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Guarnición Estigma 2T

Capítulo 2: Cuidados intensivos

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29/05/2013, 21:08

Director

El doctor Greener volvió a repasar las lecturas.

- No lo entiendo.

El teniente Nomad no contestó. Parecía ignorar el desconcierto del médico mientras miraba por la ventana. Aquella mañana había reparado el aire acondicionado y aunque el hospital era enorme se estaba bien. Era un pequeño lujo para los que trabajaban al borde del infierno. Estaba seguro de que ninguno de los soldados que se asaban bajo el abrasador sol los envidiaba. Estar en Karnak, justo en la frontera simbionte, ya era malo de por sí. Pero trabajar en el Área Médica Zero era mucho peor. El resto de la tropa le llamaba el Hades. Y no estaban tan desencaminados: allí iban a parar las almas en pena que debían pasar cuarentena por posibilidad de infección... y morir si se declaraba actividad simbionte. O al menos esa era la versión oficial.

- No lo entiendo.- repitió nuevamente Greener - Ese hombre estaba infectado. ¿Y de repente...

- Y de repente no lo está. Sorprendente ¿verdad? - Nomad se giró hacia su compañero de habitación.

- No. Sorprendente es que alguien sobreviva a un cáncer terminal.- dijo mientras dejaba el informe sobre la mesa - Sorprendente es que una lluvia de balas caiga sobre ti y no te lleguen a rozar. Sorprendente es que un hombre caiga de un aerotransportador y sólo se parta una pierna. Eso todo es sorprendente. Que tu ADN sea mutado por un alienígena y luego, por arte del Pancreator, vuelva a ser ADN humanos es imposible.

- Vivimos tiempos extraños doctor Greener.

- No sea condescendiente conmigo Nomad. He oído muchas cosas sobre usted. El misterioso teniente Nomad, enviado personalmente por el Emperador para llevar a cabo las misiones más delicadas. Ex agente del Ojo, ex contrabandista, ex cualquier cosa que no sea ni medianamente fiable... ¿De dónde vino esa misteriosa cura? No pienso aceptar 'milagros' en mi hospital y...

- Déjese de tonterías Greener. Sabe que mi fama también me tacha de hereje y de estar en el punto de mira de la Inquisición. ¿Cree que hago brujería? No sea estúpido. Es usted un científico. Hay una cura y posiblemente haya una posibilidad de sintetizarla. Yo sólo he conseguido una prueba de que es posible... pero no tengo la fuente.

- ¿Entonces?

- Entonces tenemos que buscar esa fuente. Pero el que trajo la prueba ha accedido a guiarnos.

- ¿Y quién es nuestro misterioso benefactor?

- Un nativo. Pero él es sólo un mensajero. Una especie de heraldo.

- ¿Y puedo conocerlo? ¿Saber cómo han hecho para...

- A su debido tiempo. En estos momentos va con un equipo de nuestros hombres en dirección a Praksa. Allí, según él, podrán encontrar una solución para la infección simbionte. Tengo tantas ganas como usted de que analice las pruebas pero, sinceramente, no es usted un soldado. Primero quiero que aseguren la zona.

- ¿Praksa? ¿No fue allí donde...

- Sí.- Nomad cortó bruscamente la conversación- Debo irme dr. Greener. Siga realizando pruebas sobre el sujeto para asegurarse de que nuestro 'milagro' no es una farsa. Si las cosas salen como deben quizás estemos a punto de apuntarnos un tanto decisivo en esta guerra.

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29/05/2013, 21:42

Director

Cercanías de Praksa. 12km dentro de los límites simbiontes. Mediodía.

El viejo camión militar no era un vehículo rápido ni elegante pero no se le podía negar que era resistente. Hasta los jeeps más duros habrían cedido en los enormes socavones del camino que desfila en medio de la selva. Antiguamente este mismo camino se usaba para comunicar la ciudad de Praksa con la carretera principal. Al igual que Karma, Praksa era una próspera ciudad mercantil... o al menos todo lo próspera que podía ser una ciudad de Estigma. Edificios de piedra de tres alturas e incluso un castillo en la colina regentado por una familia Hazat. Hospital, sala de hololinterna, tabernas, mercado... en sus mejores momentos llegaba a tener más de 20.000 habitantes.

Una mañana se recibió la noticia de que Praksa quedaba al otro lado del límite simbionte. Nadie habló de la batalla de Praska. Nadie se encontró con ningún refugiado. La cosa coincidió con la explosión de Karma así que realmente las tropas no se preguntaron demasiado sobre lo que había sucedido.

Pero ahora el equipo que se dirigía hacia la ciudad fantasma tenía motivos para pensar un poco más en el asunto. ¿Qué paso en Praksa? ¿Por qué una ciudad próspera había sido abandonada al otro lado de la línea sin ofrecer batalla? ¿Y por qué ahora mandaban un equipo de sólo tres soldados y un civil, un nativo para más inri, al otro lado de la frontera para ir a explorarla?

Las instrucciones eran simples: debían realizar una exploración preliminar y evaluar si había simbiontes en la zona. Llegar al viejo aeropuerto y asegurar la zona sería un éxito total para la misión. Si las fuerzas enemigas eran demasiadas bastaba con regresar para informar.

Eso sí: el nativo debía ser escoltado hasta una zona concreta de la ciudad para recuperar un elemento de importancia estratégica. No se les había notificado qué era ese elemento ni por qué un nativo era el encargado de recuperarlo.

Como todas las misiones en Estigma aquello olía mal, muy mal.

