Partida Rol por web

¿En serio crees que esta gente me quiere aquí? ¡No! ¡Claro que no! ¡Ni a ti tampoco! Me acusan con vaguedades, por ser quién soy y por pertenecer a dónde pertenezco. Tenemos el mismo pasado, y el único motivo por el que este juicio no es contra ti, es porque me tienen a mí para volcar sus odios. Tú eres la bonita. Yo no. Tú eres la dulce. Yo no. El único motivo por el que yo estoy atada y tú no es porque te acuestas con el Burgomaestre...

¡PLAF!

El tortazo de Ida para callar a Idalecia resonó en un largo e incómodo momento vacío de palabras.

El cuervo la estaba sacando de quicio y no servía de gran ayuda en aquellos momentos en los que además, estaba siendo testigo de lo que ocurría y que pronto cantaría a su amado encantador. Se acercó a la jaula, metió una mano por la portezuela, agarró al pajarraco por el pescuezo y canalizó su magia para eliminar la maldición que lo afectaba. Con ello no lograría que se callara, ni que fuera tan inoportuno como siempre, pero quizá sí le provocará un severo dolor de cabeza en su pequeño cerebro.

La bofetada hizo que se volviera. La marca roja de cinco dedos crecía en la mejilla de Idalecia e hizo que sintiera una profunda admiración y un creciente respeto por Ida. Aquella reacción auguraba una futura estupenda madre capaz de cortar de raíz cualquier tontería.

Pero el denso silencio debía acabar.

-¿Parriwimple? -dijo al tiempo que cerraba la portezuela de la jaula.

Desde el combate en la Encrucijada contra los fantasmas, en el que Herr Urik fue tocado por uno de esos seres incorpóreos, Frau Helene ha podido observar que el paladín actúa con menor lucidez de lo habitual, parece febril, e incluso más impulsivo e imprudente. Es como si hubiese sido temporalmente drenado de parte de su Sabiduría.

Parriwimple no pudo evitarlo. Se puso a reír. ¡Había sido tan divertido ver el tortazo!, ¡y vaya tortazo!. Toda una preciosidad de tortazo. Así que el grandote de Parriwimple, como el niño grande que era, rió, y rió, y rió. Durante casi dos minutos no pudo reaccionar, sin dejar de mirar los dedos marcados en la cara de Idaelecia.

Pero luego se tranquilizó. Por lo que parecía nadie había dicho nada más, con lo que tenía que tomar una decisión.

- Idaelecia es tonta, y mala. Se ha metido con nosotros, y dice que Ida y Parriwimple se acuestan, y no es verdad. También es mal hablada, y ha hablado mal de nosotros. Y nosotros no haber hecho nada malo a Idaelecia. Idaelecia tener mala suerte, Parriwimple puede entenderlo. Parriwimple también a veces pasarlo mal. Pero... ser malo y tonto no merece castigo. Hablar mal de la gente tampoco. Idaelecia no fue quien secuestró a Katta. No es quien atacó a Helene. Y cuando trató de matarme había sido porque habían lanzado magia mala contra ella para que no poder evitar atacarme. Eso no es para ser castigada, porque no es culpa suya -  Parriwimple guarda un momento de silencio antes de continuar- Idaelecia, no ser dulce ni bonita no hace que no te queramos. Pero tienes que dejar de meterte con todos, y de insultar. Insultar está feo. Lo peor que has hecho es seguir a Baba Zelenna, pero ella era su madre. Y un buen hijo es normal que haga caso a su madre, si no le pide cosas muy malas. Como no intentó matar a propósito, ni secuestrar a propósito, ni tampoco robó o hizo daño a nadie que nadie sepa, no podemos castigarla. Si quieres quedarte puedes hacerlo. Si no, puedes irte.

Me aparto un paso, para que Idalecia vea que nadie la amenaza, y que es libre de marcharse sin repercusión alguna, si es eso lo que desea.

Mientras la familia Yanoff regresaba al lugar donde se celebraba el juicio, la Señora Helene exponía un extenso y completo alegato en defensa de Idalecia que seguro que hubiera hecho reflexionar al niño si este no hubiera estado más pendiente de las palabras de su madre.

