Partida Rol por web

 Esta situación es muy extraña, ¿no crees?- comento- te he salvado la vida y te muestras desagradable conmigo. Y por si eso fuera poco me tachas de ignorante. Si tenía que haberte dejado que el lobo te hubiese comido... en fin, ya no tiene remedio- la observo con detenimiento para sonreír- y bien... Maria, si vas a cambiar de identidad vas a necesitar documentación que te acredite como tal. DNI, pasaporte, todo lo que te acredite como tal, algo que necesitarás para buscar piso o trabajo. No es muy buena opción que te vayas así como así. Ahora bien, no voy a ser yo el que te lo impida- te señala la puerta- si quieres irte,vete. Solo una aclaración: si sales por esa puerta me desentiendo de este asunto, y eso conlleva a que no aparezcas más por aquí. ¿Esta claro?

 En su tono no encuentras nada de preocupación, s acaso seguridad y superioridad. 

 ¿Puedes ayudarme o no?

 Encojo mis hombros- tal vez- digo finalmente- todo depende de lo que puedas ofrecer- añado- no te veo preocupada por tu situación. Eso significa dos cosas: o bien tienes la posibilidad real de salir de esta situación por tu cuenta o bien estas jodida pero no quieres reconocerlo. Independientemente de las opciones, puedo suponer una buena ayuda, eso puedo asegurártelo. Pero para ello quiero que me contestes a esto: ¿que diablos eres?. Perdona que sea insistente, pero la curiosidad me ha picado bastante. Nunca había visto una criatura como tu.

 Soy un changelin, otra de las muchas criaturas sobrenaturales que hay por ahí fuera, o al menos lo era. Vivía con mi comunidad a las afueras de Madrid, hice algo, y me echaron. Ahora puesto que no pertenezco más a mi comunidad soy una simple mortal condenada a vivir ahogada por la banalidad del mundo. ¿Y tú? Apestas a banalidad, debes ser un vampiro, me caes bien, pero tu mera presencia me repugna, lo siento. No puedo evitarlo. 

Muerde uno de sus dedos para entregar la dosis al murciélago, y se dirige veloz a la residencia de su hija.

¿Quién puede ser, maldición? ¡Pagará el hacerle daño!

 La escena a continuación se desarrolla muy rápido, a la casa donde vive tu hija sueles acceder por la azotea, ya que puedes deslizarte sin mucho problema y a escondidas hasta el balcón y ver a través de la ventana lo que está pasando, en este momento la ventana está abierta, tu hija tiene un arma (tu hija tiene ya veintitantos) y por la puerta están entrando dos hombres con armas de fuego también. El arma de ella restalla dejando un boquete en la pared sobre la puerta el hombre que va primero apunta a tu hija y se dispone a apretar el arma

 Osea, que por lo que hiciste te has convertido en humana, ¿para siempre? vaya faena- quería seguir prguntándole cosa pero no iba a responder. Podía presionarla, pero no era mi estilo- me conformo con lo poco que me has dicho, al menos de momento. Y si, soy un vampiro, y dado que tu eres mortal, es mejor que no me toques las narices, ¿no crees? Al fin y al cabo, podría morderte- en esto que enseño mis dientes y realizo un ligero gruñido, más de exhibición que de otra cosa- por el momento tendrás que quedarte aquí un tiempo, lo que tarde en formalizar tu situación. Comprarte una nueva identidad tarda lo suyo, y es caro. Así que tendrás que soportarme, ¿lo conseguirás?

 Por favor, ¿cuántos años tienes? ¿Cien, doscientos? Podría acabar contigo con una mano atada a la espalda ahora mismo si quisiera. Sólo preocúpate de que no quiera. Supongo que sí, que tu ayuda me será útil, no estoy acostumbrada a tratar en el mundo de los humanos, ni a ser taimada y subversiva como creo que has de ser para conseguir todo eso que has dicho. 

 ¿Tienes algo de comida por aquí? ¿Algún alcohol fuerte?

 Por supuesto,señorita. Sígame hasta la cocina- ando hacia allí- tengo algo de ron, whisky y bozka. Todo buena marca. Por otro lado, si quieres algo más suave tienes cervezas y algo de refresco en la nevera. Sírvete lo que quieras. Lo único que carezco es de comida humana, dada mi situación no me sirve de mucho.

Se abalanza sobre el que apunta a la joven, intentando desviar la trayectoria del arma.

 Desvías la trayectoría del arma sin mucho problema, el hombre a sus espaldas corre asustado al ver tal engendro aparecer ante ellos. Tu hija no sabe qué hacer, no ha visto todavía nada ya que estás de espaldas. Y el hombre sobre el que te has avalanzado está muy asustado intentando zafarse de ti, mientras intenta dirigir su pistola hacia tu persona.

 Coge la botella de ron y un vaso y se echa un par de dedos. 

 Pues estoy muerta de hambre, algo habrá por aquí cerca donde conseguir comida, ¿no? Algo fácil, no me hace falta que mates a nadie como acostumbras hacer para alimentarte. 

Intenta crear su apariencia más horrible posible, manteniendo el contacto visual e intentando morderle. Por supuesto, sin ponerse a la vista de su hija

 El tipo apenas puede emitir un sonido, y moverse por lo que cae presa de tus garras, y sucumbe bajo tus colmillos. 

Arrastra los cuerpos fuera de la casa, manteniendose oculto a la vista de su hija. Los trata sin ningún cuidado, y mientras el último de ellos moría, le susurró con rabia:

- El infierno te espera, indeseable malnacido

Se regocija con el miedo que refleja el soldado mientras muere.

Cuando se halla fuera de la casa, deja entrever su rostro para mirarla.

- Nunca te olvido, y aún así... Perdóname

Cierra la puerta, sin esperar respuesta alguna

 Se supone que eres humana, por lo que con que vayas- hago énfasis en esa palabra- a un supermercado podrás comprarte lo que quieras. Eso a tu gusto. Dormirás en el cuarto principal si así lo quieres. También tengo cuarto de invitados, pero como tu veas. No uso ninguno de los dos, dadas las circunstancias.

-¡Espera Eric! Perdona mis modales, me encuentro en un estado mental algo delicado, te ruego que me disculpes. Por favor, sientate y hablemos de esto tranquilamente, cómo siempre hacemos.

Espero a que se siente, con una mirada impaciente en mi cara.

 Erica se para en seco, gira sobre la punta de sus zapatos muy elegante y superior todo. Te mira, se acerca al sillón que hay frente a ti con celeridad. Se toca la barbilla con su mano derecha, levanta de nuevo sus ojos hacia ti...

 te escucho, ¿qué más quieres hablar?

 dice mientras desabotona el primer botón de su camisa y se toca la espalda por encima del hombro dejando entrever la blancura de su cuello. 

 Pone cara de, está bien, iré, se acerca a la puerta y en el marco se vuelve y te pregunta.

 ¿No usan los humanos algo así como dinero para pagar estas cosas?

Bien, algo sabes de los humanos después de todo- busco entre mis bolsillos hasta encontrar mi cartera. De ahí extraigo un par de billetes que le entrego a Mayra- confío en que hagas buena compra. Encontrarás un supermercado cerca de aquí. No tiene pérdida. Yo aprovecharé mientras tanto para buscar solución a tu situación. No llames la atención y mucho menos armes jaleo. Buena suerte.