Partida Rol por web

HLdCn: El Legado de Caín II - Semillas de Destrucción

Un Sitio a Recordar

Cargando editor
19/11/2013, 12:28
Eko Létang

Durante un buen rato Eko permaneció quieto, concentrado simplemente en respirar. Trataba de hacerlo de forma pausada, pero la tensión de su boca y su garganta le complicaban la tarea. Mientras tanto, el rencor iba acumulándose en su interior, creando un poso cada vez más denso en su estómago.

Cuando se puso en pie para buscar a Zylalh estaba realmente cabreado. Caminaba resuelto, con el único deseo de hacerle daño.

Sin embargo, cuando la encontró, se quedó en pie a varios metros de ella, callado durante unos segundos. Su mirada era completamente distinta a la del día anterior, cargada de una ira que pocas veces había sentido antes.

Tomó su arma y, retirándola del cinturón, la arrojó a los pies de ella.

- Dispárame. - Le dijo con voz férrea. - Ni siquiera tienes que esperar a las votaciones. Si tienes los huevos para mirarme a la cara y mentirme de esa manera, tenlos también para matarme con tus manos y no con tu lengua. 

Cargando editor
19/11/2013, 13:24
Zyllah

Permanecí acurrucada, temblando, durante largo rato. Y cuando oí sus pasos acercarse, cerré los ojos con fuerza, esperando que pasara de largo. Sin embargo, se detuvo cerca de mí. Un golpe seco en el suelo me hizo abrirlos y mirar hacia su revólver, para después ascender hacia su rostro. - Nunca te he mentido. - Respondí sencillamente, sin moverme lo más mínimo y apartando la mirada de su cara rápidamente. Mi voz sonaba ahogada y temblaba tanto como mis manos. - Y si quisiera matarte lo haría con mi propia arma.

Cargando editor
19/11/2013, 14:07
Eko Létang

Eko ni siquiera prestó atención a la respuesta de Zyllah. No le importaban las palabras que vinieran ahora mismo de ella. Sin embargo no apartó la vista en ningún momento.

- Te has portado como una zorra. - Sentenció, hablando con un tono cargado de desprecio. - Te dije que no te limitaría, pero lo que has hecho no tiene nombre. - Luego se quedó mirándola, con los ojos aún encendidos. - Ayer me arrepentí de cómo te he tratado estos años. Pero acabas de hacer que me alegre de haberlo hecho.

Cargando editor
19/11/2013, 14:10
Zyllah

Permanecí en silencio, mientras hablaba y cuando terminó. Simplemente esperando que continuase. Probablemente no se detendría ahí, querría hacerme todo el daño que pudiese. Me concentré en no permitir que sus palabras calasen en mi interior lo suficiente, en soportar estoicamente lo que tuviese que echarme encima. Responder no iba a servir de nada, ni siquiera pensaba que me fuese a escuchar, tan sólo alargaría la situación. 

Parpadeé, mirándome las manos y respirando despacio. Simplemente esperando que continuase hasta desahogarse conmigo. Un fugaz pensamiento rebelde asaltó mi mente. No era culpa mía, yo estaba haciendo lo que debía. Yo no era la culpable de que sus almas estuviesen ligadas, ni de que ella fuese sospechosa. Aún más, le estaba dando la oportunidad de dejar clara su inocencia delante de todos. El problema es que yo no creía que fuese inocente ni por asomo... Suspiré quedamente. No serviría de nada intentar explicarle esto. Ya me había juzgado y condenado. Bastante tendría si no me pegaba un tiro antes de que acabase el día.

Cargando editor
19/11/2013, 16:18
Eko Létang

La ausencia de respuesta por parte de Zylllah no hizo más que reforzar la dureza de Eko. Sin apartar la mirada enderezó su postura. Su voz era firme y grave, y aunque durante un instante se planteó que su silencio fuese debido al arrepentimiento, su insistencia en la otra realidad hizo que las manos de Eko se crispasen y sintiese un ardiente calor llenar su pecho.

