Partida Rol por web

Lo de que estes enamorada es un añadido, pero no he dicho que ese sea tu don. Lo de mantenerte con vido no soy quien para ello, pero no es lo que a mi me conviene lo que importa, si no lo que le conviene al conclave, en este punto estoy a favor de tu desaparicion por los motivos que he dado.

Por otro lado en ningun momento estoy instando a nadie para que confie en mi pues eso solo te alentaria a tomar posiciones y aunmentar asi la discordia y las divisiones. Yo doy mi opinion y quien quiera que la tenga en cuenta, y cuando una de las dos muera ya habra quien me de la razon a mis palabras... solo es cuestion de tiempo y paciencia...solo eso.

El nuevo día descubrió la muerte repentina de Titania y Brianne, tras su muerte se enzarzaron en nuevas discusiones, en lamentaciones y acusaciones....después apareció Asladriel muerta y Titania y Brianne resucitaron.

No entiendo nada, aquí no se puede dormir, te despiertas con nuevas incertidumbres, muertes, resurecciones ¡Ofú! la cabeza me va a estallar de tanta cosa- pensé para mí-.

- Me alegro de vuestro regreso Titania y Brianne, pero estoy apenada por la muerte de Asladriel, ignoro si era traidora o no, ya no confío en nadie y tanta vuelta a la vida me hace dudar de todas vosotras- dije entristecida-.

Haces bien en desconfiar, Arien, Asladriel murió por proteger a una traidora, destino que Elthedrea sufrirá pronto por el mismo motivo. Y las siguientes, seguramente sean Draely y Daphne, por traidoras.

Mi consejo, pequeña, es que vayas por libre, pues si decides aliarte con el hada equivocada y esta resulta ser una traidora, correrás su mismo destino. Una muerte lenta y dolorosa. Me regocijé en esta ultima frase y pensé en todo el placer que sentiría arrebatandoles la vida a las traidoras con mis propias manos. Esto se estaba tornando enfermizo. Necesitaba echar un polvo cuanto antes o acabaría enloqueciendo.

Las palabras de Leporidae estaban cargadas de dolor y crueldad así como también de razón. Tras sus palabras me acerqué a ella y le dije:

- Entiendo tu sed de venganza, pero no dejes que se te nuble la razón hermana, juzga y piensa fríamente antes de tomar la decisión, es un humilde consejo, sé que estas dolida y te será indiferente, pero te lo digo para calmar ese sentimiento que bulle en tu interior y puede acabar contigo misma- dije mirando a Leporidae- y GRACIAS por el consejo, lo tendré en cuenta- dije mirandola con una pequeña sonrisa-.

¡JA! ¿Pensar fríamente? Por si no te has percatado, hermana, yo me muevo por mis instintos, jamás me han fallado ni en la cama ni a la hora de sobrevivir, y dudo mucho que lo hagan ahora. No solo tengo sed de venganza, tengo sed de sangre, de sexo, de violencia. Tengo la imperiosa necesidad de dejar que mis bajos instintos tomen el control. Pues yo soy Leporidae, ¡hada de la pasión y los placeres prohibidos!

Estuve todo el rato escuchando las palabras de Salem hacia Vinya, que no tenía claro en quién confiar. Esto es algo que a todas nos pasa, no sabemos bien de quien fiarnos y quien dice la verdad y quien miente. Pero las palabras, los gestos, la actitud, lo puede decir todo para que tu sepas en quién confiar.

Seguía apartada por ahora, hacia un lado observando todo y sin perder de vista a ninguna de las presentes.

Alba soltó a una de las amantes y sonrió infantilmente.
Nocturna me ha dicho que ella fue la que acabo con esa hada Asl...Aslo...lo que sea! la de hielo!. Se llevo la mano al mentón y se puso colorada Le reñí,le reñí! Yo no quería que destruyera a nadie pero...
Alba busco por el prado su muñeca Habéis visto a Branchinne? Seguro que la escondiste tu Draely,Nocturna dice que no eres trigo limpio! Se olvido un rato de las hadas mientras buscaba a la muñeca a lo que añadió Ah! Salem! Tengo un secreto pero Nocturna me dijo que lo revelaría en su momento,no os preocupéis! Es bueno! Y siguió buscando a la muñeca.

Dicen que las serpientes pueden cambiar su rostro y su piel...

Digo algo pensativa mientras me llevo un dedo a los labios. No obstante, me pongo en pie y me dirijo hacia las recién resucitadas.

Me alegra teneros de vuelta, quizá podamos solucionar esto pronto...

Comento pensativa. Rápidamente me coloco al lado de Leporidae quien parecía a punto de perder el control. Miro a Salem. Luego a Nocturna, a la cual sonrío delicadamente.

Tranquila, Nocturna... Tranquila.

Extiendo mi mano hacia ella invitándole a venir conmigo.

Las dos mayores posibilidades están claras: o Salem dice la verdad y estamos en el buen camino... O Salem miente para ponernos de su lado y liquidar a sus enemigos más directos y luego rematarnos...

