadáver sabiendo que había sido yo solo, sin ayuda de nadie, el que había puesto fin a su miserable vida.

Mientras los golpes en la puerta se volvían más constantes y los gritos más intensos me agaché para coger la llave que al Alguacil se le había caído de la mano. Luego abrí la puerta. Sabía que no les iba a gustar lo que verían pero no tenía nada que ocultar, nada por lo que avergonzarme.

Notas de juego

MJ1.
Primera parte del roleo, la del Tanatorio. No pongo a Emisario como destinatario pero si es menester no hay problema en cambiarlo.

No lo he revisado o sea que seguramente lo edite cuando lo relea.

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19/12/2011, 16:19
[RIP] Maestro Garra de Halcón.

- Ahí tenéis a vuestro Yoma, el culpable de todas las muertes. El mismo que ha devorado la cabeza de Lia Hong.

Los milicianos estaban tensos ante mí. Cualquier cosa que dijese podía darles la razón que necesitaban para lanzarse contra mí. Entonces desviaron su atención de mí al darse cuenta de que Emisario había escapado.

- ¡¡Dejadle!!- ordené al ver que estaban dispuestos a apresarle.

El monje les pidió que entrasen en la sala y al entrar y ver lo que allí había escuché la reacción que había esperado. Allí dentro tan solo se podía ver al alguacil con el cuello roto, aunque esa era solo una de las formas que había adoptado.

- Guardad vuestras armas- exclamé al ver que la tensión aumentaba-. ¿No veis acaso las marcas en mis ropas?

Pero nada de lo que yo dije sirvió de nada pues segundos después tenía las lanzas de dos milicianos junto a mi cuello. Yo permanecí quieto aunque preparado para esquivar en caso de que fuera necesario. Por suerte las palabras de Emisario les hicieron dudar y nos dejaron marchar con la amenaza de que si volvíamos nos darían caza.

El Sangre de Dragón añadió algo antes de marcharse. Yo seguí en silencio sabiendo que los dioses dejarían las cosas en su sitio con el tiempo.

- ¿Cómo supiste que Lia Hong era un Yoma?- pregunté a Emisario nada más salir a la calle que se veía extrañamente siniestra sin una sola luz que la iluminara.

El monje me respondió mientras caminamos hacia los muelles con algo que parecía todo menos una respuesta: “Pregúntate… por qué no te he hecho pagar ya tu herejía.”

- ¿Mi herejía? ¿Acaso merezco la muerte como Lia Hong por “mi herejía”? Esa no es una respuesta…- le dije yo recordando que él mismo no había creído que la muerte fuera la solución por creer en otros dioses, queriendo creer que fue sincero cuando dijo que había lamentado la muerte de mi padre a manos de sus compañeros.

Llegamos a la embarcación que nos había llevado hasta pueblo Mu pero no se veía a nadie en ella. Aun así la noche era oscura y quizá el patrón se encontrase dentro.

- ¡Anciano Patrón!- llamé.

La única respuesta que obtuve no vino del sampán en el que estábamos sino de uno que había junto a él. La voz era desconocida. No tardó en sumarse a los gritos la voz de otro hombre; esta si me resultaba más familiar.

- ¡No somos mendigos!- me apresuré a aclarar ante las acusaciones del desconocido-. Soy Maestro Garra de Halcón.

- “Ese nombre me suena”- fue la respuesta del noble.

Notas de juego

MJ2.

No lo he revisado o sea que seguramente lo edite cuando lo relea.

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02/01/2012, 00:06
[RIP] Emisario del Dragón.
Sólo para el director

Emisario se dejó conducir por los milicianos sin ofrecer resistencia ya que no lo creía necesario. ¿Qué había de malo en lo que había hecho? Solo había hecho lo que ellos mismos le habían pedido que hiciera, para lo que lo habían traído hasta allí. Para matar yomas. Esos milicianos estaban ciegos, como el resto de personas que ahora mismo los rodeaban y murmuraban que él era el yoma, que él era el asesino que vagaba suelto por el Mu.

Siguió a los milicianos hasta el cuartel donde varios milicianos les estaban esperando. Lo separaron de Garra nada más llegar y lo condujeron hasta el sótano, hasta una celda en el que lo encerraron a la espera de juicio. Se sentó tranquilamente en el suelo, en posición de meditación, mientras que fuera de la celda los tres milicianos que le había escoltado se pusieron a comentar lo que había sucedido. Comentarios que se basaron en lo sucedido mezclado con las habladurías que corrían como la pólvora por el pueblo y que lo hicieron sonreír de nuevo pensando en lo inocentes y crédulos que los humanos podían llegar a ser. Lo tacharon de ser el asesino de una simple y agradable muchacha, de llevar tiempo asesinando en el pueblo... Emisario negó con la cabeza y los ignoró.

