Enya se durmió mientras había estado pensando en teorías sobre quién había sido. Fue un sueño intranquilo y difuso, esa especie de flashes que a uno le vienen a la cabeza atropellados y sin sentido en las noches más agitadas. No consiguió por tanto descansar como quizás después de un shock necesitaba. Se despertó con un grito: "¡Aaaaaahhhh!".

¿Un grito? ¿Qué pasa ahora? Esperaba que no hubiera sucedido nada más y, asustada, empezó a asomar su cabeza y a incorporarse sobre la cama lentamente mientras se cercioraba de que todo estaba en su sitio. Entonces se dio cuenta de que era Gabriela la que estaba incorporada y la que probablemente había dado un grito.

Se levantó lentamente y se acercó hacia ella, que tenía muy mala cara y además, cuando vio a Enya, parecía que hubiera visto un fantasma, como si no se esperara que estuviera allí. Probablemente ni se había enterado de cuándo había llegado. Se acercó y le habló en voz baja: Gabi, ¿estás bien? ¿Necesitas algo? Y la rodeó con el brazo. Enya no era muy dada a gestos de especial cariño, pero a veces cuando sucede algo malo, aparece la mejor versión de la gente. Le acercó un vaso de agua que Enya tenía en la mesilla: Toma, bebe un poco. Sabía que el miedo resecaba la boca. 

Kelly no sabía si soñaba o estaba despierta, aquella noche prometía ser más larga de lo habitual y en su duermevela escucho el grito de Gabi. Se levantó como accionada por un resorte temiendo que hubiese pasado algo y vio a su amiga sentada en el borde de la cama.

Enya también había despertado y se acercaba a la cama de la niña, Kelly hizo lo mismo y se sentó al otro lado tratando de reconfortarla con su presencia –Solo ha sido un mal sueño- Eso era lo que su madre solía decirle cuando ella tenía pesadillas, solo que esta vez los monstruos eran más reales que nunca.

-Si quieres podemos dormir juntas- Kelly no tenia hermanos ni hermanas y sus amigas de Hogwarts era lo más parecido que podía tener.

No es que la chica hubiera dormido demasiado. la noche anterior había perdido la inocencia y había llorado a escondidas hasta que se quedó dormida de lo exhausta que estaba. Pero la despertaron unos gritos. Eli abrió los ojos de inmediato. El temor de que algo como el día anterior volviera a ocurrir es algo que atormentaba a la niña.

Pero era una falsa alarma. O eso parecía. La de los gritos era Gabriela, y todo apuntaba a que se trataba de un mal sueño y no de que había pasado algo malo. Porque para tranquilidad de Elisabeth, Enzo se subió a su cama nada más ver que ésta abría los ojos... como si quisiera decirle que todo estaba bien.

Eli abrazó a su gato, se había prometido a sí misma que sería más cariñosa aún con él. Pues se había dado cuenta de que podría perderlo, de que el mundo era cruel y los seres queridos, animales o humanos podían morir. Aunque afortunadamente aún no había muerto nadie allí.

-Gabi, ¿estás bien? Seguro que solo ha sido un sueño. Yo misma tampoco he dormido bien hoy.

¿Y quien iba a culparlas? Habían presenciado los asesinatos de las lechuzas y muchos habían perdido sus otras mascotas.

O eso había planeado antes de que Enya la sorprendiera ¿En qué momento había llegado? Y ahora Elisabeth y Kelly se le habían unido. Se secó las lágrimas con el dorso de la mano y abrazó a la metamorfómaga.

-Es que soñé con la bestia.- Dijo en voz baja, pero el silencio que las rodeaba les permitió escuchar lo que la niña había dicho con claridad.

-Si, lamento haberlas despertado.- Dijo, ahora recibiendo el vaso de agua que le daba su amiga. Bebió un par de tragos y escuchó las palabras de Kelly, siempre tan dulce.

-Muchas gracias Kelly, sí, me gustaría...- Dijo con una sonrisa. -O también podríamos bajar ya. Me gustaría preparar las cosas para el entierro de mi Gus...- Añadió mirando la jaula otra vez. Por la ventana ya entraba la pálida luz del amanecer.

Después de que se acercaran todas, Enya decidió retirarse con una media sonrisa que intentara tranquilizar a Gabi que parecía recuperada, especialmente después de que Kelly le ofreciera dormir con ella. Se acercó a su cama, abrió su baúl y sacó unos papeles y unos lapiceros de diferentes durezas que usaba para dibujar en su tiempo libre. También llevó a su sapo envuelto en las telas humedecidas que había colocado sobre él.

