Partida Rol por web

Miré a la anciana con una media sonrisa y eché un vistazo al resto de la compañia a mi alrededor.

Me intenté incorporar lo mejor que pude, pero a mis años eso es casi una odisea. A duras Penas lo conseguí.Me desentumecí los músculos e intenté alinear mis hueso. Después me giré a Taylor.

-Bueno, señorita Aiden. - Dije mirándola de reojo e invitándola a seguir.- Sea lo que sea por lo que esté aquí intente divertirse. Sugerí de forma amable.

Después recogí mis cosas, tan solo una maleta pequeña a modo de bandolera y seguí a la anciana. Estando cerca de la chica de la pata-chula pregunté. -Es reportera? Que le trae a este proyecto?

Bueno, no me esperaba el paraíso cuando acepté venir aquí -le respondí al chico que me había hablado mientras lo miraba de reojo desde el suelo-

Cuando apareció la anciana tuve el presentimiento de que iba a ser alguien importante, o que al menos traería información sobre el proyecto o de hacia dónde nos dirigíamos. No me equivocaba. Me levanto del suelo sacudiéndome los pantalones por si los tenía manchados de tierra y recojo mi mochila del suelo para ponerme en marcha y seguir al grupo.

Al subir al autocar que entrañaban las indicaciones ni siquiera fui consciente de que la gente que contenía el vehículo serían el propio grupo al completo. Silenciosa organización. Veo gente preparada, corriente, e incluso algún perfil bajo de bala perdida que llega por su propia cuenta, pero a grandes rasgos, me encuentro con aquello que bromeaba con los chicos a la hora de rellenar el formulario.

Siento curiosidad, aunque pocos sujetos llaman mi atención además del yermo, por el momento. Únicamente dedico un buen escaneo visual a uno de los individuos con gesto más descubierto, campechano, tal vez, y no por ello... si no por lo que creo algún tipo de divisas. Quizá veterano. Interesante.

Por lo demás me ajusto los guantes cuando me doy cuenta de que tenemos a una aldeana dándonos instrucciones, con su chucho al lado – Contacto... – Un método un poco extraño dado el presupuesto que se intuye. Anteproyecto una sonrisa que no llego a expresar, me esperaba a alguien de la organización, pero a estas alturas ya no soy la más indicada para opinar sobre protocolos, simplemente levanto la mochila del suelo para seguir a la decrépita señora.

El viaje había sido largo y extenuante, pero a pesar de aquello, estaba complacida de haber tomado la decisión de venir hasta acá. Ya no tendría que estar encerrada entre cuatro paredes frias debido a las baldosas que las decoraban, o sólo ver capsulas de Petri amontonandose en los muebles metálicos del laboratorio. Mi trabajo estaba y debía hacerse al aire libre, ser participe con la naturaleza, investigar, observar, tocar la vegetación que me rodeaba. Para ello había pasado tantos años en las aulas de la Universidad y era mi sueño como investigadora.

No dudé ningun segundo en tomar la decisión de viajar a Pripyat, el peso de su historia era tremendo, pero lo menos que sentía era temor o incertidumbre.

Cuando llegué al lugar, vi que varios, mas gente de lo que me esperaba también estaban allí, al parecer el proyecto de estudio de la ciudad era enorme y se necesitaban varios manos para aquello.

"Manos a la obra, entonces" - pensé mientras tomaba mis pertenencias.

Nunca el aire me había parecido mas limpio mientras caminaba hacia el encuentro.

