Partida Rol por web

11:59

31 de Diciempre de 2012

Museo de Manhatta, New York.

Impasible al paso del tiempo una gargola presidia la camara donde se mostraban los objetos medievales de la coleccion del museo. Durante el dia, decenas de niños se acercaban y se asustaban ante la estatua de aquella mujer con alas mientras un tipo de uniforme dormitaba haciendo ver que vigilaba. ¿Pero quien iba a querer robar una estatua de media tonelada y unos trastos viejos?

Por la noche todo se quedaba en silencio, pero aquella noche era diferente. Era la noche de fin de año y hasta los vigilantes estaban bebiendo en la garita.

Las campanadas del viejo reloj de la torre comenzaron a sonar anunciando la media noche.

La piedra se agrieto y comenzo a liberar de su letargo milenario a aquella que en otro tiempo llamaron Demona....

El ensordecedor rugido que sale de mi interior termina por despertar mi conciencia. De forma instintiva despliego mis alas en busca de un confort que siento haber perdido hace ya demasiado tiempo. Respiro profundamente intentando llenar mis pulmones con el aire fresco de la noche. Cuando siento que poco a poco voy recuperando la compostura, me percato de que algo no anda bien. El desconocido olor, el molesto sonido, la extraña iluminación... hacen que active de golpe todos mis sentidos.

¿Qué está pasando? ¿Y qué es todo aquello? Los caminos de tierra han sido sustituidos por una especie de masa negra fría y lisa, que parece haber arrasado a su paso toda la vegetación, sustituida por extrañas montañas cuadradas con agujeros iluminados en su interior.

El sobresalto provocado por unas voces humanas hacen que me pose de un salto sobre una de esas extrañas elevaciones. Sorprendida, miro al lugar donde había estado hacía un momento. ¿Por qué he actuado así? Entonces, y sin previo aviso, los recuerdos llegaron como un jarro de agua fría. El castillo demolido, las gárgolas destruidas y los huevos aplastados. La ira y el enfado pronto se apoderan de mi, y un fuerte rugido vuelve a salir de mi interior. Debo asegurarme de que mis sospechas están en lo cierto porque, en ese caso, ha llegado el momento de vengar a los mios.

La sala del museo estaba en calma. El lugar cercado donde te encontrabas quedo vacio al salir de el desorientada. Fuera las voces y gritos de cientos de humanos festejando una gran fiesta se filtraban rompiendo el silencio de aquel lugar.

Algo debio tocar Demona, algun dispositivo que no nococia pero un sonido estridente comenzo a sonar a intervalos regulares mientras bajaban rejas desde los marcos de las puertas. La sala se estaba sellando, en unos segundos quedaria atrapada dentro de aquel lugar tan estraño.

Miro desorientada la cuerda que me rodea y la sorteo sin problemas. Busco con curiosidad el lugar del que salen esas voces. Estoy sola. De repente, y sin previo aviso, comienza a sonar un ruido estridente que me obliga a taparme los oídos. Observo horrorizada como unas rejas empiezan a descender desde la parte superior de las puertas. Si no me doy prisa, quedaré encerrada en ese lugar. Eso no podía ocurrir. No sabiendo cual sería el destino que me esperaba.

Inicio la carrera a toda velocidad a la puerta que me queda más cerca. Incremento el spring dejando el resto, lo que me permite saltar y colarme por la parte inferior de la reja en el momento preciso. A pesar de que sé que debo salir de ese edifico cuanto antes, me quedo unos segundos tumbada en el suelo recuperando la respiración e intentando poner en orden mis pensamientos. Algo que no consigo con mucho éxito. - Pienso cargarme a todos humano que ose ponérseme delante - murmullo con odio y resentimiento.

- ¡Alto! ¡Levanta las manos!.- escuchaste que alguien te gritaba, era un humano con un atuendo raro. Un pantalon color cafe con una chaqueta del mismo tono y una especie de cuerda enrollada en el cuello de color rojo. Tenia una chapa cosida a la tela de la chaqueta. El pulso le temblaba, te tenia miedo. En una mano portaba un objeto magico que irradiaba luz acia tus ojos, cegandote, en la otra un palo corto negro con el que te apuntaba.

- ¿Que.... que demonios eres tu?.- murmuro nervioso.

Miro con desprecio al extraño humano, analizando tanto su atuendo como los accesorios que lleva. ¿Qué se supone que es esa dichosa cosa? Molesta, me tapo los ojos con una mano intentando enfocar mejor y no perder campo de visión. Por desgracia, con poco éxito. Su pregunta no ayuda a mejorar mi estado de ánimo. Poco a poco empiezo a enfadarme. Nunca me he caracterizado por ser paciente, pero en esos momentos la paciencia brillaba por su ausencia. Harta de tanta tontería, me avalanzo contra el dichoso humano y lo estampo contra una de las paredes del museo. Rápido, sútil e indoloro. Bueno, quizá de esas dos últimas no haya habido tanto.

