Partida Rol por web

¿Familiar de alguien? Pues claro que lo soy. Mis padres están muertos, pero tengo una tía lejana a la que hace tiempo que no veo. Y luego está el primo Jerry, pero el primo Jerry es un pesado. Tiene un pico muy largo.

Firan se le quedó mirando a la señora Helene un rato, tratando de recordar.

Recuerdo que un señor nos hizo una visita hace tiempo. En otoño. Preguntó por un pasadizo secreto del Castillo de Strahd. Hay uno en la base del acantilado que lleva directamente a las catacumbas bajo el castillo. ¿Por qué? ¿Es importante? Se lo dijimos, nos dió las gracias a mi abuelo y a mí y se fue.

-Sí, es importante -dijo arrodillándose y dando un abrazo a Firan-. Mucho -miró a Vjelkus-. Por fin noticias de él. Y de otras cosas importantes -se puso en pie-. Fuera lo que fuera que buscaba en el cementerio y que creo estaba relacionado con alguna tumba de los Uthurlan, puede que lo condujera hasta su casa en el bosque. O quizá fue la casualidad y seguiremos sin saber qué buscaba allí. En todo caso, en otoño estaba por esta zona y dio con lo que buscaba. Qué hizo después, no lo sé, pero conociendo a tu padre -revolvió el cabello de su hijo-, seguro que fue a ese acantilado. ¿Dónde se encuentra, Firan? ¿El acantilado, digo?

Asiento en silencio en dirección a Hack, sonriendo débilmente.

Después miro severamente al cuervo Hurnn mientras abro su jaula.

- "No nos gustan los embustes y los engaños, Maese Hurnn. Pero marchad ahora, os perdonamos la vida." - Le hago un gesto para que vuele lejos.

- "Guardáos, Frau Helene. No digáis nada hasta que este espía de plumas negras se haya marchado." -

Abrieron la jaula, y Hurrn salió volando a toda velocidad sin dar siquiera las gracias. Hack produjo un ligero gorjeo de rabia al ver al cuervo negro salirse con la suya, pero no fue tras él. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, Firan señaló en el horizonte el pico sobre el que se asentaba el castillo de Strahd, unido al resto de las montañas por un largo puente.

Supongo que cuando la gente piensa en ir al castillo, va por las montañas. A nadie se le ocurre ir a la base del peñasco.

El castillo y el pueblo estaban separados por un bosque, el mismo en el que Urik logró vincularse con la espada solar, y un insalvable desnivel. Sin embargo, para llegar hasta el puente se daba un largo rodeo por todo el valle.

- "Herr Parriwimple, ¿qué creéis que deberíamos de hacer ahora?" -

Finalmente y tras la apertura de la jaula el cuervo Hurrn salió volando alejándose de las vidas de los aventureros, al menos por ahora.
Ivalic siguió el dedo de Firan y se quedó observando al castillo mientras asentía a las palabras de su melenudo compañero.

-Por el pasadizo el camino será más corto y además nadie nos esperará, podremos entrar sin que nos vean. Claro que tenemos las invitaciones para el baile si queremos entrar, pero tendremos que esperar hasta entonces.

En todo caso la lista de cosas que podían hacer todavía era larga y se volvió hacia Parriwimple esperando sus instrucciones.

- "Ivalic, tal vez deberíamos de enumerar nuestras posibles opciones." -

-¡Oh! ¡Que buena idea Herr Urik!

Al pequeño portaantorchas no parecía afectarle la falta de memoria del paladín y sacó su libreta de notas. Algunas tareas las habían realizado recientemente, otras seguían aún pendientes.

-Pueeeess.... Ya nos encargamos de Idalecia y del cuervo Hurrn, esa ya la tacho. Queda el asunto de Baba Zelenna y sus frutos rojos, aunque de momento no pueden invocar al gran demonio parece que tienen algunos con ellas y podrían seguir queriendo completar su número a base de secuestrar a más niñas o mujeres. También están los licántropos que podrían querer atacar al pueblo de nuevo, aunque de momento no hemos vuelto a tener noticias, ni sabemos si siguen con su alianza con la mujer azul. También quedan los del campamento vistani de los que no tenemos noticias tampoco. Y hablando de Vistanis está Ludovico que debería enseñarme nuevos hechizos y quizás tenga más ayudas para nosotros. Tenemos pendiente el asunto de la cueva en la catarata del Tser donde había esos temibles lobos huargos que custodiaban la gruta donde se puede conseguir hierro frío. También siguen desaparecidos Gertruda, Jaqueline Montarri, que seguirá robando cabezas y con la intención de matarnos y su esbirro el señor Sykes, además del padre de Vjelkus y de mi padre que tampoco sabemos donde están. Y mañana por la noche tenemos la invitación al baile del castillo. Allí están los habitantes del pueblo que faltan, los que no quisieron refugiarse aquí y prefirieron aceptar la hospitalidad del Conde... Creo que eso es todo Herr Urik. ¿Quiere que anote algo más?

