Partida Rol por web

Abre la boca dispuesta a responder algo que no llega a salir, pues al sentir la calidez de los labios de la bruja, Naivé se queda paralizada mientras un torrente de sentimientos la inundan; de un modo basante torpe cuando el beso va a terminar gira la cabeza como buscando atrapar sus labios para que no se vayan, rozándolse ambos por un instante y haciendo que el color rojio inunde hasta sus mejillas y orejas, de modo que por la vergüenza se gira y le dá la espalda.

-Y-y no debería... ¡¡Lo siento!!

Niega rápida y enérgica con la cabeza. Inspira y cuenta gasta tres para intentar volver al tema.

-Haría por tí eso... Eso y mucho más.

Se gira para mirarle a los ojos, como si el roce anterior hubiese pasado a otro momento muy lejano, dejando que su corazón la dominase ahora.

-Por tí... Por tí mataría... Y cualquier cosa.

Entonces infla un poco los mofletes y agita un dedo como regañándola, aunque sin fuerza alguna, más como algún tipo de sátira.

-Mentir está muy mal... Mi mamá decía... Que la primera vez nunca se miente. Aunque ¿sabes? Tu don es increíble... Cada vez... Cada vez sé más... Que quiero estar contigo... Hasta el final.

Las últimas palabras apenas son un tímido susurro.

Evanthë abrazó a Naivé - Querida, querida mía... tengo miedo por ambas. ¿Dónde va a llevarnos ésto? te protegeré hasta las últimas consecuencias, pase lo que pase, no dejaré que nadie te toque. O antes tendrán que pasar por encima de mi cadáver... -.

Siente su cálido abrazo y sonríe con amabilidad y ternura mientras ella misma le abraza.

-No temas... Yo también te protegeré con mi último aliento... ¿Sabes si me dices las capacidades de las caídas...? ¡¡Puedo decirlas como si las supiese yo!! Así... Así no sospecharán de mí.

Le mira a los ojos y el rojo inunda sus mejillas.

-Nos va a llevar hasta el final... Juntas. Ni siquiera la muerte podrá romper nuestro lazo.

Cierra los ojos y le dedica la más inocente y pura de sus sonrisas.

-Has estado algo ausente... Te explico... Antes de caer la noche estuvimos dando ideas... ¡Y Yidorac me felicitó por la mía! Que era hacer grupos para vigilarnos... Entre las de la misma profesión... Así que se supone que, si te gustó la idea, tienes que estar más cerca de las otras espías... Así podría estar más cerca de tí. Y entonces calló la noche. A una de mis compañeras se le olvidó hacer guardia y puede que nos hayan descubierto... A Morgana. Creo que Alandra nos espió, su deducción ha ido muy directa a ella, bueno, el caso es que no quise hacerle tanto daño a Gala, así que la dormí... Pero la bestia se apoderó de nosotras... Lo siento... Yo... Yo no quería provocarle tanto dolor.

Se puede ver sus ojos humedecidos conteniendo una lágrima a la fuerza.

-Entonces despertaron todas... Y vimos un reloj en su mano y un círculo de esos de transmutación... Yo cogí mi daga y con un hechizo hice un pequeño corte y guardé la sangre... Me preguntaron y dije que al caer la noche podría averiguar algo sobre ella, o sobre la que cayese a manos de todas... ¡Y ahora me protegen y me defienden! ¿A que es una buena idea?

El atisbo de lágrima es sustituido por una sonrisa feliz y radiante, orgullosa de su idea.

-Y bueno, ha llegado Alandra dando indicios deductivos contra Morgana, por que es una maestra de transmutación, la verdad es que suena muy creíble. Aunque Yidorac le ha dicho que debería de decir que no es la única con esos poderes y bueno... Se han enfadado un poco con ella, aunque han salido otros nombres... Y poco más, la verdad. Ángel es muy rara, fué ella la que me preguntó por mi don... Creo que sospecha algo... ¿Qué debemos de hacer?

Le mira a los ojos.

Evanthë sonríe y asiente - Querida mía, no hay nada que perdonar. Absolutamente nada. La Bestia forma parte de ti, y ha sido aceptada. No hay más que hablar. Confío en ti, se que no lo habrías hecho de haber tenido opción. Pero me temo, querida mía... que mi don, mi habilidad, no funciona así. Sólo podré hacerlo con aquellas que hayan muerto a manos de todas. Aquellas que sean consideradas culpables. - y mirándola a los ojos, le acarició ligeramente la mejilla, mirándola con ternura - Te lo diré, querida, te lo diré. Si éso me ayuda a protegerte, lo haré. Debemos ser cuidadosas. No quiero desvelar todavía mi don, pero pronto se que llegará el momento... -.

-Está bien... Lo siento, pero diré tus palabras como si fuesen mías y... En cuanto a la Bestia...

Cierra los ojos para luego abrirlos, en un parpadeo quizá demasiado largo. Suspira mientras restriega su mejilla contra la mano de ella, como deseando quedarse para siempre así.

-Sí... Pero sé que jamás te dañará. No le dejaré hacerlo... No puede hacerlo si no le dejo.