Los ignoró hasta que su conversación derivo a Garra, al que lo relacionaron también con los asesinatos. Emisario abrió imperceptiblemente los ojos, atento ahora a aquello en lo que intentaban implicar también al muchacho.

En ese momento, un grito resonó en el aire.

-¡¡¡MI POBRE AHIJADA!!!

Y Emisario reconoció sin problemas la voz del Alguacil y agudizó su oído, esperando poder escuchar algo más de la dirección en la que había llegado el grito. Según los milicianos el Alguacil estaría ahora mismo viendo a Lia Hong y, con ella, estaría Garra. De pronto, hasta él llegó sin problemas el sonido apagado de un puñetazo y los comentarios de los milicianos le dieron la razón. ¿Estaba teniendo lugar una pelea a escasos metros de allí? Solo había una posible razón para ello…. Su presentimiento sobre la verdadera identidad del Alguacil era cierta. Y Garra estaba con él en una habitación, solos.

Emisario se levantó y se dirigió preocupado a la puerta de barrotes que lo separaba de los milicianos. No estaba seguro de que Garra pudiera él solo contra un yoma y, si era así y Garra sucumbía, él no podía permitir que el yoma escapara. Así que pensó rápido y la única solución que encontró factible fue la de intentar que los milicianos abrieran la puerta en la que el Alguacil y Garra peleaban, que ellos mismos vieran la verdadera identidad de su superior y que abrieran la celda en la que lo habían encerrado. Lo intentó, intentó convencerles de que fueran a ver, de que él era inocente, pero fue todo en vano. Se obcecaron en sus ideas y no le escucharon.

Instantes después de hacerse de nuevo el silencio entre él y los milicianos, hasta su aguzado sentido del oído llegaron de nuevo las palabras apagadas de Garra.

-¡Prepárate a morir, Yoma!

Ya lo ha visto el mismo, sabe contra lo que está luchando. Mi presentimiento ha sido cierto.

-Milicianos... !abrid la puerta! – les gritó sintiendo correr por su interior el fuego del ansia de enfrentarse y vencer a aquel yoma.

Pero antes de que pudiera decir algo más, hasta él llegaron de nuevo las palabras de Garra, palabras que resonaron tan claras y llenas de fuerza que fue difícil no escucharlas.

-¡Soy un elegido por el Sol Invicto!

Abominable herejía a oídos de Emisario y de cualquier Sangre de Dragón. No podía existir nada peor.
Emisario sintió como su sangre comenzaba a hervir en sus venas ante aquellas palabras y se sintió un completo inútil al saberse allí encerrado sin poder dar rienda suelta a todo lo que sentía en su interior. Contra el yoma. Contra quien había proferido aquella tremenda herejía.

Se dirigió de nuevo hacia los milicianos intentando que fueran a ver lo que estaba ocurriendo, pero de nuevo volvió a caer en saco roto su indicación.

Demasiado tercos.. –pensó, mientras una idea se formaba en su cabeza y su mano dejaba al descubierto su talismán de protección contra yomas, esperando una reacción violenta de los milicianos contra él ante su visión. Pero ellos solo lo miraron por un instante, sin darle la mayor importancia, lo que indicó a Emisario que eran simples mortales y que solo realizaban con celo su trabajo.

-¡Muere!- la voz de Garra resonó en el pasillo y, ante este grito, los milicianos echaron a correr hacia la puerta que los separaba de la pelea, sorprendidos al escuchar esas palabras de boca de Garra y no de su superior, dejando a Emisario a solas unos instantes.

Los escuchó llamar a su superior mientras intentaban abrir la puerta que parecía bloqueada. Emisario agarró los barrotes de la celda y se concentró. Rápidamente su piel se tornó de un rojo intenso y los barrotes comenzaron a ceder a su fuerza y al calor que les estaba trasmitiendo. Cedían poco a poco, pero no tardaron en dejar el espacio suficiente para que pudiera pasar entre ellos, no sin dificultades, pero el delgado cuerpo de Emisario pronto los superó y se encontró en mitad del pasillo, fuera de la celda.

Al final del pasillo se escuchó el inconfundible click de una cerradura al abrirse y la voz de Garra resonó alta y clara.

-Ahí tenéis a vuestro Yoma, el culpable de todas las muertes. El mismo que ha devorado la cabeza de Lia Hong.

