Partida Rol por web

Llegaba tarde. La mayoría ya estaba ahí, un grupo bastante numeroso para mi, que estaba acostumbrado a vivir en una casa con tan solo un par de personas. Hablaban entre si, no sabía sobre que ni me importaba. Simplemente me acerqué al grupo e intenté integrarme como pude: simplemente parandome ahí sin hablar con nadie. No estaba acostumbrado a la "sociedad", así que no tenía muy en claro qué decir, o si tenía que decir algo siquiera. -Por ahora, solo hablaré si me dirigen la palabra.- Pensé.

Me acerqué a un hombre de edad madura de mi mismo legado, luego aprendería que el nombre del tipo en cuestión era Gael. Al tener las mismas raices que yo me hacía sentir más cómodo. Una vez que me puse en el lugar, empecé a oir lo que decían.

Los otros semidemonios conversaban sobre el recuerdo. Cosas que no entendía. ¿Qué me importaba a mi si yo era recordado o no? Solamente estaba ahí para cumplir mi tarea y luego volver a mi casa. No comprendía cuál era la necesidad que tenían estas personas de ser "recordadas".

  De repente la armonía presente en el ambiente se rompió, diversos seres empezaron a hablar sobre muchas cosas, la mayoría por no decir todas banales al hecho que se estaba desarrollando.

  -Presentaciones..- susurra Diarmuid -Ahh..- deja escapar unas opacas palabras de dolor, coloca su dedo pulgar de la mano derecha en su sien mientras cierra sus ojos nuevamente. Busca donde sentarse, sin abrir sus ojos logró encontrar el lugar perfecto como si la memoria fotográfica que podría poseer fuera perfecta, o que no necesitaba sus ojos para "ver" y se queda ahí tranquilamente por unos minutos.

  Pasado el tiempo abre sus ojos y sonríe, una vez más habla entre susurros -Estas son las auras que fueron convocadas a las puertas- mientras observa a todos los presentes se levanta y extiende sus brazos, como quién lo hace cuando se levanta a las mañanas para despabilarse.

Nybras contempla en silencio cómo el sol se alza comenzando a verter sus dorados rayos lateralmente sobre las piedras de los edificios de Oldland, resaltando sus rugosidades y texturas y no puede evitar sonreír con languidez al percibir toda esa belleza a su alrededor. Siempre le ha costado apartar sus ojos ante una obra de arte como aquella, la belleza en estado puro siempre ha atraído su espíritu de una manera casi hipnótica. 

Con un suspiro endereza su espalda mientras continúa acariciando a la enorme pantera negra que la acompaña con gesto indolente. A pesar de tener la atención en la contemplación del nacimiento del sol, no ha podido evitar escuchar algunas de las presentaciones y conversaciones que han ido teniendo lugar. Muchos individuos, muchas búsquedas. Algunos parecen haber escuchado una mística llamada para acudir a ese lugar. Algunos buscan gloria y que sus nombres sean reflejados en las páginas de la historia. Otros, como ella, buscan personas o respuestas. Nybras pasea su mirada entre ellos, evaluando sus edades, intenciones y legados, quizá alguno podría encajar con lo que busca, quizá no. Es demasiado pronto para decirlo. Ni Nyx ni ella se muestran extrañadas al encontrarse entre otros de su especie, ambas están acostumbradas a convivir con otros como ellas.

Finalmente se agacha para acercar su rostro al de la pantera y mirándola a los ojos se dirige a ella con un tono suave, más  una enunciación que una orden. - Debemos mantener la calma y mantenernos alerta, Nyx. Puede que lo que buscamos esté cerca. - La pantera le mantiene la mirada mientras Nybras habla y cuando termina, acerca su rostro al de la joven para frotar su mejilla con la de ella en un gesto cariñoso y confiado.

Con una sonrisa ligera, la muchacha se sienta apoyando sus codos sobre las rodillas, escuchando las conversaciones que se suceden entre las personas que se van congregando a las puertas del tempo de Baal. Sin participar de ninguna, pero atenta a cualquiera que despierte su interés.

