Partida Rol por web

Tratando de no mojar los pantalones , Boyle comenzó a manipular otro de los artefactos , para lanzarlo en la dirección en al que se acercaban esos seres hacia su trinchera , tratando de calcular cual era el mejor punto de impacto para poder también llevarse por delante a los que atacaban a Gabriel y al coronel

Boye lanzó el artefacto esférico y fue ciertamente el A.P.O.C.A.L.I.P.S.I.S. lo que cayó sobre las alimañas. La explosión resultó ligeramente más fuerte de lo esperada (nunca se podía estar seguro con la piedra fantasma) y por poco desequilibró a los tres defensores. El monstruo que iba a por Boyle se convirtió en lluvia de trocitos negros y con él otros tres que había cerca, incluído uno de los que iban hacia el general y el cura.

Pero el otro que se dirigía hacia el sacerdote continuó su carrera. No tenían boca, colmillos ni garras, claramente no querían comerles, pero a nadie le agradaba la idea de descubrir qué intención tenían.

Y, sin embargo, el padre parecía estar a punto de pasar por esa experiencia. El monstruo llegó a la carrera hasta el cura, se lanzó contra él y... meneó sus patas arácnidas (de extremos puntiagudos vistos de cerca) enfrente de Gabriel. Frustrado, enfadado, el bicho no parecía capaz de tocar al pastor católico.

El general parecía ocupado disparando contra un grupo que atacaba por el flanco, pero volvió a problemas más inmediatos cuando vio al monstruo parado frente a Gabriel, a tres pasos de él mismo. Otra de esas criaturas se acercaba también al cura. El hombre de fe parecía tan apetitoso para las abominaciones como inalcanzable (al menos por ahora).

Sin inmutarse por el efecto devastador que su dispositivo había tenido en el enemigo (eso si anotando mentalmente los efectos y la incapacidad de atribuirle un área de efecto estándar al artefacto) , Boyle desenfundo su revólver Spencer a la vez que retrocedía unos pasos mientras introducía algunos de sus nuevos proyectiles en tambor del arma.

-Espero que este satisfecho coronel y que me amplíen los fondos de investigación - gritaba el ingeniero exultante por los lanzamientos tan exitosos. Su dispositivo era mas de lo que habia podido imaginar , y a pesar de lo increíblemente extraño y peligroso de la situación , la inquieta mente del británico ya estaba maquinando que mas podria lograr con la piuedra fantasma.

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- Viendo que el revólver no lo quiero tocar por ls recuerdos que me trae, bendigo ahora mi sotana (1er asalto) y ataco a uno de esos engendros que está cerca mía con mi Biblia, asida con mis dos manos para no perderla - ¡Atrás engendros del Maligno! ¡Vade retro maleficum! - grito mientras le ataco

Con pulso firme , Boyle alzó su revólver y apuntó hacia una de las criaturas que los asediaban abriendo fuego.

No pocos ojos se abren como platos cuando el sacerdote golpeó a uno de esos bichos con su biblia y... ¡lo hizo huir! Stephen voló por los aires a otra de esas alimañas para celebrarlo. Estaban combatiendo como héroes y, sin embargo, no era suficiente.

¡RETIRADA! anunció el coronel, viendo que el frente norte caía.

¡Retirada! repitió ¡mi caballo!

Y unos soldados no tardaron en traer no solo el animal del coronel, sino también montura para Boyle y Gabriel.

- Subí al caballo acercándome a él, sin soltar mi Biblia e intentando no ser atacado por esas bestias del averno

el británico siguió abriendo fuego hasta que la montura fue puesta a su lado , siguiendo luego al coronel sin vacilación.

- Váyámonos coronel! - Le digo en voz alta mientras cabalgo hacia él y sigo intentando que no se acerquen esas criaturas a mi

¡Retirada! anunció una vez más el coronel antes de espolear su caballo y alejarse de aquel lugar maldito, seguido por Boyle, Gabriel y tantos soldados como habían sobrevivido.

El oficial cabalgaba sin mirar atrás ni dedicar una mirada a los que galopaban con él.

Tras unos cuantos minutos de huída el ritmo bajó a un trote más pausado. Los caballos lo necesitaban. Por el rumbo parecía claro que iban camino al fuerte. Era el lugar bien armado y fácilmente defendible más cercano.

Boyle se alegró al ver que sus asistentes de laboratorio montaban (sin mucha maña, cierto era) con el grupo de supervivientes. Sin duda los prototipos y las muestras más avanzadas, así como los planos, estarían a salvo con ellos.

- Coronel, es obvio que vendrán antes o después a asediar el fuerte, ¿verdad? - Digo con rotundidad y sin temblarme el pulso