Toma la mano de ella y la lleva a sus manos para besarla.

-Si alguien te molesta... Dímelo y usaré la fuerza de la Luna para arrebatarle su aliento.

Mirándola con cariño, Evanthë la abrazó contra su pecho, besando su pelo, mientras lo acariciaba - No te preocupes, querida mía. Todo saldrá bien. Veremos el final de éste embrollo. Tú y yo, juntas. Confío en ti. No necesito nada más que tu palabra y tu presencia junto a mí... -.

Durante unos segundos, se quedó mirando al vacío, antes de cerrar los ojos y suspirar, para, acto seguido, levantar con un dedo la cara de Naivé y besarle delicadamente en los labios - Haremos éso, mi pequeña. Éso me asegurará que no seas una de las elegidas. Pero debemos ir con cuidado. No queremos que ninguna otra hermana se levante en tu contra, te acuse por utilizar su don. Cuando vuelva a amanecer, todo estará en marcha... -.

En cuanto la abraza y la acerca a su pecho el latido del corazón de Evanthë provoca que la queña Naivé relaje su cuerpo a la vez que son sus latidos los que se aceleran. Escucha sus palabras como si se tratase de algún tipo de melodía celestial, aunque cuando alzan su cara la mira extrañada, al sentir la calidez de sus labios se convierten en una mirada de pura felicidad mientras, sin querer evitarlo, el color rojo inunda no sólo sus mejillas, si no también sus orejas y rápidamente se las tapa con ambas manos al darse cuenta de la situación.

-Gra-gracias. Pero... Pero a lo mejor... No ahora, pero más adelante... Si miran en mí... Y ven la verdad... ¿Qué haremos? Pensé... Pensé en decir que puedo coger algunas de sus habilidades... Y que cogí las de una traidora la última vez... Pero que se vá al amanecer... Pero... También podríamos decir... Que mi sangre está manchada... Corrupta, y que por eso se me vé como una de las traidoras... Puedo decir que mi don es cambiar la voz de alguien pero no me gusta y dije tener el tuyo para que no te atacasen... No sé... Son muchas las posibilidades... Pero sólo una nos llevará a salir de aquí juntas.

Mira sus labios y se dá cuenta de que aún cubre sus mejillas y rápidamente las destapa y acaricia las de ella.

-¿Puedo?

Pregunta, no sin timidez.

De repente abre sus ojos de par en par tras el asesinato.

-Pero... Pero...

Se contiene de arrancar a llorar tras la muerte.

-Han... Han cambiado mi voto... Y... Y...

Continúa llorando.

-¡Eowin ha matado a alguien que me resultaba importante!

Se lleva las manos a los ojos intentando contener las lágrimas en balde, ya que discurren sin detenerse.

-Al menos... Al menos tú te has salvado... Pero... Pero...

Gracias a ese pensamiento, consigue detener parcialmente las lágrimas entre sollozos.

Evanthë, sin saber muy bien qué decir, sólo pudo mirarla con ternura, acompañándola en su dolor, mientras la abrazaba con fuerza y asentía ante su duda para unir sus labios.
Acunándola con cuidado empezó a tararear una suave nana para tranquilizarla mientras le acariciaba el pelo - Tranquila, mi pequeña Naivé, tranquila. Debemos estar atentas a quien ha cambiado tu voto. Debemos averiguar quién es y pararle. Lo haremos, te lo prometo, y entonces deseará no haberlo hecho... -.

Al notar cómo asiente con la cabeza, cómo la abraza, cómo la acuna... Las lágrimas van desapareciendo a un ritmo vertiginoso, incapaz de articular palabra, Naivé besa con suavidad y fugaz los labios de ella, una, dos y hasta tres veces, unos besos que pretender ser dulces, cariñosos, agradecidos... Pero que se mezclan con el salado sabor de sus lágrimas sin pretenderlo.

Tras sentir sus labios suaves sobre los propios, Evanthë se queda abstraída unos minutos, con Naivé todavía entre sus brazos, antes de sonreír y mirarla a los ojos - Discúlpame, querida mía... pensaba, en la situación, y en nosotras. Y en que por fin tengo algo que darte, para ayudarte a protegerte. Ojalá pudiera hacer más. Es tan desconcertante lo que acaba de suceder... Kaleshie... -, suspira ligeramente antes de acariciarle el pelo y darle un suave beso antes de continuar - su don era extraño por poderoso y peligroso a la vez, querida mía. Kaleshie era un camaleón. En cierta manera, creo que ha sido bueno que haya caído... -.

-¿Un camaleón?

Pregunta la bruja un tanto confusa, sin comprender, pero sin importarle demasiado dado que le mira a los ojos con una tímida sonrisa, unos ojos en los que desearía perderse... Y en lo que lo hará cuando todo termine.

-Es más que suficiente... ¿Pero por qué dices que ha sido bueno? ¿Qué... Qué podía hacer...?

Entonces enrededa sus dedos en los cabellos de ella.

-No pidas disculpas... Es más que suficiente, mis compañeras creen que las tenemos a todas en el bolsillo... Pero me basta... Contigo...