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Fort Doom: Dead Lands

Capítulo 6: Diez de Diamantes

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17/04/2012, 00:05
Bill

Bill lanzó una nueva maldición, esta vez contra el peso de su maldita montura. Oía gritar algo de fuego al maldito vaquero famélico. ¿Fuego? ¿En medio de una pradera de hierba?

- ¿Es qué te has vuelto loco de miedo? ¿Quieres hacer arder una pradera con nosotros en el medio? ¡Maldito tarado!

Aparte de discutir con Farlane la atención del pelirrojo estaba en intentar volar por los aires aquellas asquerosas alimañas.

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17/04/2012, 01:14
Hank Bully

Ya que no estaba tan perjudicado por los insectos, Hank decidió ir acercándose con su caballo poco a poco a Bill e intentar ayudarlo a salir de la emboscada. Una vez a su lado, agarró el látigo dispuesto a matar a cada bicharraco. No podemos perder a un vaquero ahora... por muy muerto que esté, tenemos que salir todos de esta. 

¡Oh no, una damisela en apuros!— A Hank todavía le quedaba un mínimo sentido del humor a pesar de la situación desagradable que estaban pasando.  —Yo me encargo de los bichos y tú encárgate de salir de ahí abajo, Bill, antes de que al loco ese se le ocurra volarnos a todos por los aires—

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17/04/2012, 01:53
Director

Farlane continuaba defendiéndose a sí mismo y a Boyle, aunque el británico había empezado a mover el estoque a su alrededor con tal velocidad que las garrapatas no tenían ninguna oportunidad de penetrar su defensa. La única preocupación que cabía abrigar en cuanto al reputado químico inglés era acerca de la posibilidad de que se decapitara a sí mismo con la afilada hoja, o que cortara una oreja a su sufrido corcel. Dos certeros disparos del vagabundo acabaron con otras tantas alimañas, mientras tanto.

Bill levantó su revólver, buscando defender la no-vida ante todo, pero al ver que el látigo de Bully ahuyentaba a la sabandija más cercana, sacó tiempo para liberar su pierna del peso del caballo moribundo. Al fin pudo levantarse, y cuando el pelirrojo iba a concentrarse en los inmundos bichejos, vio algo moverse en el suelo y reaccionó un segundo demasiado tarde. Ahora que veía la serpiente de cascabel junto a su bota, recordó el sonido que había oído al caer del caballo. Bill creía haber sido mordido por la cascabel, pero tampoco era que el veneno fuera a ir muy lejos en su sangre coagulada. Con un puntapié, el bandido mandó el crótalo fuera de la vista, pensando que a uno de los caballos que quedaban vivos sí podía molestarles la presencia del ofidio.

Justo en ese momento, la cara de Danny Chang, apoyada contra el suelo en una incómoda postura capricho de su caballo agonizante, vio llegar unas patas arácnidas que transportaban un pequeño y asqueroso cuerpo rojizo. Fue a apartar el bichejo con su mano izquierda (la única libre ahora mismo) solo para descubrir que... ¡tenía otra garrapata en ese brazo! Agitó la muñeca para librarse del engendro, pero entonces ocurrió algo que resultó aterrador incluso para un muerto.

Dos pares de garfios abrieron por la fuerza los labios de Chang y, antes de que pudiera decir "esta boca es mía", la garrapata había entrado hacia la garganta continuando su paseo hasta algún lugar de las entrañas. Un bulto sobresalía en el abdómen del chino, moviéndose de un lado a otro hasta que pareció acomodarse. Para todos lo que presenciaron la extraña parasitación, el ataque de las garrapatas se vio de forma distinta. Las sabandijas no buscaban mordeles ni pincharles, sino ¡comerles desde dentro!

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17/04/2012, 09:33
Bill

- ¡Me cago en mi puta sepultura!

Bill lanzó ese exabrupto para luego cerrar la boca con fuerza. ¡Aquello sí que era jodido! Ahora que se había levantado buscaba ponerse espalda con espalda con Hank para cubrirse. ¿Qué podían hacer con Chang? ¿Meterle un disparo en el estómago? Por primera vez desde que se había levantado de su muerte Bill estaba realmente aterrado. Apuntaba nervioso alrededor, buscando cualquier insecto que quisiera acercarse.

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19/04/2012, 01:00
Danny Chang

El chino no se podía creer su mala suerte. Un evento tras otro fue golpeándolo en segundos como si se tratara de una gran ola: primero la presencia de aquellas criaturas  (más bien monstruos), que se habían cobrado la vida de su caballo; ¡y ahora tenía una de esas cosas dentro de su estómago!