- "Creemos que Gertruda está en el Castillo, por lo que probablemente no la encontremos hasta que vayamos allí.

Creo que Baba Yelena y el Hada Azul siguen siendo peligrosas enemigas, pero para enfrentarnos a ambas necesitaríamos armas de hierro frío, pues la falsa sacerdotisa tiene aliados demonios sólo vulnerables a esas armas. Para conseguir el hierro frío habría que ir a la cueva tras la catarata.

Poco podemos hacer con el campamento vistani y Madame Eva, me temo que nos aventaja demasiado en poder.

Me encantaría neutralizar de una vez y para siempre a Madame Montarri, que desde luego seguirá siendo un peligro mientras ande suelta, pero no sabemos dónde encontrarla. Tampoco estoy seguro de ser capaz de medirme contra ella, acero contra acero, incluso aunque ahora soy algo más diestro que la primera vez que nos enfrentamos.

Me gustaría ayudar a Herr Ludovico, aunque no sabría bien, bien dónde buscarlo. ¿Lo tendrán secuestrado los frutos rojos?" -

Miró cómo huía el cuervo, una sombra que nadie sabía de qué lado del fiel caía. ¿Oscuridad, luz? Quizá nunca lo sabrían. O sí.

-Ludovico está bien. En su refugio. Me dio instrucciones de cómo hallarlo en caso de necesidad -dijo tranquilamente Helene-. Respecto a qué hacer, hay muchas tareas pendientes aunque parezca que no. Y si no, surgirán inopinadamente. Sabemos que mi marido pasó hace un tiempo por casa de Firan. Fue en otoño, pero es que seguimos en otoño por lo cual pudo haber sido hace tres meses como hace tres días. Firan, ¿podrías ser más preciso, por favor? Yo, personalmente, aunque me gustaría partir ya hacia la entrada en la base del acantilado, no me parece lo más inteligente. No sin estar preparados para enfrentarnos a nuestros adversarios. Vivo de casualidad, por un extraño azar, ya que la arpía chupasangres así lo quiso. Nos quieren en el castillo y me temo que es algo a lo que no vamos a poder negarnos, Parriwimple. Gertruda, las gentes del pueblo, tu tío adoptivo, mi marido... Intuyo que su suerte depende de nuestra asistencia. Apuesto por ir a la búsqueda del hierro frío o al menos hacer una avanzadilla en ese sentido. Comprobar el terreno, apreciar peligros y amenazas, decidir qué estrategia seguir. Y ante todo, funcionar unidos, en equipo. Ello nos proporciona una gran ventaja. Es algo en lo que Parriwimple siempre ha insistido y tiene razón.

- "Apoyo esa moción. Herr Parriwimple y yo mismo somos la fuerza física de este grupo. Ivalic es la astucia natural, una cabeza despierta y unos ojos bien abiertos. Y, vos, Frau Helene, sois el alma y la guía moral.

Seguramente ese hierro frío nos vendría muy bien. Tal vez para fabricar la cabeza de una maza a dos manos que pudiera empuñar Frau Parriwimple... ¿Cuántos demonios no caerían fulminados ante un arma así manejada por una fuerza de la naturaleza?" -

El gigantón no había entendido bien todo el lío con el pájaro que hablaba. No veía claro por qué le habían metido dentro jaula, ni tampoco por qué le habían soltado. Pero hablara o no para Parriwimple era amigo de Urik. Se alegraba que los dos amigos hubieran hecho las paces (¿eso era lo que había ocurrido no?) y aunque lamentaba que el cuervo uno negro amigo de Urik se fuera, al bueno del caballero le quedaba el cuervo dos blanco (en ocasiones se confundía en su mente con el nombre de uno y de otro). No quería decir nada del tema, porque aún se acordaba de lo mal que lo había pasado cuando su gran amigo Guiseppe se había marchado. Se sintió por unos instantes profundamente apenado, y perdió el hilo de la conversación. Cuando fue a retomarlo, escuchó las palabras de unos y otros respecto al castillo e intervino, finalmente.

- Castillo gente mala- no, realmente Parriwimple no lo veía- ¿Por qué ir gente mala? Entonces malos castillo podrán hacer daño tanto a gente que ya allí como a gente que no allí aún. Gran vampiro gran malo. Matar amigos Parriwimple.

El gigantón era plenamente consciente de sus deficiencias pero, aunque por su tono dubitativo era evidente que no se oponía a ir si todos se lo decían, no acababa de verlo claro.

- Si ser para no matar amigos, sólo Parriwimple ir. Así resto a salvo.

Helene extrajo de entre sus cosas, el sobre con la invitación y la leyó a los presentes.