Escucho las respuestas y palabras de varios de los presentes. Podia notar bien varios grupos pero en general parecian estar divididos entre los que sabian que algo grande pasaria y los que parecian supuestamente no tener la minima idea de lo que pasaba.

Le deseo suerte para encontrarlo Señorita Cristie, aunque no se si le sera posible en estos momentos. comento aun serio a la pequeña ciega.

Sonrio solo un momento al escuchar las palabras de Elizabeth Ignorando las bulgaridades sin sentido en su lenguaje, tiene mucha razon en lo que dice Señorita. Hay un deber que cumplir aqui mismo, sin importar la razon por la que cada uno crea que se encuentra en este lugar.  concluyo y miro con algo de extrañesa al animal de la joven.

Me alegra saber que los del legado de Eve, no son solo atraidos por los mismos animales. Debo admitir que es la primera vez que veo a una acompañado por tan bello cabrio. le comento esperando que supiera ver un halago en sus palabras.

Las palabras se cruzaban entre un ir y venir de dudas… Muchos los motivos que os traían hasta este apartado lugar.

Finalmente vuestros pasos llegaron hasta los pies de un antigua mansión, en cuya entrada labrado en la tierra se adivinaba un letrero que medio oculto por una hiedra enrocada os dejaba ver el nombre del aquel lugar: Baal’s Castle

La inmensa puerta os daba la bienvenida bajo un gran ventanal, embutido en la piedra de su cara frontal.

Os mirasteis unos a otros y una vez decididos apretasteis la puerta que parecía estar cerrada con uno de aquellos antiguos cerrojos, pero a vuestro asombro la puerta se abrió silenciosa, sin ningún sonido lastimero que denotara la herrumbre de sus bisagras.

Allá donde esperabais un gran hall, un lugar que diera la bienvenida a los recién llegados, encontrasteis algo parecido a una inmensa catedral… incluso desde fuera diríais que no se podía albergar un espacio de tal tamaño…

Todo ante vosotros parecía destrozado… los bancos rotos servían de alfombra de un suelo donde estatuas de piedra descansaban junto con los restos de orfebrería y candelería que aquel destrozo os hizo imaginar.

Una bandada de palomas abandonaba el lugar entre un caótico canto, al seguir su vuelo con la mirada descubristeis que aquella vidriera adornada con un inmenso rosetón ahora… segundos después parecía igual de rota que el resto del interior… incluso alguno de los cristales cayó a vuestro lado tras el paso de las palomas.

Mirasteis, una y otra vez… dentro y fuera de aquel lugar, y la imagen disonante seguía siendo la misma. Por fuera, una gran mansión que aunque con toques rústicos y góticos se mantenía en su máximo esplendor. Desde dentro la nave central de una catedral víctima de un gran saqueo o de una gran batalla.

Mientras algunos miraban sobre el altar mayor, o sobre las naves colindantes del lugar, otros descansaban sobre algunas columnas caídas o apoyados en aquellos lugares que parecían aguantar después de tanta grieta.

Parecía una broma… todos iban buscando las puertas del averno, y sus pasos los llevaron hasta el cuerpo marchito de lo que un día fue la iglesia del lugar.

Antes de que cualquiera abriera la boca, después de inspeccionar el lugar… un sonido desde un pasillo cercano os hizo alertar… Alguien os estaba observando… Antes de que pudierais dar marcha atrás las columnas que se erguían sobre la puerta principal, cayeron entre crujidos, sepultando la única entrada y salida del lugar.

No había solución… había que decidir entre ser presas o cazados, seguir aquellos sonidos o esperar a que hiciera frente a vosotros.

Es el momento de olvidar lo que os trajo aquí y comenzar desde cero unidos, aunque solo sea por la adversidad. 

Las presentaciones se hicieron paso entre los que formábamos tan diverso grupo de...¿elegidos?...los animales que acompañaban a alguno de ellos eran fabulosos a mis ojos, criaturas majestuosas que caminaban con elegancia entre nosotros, siempre junto a su compañero, sin separarse...sin duda lo que acontecería, cambiaría nuestras vidas...