Una vez eliminado el impedimento continúo mi camino. Necesito salir de ese maldito lugar cuanto antes. Tengo demasiadas cosas que hacer (y vengar) como para estar atrapada allí.

Las salas se estaban cerrando, el sonido no cesaba de molestar.

Llegaste a una gran sala sin encontrar salida. Alli habia muchas cajas de madera apiladas, una abierta mostraba palos de metal muy largos y extraños.

Un hombre los estaba mirando con calma cuando reparo en tu presencia. No parecia asustado. A su espalda viste un monton de cenizas, algo se habia quemado, el olor te decia que era papel viejo en gran cantidad.

El hombre tomo del bolsillo un aparato pequeño, con una luz debil y dijo.- Parar las alarmas, todo esta en orden.- con voz tranquila y los sonidos molestos pararon.

-Buenas noches, Demona.- dijo el hombre con tono cortes y calmado.- Me llamo Tony y he sido yo quien que te a liberado del hechizo. ¿Sabes cuanto tiempo has dormido?.- te pregunto

Miro con desconfianza al nuevo 'extraño' hombre. No me gusta el sonido (por fin apagado), no me gusta ese lugar y no me gusta él. Tiene todas las papeletas para morir en los próximos segundos, y está tan tranquilo. ¿Es que el mundo se ha vuelto loco?

Cuando consigo tranquilizarme un poco analizo las palabras que acaban de salir de su boca. - ¿Dormido? - pregunto desconfiaza entrecerrando los ojos. Desubicada, empiezo a mirar de nuevo a mi alrededor. - Hechizo.... tiempo.... - me digo recordando las palabras que acaba de pronunciar el humano. - Eso explicaría muchas cosas. 

Me acerco lentamente mostrándole confianza. Una confianza que ni por asomo tengo. Si hace cualquier tontería, le arrancaré la cabeza al instante. Eso puede tenerlo claro. Sea como fuere, el tal 'Toni' sabe mi nombre, y no parece asustarle mi condición de gárgola. Está claro que él puede darme las respuestas que necesito. - ¿Qué hechizo? - pregunto en tono exigente al alcanzar su altura.

- Alguien uso ese libro para lanzarles un hechizo aprisionandoles en un sueño eterno. Se me ocurrio que quemando el libro...- dijo señalando al monton de cenizas y dejo la frase sin terminar, imaginaste que eso lo habia roto.- Estamos en el año 2013, Demona. El mundo a cambiado mucho....yo podria ayudarte, una cooperacion mutuamente provechosa.

¿Había quemado el libro tan solo por una corazonada? Aprieto los dientes molesta. ¿Y si no hubiera salido bien? ¿Hubiésemos muerto todos? ¡Todos! En ese momento me doy cuenta de que está hablando en la segunda persona del plural. ¿Significaba que alguien más seguía vivo?

Respiro para intentar calmarme. Si eso es cierto necesito mantener a este hombre vivo. Aunque por el momento  ya me había dado motivos suficientes para matarlo. Solo después de controlar mi cabreo me doy cuenta del dato más importante de todos. ¿Año 2013? Habían pasado casi 1020 años.... Me sentía tan desubicada que parecía que tenía un agujero negro en mi interior, encargado de succionar cada parte de mi ser. ¿Cómo habíamos permitido que se llegase a esa situación?

Decido dejar el dilema para otro momento. Tengo cosas que aclarar. -  ¿Qué tipo de cooperación? - pregunto inquisitiva.

- Yo necesito una socia y usted proteccion durante el dia. Ademas puedo ayudarla a encontrar al resto de sus...¿Hermanos?.- pregunto sin saber como denominaros.- Creo que es lo mejor que tiene en este momento. Vera, los seres humanos han logrado cosas asombrosas pero tambien armas increibles.- dijo señalando un jarron con uno de esos palos metalicos negros. Toco algo, un ruido como un trueno salio del tubo y el jarron volo en pedazos.- Esto solo es una pequeña muestra de sus armas.

Lo miro con una mezcla de desprecio y desconfianza. No me gusta, pero no tengo otra opción. Si es vedad que queda alguien vivo, voy a necesita ayuda para encontrarlo. Sobre todo tras ver los poderes que han adquirido los humanos en el último milenio. Si se está echando un farol y resulta todo mentira, siempre puedo matarlo. - Le escucho - Antes de decidir nada prefiero escucharle. Sobre su propuesta y las condiciones de ésta.

- Yo le puedo dar un lugar seguro para su descanso si usted me ayuda y realiza algunos trabajos, poco legales, para mi. Como pago a sus servicios pondre a todos mis hombres a buscar algun indicio que pueda llevarnos a sus congeneres. ¿Que le parece?.- pregunto con sinceridad.

