Partida Rol por web

Un nuevo día en Peterstone.

No deben de ser más de las 8 de la mañana, pero tus ojos ya están como dos platos, y tu cuerpo necesita movimiento y acción.

Sabes que en la habitación de al lado va a estar tu madre, o desayunando o leyendo o bordando, y que por alguna parte del hotel estará tu padre. Siempre es igual, y en gran medida, esa monotonía te da la seguridad suficiente como para poder hacer tus locuras sabiendo que todo lo demás estará bien.

Desde la ventana se cuela el olor a tostadas y café, en la cocina del hotel deben estar trabajando a todo trapo. Tus tripas gruñen y exigen algo de pan y leche.

¡Buenos días!

Lily se estira todo lo ancha que es capaz en su cama y mira los rayos de sol que se proyectan sobre sus sábanas. Se levanta de un salto, en un gesto rápido, y abre la ventana, dejando que el calor del sol y el frescor de la mañana le despierten.

Se mueve rápido por la habitación, aseándose, recogiéndose los rizos con cuidado y alisándose los enredones del pelo y, finalmente, colocándose uno de los complicados vestidos que impone la moda... y que le encantan. De una carrera, acude al dormitorio de su madre, y abre la puerta sin llamar. ¡Buenos días, mamá!, exclama, mientras irrumpe en el cuarto, da un beso a su madre y se coloca de rodillas, de espaldas a ella, ¿Me aprietas el corsé?, se sujeta el pelo en alto y espera, paciente.

Abriste la puerta como un tobellino. Tu madre te miró desde detrás de una taza de te, a su lado reposaba un libro abierto que estaba leyendo a la vez que desayunaba.

- Buenos días preciosa. Dijo calmadamente con una sonrisa suave. Se queda a medias al tratar de devolverte el beso, pues ya estas de espaldas a ella, que no puede contener una risita. Un día te va a dar un síncope con los cacharros estos...No pueden ser buenos...ir tan apretado...

Dejó a un lado su desayuno, y se giró en la cama para comenzar a ajustar lazos y tirar de ellos, afinando tu cintura y realzando, aun más, tu ya de por si voluptuoso pecho. Cuando sentiste que ya estabas suficientemente enlatada, tu madre cerró los lazos con una moña, y colocó de nuevo tu pelo sobre tus hombros, dejando algunos mechones caer por tu espalda.

- Estás cada día más adulta, Lily...eres ya toda una mujer. Dijo sonriéndote. Ponte de pie que te vea.

Con una sonrisa se pone en pie, se gira, dando vuelo a su falda y hace un par de poses dedicadas a su madre.

Se puede respirar bien, dice, hinchando y deshinchando exageradamente el pecho, de forma que su voluptuosidad entra y sale del corsé, mostrando un poco más de lo que debería.

¿Qué tal te encuentras?, le dice, mientras revisa el tocador y se echa unos polvos aquí, un poco de carmín allá, en pequeñas cantidades. Después se sienta en la silla y empieza a prestar atención a la respuesta de su madre, mirando de reojo por la ventana.

Tu madre se encogió de hombros, ella seguía pensando que ahí dentro no se debía estar muy muy cómoda.

- Pues estoy bien, hoy tengo la cabeza bastante despejada, he pensado en leer un poco y bueno...seguir cosiendo supongo...tampoco tengo mucho más que hacer... Dijo con una leve desgana. Miraba como te pintabas y sonrió. Y de dolores...pues como la cabeza, despejados también hoy jejeje La risa se vio cortada por una tosecilla y una nueva sonrisa tranquila.

- ¿Y tú qué piensas hacer hoy? ¿Vas a pasear por ahí con algún chico apuesto?

La joven se sonrojó, abrumada por la pregunta de su madre, Oh, no sé, no tengo... nada planeado. Quizás sólo ir a ver a Nat, ¿sabes? Pensaba llevarle algunos bollos caseros... no creo que los pruebe mucho. Sonrió, y entonces se dio cuenta de algo interesante, al oír el rugir de sus propias tripas.

Vaya, mamá, me alegro de que te encuentres bien. ¡Quizás hasta podrías salir a dar un paseo!, dice, mientras abre las puertas del balcón y deja que la luz del sol entre en la habitación para que su madre pueda disfrutar de ello.

