Partida Rol por web

Bienvenida, hija de Gió. 

Logró decir Eowin tras ver aquel ¿milagro? ¿o capricho del destino? quien sabía la verdad, ya que ultimamente pasaban muchísimas cosas en aquel cónclave de nuestro aquelarre... A parte le intrigaba la aparición de todos esos blasones, ya que deberían significar algo. 

-Perdona...

Dice mirando volver a Gala del mundo de los muertos.

-La casa de Gió siempre vuelve... La verdad es que, he estado pensando...

Pero antes de terminar la frase, recuerda algo y una esfera de sangre surge, acompañada de unas palabras arcanas, de su puñal para penetrar directamente en Gala y devolver la sangre al lugar donde pertenece.

-Perdona, era para... Conocer tu don... En caso de ser necesario...

Cierra los ojos y sonré con calma para mirar a su maestra, pero antes de hablar parece que Gunhilda ya lo hace, de modo que bebe un poco más de su té y vuelve a extenderlo ofreciéndolo con media sonrisa, y decide volver a la carga con Evanthë, olvidando lo que quiera que estuviese pensando.

-¿Quieres un poco de tu té y enseñarme a hacer eso del suelo cuando caminas?

Sus ojos brillan, aunque con algo de menor intensidad que otras veces, parece que la muerte sí le ha afectado al final.

¡Gala!-Un brillo de esperanza apareció en los ojos de Nebaleth tras la milagrosa vuelta a la vida de la joven bruja y se giró hacia el resto con un entusiasmo más propio de Naive. ¿Y si esos sellos son un modo de que nuestras caidas vuelvan a la vida? 

Gala podría no ser de su casa, pero aquel gesto era una luz en un tiempo muy oscuro. Tanto como si era la única en volver como si el resto pasaba a acompañarlas en dias sucesivos, eso podría decidir su lucha contra las ladronas...

Ooooh Alandra, se nos fue una buena bruja, pero podemos decaer y aun menos discutir como con sabiduria y el conocimiento profundo, habla Yidorac de la casa de Shaiya. Esta claro que el blason puede ser solo un mero artifice para el despiste, pero aun teniendo algo que ver no podemos mas que sacar nuestras propias conclusiones.

Alandra si no regresas al finalizar el aquelarre seras honrada como todas las muertas que asi lo merezcan.

Gala es siempre una alegria ver regresar del otro mundo a aquellas que han caido bajo el yugo de las traiciones.

Yo hablara claro y alto y no por ello con prueba alguna, pero si con una clara sospecha y una intuicion que en pocas ocasiones me erro.

Dos brujas aqui hay a quienes las tengo el mal de ojo preparado, ellas son Nabalecth de Nalhaar de la casa de Eglantine y  Yidorac de la casa de Shaiya.

Son sospechas basadas en la complacencia y la informacion de aporte y disolucion de la misma, por lo que ahora pido a las demas que asseguren con su vida si asi fuese requerido, informacion acerca de estas.

Esto no agradara a ninguna de ellas eso esta tan claro como si a mi me acusasen ellas, pero no dudo en poner mi vida en vuestras manos al hacer esta acusacion, y es mas aun pereciendo antes que ellas, no quiero que sean ajusticiadas sin tener esas pruebas, pues esto lo usaran sin duda para eliminarme de la ecuacion y asi, en caso de estar errada, cargar vuestras iras sobre ellas.

Nebalteh miró a Madame Blavatsky ciertamente sorprendida. No se esperaba que cayese el peso de la acusación sobre ella después de las muchas acciones que había presenciado.

- Sois tan digna y apta para opinar como cualquiera de las aquí presentes. Supongo... Y se que autodefender mi inocencia es tan válido como una firma en el aire, Madame. No se si alguien saldrá a mi defensa, pero sabed que no os considero una amenaza para el Conclave, por mucho que la opinión no sea correspondida...Y si es necesario que Naive corrobore mi inocencia una vez muera... se encogió de hombros. Descubrireis que, en palabras mundanas, estabais tirando piedras contra vuestro tejado. Pero dudo que las palabras de alguien a quién acusais de traición os sirvan de algo...