- No sé a qué coño estás jugando. - Continuó luego, con la voz cargada de un odio casi visceral. - Pero si vas a seguir poniendo de ejemplo a mi padre, que sepas que él jamás se habría reído conmigo, o tomado un café, mientras planeaba eso. - Le dijo, esperando realmente hacerle daño. Entonces abrió las manos, extendiendo ambos brazos a los lados, acompañando con ellos la fuerza de cada sílaba. - Vótala todo lo que quieras, acúsala como te de la gana, pero lo que has hecho es reírte de mí en mi cara. ¿Es porque te hago gracia, o sólo por joderme? - Preguntó entonces, acercándose más, llegando casi a tocarla.

- Me avergüenzo de haberte dado una oportunidad. - Añadió luego, casi como si la estuviera maldiciendo. - Maldita la hora en que te traje a este sitio, y maldita la hora en que creí que a pesar de todo, me ayudases o no, al menos podríamos entendernos y colaborar. Pero no, tú prefieres ir a tu puto rollo, ponerme una sonrisa y clavarme un puñal. - Enumera, clavando su mirada en ella con la fuerza con la que clavaría un cuchillo. - Joder, mi padre estaría orgullosísimo de ti. - Dice al final, con sarcasmo.

Cargando editor
19/11/2013, 17:17
Zyllah

Sus palabras fueron como un mazazo. Había dado en el clavo, golpeando precisamente donde dolía y me costó seguir respirando durante varios segundos. Esquivé su mirada, sintiéndolo cerca. Trataba de intimidarme y lo estaba consiguiendo. Me repetía mentalmente que no podía hacerme daño en este lugar y que Yannick habría hecho lo mismo que yo... Prácticamente le había dicho la noche anterior lo que iba a hacer. Pero no quiso verlo y eso no era culpa mía. Apreté los dientes y parpadeé rápidamente, intentando controlar las lágrimas que luchaban por salir de mis ojos. Pero fue inútil, en tan sólo un par de segundos estaba llorando y odiándome por mostrar así mi debilidad.

- No entiendes nada... - Susurré, con la mirada clavada en mis rodillas y la voz ahogada. En el mismo momento en que abrí la boca me arrepentí de haber hablado. Debería dejar que se desahogara conmigo todo lo que quisiera en lugar de cabrearlo más defendiéndome. Pero una vez había empezado era difícil parar. - Te estoy ayudando, gilipollas. Dijiste que confiabas en mí. 

No podía soportar más la presión de la situación y me levanté, apartándolo con la mano para empezar a alejarme de él. - Déjame en paz. - Susurré mientras caminaba hacia cualquier dirección. Racionalmente sabía que era inútil, que podía hablarme desde cualquier rincón de este lugar. Que podría encontrarme y que era él quien controlaba todo aquí. Pero la comparación había sido demasiado dolorosa. Necesitaba espacio para dejar de escucharlo.

Cargando editor
19/11/2013, 17:47
Eko Létang

Ver que ella comenzaba a llorar produjo una insana satisfacción en Eko. Ella le había hecho daño. Se merecía eso y más.

Se dispuso a continuar, hurgando más en las heridas abiertas, como quien retuerce un hierro ya clavado, con ansia y furia, pero el primer susurro de ella le hizo detenerse durante un instante. Una sonrisa irónica y afilada se dibujó en sus labios antes de continuar. ¿Que él no entendía nada? ¿Qué idea podía tener ella de la posición en la que se encontraba? Le dedicó una mirada llena de desprecio, como si ella fuera algo no sólo insignificante, sino también repulsivo.

Entonces ella habló de nuevo, y aunque él no pretendía siquiera escucharla, sus palabras le hicieron dudar durante un instante.

Cuando Zyllah se levantó Eko tuvo que contenerse para no darle directamente un puñetazo, guiado por la frustración y la rabia. La miró mientras se marchaba, sin seguirla, y reprimió a medio camino también el impulso de agarrarla por el brazo y gritarle todo lo que pensaba.