Entonces corretea de nuevo por la habitación, da un abrazo a su madre y, desde la puerta, aclara, Voy a desayunar. Sale de allí y, desde las escaleras exclama, ¡Te quiero, mamá! mientras baja escalón a escalón hasta la cocina.

Llegas a la cocina hecha un torbellino, los sirvientes del hotel tienen que quitarse de tu paso para no ser atropellados.

- Señorita Pole, aquí tiene unos bollitos recién salidos del horno... Dice una de las chicas con una sonrisa de oreja a oreja, enseñándote una cesta que aun humea un poco...Tus tripillas dan el visto bueno con un crujido. ¿Le pongo dos? Vaya al salón, su padre la espera, y le llevo el desayuno en un minuto.

La mucuhacha comienza a prepararlo todo. Es una jovencita de color ébano, con unos hermosos ojos verdes, su acento es exótico, como toda ella.

- Vaya, señorita, no la haré esperar mucho.

Se apoya en una de las mesas, acercándose a la cesta e inhalando el olor de los bollos recién hechos... a la vez que se llena las manos de harina. Con una enorme sonrisa se sacude las manos y se gira, Muchíiiisimas gracias, ¡eres más dulce que todos esos bollitos juntos!

Abre la puerta con cuidado y, procurando hacer el menor ruido posible, sorprende a su padre por la espalda, abrazándolo y dándole un sonoro beso en la mejilla. ¡Buenos días, papá! ¿Noticias alegres esta mañana?, con pasos de bailarina se sienta a la mesa y se coloca el vestido la servilleta, mientras se sirve leche ella misma, haciendo uso de los útiles que ya hay sobre la mesa.

Tu padre pega un repullo por el susto, pero luego se gira hacia tí riendo y te da dos besos.

- Hola preciosa, pues no hay gran cosa, ya sabes, un pueblo pequeño, cosas aburridas...es siempre lo mismo realmente, si viviésemos en Londres el periódico debería ser al menos tres veces como este y estaría lleno de cosas interesantes, seguro jejeje.

Estaba bebiendo café con leche y tomando una tostada con una generosa cantidad de mantequilla y comporta de fresa. Como siempre su barba estaba perfectamente delineada y todo él desprendía un agradable aroma a jabón y lavanda.

- ¿Tienes planes hoy? ¿Vas a salir a corretear por ahí? porque tal y como pinta el día, tiene apariencia de que va a ser soleado, pero no muy caluroso..

Sonrió, si algo te gustaba de él era que te dejaba entrar y salir por donde quisieras, aunque eso diese mucho de que hablar en el pueblo...bueno, de hecho, todo lo que tuviese que ver contigo daba de qué hablar en el pueblo, no sabías como, solías terminar siendo comidilla de viejas cotillas.

La joven sonríe y bebe un par de sorbos, misteriosa, creando un momento de falsa tensión. Enseguida deja la taza sobre la mesa y abre la sonrisa, Naaah, iré a ver a Nat, igual podemos subir hasta algún lugar donde podamos hacer un picnic y tostarnos al sol con tranquilidad.

Mira a su alrededor con ansiedad, buscando a la joven que prometió una cesta llena de bollos y da otro sorbo a su taza.

La chica llega con la cesta de bollos, y notas como se abre la puerta del hotel, habrá venido algún inquilino.

- Aquí tiene, señorita. Están aun calientes. Le traigo miel también. Sonrió a ambos y se inclinó un segundo delante de tu padre, como saludo.

- Pues entonces tened cuidado, y procurad no llamar mucho la atención. Te dijo tu padre.

La chica ya había abandonado la habitación y estabais de nuevo a solas.

- Y no os tostéis demasiado, que no quedáis bonitas las mujeres muy morenas... Te guiñó un ojito.

Al par de segundos llega la chica color ébano de nuevo.

- Señor, lo llaman a la puerta.

- Quédate aquí, Lily, ahora vengo y seguimos hablando.

Ambos abandonan la habitación y tu piensas que es un momento perfecto para comerte cuantos bollitos quieras sin que te miren mal por ello.

-¿Llamar la atención? ¿nosotras?, sonríe pícaramente y coge uno de los bollos con cuidado.