Vio casi con odio el bulto que indicaba la presencia de la criatura extraña dentro de su estómago, pensando qué podría hacer con su dilema mientras se ponía sobre sus pies lo más rápido posible (ya el suelo le había traído demasiados problemas). Frunciendo las cejas con molestia, reforzó el agarre sobre su arma y dirigió ésta a la huella que dejaba el monstruo en su abdómen.

- Yo no soy tu almuerzo, maldito - bufó, apretando el gatillo.

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22/04/2012, 01:08
Stephen Boyle

- Mi general, nos atacan los liliputienses! Debemos cortar la maleza y así evitar un ataque sorpresa! Oh, jojo he realizado una rimilla sin mucha zancadilla...-

La mente de Boyle divagaba, sin embargo algo en su subconsciente albergaba al estratega que en numerosa ocasión salvase al grupo.

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22/04/2012, 01:13
Director

El revólver del chino detonó a quemarropa, y Danny Chang cayó al suelo abatido por su propio disparo. La hierba alta impedía ver el cadáver inmóvil del mestizo asiático yacer sobre un lecho de sus propias entrañas aderezadas con caparazón y jugo de garrapata. Desde luego el chino no parecía ir a levantarse por su propio pie, aunque lo cierto es que ninguno de los muertos vivientes entendía muy bien las reglas de la segunda defunción. Algo les decía que, para bien o para mal, hoy aprenderían algo al respecto.

Stephen Boyle se las apañaba con sorprendente soltura manejando un estoque que a saber de dónde había sacado. Gritando incoherencias al viento, el británico ensartó uno de los bichos en su espada y continuó agitándola hasta que las cucarachas cercanas parecieron desanimarse y buscar objetivos más vulnerables.

Para desgracia de Farlane, su valiente montura pareció ser una de esas presas fáciles. Mientras con el casco derecho espantaba una alimaña, otro engendro trepaba por la pata izquierda y encontraba poca dificultad para colarse en el hocico del relinchante equino. No había nada que hacer por el pobre animal, pero en su favor podía decirse que ni el terror ni el dolor que debía de sufrir parecía incapacitarlo por el momento. El vagabundo llamado Farlane tenía un caballo con las horas contadas, pero al menos seguía a lomos de uno.

Eso era más de lo que podía decir Bill; su montura se retorcía de pánico y agonía en el suelo. Al menos tres párasitos habían entrado por su boca, así que seguramente no tendría que sufrir mucho tiempo. En cuanto al bandido pelirrojo, a patadas y a golpe de plomo lograba quitarse los inmundos bichejos de encima. El látigo que daba apodo a Bully no cesaba de chasquear, defendiendo desde lo alto de su caballo a Bill y al propio Hank con su montura.

Pasada la emboscada, esas cucarachas rojizas no parecían tan difíciles de mantener a distancia. Desgraciadamente, eran suficientes como para seguir dando sorpresas a poco que se bajara la guardia. Era cuestión de tiempo cometer errores fatales.

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22/04/2012, 18:41
Farlane

Eso era todo. Hasta allí le llegaba la paciencia, con la respuesta del putrefacto pelirrojo su gesto se transformó en el de furia. -¡Tarado! ¡Maldito pedazo de carne, si habéis sido vosotros los que nos habéis metido en esto!- maldijo interiormente, tratando de manejar a su caballo y sostener el rifle.

Pero poco podía hacer, él sólo era uno, los muertos poco más que inútiles, al menos tenían una oportunidad, pero Boyle y él... No le tomó demasiado tomar una decisión, haber entrado en la Hierba del Diablo, haberse arriesgado era una decisión estúpida, aun para un muerto. Había caminado solo durante días y él solo se las habría apañado para sobrevivir.

Perturbado ya por su pobre corcel víctima de las garrapatas, le dio dos palmaditas. -Lo siento pequeño...- dijo mientras hizo que el caballo se acercara, aún asustado, hacia el de Boyle.

-Señor Boyle, esto es por su bien... ¡HYA!- dijo arreando al caballo del inglés para que saliera en frenética carrera. Sin más que perder, él mismo tomó las riendas del suyo y espoleó sin más que decir. -¡HYA! ¡ARRE! ¡Que los muertos arreglen sus asuntos!- dijo mientras el caballo del estrambótico inglés emprendía la carrera hacia el frente para salvar el último tramo de hierba maldita y salir de aquel sumidero. Con suerte, la velocidad y la opción de varias presas fáciles en medio del campo sería suficiente para que Boyle y él pudiesen llegar a salvo a terreno libre.