- Estaré un rato fuera. No creo que tarde en ir a desayunar.

Eli sacudió la mano para restar importancia cuando Gabriela dijo que lamentaba haberlas despertado. No iba a culpar a una niña por tener una pesadilla la noche que vio como varias lechuzas mostraban señales de haber muerto salvajemente.

-No te avergüences ni te disculpes. Es normal, y entre tú y yo, no creo que nadie haya dormido bien esta noche.

Al menos nadie inocente, porque quien quiera que hizo aquella masacre se lo estaría pasando muy bien retorciéndose y regodeándose en su propia crapulencia.

-Podrías volver a dormir como dices, aunque lo mejor a veces es despejarse la mente. Lo que pasó ayer es real... y nos guste o no, debemos vivir con ello. 

Cualquiera que la hubiera conocido antes, incluso el día anterior, y la viera ahora, pensaría que habían cambiado a Eli. Ya no eran todo risas y juegos. La mente de Eli había dado un cambio radical, de adulto.

Pronto se les unió Eli, aunque ella tampoco hubiese perdido a su mascota las pesadillas de la noche anterior le asaltaban a todas por igual. – No te preocupes, no nos pasará nada- dijo tratando de que sus palabras sonaran seguras –No me has despertado, es que con todo lo que ha pasado creo que todas tenemos el sueño ligero.

La idea de volver a dormirse tampoco atraía demasiado a Kelly, se había desvelado un poco y además quería ayudar a sus amigas a enterrar a sus mascotas –Me parece bien lo de bajar, podemos enterrar a las mascotas y darle el último adiós.

Fue a prepararse para bajar a desayunar, necesitaba despejarse y la ducha le sentó bien. –Bajemos a desayunar- dijo cuando estuvo lista.

Gabriela asintió a las palabras reconfortantes de sus amigas y se dispuso a alistarse para el funeral.

 Pronto estuvo aseada y cambiada para bajar al Gran Comedor junto con Eli y Kelly. Había guardado el pañuelo con el cadáver dentro de una cajita y ahora la llevaba bajo el brazo. Además, se había quitado la extensión azul del cabello y, en su lugar, se colocó una cinta negra que llevaría hasta que se sintiera mejor.

-Vamos.- Dijo suspirando y salió con las otras niñas.

Aquel, prometía ser un día raro y muy triste, para el entierro se puso lo mejor que tenia y cuando Gabi estuvo lista también, bajaron al Gran Comedor.

Cuando Kelly llegó al dormitorio no había nadie aun, ni siquiera Gabi a la que tampoco había visto al pasar fugazmente por la Sala Común, aun era un poco pronto para acostarse pues había cenado rápido por lo que fue a darse una relajante ducha antes de acostarse, después se puso el pijama e hizo algunos arrumacos a su gata aprovechando que sus compañeras de habitación no habían llegado aun, pues no quería incomodarlas.

Se quedó leyendo un rato hasta que llegaron y después se acostó.

Enya llegó al dormitorio, donde solo estaba Kelly leyendo. Buenas noches. Que descanses. Enya se cambió, abrió su baúl y sacó los retratos de su sapo y su lechuza. Esbozó una sonrisa triste al recordarlos. Se quedó mirándolos un rato y finalmente los guardó y se acostó. Mientras tanto, se le pasaba por la mente que había sido un día duro en general en Hogwarts, pero que para ella había sido gratificante, por cómo le había ido transformaciones y porque ya casi había terminado todo lo que tenía retrasado. Esa noche cayó dormida casi casi cuando estaba apoyando la oreja en la almohada.

Enya se despertó realmente descansada, después de haber caído redonda en la cama. Kelly, Eli y Gabi aún estaban durmiendo y parecía que profundamente. El sol entraba ya por la ventana, por lo que debía de ser la hora de levantarse. Se cambió, cogió todo lo que necesitaba para la clase del día, sacó los retratos de las mascotas que habían muerto, les dijo un "hasta luego" y enfiló hacia la sala común, donde había quedado con Ithan para ir al comedor.

Gabi no estaba, no existía. Era uno con el universo, todo era oscuridad y liviandad. Hacia donde el viento circulara, podía sentirlo en su rostro, recorriendo sus mejillas y su nariz. Pronto se hizo la luz, al principio era un resplandor tenue, apenas perceptible; después el sol había salido y podía sentir su calor sobre las mejillas.