Nuestros pasos nos llevaron a un hermoso castillo que a pesar de verse deteriorado guardaba la belleza de sus años de esplendor, tras su puertas de hoja doble podía escuchar el susurro de esa voz hipnótica que me atrajo aquí...me acerque a la puerta y la toque antes de que se abriera...deseaba entrar...algo me decía que en el interior estaba él...

Las puertas se abrieron y dieron paso a la estancia...camine al interior abrumada por la grandeza del lugar...sentía el susurro de todos lagos y percibía que alguien nos observaba...¿Donde estas?...¿Por que te ocultas?...pero el vuelo de las palomas me distrajo y el susurro desapareció...mire a los demás...¿Creo que soy la única que lo puede escuchar?...

Tras ver como los demás entraban y atónitos mirábamos el lugar, la entrada se cerraba bajo escombros de un derrumbe que no parecía casualidad...recorrí con mi vista a los demás...y en mi interior sentir que no todos saldríamos de aquí...¿Por que?...¿Para que?...

Gael contempló la triste belleza del interior de la Iglesia de Baal. En sus ojos, el reflejo de una batalla que antaño debió haberse alzado en este sagrado lugar. Con un suspiro, su pluma surca las hojas del bloc que lleva en mano, mientras su corazón latía mas poderoso.

He aquí nuestro destino

Hasta aquí me lleva el camino

Algún dia saldré vivo, junto a otros

Aunque a muchos nos hayan cambiado los rostros.

Contemplad, a vuestro alrededor, la iglesia de Baal

Lugar de terror, lugar ancestral.

Este escenario será testigo de la gran batalla, la que extinguirá el bien, o disipará el mal.

Después escuchó a su espalda cómo aquellos titanes marmóleos caían ante la única entrada o salida hacia el sacro lugar, y por primera vez esperó que alguno hablara.

La inscripción del lugar despertó de inmediato la curiosidad de la joven huérfana, su nana le había dado una buena educación, incluso más allá de la que el orfanato podía darle. Oh su nana... su cabeza le dolió violentamente, el pensamiento en ella, su imagen, bajo su mano, sus nudos estaban apretados y entró en aquel lugar, caminando junto al resto de de desconocidos, pero sin ser parte de ellos, hacerlo, sería ir en contra de su naturaleza por mucho que compartieran una historia que había comenzado antes de sus propios nacimientos.

Las puertas se cerraron por la caída - muy oportuna - de los pilares, Domino soltó un gritito ahogado de miedo, y cubrió su cara por el polvo que se levantó, Ahora, dentro, observaban el roseton en la bóveda principal de la catedral.

- curioso... una iglesia gótica consangrada al dios Baal - murmuró, no estaba segura su alguien lo podría escuchar, y se fue a caminar cerca de las paredes, de los pilares que habían, buscando algo que llamara su atención, alguna inscripción que le trajera algún recuerdo.

Al fin atraviesan las puertas, y si el lugar en su exterior podría quitar el aliento por su magnificencia, el interior lo hacía por su desolación.

Avanza entre todos con cautela y atención, y entonces las columnas caen a la vez que una presencia se fortalece en el interior de la Catedral, lo que provoca un sobresalto en su corazón y un giro brusco preparado para lo peor. Tras que sus ojos vean calma, la postura se relaja y ajusta nuevamente la corbata.

Lo lamento.

Entonces sus ojos encuentran a Azhariel, su compañero de legado.

Raven estará incómodo en un lugar cerrado, seguro.

Al escuchar a Dominó sencillamente asiente lentamente.

Atrapados.

Medita en voz alta.

El edificio me encantaba. Muy de mi estilo: elegante, magnífico, pero a la vez sobrio y con un toque de oscuridad. Silencioso. 

Sentí un pálpito. Hacía poco que había elegido empezar una nueva vida y por algún motivo Oldland vino a mi cabeza. Pero conforme avanzaba hacia aquí, algo en mi interior me hablaba de que era mi destino. Cuando encontré a mis compañeros hace apenas unos minutos, supe que de verdad estábamos destinados todos a estar aquí para algo histórico, pero aún no tenía claro el qué. Fui de las primeras en empujar las puertas de la mansión para entrar, y también de las primeras en sorprenderse cuando la entrada quedó bloqueada tras nosotros. Me había quedado embobada observando el destrozado interior, que a mí me parecía magnífico, cuando el ruido me sorprendió.