-¿Pillerías? No mamá... que va... jijijiji. -Se le escapaba la risa, aunque en realidad no sabía si Firan quería llevar el pelo así o tan solo era producto de no cuidarlo. En todo caso las palabras de su madre le hicieron pensar que igual el niño se enfadaba y no querría compartir su libro de magia con él, eso cambiaba las cosas.- Bueno... no lo se, no le pregunté. Podemos hacerlo antes de que le cortes el pelo y preguntarle a la Señora Helene que ahora es su nueva madre. Así nadie tendría porqué molestarse ¿Verdad?

Si que llegaron para escuchar las palabras de Idalecia y todo lo que se dijo después. No le importaba que Idalecia se quedara en el pueblo siempre que no intentara secuestrar niñas o madres o invocar demonios, además Ida también quería tenerla por allí, al menos hasta que Idalecia dijo algo y le dio un gran bofetón.

-¡Ala! ¿Has visto mamá? ¡Menudo bofetón! ¿Y has oído lo que ha dicho? ¡Mira! Parriwimple también parece enfadado.

Pero a pesar de su enfado el grandullón era un alma buena y noble y perdonó la vida de la fruto rojo dándole a elegir si se quedaba o se marchaba. Ivalic suponía que volvería de nuevo junto al resto de frutos rojos que habían sido su familia y aunque parecía que no podrían invocar a ningún demonio hasta dentro de mucho tiempo Ivalic no las tenía todas consigo.

-Si te quedas puedes ayudarnos a reconstruir el pueblo, Ida y tu podéis construiros una casa para vosotras, os ayudaremos. Pero si vuelves con Baba Zelenna no permitas que secuestren más niñas o mujeres ni que invoquen demonios, eso está muy mal, acabaréis haciéndoos daño o haciéndoselo a otros y al final esas cosas nunca terminan bien. Parriwimple es muy bueno y te da una segunda oportunidad, tu debes elegir lo que haces con ella.

Ivalic había leído mucho sobre segundas oportunidades, como los malvados se convertían en buenos y cambiaban sus vidas para ayudar a otros, aunque algunos seguían por las malas sendas y estos siempre terminaban igual: muertos o prisioneros de por vida.

Fue la misma Ida que la abofeteó la que desató sus cuerdas. Idalecia corrió un breve tramo, y después se detuvo para echar la vista atrás. Sus ojos parecían escrutarlo todo, pero estaban clavados en una única persona: Ida. Tras un impás, volvió a correr con todas sus fuerzas, alejándose hacia la salida del pueblo.

Aaaaak... ¿Qué hay de mí? ¿Para este polluelo no hay juicio?

No tenían modo de saber si Hurrn estaba dominado desde el principio, así que tampoco podían estar seguros al cien por cien de que Hurrn había cambiado con el protección contra el mal lanzado sobre él.

- "Maese Hurnn, ¿estáis ya recuperado? ¿O seguís bajo la influencia perversa del Conde o de alguno de sus adláteres?" -

-¿O lo estuvo alguna vez? -dijo irónica Helene que reconoció ante sí misma que la huida de Idalecia la apenaba. Sin embargo, la sensación de haber hecho lo correcto estaba por encima de todas las cosas-. Parriwimple, ¿te sientes bien ahora? Quisiera saber si mi conjuro ha hecho efecto o no. Y deberíamos decidir en qué vamos a ocupar nuestro tiempo además de desayunar. No hay cerebro que funcione bien sin un estómago alimentado. ¿A que es verdad, Vjelkus? -revolvió el pelo de su ternero con cariño-. Además, tengo cosas que contaros del diario de Danovich que pude leer con relativa tranquilidad y, además, también me gustaría hablar con Firan. También tengo una tarea pendiente. El cementerio. Mi marido estuvo en él. Y pese a los espíritus, me gustaría echar un vistazo. Y hablando de espíritus, ¿como os sentís Herr Teudeldorf? Ayer fue como si os hubieran arrancado el alma vista vuestra palidez -Helene se mostraba cortés e incluso sonreía, pero la distancia en el lenguaje era apreciable. Helene había perdonado ya a Urik su amago de abofetearla, pero olvidar, no olvidaba. Y mucho tendría que cambiar Urik como para que la clérigo volviera a tutearle o incluso considerar la posibilidad de una amistad. 

Ivalic estuvo a punto de gritar para que detuvieran a Idalecia cuando esta se desligó de sus ataduras y comenzó a correr con la clara intención de escaparse del pueblo, aunque luego recapacitó.

Al fin y al cabo Parriwimple le dijo que podía irse, parece que esa fue su decisión. Espero que ni ella ni ningún otro fruto rojo vuelvan a molestarnos.