Parpadeó con dificultad, exhalando el último suspiro de su sueño y recordando que la noche anterior olvidó cerrar la cortina. Ahora el sol desteñido de invierno la había despertado, aunque este sol no era ni de cerca parecido al de su tierra, ya se encontraba habituada a él, era el sol de Hogwarts.

Miró a su alrededor, Kelly aún dormía y Eli también, por lo que se levantó sigilosa y se preparó para bajar a la clase.

Elisabeth, a pesar de que la matanza de mascotas estaba cada vez más lejos, había dormido mal durante esos días. por eso estaba hoy exhausta y se había quedado dormida. Afortunadamente, estaba acostumbrada a levantarse a esa hora y su propio cuerpo despertó de forma natural.

-Vaya, me he quedado un poco dormida- dijo con la boca tapada por la ropa, ya que no podía perder tiempo a la hora de vestirse.

Se terminó de arreglar y bajó para prepararse antes de ir a clase.

Kelly despertó poco antes de que Eli se fuera, cuando lo hizo no vio a nadie ne la habitación y pensó que se habia quedado dormida. Afortunadamente no habia sido asi.

Después de asearse y dar de comer a su gata se vistió y bajo al Gran Comedor dispuesta a desayunar.

Enya llegó a la habitación con la sensación de que todo ese compañerismo y amistad que había entre los alumnos de primero y que ella bien poco había podido disfrutar por su enfermedad se estaba desvaneciendo. Los desayunos, comidas y cenas en el comedor eran cada día más silenciosas y en la sala común no bullían las conversaciones. Pensó que quizás sería algo pasajero, mientras se iba poniendo la ropa para dormir. Miró los retratos de aquellas mascotas que habían muerto y se metió a dormir, pensando en que aún tenía muchos hechizos que recuperar. Quizás era hora de pedir ayuda más a menudo a Asterope, Kelly y Gabi antes que a Ithan y Kendra que, pese a que le habían prestado una ayuda encomiable, ahora estaban más distantes. Se fue sumiendo en un sueño calentito, enroscada en mantas. Parecía un bollito de canela.

Gabi se había ido directo a la cama la noche anterior, por alguna razón, tras salir de la enfermería, le comenzó a doler la cabeza y decidió que lo mejor sería irse temprano a la cama. Por eso cuando sus compañeras habían llegado a la habitación la encontraron dormida.

Ahora soñaba con espirales de bichos y un Booky que se hallaba en el fondo, que ella debía alcanzar y por más que corría no podía. Booky era el elfo, ahora era una criatura hermosa, ahora era una grotesca bestia con muchos tentáculos. En ese momento la niña abrió los ojos de golpe, no quería soñar con eso.

Parpadeó repetidas veces y agradeció mentalmente que el dolor de cabeza se le había pasado. Se levantó sigilosa, aún era temprano para despertar a sus amigas. Se aseó y preparó las cosas para el día, hoy tocaba transformaciones. -Espero no fallar en clase.- Pensó algo preocupada.

Cuando salió, se dio cuenta de que Kelly roncaba suavemente, seguro se iba a quedar dormida si no la despertaba. Al mismo tiempo sintió sus tripas rugir, reclamando por haber pasado demasiado tiempo sin comer. Por lo que decidió despertar a Kelly y bajar a toda velocidad al comedor.

Se acercó a su amiga rubia y la llamó en voz baja:

-Kelly... Kelly... despierta...- Le acarició un brazo mientras la llamaba, como a ella le gustaría que la despertsen, y una vez la niña dio señales de conciencia, le dijo:

-Me voy a adelantar al comedor, que me muero de hambre.- Entonces salió de la habitación.

Enya, aunque se le habían pegado un poco las sábanas, había visto con medio ojo abierto cómo Gabi se iba levantando y cómo despertaba a Kelly y luego salía por la puerta. Ella se levantó y se fue cambiando y preparándose para el día. Miró el horario y sonrió: transformaciones, mi preferida. Pasó al lado de Kelly, que no parecía moverse demasiado pese al toque de atención de Gabi y le dijo en voz un poco alta (pues mucha delicadeza no es que tuviera ella): ¡¿Kelly, vamos?! Se hace tarde.

Y salió hacia la Sala Común.