Akerbeltz estaba tranquilo. Estaba acostumbrado a los derrumbamientos en las montañas por las que solía deambular. Menos mal, lo que hacía falta es que se encabritase allí dentro. Es muy difícil controlarle cuando se enfada y empieza a embestir...

Mi sangre de Eve siempre había sido como un sexto sentido. Un sentido animal. Siempre me "avisaba" de alguna forma cuando había peligro, y esta vez me decía que algo o alguien nos observaba. No me gustaba un pelo, así que decidí comentarlo con el grupo.

-Hay algo o alguien observándonos -dije en mi habitual tono neutro. 

AL escuchar que alguien observaba, se acercó de nuevo al grupo y comenzó asentirse más en familia, lo que no necesariamente quiere decir que se siente más comoda, pero al ver a otros con sus marcas visibles, ella comenzó a sacarse la bufanda y sacarse las vendas de su cuello, cogiendo su cabello, revelando su ajada piel.

Atrapados no!...Respondo con voz suave y mirada traquila...Invocados...

Gire sobre mis pies observando el lugar, ¿cautivada?...¿sorprendida?...¿asustada?...¿confundida?...No lo se...

Mis pasos curiosos me condujeron hacia el pasillo, desde donde sentía un presencia, cuando las palabras de una de las féminas confirmo lo mismo que sentía...Quizas sea él!!

Entro detrás de la gente que tiene claro el camino que debemos tomar. La verdad, yo no tengo ni idea de "la llamada" que algunos de mis compañeros dicen que escuchan, pero tampoco me preocupa porque parecen tener muy el camino que debemos tomar. El interior me gusta. Es oscuro, muy silencioso y está en ruinas. Sin embargo, aunque se vea tan deteriorado, el lugar es majestuoso y parece querer contarnos la triste historia que un día tuvo lugar en él.

Me dirijo a una de las naves colindantes mudo de asombro cuando un sonido me hace volver a la realidad. -Quién anda ahí?-Pregunto mirando en dirección al sonido intentando parecer confiado. Cualquier respuesta que pudiera haber llegado del pasillo donde he escuchado el ruido queda silenciado por el estruendo que crea la columna al caer detrás mio. Raven se asusta aún más que yo y se pone a batir las alas a la vez que me clava fuertemente las garras.-Tranquilo, amigo.-Le digo mientras le acaricio suavemente.-Definitivamente preferiría un lugar cerrado, pero aún así, parece demasiado nervioso. No me gusta...-Digo respondiendo a Mark.

Vuelvo la mirada una vez más hacia el pasillo cuando todo se ha calmado.-Alguien más ha oído ese ruido?

En silencio, terminó de sacarse las vendas de su cuello, ahora ya no se diferenciaba del resto, ni rehuía de lo que era como siempre lo hizo, intentó agudizar sus sentidos, pero lo que lograba escuchar era el sonido de los animales inquietos, de por sí eso ya era inquietante.

- ¿invocados?.. que conveniente - murmuró, mirando a todos lados, hacia la alta bóveda, buscando algo que llamara su atención - mejor que nos mantengamos juntos y enviar grupos para inspeccionar el lugar, ¿que les parece?, el grupo es demasiado grande como para que vayamos todos juntos, o uno o dos, que lo hace un... blanco fácil para lo que sea que nos trajo aquí y nos tendió esta trampa -apretó la venda y luego la dejó caer al suelo.

Le da un último bocado a la fruta, dejando entonces caer el corazón de la misma al suelo. 

Sus pasos fueron decididos, aventurados, aunque su expresión no parecía demostrar gana alguna de figurar, sus ojos estaban muy abiertos, y no sonreía, la curiosidad reflejada en su mirada se podía notar de forma clara. Bheka caminaba también a su lado, con pasos elegantes propios de su raza, con su mirada fija al frente.

El interior y el exterior tenían el mismo contraste que el orden y el caos, aunque le agradaba, se sentía como en casa en aquel lugar. Aunque esa sensación de conformidad se acabo cuando mencionaron a "esos" que les vigilaban.