Ahora parecía que tocaba encargarse del cuervo, aunque no estaba claro de si la Señora Helene había conseguido acabar con la influencia del Conde.

-Señora Helene, ¿Usted cree que el cuervo Hurrn estará ya bien? Yo lo veo igual... ¡Pero lo del desayuno es una gran idea! Mientras desayunamos puede contarnos que cosas interesantes encontró en el diario.

Ivalic había echado un ojo al viejo diario del párroco pero no habían conseguido sacarle mucha utilidad a su lectura, esperaba que la Señora Helene si descubriera algo que mereciera la pena.

-Ayer les dimos su merecido a esos fantasmas, seguro que se lo pensarán dos veces antes de volver a aparecer, quizás es un buen momento para visitar el cementerio. ¿Que buscaba su marido allí?

- "Sí, el fantasma de la encrucijada me tocó y sentí un agotamiento espiritual inusual. Como si me hubiesen drenado parte de mis energías, de mis ganas de vivir, y de mi sensatez, por poca o mucha que tuviera para empezar." - Sonrío algo débilmente, con el rostro fatigado.

A Vjelkus se le iluminó la cara cuando escuchó hablar de desayuno, a pesar de que él ya había picoteado en secreto de la caja mágica de raciones de campaña. Pero Firan, Ivalic y Urik, que habían llegado tan tarde anoche, eran los más hambrientos. Después de todo eran las doce pasadas del mediodía, si el reloj de las apariciones de Merquo Iluminador iba puntual.

Oh, sí, sí... Me encuentro mucho mejor, dónde va a parar. Este gallo está listo para una nueva pelea. De todas formas, solo soy un cuervo. No soy ninguna amenaza al nivel de Idalecia, que lanza fuego por las manos. Y si a ella la liberasteis, no hay motivo para no hacer lo propio conmigo.

Venga... preguntadme lo que queráis.

Firan también se acercó por si era interpelado, pero antes Helene examinó la herida del mordisco necrario en la piel de Parriwimple. Efectivamente, la carne necrótica había vuelto a la normalidad. Parriwimple estaba curado al cien por cien de la podredumbre de necrófago. Sin embargo, los ojos de Urik estaban mortecinos y reaccionaban con lentitud a la hora de seguir el dedo de la señora Helene.

Ivalic se acercó a la jaula del cuervo Hurrn y lo observó girando a su alrededor, como si quisiera encontrar alguna evidencia física del cambio que debería haberse producido. No lo vio diferente, pero la Señora Helene le había sanado y el cuervo así lo indicaba.

-¿Que os parece? ¿Podemos soltarlo ya? Si está curado no debería ser problema y nos puede ser de mucha ayuda. ¿Verdad Hurrn? Pero tienes que prometernos que no volverás a contarle nada al Conde.

Y mientras los adultos decidían que hacer con el cuervo, la Señora Helene examinaba a Parriwimple y a Herr Urik.

-¿Como están? ¿Ya están curados Señora Helene? Si quiere puedo ayudarla, yo también se hechizos de sanación, claro que los míos no son tan poderosos como los suyos. ¿Me enseñará alguno?

Ivalic volvió a la jaula donde estaba Hurrn, no sabía muy bien que podía preguntarle, pero si le podían preguntar cualquier cosa... Solo había una que inquietaba al pequeño. ¿La sabría el cuervo? No pasaba nada por preguntar.

-¿Sabes donde está mi padre?

¿Contarle cosas al conde? ¡¿Yo?! Nah... mi pico está sellado. Esta región parece un gallinero alborotado, creo que lo primero que voy a hacer cuando sea libre será volar al cálido sur... A Immol. Dicen que los druidas de Immol tratan muy bien a la gente como yo, y no las mete en jaulas, cosa que valoro positivamente.

Cuando Ivalic pregunta por su padre, el cuervo Hurrn niega con la cabeza.

Nunca he visto a tu padre, así que no sé cómo es ni sería capaz de reconocerlo si lo viese. De todas formas, todos los humanos me parecéis iguales, niño de la gorra.

- "Bueno, Maese Hurnn ha engañado y mentido, y ha informado de nosotros al Conde.

De todos modos, como no pudimos llevar a cabo el ritual del bosque, me temo que nuestro enemigo podría igualmente si quisiera observarnos de todos modos con su magia y conocer nuestros planes de antemano.