Mirando apesadumbrada el cadáver de Alandra, Evanthë se cuestionó cuándo iba a acabar todo ésto. No entendía, para empezar, por qué alguna de ellas había querido robar algo tan precioso y sagrado como ésas reliquias. Hasta el punto de asesinar y aniquilar a otras hermanas brujas, aunque fuesen de otra estirpe.

Moviendo la cabeza un par de veces, mientras se apretaba el puente de la nariz, abrió los ojos de nuevo al sentir la luz y momentáneamente boquiabierta, vio a Gala regresar a la vida.
Con alegría, sonrió, suspirando - Me alegro de tu vuelta, hija de Gió. Espero que puedas arrojar luz sobre todo éste asunto. Dínos, ¿fuíste capaz de ver algo? ¿tal vez algún atisbo de claridad en tu paso al más allá? -.

Antes de recibir respuesta, escuchó a Naivé y la miró, con ternura en la mirada, antes de reír divertida mientras le acariciaba una mejilla - Es un don, mi querida Naivé. La lava es mi compañera, mi amiga, yo guío sus pasos y ella cuida mi camino... -.

Nebaleth Nalhaar, solo es una sospecha, y por ello solicito informacion.... puede que seas inocente y es por eso que he usado esas palabras, y NO te he señalado sin lugar a dudas.

Yidorac suspira, aún sin terminar su pequeño ritual diurno. - Madame Blavatsky, puedo asegurarte que lamento la pérdida de Alandra. De las brujas presentes, es de las pocas que se había ganado mi respeto... y ya que hablamos de acusaciones, esperarás a que me termine mi infusión para compartir mis propias pesquisas - Sonríe - Y no te preocupes por el mal de ojo. A mis años hay pocas desgracias que no haya vivido. Lastima que toda esa energía la estés enfocando en perder tu tiempo.

Te respeto, Madame. Ha sido así desde que comenzamos los ritos de bienvenida, aunque en estos momentos... me decepcionas. 

Se gira un momento hacia Gunhilda - Dos cosas tengo que decirte. La primera un sencillo gracias. Que me consideren una vieja bruja sin corazón siempre será un alago - Su sonrisa se ensancha al decir aquello - . La segunda... y esta por favor, tómatela como una broma personal... - ríe con un tono cruel - Me encantará que me señales a una, UNA sola bruja de entre las presentes que aparente decir toda la verdad... y estarás señalando a la mejor de las mentirosas del cónclave.

Sobre los blasones no he mentido. No tengo ninguna necesidad. Cada una de ustedes podrá sentir cuando llegue el momento la bendición de la luna a cambio de cada sangre derramada. Cuando llegue ese instante cada una de ustedes comprenderá y deseará callar para que las traidoras no la localicen. Por el respeto a aquellas tocadas por su bendición, no hablaré más sobre este punto. A pesar de lo que piensen de mi no he venido a hacerle el trabajo más fácil a las traidoras... - Aunque bien que podría...

Da otro largo sorbo a su infusión, terminando con su contenido y apartándolo. Al fin con fuerzas para levantarse, se hiergue tan alta como es. Sus ojos brillan con luz cambiante, como se vería el son a través de las aguas agitadas de un pantano.

Hay entre nosotras brujas que sencillamente no merecen tal nombre, y ya que se me está acusando creo que deberían conocer sus identidades. No me gustaría llevarme ese secreto a la tumba. Las únicas brujas que serían capaces de traicionar a nuestras reliquias son aquellas que no dejan de hacerlo y que muestran su desprecio hacia las tradiciones y lo que significa Pertenecer a esta Hermandad. Habrá alguna que se haya escapado de mi observación, puesto que es muy fácil actuar para tomar parte de un rito... pero nadie auténticamente respetuoso con nuestras tradiciones habría osado mancillar las reliquias - Sonríe, consciente de que más de una de sus oyentes ya saben lo que va a decir a continuación. - Eso convierte en sospechosas a Shaira Aira, Reis y Lady Lethalia. Sobre ellas solicito formalmente el mismo escrutinio que hace un momento se solicitaba para mi y para Nebaleth.

Y ahora pueden pelearse por los despojos - Con un gesto vago de la mano da por zanjada la discusión. Ha dico lo que deseaba decir. Solo se detiene un instante para dirigirse a la recién resucitada. - Bienvenida entre las vivas, dama de Gió. Estoy ansiosa por escuchar lo que puedas contarnos de tu viaje... o de los momentos antes. Si pudiste ver a quienes te atacaron nos sería de gran utilidad.