Invitación al gran baile de máscaras que tendrá lugar en el

Castillo de Ravenloft la noche del 5 de diciembre, a nombre de:

Herr Urik de Teudeldorf y acompañante.

Helene Maurgen y acompañante.

Maese Parriwimple y acompañante.

Ivalic Yannof y acompañante.

Vjelkus Maurgen y acompañante.

-Como veis no se plantean que no vayamos. Es más, sabían que Varikov estaba muerto y ahora caigo en un detalle que antes no -era comprensible pues la única vez que había repasado aquellas letras había sido en el ajetreo de una lucha sin cuartel-. Conocen mi apellido y eso es algo que ninguno de vosotros conocía. O eso creo -afirmó dubitativa-. Es altamente probable que tengan a mi marido si conocen mi apellido. Parriwimple, no puedes ir solo al castillo, desdiciendo lo que has estado afirmando hasta ahora. Y no podemos no ir viendo lo que está en juego. Pero eso será mañana. No dediquemos a ello más esfuerzos de los debidos. Ahora hay cosas que hacer y tendremos que sobrevivir a un nuevo día. ¿A las cataratas del Tser? -prefería actuar y no pensar demasiado. Y aquello era una peligrosa e inquietante novedad en Helene, que abría y cerraba las manos nerviosamente de forma inconsciente.

- "Yo creía que vos no teníais ningún apellido..." - Carraspeo un momento, incómodo. - "No es que eso sea nada malo ni nada de eso..." -

Parriwimple escuchó atentamente las palabras de Helene y, con evidente renuencia, asintió.

- Parriwimple conforme. Parriwimple entender Helene y si posible marido Helene estar, Parriwimple entender que tener que buscarlo. ¿Helene recordar Parriwimple por qué tener que ir cataratas?- el gigantón se queda un momento en silencio y luego busca con la mirada a Ida, recordando que tiene que hablar con ella.

-Allí está el acceso a las cuevas donde conseguir el hierro frío que nos servirá para forjar armas con las que protegernos, Parriwimple. La última vez que estuvimos allí logramos que dos gigantes se pelearán entre sí y destruyeran la presa que habían construido y que había convertido el río en un hilo de agua. Vimos unos huargos que parecía tenían en la cueva su refugio pero también recuerdo que cuando marchamos y desde el carromato, me dio la sensación de que esos huargos realmente no tenían acceso a la cueva. Es algo que debemos de comprobar -dijo al hombretón.

Ivalic se quedó algo más tranquilo al saber que su amigo Ludovico estaba bien y que podrían ir a su encuentro cuando le necesitaran.
Después escuchó la conversación entre los adultos esperando la decisión definitiva de lo que harían a continuación. Estar allí de pie sin hacer nada empezaba a aburrirle.

-¡Y tenemos que llevar un acompañante! ¡Lo dice la invitación! -Dijo el niño preocupado por ese asunto. No había nadie que quisiera llevar al castillo era un sitio peligroso. A no ser que...- Firan ¿Quieres ser mi acompañante? Pero eso no significa que seamos novios o que tengamos que ir de la mano, seremos solo amigos ¿Vale?

Seguro que Firan les acompañaba, la Señora Helene no dejaría a su nuevo hijo atrás, ahora el problema lo tenían el resto que debían buscar un acompañante para el baile.

-¡Pues vayamos a las cataratas y consigamos ese hierro frío! -Gritó con entusiasmo renovado.- ¡Le haremos una magnífica arma a Parriwimple y ningún monstruo, demonio o vampiro se resistirá ya, nadie se meterá con nuestro pueblo. Y mañana iremos al castillo y rescataremos a todos. -Ivalic se quedó pensativo, esa última parte iba a ser complicada.- ¡Tengo un plan! De noche será más dificil actuar con el Conde y sus esbirros despiertos, pero si vamos por la mañana quizás nos de tiempo a rescatarlos antes del baile y si nos pillan... Tan solo tenemos que decir que estamos allí por lo del baile.

-Hemos visto y comprobado que los vampiros pueden actuar durante el día y que son absolutamente letales. Ni siquiera Valanthe, la licántropa, pudo hacerles frente -dijo Helene-. Procuraré estar preparada para mañana poder hacerles frente llegado el caso. No obstante, comprobemos qué quieren y después actuemos. Un mal paso pondrá en peligro no solo nuestras vidas sino las de otros. No es algo con lo que podamos jugar ni tomarnos a broma.

- "Creo que estamos listos para partir hacia la cueva. Pero por favor, Ivalic, no grites nuestros planes. No sabemos si alguien del pueblo es en secreto un espía del Conde..." -

Pienso un momento y pregunto:

- "Ivalic, entre las cosas que guardas, ¿no habrá por un casual un escudo y una capa?" -