Al volver su vista hacia el final del pasillo, Emisario vio la figura de Garra enmarcada por la puerta, dirigiéndose hacia los milicianos que, sorprendidos, parecieron no reaccionar en un primer momento. Su mirada se cruzó con la de Garra mientras en su cerebro seguía resonando su herejía. El yoma ha muerto, sí. Pero... ¿Qué hacer con el hereje?

En ese momento, uno de los milicianos, tal vez siguiendo la mirada de Garra, descubrió que él se había escapado de la celda y dio la voz de alarma. Todos corrieron, confundidos y sorprendidos, hacia él con las lanzas dispuestas para el ataque. No entendía como podía haber escapado de la celda en la que lo
habían dejado hacia solo unos segundos.

-¡El monje ha escapado!

Emisario no movió ni un solo músculo de su cuerpo ante las amenazantes lanzas -Estoy aquí y no voy a hacer nada. Entrad en la sala y ved lo que Garra os está indicando –les dijo tranquilamente sin apartar la vista de Garra -Puede que os llevéis una sorpresa....

Un par de milicianos le hicieron caso aquella vez y se internaron en la sala, sus gritos no se hicieron esperar y, con ellos, sus nuevas acusaciones.

-¡Asesino! ¡Ha asesinado al Alguacil!

Emisario supo que nada haría que aquellos humanos vieran la realidad y, cuando se dirigieron de nuevo hacia Garra y hacia él con ganas de pelea y de vengar la muerte de su superior, supo que solo había dos opciones. Intentar convencerlos de que realmente el Alguacil y la muchacha eran yomas o luchar. Y luchar implicaba un baño de sangre miliciana. Intentó que aquello no sucediera. Intentó convencerlos de que nada más sucedería en Mu a partir de entonces, que los yomas estaban muertos, que todo había acabado. Y, en un momento de cordura, los milicianos les instaron a ambos que se fueran de allí, en ese mismo momento, bajo la amenaza de darles caza como perros sarnosos ni volvían a verlos merodeando por el pueblo o por sus alrededores.

Emisario guardó entre sus ropajes su talismán, dio media vuelta y salió al exterior, dirigiendo sin más dilación sus pasos hacia el puerto. La noche era oscura, sin luna, y en la mente de Emisario solo cabían dos preguntas ¿Habían sido suficientes dos yomas para causar tanto daño en Mu? ¿Qué debería de hacer con Garra ante la herejía que había pronunciado?

Caminó sin decir palabra, mientras barruntaba en su cabeza las posibles respuestas para aquellas dos preguntas, hasta que escuchó detrás de él a Garra.

-¿Como supiste que Lia Hong era yoma?

No contestó enseguida, recordando como Garra lo había acusado, dudando de él desde el primer momento que arrebató la vida al yoma que se había apropiado del cuerpo de la muchacha. ¿Era importante aquello? Había sido tan evidente a sus ojos que parecía una tontería tener que explicar aquello ahora.

-Pregúntate... porque no te he hecho pagar ya tu herejía –le espetó sin volverse a mirarlo siquiera y sin variar el ritmo de sus pasos.

-¿Acaso merezco la muerte como Lia hong por "mi herejía"? Esa no es una respuesta...-respondió Garra tras él.

Emisario siguió caminando hasta llegar junto a las embarcaciones ancladas en puerto y Garra llamó al patrón. Pero en lugar de salir el, resonaron voces en una embarcación anclada junto a la de ellos...

Pero Emisario no les hizo caso, simplemente pensaba....

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02/01/2012, 00:11
[RIP] Emisario del Dragón.

Al volver su vista hacia el final del pasillo, Emisario vio la figura de Garra enmarcada por la puerta, dirigiéndose hacia los milicianos que, sorprendidos, parecieron no reaccionar en un primer momento. Su mirada se cruzó con la de Garra mientras en su cerebro seguían resonando las palabras que había escuchado. El yoma ha muerto, sí. Pero...algo más había en la mirada de Emisario a Garra.

En ese momento, uno de los milicianos, tal vez siguiendo la mirada de Garra, descubrió que él se había escapado de la celda y dio la voz de alarma. Todos corrieron, confundidos y sorprendidos, hacia él con las lanzas dispuestas para el ataque. No entendía como podía haber escapado de la celda en la que lo
habían dejado hacia solo unos segundos.

-¡El monje ha escapado!

Emisario no movió ni un solo músculo de su cuerpo ante las amenazantes lanzas -Estoy aquí y no voy a hacer nada. Entrad en la sala y ved lo que Garra os está indicando –les dijo tranquilamente sin apartar la vista de Garra -Puede que os llevéis una sorpresa....