     " Señora, quiero decir doctora Golshiri, le agradezco mucho por sus palabras ... pero me parece que no es para tanto .. soy señorita, apenas estudiante de posgrado de ingeniería y realmente conseguí la oportunidad en la carrera gracias a mi beca deportiva mas que a mis buenas calificaciones ... sin embargo pude aprovechar la oportunidad para acabar la carrera y comenzar el posgrado en linea ahora que he dejado ... la natación que había sido mi pasión, así que seguramente usted sabrá mucho mas de los temas nucleares que yo, sin embargo me encantaría sacar provecho de esta oportunidad para poder organizar mi material para hacer la tesis acerca de la seguridad de sistemas radiactivos "   

       La chica parecía ligeramente sonrojada, pero no podía evitar mostrar el orgullo que le daban las palabras de Shahrzad, aunque nunca había escuchado acerca de la universidad de Kazan, seguramente era una de esas universidades rusas, de la India, o de otrolugar oriental no muy reconocida en el mundo occidental pero con eminencias en las ramas científicas, entonce escucho al señor Alexei Ivanov que dejo de hablar con una chica guapa que parecía tener bastante carácter a pesar de decir pocas palabras y no parecer muy cómoda en donde se encontraban, tras escucharle le respondió al hombre mayor mientras que comenzaba a andar con la mochila de viaje en la espalda y la cámara sin tripie en las manos para tomar alguna fotografía mientras que avanzaban si encontraba un buen escenario:

        " ¿Lo dice señor por la cámara supongo? ... realmente no soy periodista ni fotógrafa ... pero me encanta la fotografía y quiero agregar algunas buenas fotografías para documentar correctamente mi tesis cuando edite su formato, de hecho por ahora solo soy estudiante, en ocasiones también modelo y usted caballero? "   

Leinad estaba contento. Una viejilla que nos lleva de excursión. Le parecía entre cómico y triste. Cómico, ya que la gran pateada la darían junto a una anciana, que parecía tener una salud ya ... adecuada a su edad, y tal vez, mermada por las duras condiciones de vida aquí, y triste, ya que no había personal adecuado para ciertas cosas, y se lo encargaban a los lugareños, con el esfuerzo que ya tenía que hacer de por si, al vivir aquí.

No dudó en poner la mano por la cinta del petate, y colgárselo a bandolera. Tras esto, se puso a la altura de la señora. Parecía saber mucho de lo que harían aquí y del lugar, y no dudó en preguntarle: - ¿Y qué se cuentan del lugar? ¿Hay historias de estas tierras? Tenía tiempo si era una larga caminata, así que sería entretenido escuchar a la anciana.

-Nadie espera el paraíso señorita- digo con una sonrisa de medio lado, miro a la señora mayor y me pongo atrás donde pueda tenerlos controlados a todos.

Algunos cogieron con agrado la bebida otros incluso se mostraban interesados por el buen sabor que dejaba e el paladar, era una buena toma de contacto, algo que agradecía sin decir una sola palabra pero sonriente a cada persona que agradecía su ofrecimiento. Mientras repartía observo un par de caras conocidas y otras de facciones mas duras; un claro ejemplo de como la vida trata a cada uno, personas interesantes todas ellas, con suerte seria una gran experiencia y se sentía entusiasmado.

Guardo el resto de latas y acomodo las que aun le quedaban en su petate, mientras una anciana les salia al paso. -Vaya, que mejor guía que una autentica lugareña, ¿Usted también necesita de la vacuna o su sistema inmunológico es tan bueno como afirman algunos sobre los supervivientes de este lugar? -Preguntas mientras se echaba a la espalda su equipaje, enfocaba la GoPro del pecho y ponía el contador de su podómetro a cero. Y pese a lo fatídico que sonaba la zona a entrar, no parecía preocupado.

Puede ser -termino diciéndole al chico llevándome una sorpresa al ver algo que casi era una sonrisa, no tenía pinta de ser una persona muy expresiva, y eso que solo lo conocía de mi espera en el punto de encuentro. Sigo caminando tras el grupo fijándome que se queda al final de todo y noto sus ojos clavados en todos nosotros. Esta sensación tan solo duró un rato porque mi atención se vio desviada hacia la anciana, que con paso lento pero seguro nos conducía a nuestro destino.