Se agacho, y cogió una roca, la que luego levantaría para mostrarla en su mano, viendose claramente sus dedos gruesos, y oscuros como su piel, fuertes, imparables, con sus gruesas y negras garras naciendo de cada uno de ellos. Apretó con su mano la piedra, y esta se rompió, sin mostrar mucha resistencia.

- Somos fuertes, chiquilla. No deberías menospreciar tanto el valor y la fuerza de tu sangre. - 

El derrumbamiento la sorprendió, obligándola a agarrarse con fuerza al arnés de su perro, animal que instintivamente se alejó de aquel punto, poniéndolos a ambos a salvo.

Si la situación era desconcertante para muchos, para alguien con su limitación podría llegar a ser aún más aterrador, pero si la muchacha estaba asustada desde luego de esforzaba por no mostrarlo. 

Solo se sentó junto a una pared, con la cabeza bullendo de preguntas. Escuchar... era lo único que podía hacer ahora. Escuchar.

Poco a poco seguí al resto, y un escalofrío recorrió mi médula con el derrumbamiento. Alguien nos observaba, todos nos habíamos percatado de ello, hasta Asfaloth que tenía sus orejas en un modo que avisaba que estaba pendiente a todo lo que pasaba a su alrededor.

¿Alguien sabe porqué todos hemos sido llamados a este lugar? - pregunté sin más intentando ignorar el echo de que estábamos encerrados y algo nos vigilaba en un lugar extraño para todos, esa era la única forma de mantener la calma.

Levantó una ceja ante la muestra de poder del negro, y dibujó una sonrisa oscura en sus labios, se parecía a los fanfarrones del orfanato, haciendo gala de su fuerza - asumo que te has propuesto para tomar uno de los primero grupos de excursión, ¿alguién mas? - pregunta  acomodando su cabello en una coleta, otra chica pregunta que hacían ahí y la joven ciega intentaba  guiarse con ayuda de su perro lazarillo.

- disculpa ¿necesitas ayuda? - le preguntó a la chica ciega acercándose a ella - estamos en una catedral derrumbada por dentro, parece que una batalla se desarrolló y en la entrada salía una inscripción que hacía mención a Baal, el dios guerrero fenicio, es una catedral con una arquitectura gótica, lo sé por el rosetón de la bóveda principal , ten cuidado con el suelo, está muy irregular y.... ¿quieres saber algo más? - le recordaba a una amiga del orfanato, que era ciega y que la trataba como una  persona normal, al no ver sus marcas, le sonrió, a pesar de que ahora su corazón el que dolía.

- pues no  sé chica, pero creo que deberías preguntarle a los hombres mayores, por lo menos a él - indica a Gael, que parece saber mucho más que nosotros de lo que está pasando acá y porque han reunido a la familia de esta manera - le da un énfasis especial a la palabra, "familia", se ha quedado a unos pasos de Cristie, esperando a ver si necesitaba ayuda.

Observó al resto hasta que aquella mujer de su mismo legado comenzó a hablar sobre él.

-¡Oh, querida! Ojalá supiera de que trata todo esto. Yo solo escribo. Mi único deseo es manteneros a todos con ánimo, aunque era de suponer que si veníamos a un lugar como este, las cosas no iban a ser fáciles. Todos sabíamos qué nos podía deparar en este lugar. Es algo mas bien predecible. Y algo romántico, si me preguntas.

A pesar de sus palabras, parecía bastante preocupado. Volvió a empezar a escribir, respirando profundamente. Y entonces, terminó de hacerlo y se acercó a los demás.

-Si nos separamos, sea lo que sea eso, y apuesto por que no es algo amigable dadas las circunstancias, confiando totalmente en vosotros, ya que... Ya sea por mi avanzada edad, o por motivos de otra índole, yo no escucho nada, diría que lo que desea es precisamente que el grupo se rompa. No me parece una idea demasiado brillante, a mi entender.

-¿entonces nos quedamos acá a esperar que nuestro anfitrión haga su jugada?- preguntó al hombre que mencionaba que no sabía nada, solo pretendía darles ánimos, pero sus palabras parecían decir otra cosa, contradiciéndose así mismo.