En cuanto ella desapareció de su vista, Eko liberó un alarido, sin pararse a pensar en si ella lo escucharía. Un grito que desgarraba su propia garganta al salir, fruto de todas las emociones a medio contener. Cuando el aire de sus pulmones se agotó volvió a llenarlos, por instinto, y continuó gritando. Saber que no era dueño de su propia vida lo mataba. Pero más aún no saber qué era lo que estaba pasando, con todo lo que él tenía en juego. Condensando las brumas, hizo aparecer de nuevo su bajo sólo para destrozarlo contra el suelo. Tras varios golpes comenzó a patear los pedazos, sin poder contenerse más, acompañando cada golpe con su respiración, exhalando todo el aire en fuertes bocanadas, acompañadas de alaridos, gritos y finalmente sollozos.

Cuando estuvo agotado física y emocionalmente se dejó caer, recogiéndose sobre sí mismo, sin importarle ya que ella fuese consciente de lo roto que estaba. Probablemente ni siquiera se acercaría, y en unas horas su cuerpo se desvanecería en la bruma, cuando cayesen con las votaciones.

Cargando editor
19/11/2013, 18:27
Zyllah

Me alejé cuanto pude mientras escuchaba sus gritos, y estos me hacían apresurarme más. No querría estar cerca en estos momentos. Me escondí en otro rincón y traté de ignorar los sonidos que venían del lugar donde lo había dejado. Tapé mis oídos con las manos y escondí el rostro entre mis rodillas mientras seguía llorando.

No sé cuánto tiempo pasé así, ni cuánto tardaron los gritos en convertirse en sonidos de golpes y en sollozos después, pero de repente me di cuenta de que había silencio. Poco a poco destapé mis oídos y alcé un poco la cabeza, sin estar segura de qué me daba más miedo.

Durante un instante se me pasó por la mente acercarme a comprobar si estaba bien. Pero apreté las mandíbulas y negué suavemente con la cabeza. Ya había tenido suficiente y probablemente para él también fuese mejor no verme ni de lejos. Permanecí en silencio, secando mi rostro con la manga del jersey y tratando incluso de hacer poco ruido al respirar. Quería hacerme invisible. Ojalá pudiese desaparecer de este lugar. 

Notaba también un calor de enfado creciendo en mi pecho. ¿Por qué exactamente era culpa mía todo esto? Sólo estaba haciendo lo correcto, y se lo había advertido en varias ocasiones la noche anterior. Él estaba frustrado porque no le había salido bien su plan de traerme para chantajearme y que dejase en paz a Seele. Probablemente había dado palmas al ver que parecía creerme su pantomima de tratarme bien. Y durante un rato realmente me la creí... Pero no tenía motivos para enfadarse conmigo.

Me quedé allí, quieta y en silencio, simplemente esperando que sucediese algo en el otro lugar o en este.

Cargando editor
20/11/2013, 21:22
Zyllah

En cuanto el acero de Juliette atravesó el cuerpo de Seele, o Verona, en el otro lugar, contuve la respiración y me puse en pie de un salto. Una sombra de preocupación llenó mi mirada y eché a correr hacia el lugar donde había dejado a Eko. A pesar de todos mis planes, necesitaba asegurarme de que él estaba bien a pesar de que ella hubiese caído, necesitaba saber si el vínculo que tenían se lo llevaría con ella.

Cuando empecé a acercarme y lo vi encogido en el suelo, rodeado por los pedazos de lo que fue su bajo, frené mis pasos, para avanzar los últimos despacio, acercándome poco a poco y sintiéndome bastante insegura al respecto.

Me detuve a varios metros, sin saber si sería capaz de soportar mi presencia, y hablé en un susurro quedo, intentando no molestarlo. - ¿Estás bien...?

Cargando editor
20/11/2013, 22:36
Eko Létang

Durante largo rato Eko permaneció en el suelo, hecho una madeja. Se sentía totalmente perdido y derrotado. No era sólo frustración, era la certeza de haberse equivocado tanto en tan poco tiempo.

Poco a poco comenzó a recogerse sobre sí mismo, y se arrastró hacia una de las paredes. Allí, resguardado por la piedra, fue dejando los minutos pasar, a la espera de que las votaciones llegaran. Esperaba que ese as en la manga fuera suficiente. Si es que aquello seguía en pie, claro.