Cossette sonrió de manera apacible con Taylor, a quien escuchó que se presentaba con el hombre mayor que estaba sentado a su lado. Seguía observando tanto el páramo como a los demás cuando reconoció entre al grupo a una deportista a la que le había seguido el paso por el potencial que tenía. No la había visto antes porque, aunque no le costaba reconocer caras, estar rodeada de una gran variedad de personalidades le hacía distraerse un poco el cómo centrar su atención. No obstante, la llegada de la mujer mayor le interrumpió sus pensamientos y le saludó con un movimiento de cabeza y una sonrisa cordial bastante afable, al igual que una mirada dedicada al can que la acompañaba.

Asintió ante la información dada, ella ya lo sabía por sus investigaciones y por ello se preparó lo mejor que pudo, así que comenzó a seguirle con su andar tranquilo y seguro a una distancia prudencial de la guía, respetando su espacio y tratando de no molestar de más. Eso sí, a paso discreto acortó distancias entre Camille, Shahrzad y el anciano que antes estaba sentado, escuchando con interés de lo que hablaban y cuando notó que era el momento de intervenir sin interrumpir a nadie habló.

-¿Camille Rodrigues, no es así?-preguntó con un inglés fluido pero sin dejar su acento francés-. Perdona, no te había reconocido... pero escuché mucho de ti gracias a tu carrera paralímpica... un gran ejemplo a seguir si me lo permites-su tono de voz no revelaba que fingiese ante sus palabras sino al contrario, revelaba admiración-. Un placer, Shahrzad, espero no molestar.

Cossette se veía resuelta sin deje de timidez, pero se podía evidenciar que procuraba respetar sin buscar molestar a alguien.

Daban una recompensa altísima, el experimento por otro lado debería de costar lo suyo. Equipo, medicinas, reunir a gente de todo el mundo. Pero Lydia no pudo evitar decepcionarse un poco al ver el escaso comité de bienvenida. No es que se esperara una fiesta ni mucha gente, pero una guía aparentemente enferma que no les sacaba de dudas y que decía no saber gran cosa del tema era poca cosa. En fin, tampoco había mucha más opción, así que siguió a la anciana.

-Encantada- le dijo a la guía, que por otro lado tampoco parecía en exceso simpática. PeroLydia era extrovertida y con modales y le costaba no ser agradable con todo el mundo. No obstante, siguió el camino en silencio, con la excepción de que alguien del grupo le dijera algo a ella expresamente.

         " Así es, esa soy yo ...muchas gracias por tus bellas palabras, pero ... ¿par le vu francais? ¿Cómo te llamas? y ¿De que parte de Francia eres?  Porque actualmente yo vivo en París "     

         Respondió Camille con una sonrisa a Cossete después de haberle agradecido al simpático y guapo Clive por las bebidas que tomó, por responder le al curioso Alexei el porque de la cámara y a que se dedica ella, meter el soporte de la cámara doblado dentro de la mochila

Vamos dejando atrás el monumento conmemorativo. Sigo el bajo ritmo de la anciana escuchando los diálogos a mis espaldas, al frente. Subo la pesada mochila hasta mi hombro para cargar mejor con ella. Al mirar atrás, pestañeo un par de veces y ojeo el grupo para contar el número aproximado de personas. Al volver la vista al frente, llevo mi mano libre hasta uno de los bolsillos del chaleco para sacar un minúsculo auricular. Me lo llevo a la oreja y procedo a encender el receptor de mi cintura. Por curiosidad, prosigo escuchando la baja estática que recoge el aparato por el oído derecho.

Mientras habla con Alexei, de reojo ve llegar a la anciana. Le escucha en silencio. Vaya caminata nos espera... Esta absorta mirando a la anciana y su perro, que no ve como Alexei intenta levantarse. Taylor rápidamente intenta ayudarle, pero llega tarde, este ya se había levantado.

-Si.. Divertirme... -hace una ligera mueca respondiéndole.