Un par de milicianos le hicieron caso aquella vez y se internaron en la sala, sus gritos no se hicieron esperar y, con ellos, sus nuevas acusaciones.

-¡Asesino! ¡Ha asesinado al Alguacil!

Emisario supo que nada haría que aquellos humanos vieran la realidad y, cuando se dirigieron de nuevo hacia Garra y hacia él con ganas de pelea y de vengar la muerte de su superior, supo que solo había dos opciones. Intentar convencerlos de que realmente el Alguacil y la muchacha eran yomas o luchar. Y luchar implicaba un baño de sangre miliciana. Intentó que aquello no sucediera. Intentó convencerlos de que nada más sucedería en Mu a partir de entonces, que los yomas estaban muertos, que todo había acabado. Y, en un momento de cordura, los milicianos les instaron a ambos que se fueran de allí, en ese mismo momento, bajo la amenaza de darles caza como perros sarnosos ni volvían a verlos merodeando por el pueblo o por sus alrededores.

Emisario guardó entre sus ropajes su talismán, dio media vuelta y salió al exterior, dirigiendo sin más dilación sus pasos hacia el puerto. La noche era oscura, sin luna.

Caminó sin decir palabra, pensativo tal vez, hasta que escuchó detrás de él a Garra.

-¿Como supiste que Lia Hong era yoma?

No contestó enseguida, recordando como Garra lo había acusado, dudando de él desde el primer momento que arrebató la vida al yoma que se había apropiado del cuerpo de la muchacha. ¿Era importante aquello? Había sido tan evidente a sus ojos que parecía una tontería tener que explicar aquello ahora.

-Pregúntate... porque no te he hecho pagar ya tu herejía –le espetó sin volverse a mirarlo siquiera y sin variar el ritmo de sus pasos.

-¿Acaso merezco la muerte como Lia hong por "mi herejía"? Esa no es una respuesta...-respondió Garra tras él.

Emisario siguió caminando hasta llegar junto a las embarcaciones ancladas en puerto y Garra llamó al patrón. Pero en lugar de salir el, resonaron voces en una embarcación anclada junto a la de ellos...

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02/01/2012, 00:14
[RIP] Emisario del Dragón.
Sólo para el director

-¿Acaso merezco la muerte como Lia hong por "mi herejía"? Esa no es una respuesta...-respondió Garra tras él.

Emisario escuchó la pregunta pero no respondío. Estaba intentando analizar rápidamente lo que había escuchado, lo que había visto... y lo que por ahora no podría comprobar.

Había escuchado una herejía, sí, una tremenda herejía pero no había visto nada determinante aparte de eso. No podía juzgar a Garra solo por aquella frase. No a él, no después de lo que su maestro le había comunicado, no después de conocer a los demás del grupo. No aún.

Debería ser cauto a partir de ahora, vigilar a Garra, cualquier movimiento, cualquier comentario, cualquier cosa que él hiciera.

Hasta ahora tenía su frase, sus saltos sobre humanos...

No, no podía ser...

Garra... ¿un anatema no manifestado aún?

La cabeza de Emisario hervia recordando las enseñanzas que había recibido referentes a los Anatema, intentando cuadrarlas con lo que conocía de Garra y, cuando más pensaba, más llegaba a la conclusión de que debía ser cauto y no aventurar más de lo que podía. Tenía que vigilarlo y asegurarse muy bien de eso. Si Garra era un anatema y ni él mismo lo sabía....

Su Sangre de Dragón vibró ante aquella posibilidad. Era mucha responsabilidad la que debería de asumir en el futuro.

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02/01/2012, 20:17
Nobles de Wu-Chia.

Un sirviente alza un farol y se acerca a Emisario y a Garra de Halcón. Tras él viene un noble de Arrozal Quince ataviado con ropas de dormir.

- "¡Eminencia, sois vos! El Alcalde nos ofreció su hospitalidad, pero tras nuestra, ehem, ruptura de la etiqueta estimamos que era mejor esperaros en nuestro shampang. ¿Habéis decidido ayudar a Arrozal Quince? ¿Vendréis con nosotros?" -

Otro noble se asoma:

- "¡Eminencia, hay alguien detrás de vos! ¡Ah, es vuestro sirviente, menos mal! No se ve apenas nada en esta noche sin Luna, y con tantas muertes en el pueblo..." -

El tercer enviado de Arrozal Quince sale de su camarote a la cubierta y añade:

- "¿Buscáis al Viejo Patrón? No hay nadie a bordo. Creo que el anciano ha regresado a su casa en el pueblo y el pirata está en el burdel. ¿Por qué no embarcáis en nuestra embarcación?" -

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03/01/2012, 18:05
[RIP] Maestro Garra de Halcón.