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23/04/2012, 00:06
Hank Bully

Hank se asombró de la reacción de Farlane. Ciertamente, era la mejor opción para ambos humanos.  Sin embargo, Danny no parecía estar muy bien después del pistoletazo que se había pegado a sí mismo. Posiblemente ya la haya palmado, los muertos no duramos indefinidamente, así que mejor será salir de aquí cuanto antes. Sin cesar con su látigo, se acercó con su caballo a Bill.

—¡¡Bill!! ¡¡Tu caballo morirá pronto, súbete al mío y sigámosles!! 

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25/04/2012, 14:47
Bill

- "¡Cojones!"

Dijo Bill, presumiendo de su español de taberna. No iba a morir por segunda vez aquí, decidió el bandido, así que tras quitarse una última cucaracha de encima saltó sobre el caballo de Hank tan rápido como pudo. No sabía hasta qué punto estaría jodido Chang, pero aunque no le gustaba, prefería dejarlo estar.

Al fin y al cabo Chang me mató a mí para empezar, así que estamos en paz. Claro que luego le maté yo en aquel desierto onírico... pero entonces ya estaba muerto, así que no cuenta. Aunque entonces tampoco cuenta esta vez, porque sigue estando muerto... ¡Oh, diablos!

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25/04/2012, 15:02
Director

Los dos caballos con jinetes vivos emprendieron la carrera un momento antes de que el caballo con dos muertos les imitara. Con un par de zancadas de montura, aquellos bichos quedaron atrás... y también el mestizo chino. La situación parecía desesperada como para preocuparse por la salud de un difunto.

Al galope, los caballos recorrieron la distancia hasta salir de la Hierba en un parpadeo. Primero Farlane y después Bully con Bill, llegaron a la zona despejada que consideraban segura. El caballo de Boyle, a pesar de no estar azuzado ni demasiado dirigido, sabía lo que le convenía, y galopaba justo detrás de las otras dos bestias. Estaba a punto de salir del dominio de las garrapatas también cuando se oyó un crujido, un CRACK de hueso roto, una décima de segundo antes de que Stephen y caballo rodaran por el suelo.

Las alimañas debían de ser subterráneas. Toda la zona era un queso gruyere y con la hierba alta era imposible ver el suelo que se pisaba. Ahora recordaban por qué no habían galopado todo el herbazal desde un principio.

Desde lo alto de sus monturas, Bill, Hank y Farlane controlaron la situación: el caballo con la pata rota ya era comida para bichos, a juzgar por el zumbido insectoide que se oía acercándose; Stephen Boyle parecía tener más suerte y haber salido indemne del revolcón.

Solo parecía tener suerte. Sentado sobre un parche de hierba aplastada por el peso del caballo, Stephen Boyle se vio cara a cara con dos serpientes de cascabel. Un par de cabezas le miraban, alzadas sobre un palmo de cuerpo escamoso, y el par de cascabeles de sus colas se agitaba amenazadoramente. El inglés estaba a menos de seis yardas de sus compañeros, pero a poco más de dos pies de distancia de las serpientes. Tan quieto como si estuviera tallado en piedra, el científico parecía estar en un punto muerto, sin huir ni provocar. Lo único bueno de la situación es que el británico se había despejado del todo y para siempre.

Claro que si una de esas cascabeles le picaba, iba a echar de menos estar colocado.

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25/04/2012, 18:51
Farlane

El escape había salido bien, al menos para haber perdido a la mitad de los caballos y haber condenado a los demás. El inglés vivía, aunque dudaba que se hubiese dado cuenta de que algo malo había sucedido, y el final de la pradera estaba cerca. Había salvado al menos dos vidas y con el galope de un nuevo caballo, dos... muertes.

"Quizás... quizás no esté sentada una última palabra... quizás haya esperanza... quizás..." Pero sus pensamientos se vieronn interrumpidos por la euforia de ver el final del mar de hierba.

Entonces lo escuchó.

El caballo de Boyle, giró con fuerza y observó con horror la caída. -Maldita sea... ¡madrigueras!- dijo mientras miraba a los muertos acercándose. -Maldita la hora en que habéis regresado del infierno, estúpidos pedazo de carne...- masculló entre dientes mientras aún montado, sólo para escuchar los repiqueteos portadores de malas noticias. -Madrigueras de cascabeles- se dijo con un mal presentimiento. No podía ver bien, pero asumió que el forastero se había petrificado en el suelo al ver las dos serpientes.