Gunhilda sonríe a Yidorac y de nuevo se acerca a ella para hablarle: Oh querida, no te halagado, nunca he dicho que fueras una bruja sin corazón, solo hay que ver como tratas a tu amada Naivé, dime, si por desgracia le pasara algo a ella ¿tu que harías?, con esto no quiero decir que le vaya a pasar algo, y mucho menos que yo se lo vaya a hacer, solo lo digo para que te des cuenta de que tu corazón no es frío y vacío, si no cálido como mi fuego y tan lleno de amor como el océano lo está de agua.

-Vale...

La bruja parecía algo alidecaída con la respuesta, aunque al sentir el calor de la caricia puede dedicarle a Evanthë una sincera sonrisa y asiente con la cabeza.

-Está bien, está bien... Es un don... Jijiji, me gusta tu don.

Aunque sus oídos se mueven al escuchar insinuaciones contra aquella que era su mentora y, al ver que comienza a hablar, pone los ojos en blanco, sabiendo que venía ahora un discurso interminable, de modo que bebe a pequeños sorbos el té hasta dejar apenas unas gotas que derrama en el suelo y luego devuelve el cuenco.

Con la mente ahora más despejada se centra en sus hermanas y lleva una de sus manos a su sien.

-Lady Lethalia me cae bien... Igual que me caía bien Eowin... Aunque matase a Kaleshie... He de darle las gracias por limpiar una enemiga en nuestra propia casa, que no habíamos visto... Y también me cae bien Ángel... ¡Y Evanthë aunque no pueda enseñarme su don! Pero... Pero de la Yaya Yido...

Entonces sus ojos buscan los de Madame Blavatsky.

-Puedo asegurar que ella es buena como la que más. Es tosca, hosca, y malhumorada, tiene verrugas y grita que resuenan los oídos, cuando te quiere castigar hace que todo tu cuerpo duela hasta puntos insospechados y te genera enfermedades para que aprendas a cuidarte... Pero ella jamás osaría tocar los relicarios. Y la prueba la tenemos en que es capaz de, no sólo identificar los blasones, si no de saber a quién pertenecen... ¡Y yo también lo sé por que me enseñó a escuchar! ¿Podría una traidora cegada por la rabia y el poder hacer tal cosa?

Pregunta la bruja, aunque la pregunta era retórica, cruza los brazos sobre su pecho y las mira a todas ellas.

-Y... Claro que comprobaré si las acusaciones eran ciertas o no... Puedes estar tranquila con eso, Nebaleth.

Le sonríe como si su enfado anterior no hubiese existido, aunque rápidamente reasume su posición al lado de su maestra, Yidorac. Aunque las palabras de Gunhilda me hacen sonreir y olvidar el enfado, de modo que la señalo.

-¡Y ella lo ha visto!

Y que he visto pequeña Naivé?

-A ella.

Señala a su maestra con neutralidad mientras le sonríe y le guiña un ojo con complicidad.

Mi pregunta ahora es para ti Naive, pues como puedes llegar a saber con la certeza que expones que estas estan cegadas por la rabia, pues por el poder claro queda, pero por la rabia?.

No te acuso a ti pues no creo que seas una de ellas por el momento, me centro solo en desconfiar de quienes como dije se puedan escudar en un afan insondable para ayudar a las demas sin aportar gran cosa, aunque eso no es una muestra de su culpabilidad ni mucho menos,  si es algo para sospechar.

Pero si igualmente y por mis comentarios yo misma fuese victima de sospechas por mis palabras, reto a las mismas que seais vosotras las que me pongais en el lado al que pertenezco por naturaleza.

Más bien os vi a las dos, a ti bastante más, aunque tu no llegaste a darte cuenta, como tu yo soy un ave nocturna.

-Rabia, frustación, ira, sentimientos de impotencia, de inferioridad...

La pequeña bruja se encoje de hombros.

-Pero al ver los ataques, sobre todo este último, se puede ver que no es algo calculado, es algo rabioso y descontrolado, por eso usé ese término... Lo siento si te ha confundido.

Dice alzanco una ceja un tanto confusa.