Mientras en la otra realidad de repente todo parecía precipitarse Eko contuvo la respiración, temeroso, y en el mismo instante en que el acero atravesó el pecho de Seele él comenzó a jadear, asustado, llevándose las manos al lugar donde ella estaba sufriendo la herida.

Un ruido lejano de pasos le indicaba que Zyllah debía estarse acercando, pero él sólo podía pensar en lo que estaba sucediendo. Sus manos se crispaban por el miedo, y un sudor frío le cubría rápidamente.

Cuando la voz de ella le sacó de sí mismo la miró, aún con el pavor reflejado en los ojos. En la historia que le contaban una y otra vez Azhariel había muerto después de Valfar. ¿Cuánto tiempo le quedaba a él? ¿Iría realmente a la mente de alguien?

Finalmente había llegado su hora, y ni siquiera había hecho falta esperar a las votaciones. Seele no había aprendido de verle a él tragar arena, y había ido más allá. Cuando los ojos de Eko se pararon en los de Zyllah mostraban toda la incertidumbre y el miedo que sentía, mientras aún con las manos crispadas soportaba las ganas de echarse a llorar.

Durante un instante olvidó el rencor y la frustración, el odio por sentirse traicionado de esa manera, y en una mezcla de suspiro y jadeo una palabra salió de sus labios temblorosos.

- Abrázame. - Dijo, sin saber ni él mismo si se trataba de una orden o de una súplica.

Cargando editor
20/11/2013, 23:22
Zyllah

Ver el miedo en su mirada cuando alzó la cabeza hacia mí me rompió el alma y en cierta forma agradecí mentalmente no haber sido la causante de esa expresión.

Tuve un instante de duda tras su petición, insegura por todo lo sucedido desde que amaneció, pero sacudí la cabeza, apartándola de mi mente y me arrodillé a su lado, abrazándolo con fuerza. Todavía no comprendía exactamente lo que estaba pasando, pero no podía negarme a algo así. - ¿Te duele...? - Pregunté en voz baja cerca de su oído mientras frotaba su espalda con la mano, intentando hacerlo sentir mejor, pero sin saber si se desvanecería en mis brazos en cualquier momento.

Cargando editor
21/11/2013, 00:08
Eko Létang

Eko recibió el abrazo de Zyllah, aún asustado, y negó despacio con la cabeza cuando ella preguntó. Cuando en la otra realidad Seele terminó de desvanecerse él suspiró, cerrando durante un instante los ojos, y sintiendo alivio y libertad a partes iguales.

Comenzó a ser consciente entonces del contacto de la chica, y de inmediato empezó a sentirse incómodo por haberse mostrado tan débil.

Se apartó de ella, despacio, y durante un instante en sus ojos sintió como si no fuese necesario levantar de nuevo todas las barreras. Sin embargo bajó la mirada y carraspeó, esperando que su voz sonase lo más normal posible.

- Se ha roto. - Anunció, aún sin asimilarlo del todo. - Se ha ido de mi cabeza.

Cargando editor
21/11/2013, 00:12
Zyllah

Lo solté en cuanto noté que empezaba a separarse y me quedé sentada de rodillas, sin saber muy bien si debería apartarme más o no. Cuando apartó la mirada y carraspeó, por un instante sentí miedo, temía que una vez pasado el momento recordase todo lo anterior y volviese a atacarme. 

Aparté la mirada yo también, dirigiéndola a mis manos mientras dudaba si debería hablarle o no. - ¿Te sientes... mejor? - Pregunté finalmente, haciendo un esfuerzo porque mi voz resultase lo más normal posible, sin tener nada claro en qué punto estábamos ahora. - ¿Quieres que me vaya?

Cargando editor
21/11/2013, 00:32
Eko Létang

- Oye, Zyllah... - Comenzó entonces, negando con la cabeza a su segunda pregunta sin levantar la mirada, frotando el dedo anular de su mano derecha con el pulgar de la izquierda. Se encontraba ligeramente incómodo, y todavía no terminaba de creerse que todo hubiera cambiado de esa manera. Lo de Verona era una putada, sí, pero sin duda no podría evitar alegrarse de no estar ya con su vida dependiendo de la de Seele.