Cargó el rifle. -Servid para algo, cubrid la retaguardia del señor Boyle...- dijo y apuntó sin estar seguro de poder ver a los animalejos.

Luego gritó, guardando la sangre fría, montado desde el caballo para ganar mejor visión del terreno.

-¡SEÑOR BOYLE! ¡NO HAGA MOVIMIENTOS BRUSCOS BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA! SUS...- dudó unos instantes -AMIGOS Y YO TENEMOS EN LA MIRA LO QUE PUEDA ACERCÁRSELE. MUEVASE LENTAMENTE TRATANDO DE ALEJARSE... NO IMPORTA LO QUE SIENTA O ESCUCHE DETRÁS DE USTED, NO SE APRESURE... O LE MORDERÁN- sentenció mientras apuntaba para disparar a la primera señal de una brusca sacudida de las víboras entre la hierba que le indicase un intento de morder a Stetphen Boyle.

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26/04/2012, 12:35
Stephen Boyle

El joven británico estaba aún algo atolondrado por el opiáceo vegetal, sin embargo la visión de los dos ofidios le devolvió el poco sentido común. Pasó saliva y al escuchar el consejo de Farlane empezó a hacer lo que este decía, arrastrarse muy lentamente hacia atrás con las piernas, mientras muy suavemente abría el mango del estoque con las manos para sacar la Derringer...

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29/04/2012, 00:45
Director

Stephen Boyle retrocedía lentamente, ganando pulgada a pulgada distancia con los crótalos. El sonido zumbante de las garrapatas cercanas penetraba en el cerebro como una aguja, enervando. Parecía tener el mismo efecto en las serpientes, que se alzaban tensas pareciendo buscar el momento para atacar.

Con el movimiento de Stephen, las cascabeles fueron visibles para Farlane, Hank y Bill desde lo alto de sus caballos. Las cabezas de las serpientes sobresalían sobre la hierba aplastada por la caída del caballo. Un blanco casi imposible, pero parecía haber poca cosa que hacer aparte de cubrir al inglés. Hank armaba su lento rifle de avancarga y Bill echaba mano a su S&W Schofield, algo más preciso que el fiel Colt Peacemaker pero más lento de desenfundado.

Entonces una de las serpientes simplemente desapareció, a los ojos de los tres vaqueros a caballo. Stephen Boyle vio cómo una mano parecida a una garra salía de entre la hierba alta y se llevaba al ofidio a una velocidad increible. El movimiento no pareció gustar al otro crótalo, que se agitó siseando histéricamente un segundo antes de lanzarse hacia Stephen...

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29/04/2012, 01:29
Farlane

"No, no, no, no tome su espada señor Boyle" Pensaba Farlane mientras tenía entre sus ojos el pedazo de hierba en donde los cascabeles se movían. "Un poco más, un poco más" se repetía. Los muertos se preparaban para disparar a lo que viniese detrás de Boyle, y el famélico vagabundo estaba presto a disparar mientras maldecía su muerte.

Entonces sucedió. Algo haló a una de las serpientes, algo de forma antropoide, una mano. -Pero qu...- exclamó antes de darse cuenta del efecto en cadena de aquello. La otra víbora iba a responder.

Haló el gatillo para disparar al animalejo en el aire, luego quitar su rifle y gritar -¡¡SEÑOR BOYLE, CORRA!!!-

No sabía bien por que lo hacía, no se preguntaba las razones. El extranjero le había salvado la vida y era quizás la presencia más amable que había visto en semanas. Era quizás el reflejo de su propia esperanza, de la poca fe que le quedaba en la humanidad y en él propio. A pesar de la verborrea insufrible, el inglés lo había ayudado desinteresadamente... ahora, Farlane se sentía en deuda, y hacía lo que hacía.

-¡¡Hiaa!!- espoleó el caballo para acercarse a la hierba y recortarle camino a Boyle, a una distancia prudente, haría girar a su caballo para que el inglés se subiera y comenzar la huida. -¡¡¡Cubridme!!!- le grita a los cadáveres que comienza a odiar. Todo aquel embrollo, todo aquel problema era culpa de ellos después de todo...