Maese Hurnn ha declarado que lo hizo bajo influencia mágica. Yo sospecho que se trata del familiar de alguien, no sabemos si amigo o enemigo, aunque más probablemente lo segundo.

De todos modos es tan sólo una sospecha, por lo que mi propuesta es que sea dejado libre y le demos así una oportunidad. Si bien, debe evitar volverse a cruzar en nuestro camino en el futuro." -

-Parriwimple lo está, Ivalic. En cuanto al plumero volador, no te lo puedo asegurar con certeza. Aunque reconozco que me cuesta confiar en él. La confianza es un bien frágil, difícil de conseguir y fácil de romper y cuando ya se ha roto... -dejó la frase en suspenso-. Herr Teudeldorf, quieto un momento -señaló. Cerró los ojos tras tomarle de las manos y la magia obró-. Es cuanto puedo hacer por vos. Dudo que haya restaurado completamente lo que el espíritu os drenó pero al menos acelerará el proceso.

Se enderezó. Apenas había restaurado su magia y esta escapaba como agua por un cesto. Pero no le importaba mientras pudiera ayudar.

-Y en cuanto a tu otra pregunta, no sé qué buscaba allí mi marido. Su objetivo era buscar al último de Uthurlan asíq ue entiendo que debía de tratarse de algo relacionado con ello -miró a Firan-. Y no sé si lo logró. Me gustaría preguntarte algo, Firan. ¿Os visitó un hombre que...? -dio una larga y precisa descripción de su marido al muchacho-. Es mi esposo y el padre de Vjelkus. Si estamos aquí, de hecho, es para tratar de hallarlo. ¿Sabes algo de él, Firan? -dijo mirándolo esperanzada. No se había dado cuenta, pero contenía la respiración. 

La respuesta del cuervo Hurrn, no por esperada resultó menos decepcionante. Tras días de búsqueda y preguntas aquí y allí a todo el mundo con el que se encontraba nadie parecía saber el paradero de su padre, ni siquiera haberlo visto. Claro que el cuervo quizás si que lo había visto y no sabía que era su padre, él mismo admitía lo que le costaba distinguir a los humanos. Fuera como fuera el niño seguiría buscando para conseguir reunir a su familia de nuevo.

-Entonces... ¿Vamos a dejarlo libre y que se vaya? -No parecía que los adultos confiaran mucho en el pájaro y tampoco que quisieran su ayuda tras lo sucedido.- Hurrn, dijiste que contestarías a cualquier pregunta. Herr Urik sospecha que eres el familiar de alguien ¿Es verdad eso? ¿De quien?

Bueno, si el cuervo había sido sincero les contestaría a la pregunta y saldrían de dudas, si no tampoco perdía nada por preguntar y no tenía tampoco mucho más que decirle, la decisión sobre su futuro parecía ya tomada.
Sin embargo la enfermedad de Parriwimple le preocupaba más, no le gustaba que su amigo se anduviera desmayando, siempre había sido un chico muy fuerte y sano.

-¿Herr Urik ya está bien? -Preguntó a la Señora Helene. La mujer no parecía muy convencida, aunque por sus palabras algo había conseguido hacerle.- ¿Como se siente Herr Urik? -Después se acercó a su amigo Parriwimple.- ¿Como estás Parriwimple? ¿Te sientes mejor? No te preocupes, conseguiremos curarte, la Señora Helene es muy buena con eso y yo estoy aprendiendo nuevos hechizos. También podemos preguntarle a Ludovico. ¿Que es lo que sientes? ¿Te duele la cabeza? ¿Te duele algo? ¿Estás cansado? ¿Tienes hambre? Si quieres podemos decírselo a mi madre, ella siempre sabe lo que me pasa con solo verme o ponerme la mano en la frente, es muy buena descubriendo enfermedades. ¿Que os parece? -El niño preguntó a la Señor Helene y a Herr Urik, su madre nunca le había fallado hasta ahora, quizás con Parriwimple también funcionara. Se volvió mientras la señora Helene preguntaba a Firan y se acercó a ella, esa conversación entre la mujer y el niño le había recordado algo y quiso aprovechar el momento para traerlo a colación antes de que se le olvidara.- Señora Helene, mi madre puede cortarle el pelo a Firan para que no se vea como una niña. ¿Que le parece? -Como la nueva madre de Firan era ella la que debía decidir sobre el asunto e Ivalic la miró, pero la encontró algo rara, casi parecía que ni respiraba.- ¿Señora Helene? ¿Le pasa algo?