Se levanta, se lleva la mochila al hombro, y comienza a andar tras Alexei en silencio, simplemente escuchando las conversaciones de los demás.

Ha sido amable, lo mínimo que puedo hacer es vigilar que no se caiga o se haga daño.

Miré con cara extraña la bebida que de pronto me cayó sobre las manos y me reí al ver a aquel tipo repartiéndolas como loco para ganarse al resto - Muy bien campeón - pensé con una sonrisa traviesa en la cara. Se me había pasado por la cabeza algo que podría haber sido muy gracioso, pero la imagen de una señora mayor que apareció entre nosotros, me cortó todo el rollo de repente.

Había escuchado una "apasionante" charla sobre física con su respectiva lamida de culo - Uh...cuanto cerebrito - musité mientras me ponía en pie para seguir las órdenes de la señora. Escuché atentamente su explicación, terminando de darle la última calada a mi cigarrillo y pude apreciar que ponía sus ojos sobre mí, así que esbocé una leve y forzada sonrisa en signo de atención y tiré el cigarillo al suelo, pisándolo con el pie para apagarlo.

Le dediqué una pícara mirada a un macizo tatuado que se colocó al final del todo - No me voy a aburrir aquí - Por mi parte, me coloqué al lado de Jackie, me había caído bien el chinito, y me dispuse a seguir a la señora junto al resto - ¿Pero y cuándo volveremos al hotel? - pregunté ansiosa por saber a qué hora podría darme un larguísimo baño o tirarme en aquella cama gigantesca.

—Pues lo dicho, Miss Rodrigues. Estaré encantadísima de poder ayudarla. Yo me dedico también a temas de seguridad nuclear, trabajo habitualmente con ingenieros; así que espero poderle aportar todo lo que necesite —dijo, con voz serena pero no sin un brillo en los ojos que delataba lo verdaderamente entusiasmada que estaba de compartir esta experiencia con una doctoranda.

No se había fijado en que se acercaba una mujer joven de pelo corto, muy guapa, hasta que habló. Dio una calada al cigarrillo, que estaba ya próximo a consumirse, al ver que parecía querer dirigirse principalmente a Camille, pero cuando la llamó por su nombre, alzó ambas cejas, sorprendida y algo avergonzada de haberse puesto a fumar sin esperar ni saludar. 

Giró la cabeza levemente para exhalar el humo rápidamente y le dedicó una sonrisa algo vergonzosa a la recién llegada a ese grupito que se estaba formando.

—Perdón, que me he puesto a fumar y no le he dicho nada —le tendió la mano, esta vez la izquierda por las prisas de intentar reparar su mal gesto—. Encantada de conocerla... —dejó la frase a medias intencionadamente para forzarla un poco a que se presentase. Parecía que ella sí se había quedado con su nombre, pero Shahrzad no tenía ni idea de quién era esta chica francesa.

Y sigo, pero mirando al suelo. Estoy segura de que las cercanías gozan de un gran operativo, y no exclusivamente militar o científico... quizá se dejen notar si pasamos cerca del famoso bosque rojo de la zona, según tengo entendido, a pocos km de la central nuclear. Levanto la cabeza y giro la cadera viendo que me estoy adelantando un poco al grupo. Entrecierro la mirada.

Ladeo el gesto con el plus de arrogancia adquirido a la fuerza en BW – No suelta prenda... - (?) pregunto, o digo, para el dúo de individuos que intentan hablar con la vieja lugareña; el hombre judío (Leinad) y el de las bebidas energéticas (Clive). Creo que no le interesamos mucho... – Nos recoge en A, nos deja en B. Y al tanto de lo que haremos, esperemos que nuestras defensas no se alteren mucho... – como los de la señora, que no vamos a tener esa suerte. Vuelvo a mirar al frente - No obstante, espero límites. Un seguimiento diario y una rehabilitación a la altura. Veremos. – ...además de un helipuerto, personal/material altamente cualificado, un buen elenco de urgencia, etc.