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29/04/2012, 06:12
Stephen Boyle

Veloz como una mangosta, el joven anglodescendiente dispara a quemarropa a la boca abierta del ofidio, quien recibe de primera mano el fulgor del proyectil que traspasa su cráneo y le da el tiempo necesario para hacer caso de Farlane, por lo menos en cuanto al negocio de continuar la huida.

- Tiradas (3)
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30/04/2012, 00:27
Hank Bully

Hank se quedó petrificado durante unos segundos al ver la situación del pie tierno. Joder... Lentamente, Bully fue cargando su rifle para estar prevenido, pero antes de que terminara de ajustarlo, Farlane salió disparado con su caballo en busca de Stephen. Sobre la marcha, Látigo empuñó el rifle y apuntó para cubrir a Farlane de las posibles serpientes o alimañas que aparecieran en el camino. 

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01/05/2012, 01:00
Director

Resonaron dos disparos casi simultáneos. El rifle de Farlane había hecho saltar al menos un palmo el cuerpo agujereado de la cascabel, y el pequeño Derringer de Boyle había soltado su único plomo. Bajo el punto de vista del inglés, su revólver había acertado en la pequeña cara de colmillos afilados, pero resultaba difícil de decir e importaba muy poco. Lo que valía la pena celebrar era que la serpiente había acabado hecha trizas, manchando de sangre y entrañas la hierba gris.

Entonces Farlane echó mano al hombro de Boyle y le ayudó a subir al caballo. Desde el lado seguro de la pradera Bill y Hank cubrían con sus armas, compartiendo una única montura. Todos se alegraron de comprobar que los dos vivos esta vez pudieron trotar hacia el borde del herbazal sin mayor inconveniente. El zumbido de las alimañas parásitas había cesado. Tal vez fuera momento de tomar un respiro, aunque fuera en sentido figurado para los dos muertos vivientes.

Pero la Hierba del Diablo todavía guardaba una sorpresa.

Mientras el caballo les sacaba de la vegetación maldita, Stephen Boyle no pudo evitar dirigir la mirada hacia atrás. La imagen de una mano (o una garra) atrapando la serpiente se le antojaba una imaginación ahora, pero había sido tan real... Entonces la mirada de Boyle se cruzó con otra mirada oscura. Una mirada que en lugar de ojos tenía cuencas vacías.

Danny Chang se había alzado entre la hierba, y pronto todos le vieron. Cierto que era el bandido chino, pero si bien el cuerpo era suyo, algo parecía indicar que su mente (o alma) no estaba en casa. Otro llevaba las riendas. La naturaleza de ese oscuro pasajero podía reflejarse en la postura animal, elástica como de un felino. También daba una pista la serpiente a medio devorar que colgaba de su mano derecha. La boca y la barbilla de Danny estaban manchadas de sangre. Una sangre más fresca que la que se empozaba en su venas.

Tras intercambiar esa mirada de análisis y demostrar cierto ¿reconocimiento? Quien estuviera al mando del chino, el Danny-Manitou, perdió todo interés en lo que no fuera comida y volvió a su cena. Solo tuvo tiempo de crujir unos huesos antes de que sus cavidades oculares se fijaran en el caballo caído de Stephen Boyle. Moribundo o recientamente muerto, a la criatura con la forma de Danny le importó poco: comenzó a devorar la carne del equino con un apetito que resultaba blasfemo.

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01/05/2012, 12:57
Stephen Boyle

Al ver atrás y volver a perder a Danny, Stephen mira apesadumbrado el costo de su locura, no habían palabras siquiera en el refinado y extenso léxico del químico para el sentimiento de culpa que le abordaba y sin su permiso, dos amargas lágrimas aparecieron en sus mejillas, mientras se despedía mentalmente de su caído amigo. *Now cracks a noble heart.—Good night, sweet prince*

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01/05/2012, 20:58
Bill

Bill estaba muy lejos de sentirse contento. Lo llevaban los demonios. ¿Acaso el tal Farlane no los había dejado tirados a su suerte? ¿Y luego pedía que los cubriesen?

La pistola del rubio apuntaba hacia la cabeza del vagabundo mientras, de reojo, intentaba comprender que le pasaba a Chang. O mejor dicho: intentaba no comprenderlo para no perder la poca cordura que le quedaba en aquel cerebro muerto.

- Hank... voy a volarle la cabeza a ese maldito cabrón.

La verdad es que no era una pregunta. Era una afirmación concreta: no se fiaba de Farlane y no veía motivo alguno por el cual mantener con vida a alguien que no era de fiar en un sitio tan peligroso como en el que se hallaban.