- ... te debo una disculpa. Pero no esperes que esta ocasión se repita. - Continuó con voz grave, inseguro. Entonces esbozó una media sonrisa, escondiéndose tras una expresión de cierta malicia. - Esta vez no te merecías lo que te dije. Siento haberte hecho daño cuando sólo tratabas de ayudarme, fuera como fuera. Me porté como un mierda. - Aclara, y dicho esto la mira, comenzando a recuperar la compostura y su expresión habitual.

Cargando editor
21/11/2013, 00:44
Zyllah

Parpadeé, completamente sorprendida con su respuesta, y alcé la cabeza, intentando averiguar por su expresión si se estaba quedando conmigo. Cuando mi mirada se cruzó con la suya, volví a apartarla, mientras mis mejillas se sonrosaban y me sentía ligeramente avergonzada. No estaba demasiado acostumbrada a recibir de él algo mejor que la indiferencia, mucho menos una disculpa.

- Ya... Eh... - Empecé a hablar, indecisa sobre qué debería decir. - Yo... No te preocupes... Debería haberte avisado de alguna manera de lo que iba a hacer... Es sólo que me daba miedo no despertarme si lo hacía. - Me encogí de hombros ligeramente antes de seguir. - Pero entiendo que te sintieras traicionado y todo eso. Siento no haberlo hecho mejor. 

Todavía sintiéndome un poco rara con la situación me eché hacia atrás, liberando mis piernas, para sentarme con ellas cruzadas. - ¿Y ahora qué? - Le pregunté, sin saber ni siquiera yo misma del todo a qué me refería. Lo cierto es que había tenido todo tan claro desde la noche anterior, que ahora me sentía perdida.

Cargando editor
21/11/2013, 00:55
Eko Létang

- Sí, debiste hacerlo. - Responde Eko con voz grave. Y a pesar de que la dureza de su voz se ha rebajado levemente, contiene un cierto tinte de reproche. - Ni ella habría podido matarte durante la noche, ni le hubiera permitido hacerlo. - Explica apoyando la espalda en la pared, recuperando poco a poco la tranquilidad. - Desde el principio le dejé claro que sólo te tocaríamos si fuera necesario aunque fueses contra nosotros, y que aún en ese caso sería yo el que se encargara. - Cuenta, llevando la mirada a la pared de enfrente.

- Sin embargo, creías que luchabas por tu supervivencia. Eso es bueno. - Concede con un leve asentimiento, mientras poco a poco comienza a ser consciente de cómo acaba de cambiar todo. - Y además, habías acertado con ella. Por mucho que hubiera sido su amiga, o más aún siéndolo, creo que tu madre estaría orgullosa. - Añade, analizando en voz alta.

Tras su pregunta la mira durante unos instantes a los ojos, valorando los diferentes caminos que puede haber por delante.

- No lo sé, niña. - Le dice de buen humor, con una sonrisa cómplice. - Supongo que damos caza a esos cabrones y te dejamos aquí cumpliendo tu destino. ¿De eso va todo esto, no?

Cargando editor
21/11/2013, 01:18
Zyllah

Mi mirada se ensombrece cuando me da la razón. Lo cierto es que yo no me arrepentía en absoluto de cómo había hecho las cosas y sólo lo había dicho porque me pareció lo más apropiado, pero ahora no podía echarme atrás, así que simplemente seguí escuchando en silencio. Cuando me dijo que había acertado con ella mis ojos se abrieron y levanté la mirada. Durante un rato, al ver toda su transformación y la muerte de Mêredy y todo eso... Había estado segura de que me había equivocado con ella, como otros decían en el otro lugar. Una cierta satisfacción se instaló en mi interior al saber que seguir mi instinto había funcionado. 

Sin embargo, no me gustó que mencionase a mi madre y resoplé ligeramente por la nariz al oírlo. Como si a mí me importase que ella estuviese orgullosa de mí. Ella había huido de su destino como una cobarde, probablemente si hubiese estado en mi lugar no le habría hecho nada por ser su amiga. Yo no era tan débil como mi madre.