-¿Un ave? ¿Puedes volar?

Pregunta un poco extrañada.

Si, a veces vuelo, pero solo si antes me pongo ciega de setas y otras plantas jajajajajaja. Seguro que Yidorac te puede hablar de esas plantas.

Hermanas, os estáis desviando de nuevo del tema que os trae aquí. 

Se acercó a donde estaban la mayoría de las brujas para entender lo que decían cada una. Lo que más le sorprendió es que ya se acusaban directamente a causa de sospechas bien avenidas o no... 

Entonces miro a Naivé y susurro para esta. Ya pedí perdón por lo de vuestra hermana...Dice en tono seco, ya que su relación de amistad con Naivé se había endurecido a causa de la otra noche.

Se giró hacia Yidorac - Así que me consideras sospechosa, muy interesante. No tengo nada que esconder, así que si alguna de las aquí presentes son capaces de leer en el interior de las demás para conocer su inocencia o culpabilidad, me ofrezco voluntaria.

Yo en cambio, Yidorac, no creo que seas una de las traidoras y no te acusaré. Simplemente pienso que eres idiota - finalizó con una amplia sonrisa.

-Yo sé algunos remedios para esas setas que hablas...

Comienza a comentar, aunque el susurro de Eowin atrae su atención y rápidamente niega con la cabeza y cierra los ojos.

-¡No, no no! Perdona... Yo... Quiero decir, no te culpo por matarla... De hecho, te dí las gracias por eliminar a alguien malvada como ella, pero... Te ataqué, no pude controlar mi voluntad... Y yo... Yo...

Sus ojos se empañan levemente en lágrimas, recordar lo sucedido era bastante doloroso.

-Ni siquiera he pedido disculpas por ello...

Alcanza a decir, sus ojos algo rojos contienen las lágrimas que no deja escapar, mientras la mira, hasta el punto de no responder al ataque contra su maestra por parte de Shaira.

Con cara seria y dando pasos firmes con la cabeza bien alta, agarrando mi espada con la mano derecha. Voy caminando mirando a todas una por una y dando una vuelta alrededor de cada una. Mostrando una pequeña sonrisa aquellas que me han recibido con alegría y con entusiasmo.

Sigo mirando a cada una de ellas hasta alcanzar con mi mirada a mis hermanas de mi casa y dirigirme a ellas con una amplia sonrisa y sincera a la vez que guiño un ojo a cada una de mis hermanas de la casa Gio. En especial me muestro más cariñosa con Morgana a la que le susurro al oído.

Ya estoy aquí, me llegó a mis odios lo apenada que estabas cuando morí. Pero tranquila que todo va a cambiar.

Después de abrazar a cada una de mis hermanas, me dirijo mucho más seria a Eowin. Y cuando estoy delante de ella y justo en frente, sin dejar de agarrar mi espada, me arrimo a ella hasta el punto de estar tan pegada a ella. Que tengo mi cara pegada a la suya para que pueda sentirme respirar y le digo mirándola a los ojos y apuntándole con mi espada en su cuello.

Tu vas a pagar por mi muerte, y vas a comprobar lo que mis manos y mi espada son capaces de hacerte. Disfruta de tu única vida que te queda, pero te juro que vas a morir en mis manos. Has tenido suerte en sobrevivir y no gracias al protector.

Cuando le dijo esto se giro dándole la espalda y apuntando de espaldas con su espada, mirando al resto de las brujas.

Estoy aquí y le doy las gracias a aquella bruja que me ha traído, pero antes de hablar y decir yo cualquier cosa que me estáis preguntado yo quiero saber todo sobre Eowin o que sea ella misma que me diga las palabras que utilizó a ser salvada de la muerte. Muerte que se ha salvado no por el protector. Y también sobre las otras dos muertes, ya que con las otras dos que han caído no he tenido tiempo de hablar con ellas, ya que era un monólogo de mi misma y la preciosa medium a la que respeto. Mire a todas, pero ella sabía que se lo decía a ella.

Quiero saber esto que os digo antes y después os responderé a todas las preguntas que queráis saber, y os guiaré con la verdad y acabaré con las traidoras una por una.

Os he pillado traidoras y no me va importar morir nuevamente porque no me va temblar la mano ni la voz en acusaros a cada una de vosotras traidoras.