Asiente a lo que le dice su padre y, con curiosidad, una vez que la han dejado sola en la habitación, se levanta, bollo en mano, y se asoma a la puerta. Le encanta ver a los nuevos inquilinos... siempre con la esperanza de que algún caballero joven, guapo y soltero se aloje allí y se fije en ella... Da un mordisquito al bollo mientras, intentando ser lo más silenciosa posible, sigue los pasos que ha dado su padre hace unos segundos.

Te asomas a la ventana, con tu bollo y tu curiosidad gatuna, y ves, al otro lado del cristal, un carro, lleno de bultos, guiado por un caballo que te resulta familiar y a dos figuras mucho más que familiares.

El señor Lewis, padre de tu mejor amiga, Nataly, está esperando, hasta que llega tu padre. Ambos comienzan a hablar, y luego habla tu amiga con tu padre. Al poco padre e hija se despiden, y Nat pasa dentro del enorme hotel.

Mira por dónde, ibas a buscarla tu, y viene ella sola. Lo que no entiendes es la maleta que lleva en la mano...¿Dónde se irá de viaje?

Escuchas los pasos de ambos dirigiéndose al salón donde te encuentras...

Abre los ojos como platos y, a todo correr, regresa a su puesto en la mesa. Nerviosa, mira con el rabillo del ojo hacia la puerta mientras finje estar completamente concentrada en su desayuno. Se muerde el labio, pensativa... ¿una maleta? ¿se vendrá Nat al hotel? Oh, eso sería genial... pero ¿por qué vendría? Su casa está algo alejada, pero eso no es un problema... nunca lo ha sido...

Un trozo del bollo cae dentro de la taza, con un sonoro "plof". Sacude la cabeza, y se vuelve a centrar en la puerta, esperando con ansiedad.

El padre de Lily abre la puerta y sonríe.

- Pasa, Nataly. Dice suavemente. Lily, preciosa, Nataly va a pasar aquí unos días mientras su padre está en una feria de inventos. ¿Queréis dormir en habitaciones independientes o pongo una cama más en tu habitación, Lily?

Sonríe a ambas, seguro que os hacía ilusión estar TODO el rato juntas, pero también erais ya unas señoritas y necesitabais vuestra intimidad, así que la decisión estaba en vuestras manos.

Tras una animada conversación llegasteis a varias conclusiones:

Primera: efectivamente queríais dormir juntas, así qeu los criados de la casa os prepararon la habitación más grande con dos camas que tampoco eran pequeñas, y todos los cacharritos que ibais a necesitar en las siguientes noches de vigilia que pretendíais pegaros. Así teníais maquillajes, espejos, libros, algo de música, sábanas, mantas y vestidos como para un mes... Iban a ser unas fiestas de pijama la mar de entretenidas, y os servirían también para contaros las últimas nuevas y poneros al corriente de todos los chismorreos del pueblo.

La segunda conclusión fue que os ibais a ir de picnic, con lo cual, los sirvientes que no estaban con vuestra habitación estaban preparando dos enormes cestas de todos los dulces posibles y de una buena cantidad de bocados salados, para que pudieseis doraros un poco al sol de la mañana y disfrutaseis del aire fresco, que a dos señoritas como vosotras les vendría bien.
Habíais decidido ir a una colina que se encuentra situada a unos 15 minutos a caballo, e ibais a estar acompañados por uno de los sirvientes y su mujer, que velarían por vuestra integridad.

Cuando estuvo todo listo ambos os invitaros a acompañarlos, y montasteis en el carro que os llevaría a vuestro destino, lejos de todo el barullo de la ciudad...que hoy, estaba especialmente nerviosa y abarrotada.

Echo de menos a mi padre, pero no podría estar en mejor compañía. Dijo mientras iban de camino sonriendo con sinceridad a su amiga. Me encanta pasar estos días contigo, Lily. Dijo amable. ¡Es imposible aburrirse! Dijo en forma de halago a la personalidad de su amiga.

Nat había intentado ayudar a los sirvientes, pues no estaba acostumbrada a ser servida de esa manera, incluso se empeñaba en llevar ella una cesta. Era una chica a la que le gustaba ganarse lo que obtenía y no le importaba mancharse las manos. Trataba a los sirvientes como iguales y se preocupaba y hablaba con ellos sobre sus vidas.

Dama?? T__T!