Debido al increíble combate que había librado contra el Yoma quizá estaba demasiado tenso como para soportar una vez más los desmanes de los nobles. Ya en la reunión con el Alcalde habían demostrado ante el anfitrión que les había abierto las puertas de su casa que no tenían respeto alguno por nadie más que por ellos mismos.

- Me he cansado de repetir que no soy sirviente de él- repliqué con hosquedad-. La palabra de un hombre honesto, mi sola palabra, debería bastar para convenceros- recalqué-, pero el mismo Emisario os lo dijo. Si seguís porfiando en el error no tengo intención de seguir recurriendo a las palabras para recordároslo.

Me giré hacia el monje.

- Riqueza y Dulce Loto dijeron de reunirse con nosotros…- empecé sopesando en alto los pros y contras de seguir a los nobles hasta Arrozal Numero Quince. Entonces recordé algo, la truculenta escena con la que se había presentado el Yoma que había poseído al Alguacil. Su cuerpo seguía allí, en la morgue, dispuesto a que cualquiera de los suyos hiciese lo mismo que él había hecho con su ahijada.- ¡Debemos regresar a la Casa del Alguacil! Debemos quemar el cuerpo de los dos Yomas.

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03/01/2012, 18:23
Nobles de Wu-Chia.

Los nobles y los marineros del lujoso shampang fluvial escuchan boquiabiertos las palabras de Garra de Halcón, sin atinar a decir nada.

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03/01/2012, 18:24
Director

EMISARIO DEL DRAGON:

- Estás positivamente convencido de que si ahora vuelves al pueblo serás atacado por la milicia. Tienen demasiado miedo y rabia acumulada. Te verías obligado a derramar sangre de humanos inocentes.

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05/01/2012, 00:46
[RIP] Emisario del Dragón.

Emisario escuchó las palabras de los nobles y asintió.

-Sí, subiremos. Nada nos reclama ya en estas tierras y el viejo Patrón ya recorrió suficiente distancia al ir en nuestra busca y traernos hasta aqui. Ahora está en su hogar, debe descansar.

Emisario caminó en dirección al shampang de los nobles, pero se detuvo al escuchar las últimas palabras de Garra. Se volvió despacio hacia él y lo miró durante unos momentos antes de hablar.

-¿Volver? -la mirada de Emisario dejó de mirar a Garra para ir más allá, tras él, a las primeras casas del Pueblo de Mu, aunque su mirada era tan profunda que bien podía estar viendo mucho más allá- Has visto lo que ellos creen, lo que creen saber, lo que sus ojos miran... pero no ven. Tu lo has visto. Yo también. Pero ellos solo verán a un enemigo si decides volver, Garra -volvió a posar sus ojos en los de su compañero- No voy a volver para levantar mi espada contra unos simples milicianos cegados por su rabia y por su miedo. Ya has escuchado sus palabras de despedida. Sería un vil asesinato sin sentido. Perdería más que ganaría volviendo allí. Así que... será mejor que subamos al shampang de estos nobles señores y descansemos. Mañana hablaremos sobre los demás, descansados todo se piensa mejor. Tendremos que pensar en los pros y los contras, si hay más yomas sueltos puede ser complicado esperarlos... no... -dijo moviendo una mano en una clara señal de que se seguiría la conversación al dia siguiente- no... mañana lo decidiremos. Ahora no es el momento.

Sin más, Emisario dio media vuelta y se dirigio hacia los nobles- Vosotros conoceis mejor que yo como manejar el shampang, las corrientes y la zona. ¿Es viable que salgamos del embarcadero y pasemos la noche en otro lugar?

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05/01/2012, 08:46
Nobles de Wu-Chia.

- "Nuestros marineros se encargarán, Eminencia. Fondearemos en mitad del río." -

Emisario del Dragón y Garra de Halcón son bienvenidos a bordo del shampang y acomodados en camarotes confortables.

Les dan de cenar sabrosos fideos con carne y sake, aunque Emisario debe rechazarlo y beber té en su lugar.

Después de cenar se retiran a dormir. La noche transcurre sin sobresaltos.

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05/01/2012, 08:51
NOCHE Y DIA.

AÑO: 761.

LUNA: Nueva.

ESTACION: Aire.

MES: Aire Ascendente.

DIA: 10.

HORA: Alba.

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05/01/2012, 17:38
Nobles de Wu-Chia.

Por la mañana:

- "¡Marineros! ¡Levad el ancla, desplegar las velas! ¡Navegamos de regreso a Arrozal Quince portando a nuestro salvador y a su acompañante!" -