Me quedo pensando su oferta durante unos segundos. No me fio en absoluto de él, pero parece ser mi única opción. ¿Qué puedo hacer sino? ¿Salir al exterior y buscar a ciegas a unas gárgolas que no sé si de verdad siguen vivas? Y como bien ha indicado, ¿qué hago cuando se haga de día? No puedo arriesgarme a ser destruida por cualquier rata humana.

Está claro que debo aceptar. Ya decidiría después si seguir con él o no. No era más que un simple humano. Por mucho que hubiese evolucionado su especie, no contaba con poder suficiente para acabar con alguien como yo. - Me parece bien, por el momento - contesto todavía alerta.

Salisteis al callejon. Alli habia un carro estraño, sin caballos y de ruedas bajas. Con cristales negros.

Detras un carro parecido pero de mayores dimensiones, de color gris metalico. Unos hombres salieron del carro grande y entraron en el museo, al poco salieron cargando las cajas de madera que contenian los nuevas armas humanas y las metieron dentro.

Dracon abrio la puerta del carro pequeño. Los asientos parecian muy comodos, mullidos...

Todo esto sigue dándome muy mala espina, pero me aseguro de que no se me note. Lo que menos necesito es mostrar una imagen insegura y desorientada. Eso solo me quitaría poder y margen de maniobra. Observo con detenimiento la parte interior del primer carro. Sin pensarlo dos veces entro en él. A decir verdad, hubiese preferido estar en el otro, las dimensiones son más grandes y habría sido mucho más fácil estirar mis alas. Aun así, tengo que reconocer que no se está nada mal.

Espero a que Tony se siente a mi lado para dirigirme a él. - ¿Hacia dónde vamos?

- A un lugar seguro.- dijo Tony.- Tengo una mansion en las afueras, amplios jardines y un atico... algo parecido a un torreon que podria usar para su descanso.- aseguro.

El carro sin caballos comenzo a moverse, mas deprisa de lo que podias imaginar.- Debo confesar que no fue casualidad.- dijo sin mas.- En estos dias la magia no existe, no obstante los mitos perduran, cuentos de abuelas dicen.- comento y te dedico una sonrisa.- Mi abuela me contaba el cuento de unos seres atrapados en piedra por un hechizo. El fuego purifica y rompe toda brujeria, solia decir... Yo vi el libro en la exposicion, lo mostraban abierto por la pagina del hechizo para hacer referencia a lo credula que era la gente de entonces y los cuentos que se creian... solo habia una forma de saber si eran ciertos. Despues de todo ¿Que podia pasar? Nada, como mucho.

- Perfecto - contesto sin ningún tipo de emoción en el tono de voz. A pesar de mi aparente frialdad, no quito ojo a todo lo que me rodea. La velocidad que ha cogido el maldito carro me incomoda demasiado. Tampoco me gusta la inmensa altura de las construcciones que nos rodean, ni el color gris que ha adoptado el paisaje. - ¿Dónde están los animales y la vegetación? - pienso consternada.

Escucho con atención la explicación de Tony sobre nuestra maldición y el libro de los hechizos. Me hubiese gustado tener al oportundiad de ver ese libro antes, estaba segura de que habría podido sacar información útil de allí. Por desgracia, no era más que una estatua de roca encerrada en el interior de un sistema de seguridad sonoro e invisible. Cuando termina de explicármelo todo asiento con la cabeza para que vea que le he prestado atención, y la información me resulta interesante. Aun así, no articulo palabra. Ni tengo ganas de hablar del asunto ni me parece que él sea la persona adecuada con la que hacerlo. En concreto, no creo que ningún humano sea adecuado para ello.

Cuando finalmente nuestra conversación se diluye vuelvo a dejarme llevar por las extrañas y sorprendentes vistas que me ofrece ese nuevo mundo, a la espera de llegar a nuestro destino.

Aquella mansion era tan grande como un castillo. El coche dejo la ciudad y se acerco a ella por kilometros de bosque, siguiendo una mancha gris en el suelo, pintada con lineas blancas que aveces era discontinuas y otras no.

- Ve la torre? Por el otro lado tiene un bonito balcon con vistas al jardin. Esa sera su habitacion... ¿Quiere comer algo?Le confieso que no se apenas de su raza pero podria prepararle algo de comida humana si le apetece.

En el trayecto con el coche a través del bosque consigo reordenar mis ideas por completo. El acercamiento a la naturaleza siempre había sido una vía de escape para mi. Y, aunque en este caso debía verlo a través de esa dichosa carrocería, seguía teniendo su efecto positivo.

Cuando llegamos al castillo entrecierro los ojos deslumbrada. Por inercia miro hacia la torre que me señala, aunque no le hago especial caso. ¿Qué manía tienen estos humanos de iluminar absolutamente todo? Tanta luz y tanto destello me pone dolor de cabeza.

Al escuchar la palabra 'comida' el humano recibe toda mi atención. - Vuestra comida bastará - le confirmo. - Siempre que sea en condiciones proporcionales - concluyo con una sonrisa divertida.