- "Muchas gracias por vuestra ayuda, Frau Helene.

Pues sí, buen Ivalic. Desde que me tocó el fantasma he notado mi mente embotada y mis pensamientos nublados, como si todo se volviera más difuso y confuso. También me sentía permanentemente agotado, y aún estoy cansado, pero ya me voy sintiendo algo mejor y me siento listo para afrontar cualquier reto que debamos asumir a continuación.

Parriwimple ha estado actuando con extrañeza desde hace algún tiempo, en particular con sus menciones a las manos divinas del maestro carpintero. Creo que alguna de nuestras pasadas experiencias puede haberle marcado y traumatizado.

Respecto a nuestros planes actuales, antes de trazar ninguno, debemos esperar a que Maese Hurnn se marche y no estemos al alcance de sus oídos ni en su campo de visión." -

Ivalic miró con cierta tristeza a Herr Urik, aunque cuando el paladín le confirmó que ya se sentía algo mejor volvió a sonreír.

-Vaya... me alegro mucho Herr Urik, no se que haríamos si usted se pusiera enfermo, yo me quedaría sin trabajo y tendría que... -Ivalic se quedó pensativo. ¿Que podría hacer un niño como él? El pueblo estaba destrozado y ni siquiera podía trabajar de recadero pues ya no había comercios.- Supongo que escribiría algún capítulo de mi libro, pero no es lo mismo, prefiero ser su pontaantorchas. -Que no estaba bien pagado, pero al menos le daba la oportunidad de estar en el ojo del huracán y presenciar los hechos que podían marcar la diferencia, eso era una gran fuente de información para su libro.- Sí, Parriwimple está actuando de forma rara... ¿Usted cree que sería eso? -Si lo decía el paladín es porque algo había de verdad, era un hombre sabio. Así que Ivalic se acercó a su amigo con la intención de ayudarle, si encontraban el origen de su mal seguramente podrían atajarlo de manera más efectiva.- ¿Es cierto eso Parriwimple? ¿Has visto algo que te asustó? A mi me pasó lo mismo cuando llegamos a la cabaña de Firan su abuelo... bueno, ya sabes, puag. Incluso me hizo vomitar. ¿Tu también te asustaste por el abuelo de Firan? ¿O fueron los zombis? ¿La muerte de Arik? ¿Guissepe? ¿El conde? ¿Laila? ¿Los elfos lobo? ¿La mujer azul? ¿La chica ahorcada? ¿El Señor Varikov? ¿Los frutos rojos? ¿Baba Zelenna? ¿Tu tío? ¿Tu padre? ¿La arpía? ¿Elenya? ¿Irina? ¿Su fantasma? ¿Ahslyn? ¿Madame Eva? ¿Ludovico? ¿El padre Danovich? ¿Nikoleu? ¿Sasha Ivliskova? ¿Los ogros Cástor y Polux? ¿Los lobos? ¿Ismark? ¿Ioanu? ¿Que nos dejaran sin merienda? ¿Que no sepamos donde está mi padre o el de Vjelkus? ¿Que Firan lleve el pelo tan largo? ¿La traición de Hurrn? ¿Mr. Sikes? ¿Mr. Pip? ¿Su perro? ¿Los fantasmas del cementerio? ¿Los lloros de la pequeña Helene? ¿Que la señora Mary no sepa lo que dice? ¿Maligno el hijo de Giussepe? ¿Nuestro amigo Bobby? ¿Liddo y sus amigos? ¿Que la señora Gulpika y Merquo fueran novios? ¿El incendio del pueblo? ¿Melinda? ¿No saber donde está July? ¿Jaqueline Montarri? -Ivalic hizo una pausa para recuperar el aliento. Habían sido muchas las posibles causas de la enfermedad de Parriwimple, ¿Estaría entre aquellas? Habían pasado por tanto que seguramente se le escaparía algo, por eso miró a sus amigos en busca de ayuda.- ¿Que más puede haber sido?

Herr Urik de Teudeldorf, debéis de saber que los cuervos han visto a Madame Eva romper el sello del Bosque. Ahora, Strahd Von Zarovich solo puede veros a través de sus lobos y murciélagos espía. Es Madame Eva la que puede ver todo lo que ocurre en el valle en estos momentos.