La gente hablaba y hablaba a su alrededor. Mariano permanecía apartado caminando junto a la anciana que les recibió. Su intento de iniciar una conversación al llegar al grupo se saldó con un comentario desagradable al respecto de su entrecejo por parte de una joven bielorrusa que se hacía llamar Irina.

Irina.... qué manera de malgastar un nombre tan bonito en alguien así... 

Entre tanto mientras caminaba prestaba atención a las palabras que le rodeaban, prestando especial atención a quien le pareció entender que, como él, se dedicadaba a la seguridad nuclear en la expedición. 

Es lógico, esa droga puede ser clave...

Lamentablemente, su timidez unida al mal comienzo que tuvo al llegar hicieron que Mariano siguiese sin dirigirse a nadie y siguiese caminando encerrado en su mutismo. 

Sonreí a Lydia cuando se tranquilizó. Mirar el lado positivo, sobre todo en aquellos momento, era esencial si una no quería dejarse llevar por la situación.

Al de poco, un tipo con pintas de deportista nos empezó a dar bebidas energéticas. Tomé uno y lo guardé. A veces venían de esos al bar donde trabajaba, nos daban muestras de bebidas para comprarles y le hacían la pelota a mi jefe. Debía ser vendedor. Le siguieron otros más, un par de tipos bastante animados, un hombre algo serio, un par de chicas que se quedaron algo apartada, otra tímida,... desde luego, éramos un grupo de lo más pintoresco. Fui saludando a todos cordialmente e intentando quedarme con sus nombres. Había algunos que parecían científicos o especialistas de ramas parecidas, y otros gente más corriente e incluso alguno con pinta algo más reservada.

La conversación se volvía algo más monótona,cuando una anciana se acercó a nosotros con su perro. Se parecía un poco a la abuela Dotty, una anciana de la granja de al lado que nos traía siempre tartas de ciruela, la diferencia era que a diferencia del perro de la anciana, la abuela Dotty siempre se traía su cabrita Dorotea para que le hiciera compañía.

Aunque me resultó extraño que nos recibiera la anciana no me sorprendió del todo. Seguramente era una lugareña ganándose algo de dinero para sobrevivir. Después de todo, por su aspecto, probablemente estaba ya bajo los efectos de la radiación y no perdía nada viniendo a por nosotros. Por lo que nos dijo teníamos una larga caminata hasta el lugar del experimento, lo que me resultó algo raro. Por suerte, yo llevaba equipo ligero y no tendría muchos problemas para llevarlo, pero algunos otros llevaban maletas pesadas e incluso más de una, por lo que sabía muy bien cómo se las apañarían.

Cogí mi pequeña cámara y saqué una foto del lugar antes de ponerme a caminar detrás de la anciana. Vi a una de las chicas, la morena, que llevaba un libro que había estado leyendo y decidí conversar con ella. Parecía de las más normales dentro del variopinto grupo que formábamos.

- ¿Alessandra Parker, cierto? - le pregunté con una sonrisa y señalé el libro - una buena idea traer un libro, sospecho que pasaremos muchos días aburridos aquí - saqué mi libro sobre arqueología y se lo mostré - ¿qué estás leyendo?

Mientras caminábamos veo que Ember se acerca y se dirige a mí en especial. Sí, esa soy yo - contesto con una sonrisa amable- puedes llamarme Alex si quieres, es mucho más corto -suelto una pequeña risa- La verdad es que me he traído alguno más para serte sincera, solo por si me aburro demasiado... es "Emma" de Jane Austen -le muestro la portada- Ya me lo he leído para la carrera y para las clases, pero nunca está de más darle un repaso.

Ya se me estaba empezando a hacer larga la caminata hasta nuestro destino, aunque no veía conveniente ni aconsejable quejarme por algo tan simple. Me guardo mis pensamientos para mí y sigo andando.