Nuestras miradas se cruzan mientras esperaba su respuesta, pero en cuanto empieza a hablar la aparto de nuevo, intentando contener una mueca de fastidio. "Niña"... Ya estaba tardando en volver de nuevo a lo mismo. No sabía de qué me sorprendía, bastante había tardado. 

Suspiré mientras apretaba los puños y dejaba vagar mi mirada hacia el paisaje lejano y siempre soleado. - ¿No vas a decirles que Seele no era esa santa mártir que todos parecen pensar ahora que era? - Pregunté finalmente, en un tono más hosco de lo que me gustaría mientras mi mente le daba vueltas a algo de lo que había dicho él antes. Busqué de nuevo su mirada antes de hablarle con una ligera acusación en la voz. - ¿Me habrías matado?

Cargando editor
21/11/2013, 01:29
Eko Létang

El cambio de tono de Zyllah no pilla a Eko por sorpresa. Ya estaba tardando en ser la misma de siempre.

- ¿Eso haría algo más que satisfacer tu orgullo? - Pregunta con tono serio. - Azhariel acaba de perder a una amiga, y todos se están uniendo. ¿Es tu reconocimiento más importante que eso? - Insiste, consciente de que sólo da esa respuesta por tratarse de ella. En realidad él esperaba que Gabriel le hubiera respondido para decírselo directamente, mirándolo a los ojos, y disfrutando con la visión de la expresión del hombre, ya fuese por una verdad revelada o una tapadera descubierta.

Sin embargo, un instante después, niega con la cabeza. - No, tienes razón. Estaba esperando el momento. - Admite tras pensarlo. - Además, lo que parece unión puede ser infiltración y perfil bajo. 

Luego se queda durante unos segundos callado, aplazando la respuesta a su última pregunta. Con un suspiro, decidió darle su respuesta en forma de otra pregunta. - ¿Me habrías dejado marcharme de aquí?

Cargando editor
21/11/2013, 01:44
Zyllah

Su primera respuesta no me hirió, estaba acostumbrada a ese tono y ese tipo de acusaciones. Aunque su cambio de actitud justo después me sorprendió. - No creo que haya un momento más apropiado que este. - Respondí simplemente, sin querer entrar a discutir el tema o dar explicaciones. - Pero es tu decisión, yo no voy a meterme más en vuestra historia. - Remarqué las últimas palabras con toda la intención de que resultasen hirientes.

Sus últimas palabras lo fueron para mí. Sabía que teníamos nuestras diferencias, pero de ahí a que fuese capaz de matarme fríamente, había un paso enorme. Lo miré y en mis ojos sólo había una honda decepción. - Yo iba a salvarte. - Dije en voz baja, sin responder realmente a su pregunta y remarcando el tiempo verbal usado. - Mientras tú planeabas cómo matarme con tu novia fantasma y asesina, cuyo honor te importa más que el mío. Genial. - Aparté la mirada de él y resoplé, completamente incómoda y deseando poder largarme de este lugar una vez más. Empecé a levantarme para alejarme de nuevo. Lo que menos me apetecía era seguir hablando con él, sin embargo había algo que quería saber antes de irme. - ¿A quién vas a votar? - Pregunté, sacudiendo el polvo de mis vaqueros, dispuesta a largarme en cuanto escuchase su respuesta.

Cargando editor
21/11/2013, 01:55
Eko Létang

- Eh. - Responde Eko en tono de protesta. - No te equivoques. - Dice, casi como si fuera una advertencia. - Nuestras conversaciones giraban más bien en torno a cómo le prohibía acercarse a ti. No te he dicho nada nuevo: lo habría hecho si fuese totalmente necesario para sobrevivir. Pero en ningún momento esperé tener que llegar a eso.

- Si tú no hubieses tenido cómo salvarme la habrías matado de igual manera, y a mí con ella. Igualmente yo habría buscado la forma de salir de aquí sin tener que hacerte daño. Pero de no existir otra opción, y sólo entonces, sí, habría hecho lo que hiciera falta. Como habrías hecho tú. No somos distintos en eso. - Le explica, mientras va sintiendo el buen humor desvanecerse por la necesidad de ella de exagerarlo todo. Exasperante.