Al girar la última curva los restos de la ciudad se alzaron entre las palmeras. Una ciudad fantasma: sin vida, sin actividad, pero en perfecto estado. Tan sólo había pasado un mes desde que fue perdida por lo que la junga ni siquiera se había adentrado en sus calles.

Según los planos el aeropuerto estaba al otro lado de la ciudad, en una altiplanicie. El castillo Hazat se encontraba hacia el oeste y había varios edificios militares en la zona este.

Fue en ese momento cuando el eje del camión hizo un ruído brutal y el conductor notó que perdía el control, aunque tuvo la pericia suficiente como para no estrellarse contra ningún árbol. Sin embargo el camión se detuvo como un elefante herido.

No era un buen augurio empezar caminando por una ciudad abandonada tras la línea simbionte...

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29/05/2013, 21:58

Canal privado (4)

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12/05/2014, 15:36

Director

AREA MÉDICA ZERO

El doctor observaba el objeto que tenía sobre su mesa. Una caja de piedra negra lisa como el acero, sin adornos, del tamaño de un joyero. Su tapa se mantenía firmemente cerrada mediante cuatro enganches de un metal plateado de origen desconocido. En realidad el analizador reventó antes de poder dar ninguna prueba consecuente. Demonios. Un analizador de materia era un artefacto caro en los Mundos Conocidos. En Estigma tenía un valor incalculable. Y se habían quedado sin él por culpa de la caja. Pero si atendían a lo que les habían contado que el analizador reventase era lo mínimo de lo que podían preocuparse.

Nomad rompió el silencio. Estaba sentado en una silla frente al otro lado de la mesa. También observaba fijamente la caja:

- Debemos esperar instrucciones.

El doctor salió de su ensimismamiento:

- Que remedio. No voy a arriesgar ningún otro dispositivo para realizar un análisis. Pero es... una locura. Todo son leyendas y fantasías.

- La fantasía sólo lo es hasta que la ciencia la desentraña. Tendrá su momento doctor, estoy seguro. Por el momento nuestra misión es custodiar este objeto y mejor que nos ciñamos al plan.

- ¿Cree que ha sucedido como cuenta la unidad?

- No creo que lleguemos a saber lo que pasó realmente en esa iglesia pero está claro que sus heridas son muy terrenales. Podrían haber sido atacados por simbiontes y en la confusión mezclar lo real con lo irreal. No creo en los demonios que salen de portales dimensionales. Eso son historias que usa la Iglesia para asustar a los campesinos.

- Yo tampoco. Soy un Ingeniero. Pero el equipo no es precisamente un equipo de 'soldados de fe'. Son gente dura, acostumbrada a la batalla. Por eso los seleccionamos. No confundirían un simbionte con... un demonio.

Nomad señaló la caja negra:

- Hay artefactos que distorsionan la percepción. No es magia, es PSI. Eso sí que lo he visto. También he oído hablar de ellos en Estigma. Restos dejados por los Annunaki. Creo que es una explicación más coherente que una oscuridad maldita dentro de una iglesia que pueda abrir portales al infierno. De cualquier modo se recuperarán de sus heridas, tanto físicas como mentales. Si ellos quisieron ver demonios que sean demonios. No cambia el resultado. Tenemos la caja.

- Pero no podemos hacer nada con ella.- el doctor parecía impaciente - Una posible cura para el mal simbionte y no podemos hacer nada, ni siquiera analizarla.

- Hay muchas cosas sobre los simbiontes que tendremos que replantearnos. He decidido obviar en el informe oficial la presencia de ese 'simbionte benigno' hasta que tengamos autorización para hacerlo público. Pero mientras tanto vamos a meter eso a buen recaudo en la sala de aislamiento.

- De acuerdo. Espero que su contacto en las altas esferas tome una decisión cuanto antes.

- Ya la han tomado. De hecho espero que en pocos días llegue el equipo especial.

- ¿Equipo especial? ¿Qué equipo especial?

- A su tiempo doctor. A su tiempo lo sabrá todo.

La caja negra, encima de mesa, parecía atraer las sombras de toda la habitación. Y si alguien mirase con especial cuidado podría notar como en una esquina una de esas sombras, sin motivo aparente, temblaba ligeramente como si tuviera vida propia.

Notas de juego

Voy a finalizar este capítulo para poder centrarme mejor en el siguiente.

Para vuestros PJS lo que ha sucedido es:

- Entrasteis en el templo acompañados del simbionte.

- Os atacaron unos extraños demonios de oscuridad, con formas cambiantes, que parecían salir de las sombras.

- En el sótano estaba la caja, encima de un altar profanado. A su alrededor había decenas de momias muertas en posturas forzadas, como si intentasen alcanzar la caja.

- Allí os enfrentasteis a una figura oscura que parecía un sacerdote fantasmal. Lograsteis sacar la caja mientras el simbionte que os acompañaba retenía al sacerdote fantasmal haciendo crecer raíces del suelo que formaron una pared natural.

- Salisteis por patas de la ciudad y fuisteis evacuados en el astropuerto mediante un trasnbordador.

Nomad os ha dado órdenes de que no mencionéis nada de lo sucedido. A efectos oficiales esto ha sido una operación de investigación y el resultado es que Priska sigue bajo el poder los simbiontes, siendo arriesgado el acceso a la misma.

Sopa Orlop está ahora mismo en la estación Zero con vosotros. Es libre de quedarse o marchar. A los soldados os enviarán a nuevos destinos en cuanto os recuperéis de las heridas.