Miro a Salem con dureza.

Aunque yo confío en las hermanas de la noche, como ya dije. Creo que mantenernos al márgen mientras una caen, otras se levantan, y poco a poco vamos desapareciendo... No es buena idea. Esto es una clara batalla entre traidoras e inocentes y quedarme cruzada de brazos tampoco es mi especialidad.

Sonrío con suficiencia mientras aún aguado a que Nocturna venga, o no, conmigo.

Por mi parte sólo desconfío plenamente de una de nosotras, aunque por ahora me dejaré llevar por quienes lleváis más tiempo que yo, tan sólo espero no errar.

Miro a Leporidae de nuevo.

Me recuerdas tanto a mis sombras...

Murmuro casi inaudible.

Sostengo la mirada a Shaiya, a la cual no he dejado de mirar desde que se colocó a mi lado.

Espero que eso no sea una amenaza velada, Shaiya. Si tienes algo que decirme, reúne todo el valor que tengas y dímelo a la cara y claramente. Estoy harta de intrigas y acertijos. Así que insisto en que si tienes algo que decirme, me lo digas sin tapujos, de lo contrario, mas vale que te lo guardes para ti. 

Oh, no no, en absoluto.

Niego con ambas manos rápidamente y con la cabeza a la vez.

No te lo tomes como una amenaza, más bien como un cumplido. Ellas son pasionales e impulsivas, poderosas e impredecible, y a su vez yo misma hace poco estuve a punto de perecer bajo su control, sin embargo... Sobreviví, como siempre hago.

Entorno mi mirada y le extiendo mi otra mano a ella ofreciéndosela.

Si puedo ayudarte a liberarte de todo lo que llevas dentro, sencillamente dímelo y te ayudaré, estoy segura de que podré soportar tu ritmo.

Tomo la mano de Shaiya con delicadeza.

Pequeña, se que intentarías seguirme el ritmo... Y tal vez lo consiguieras, pero a no ser que puedas crearte un apéndice del que careces o invocar al menos un gnomo, no puedes ayudarme. Mi mirada se había suavizado, seguía siendo una mirada fría, dura, pero ya no estaba cargada de furia homicida.

Gracias de todas formas por el cumplido. Retiro mi mano de la suya con suavidad. 

Pero en cualquier caso, aunque en ningún momento me has dado motivos para desconfiar de ti, tampoco te has ganado mi confianza aún. La próxima vez que tengas algo que decirme, no te andes con rodeos.

Hago un gesto con la mano libre mientras las sombras a nuestros pies se arremolinan y terminan formando un pequeño tentáculo de aproximadamente metro veinte de longitud. Le miro con una sonrisa divertida.

Me refería a cualquier otro tipo de actividad pasional, pero si es lo que deseas...

Inclino mi cabeza mientras no dejo de mirarla en ningún momento.

Tampoco espero tu confianza... Sencillamente me opondré a las traidoras, sean quienes sean, aunque poco a poco ya me voy haciendo a la idea... Ah, y sólo era un pensamiento en voz alta.

Lillith escuchaba ateentamente. Cuanto mas escuchaba, mas tenia que pensar ........ no sabia qué pensar de nadie.

No entendía porque estaban tan a la defensiva y a la vez tan despreocupadas, las palabras de Leporidae me hicieron ver que es mejor estar atenta a los hechos y detenerme en cada una de la actuaciones de las presentes, no debería fiarme de nadie. Pero gracias a mis observaciones ya tenía mi propio punto de visto respecto a mis hermanas.

Mientras algunas seguían hablando y tal... volé a la rama del árbol en el que había estado antes de las muertes. Me puse cómoda desde arriba, y antes de mis ojos empezarán a cerrarse me mantenía alerta para observar y escuchar lo que el resto decía. Ya que una vez cerrara los ojos, no me enteraría de nada y posiblemente tengamos una nueva muerte.

Todo resulta cada vez más extraño, preciosas. A lo mejor la única paz se encuentra en la muerte, y ni en ella, pues a los muertos se los levanta en un abrir y cerrar de ojos impidiendo su descanso.

Me siento en mi roca, en soledad, con mis mariposas, mientras observo al resto de hermanas.

Miles de acusaciones, y ninguna aún cercera para mí.

Miraba a todas las reunidas esperando no ser la siguiente en caer...

Simplemente seguí mirando a mis hermanas con mi confusión cada vez más presente y con miedo a ser la siguiente muerta sin motivo.

La hora de la verdad estaba cada vez mas cerca. Pronto sabría si mis hermanas me secundarían o si por el contrario acabarían con la vida de alguna inocente o la mía propia. En cualquier caso estaba preparada para reunirme con Gaia.

Iba llegando la noche y con ella la muerte, no podía evitar sentir un escalofrío.

Espero que seamos capaces de juzgar debidamente y acabemos con esto de una vez-pensé para mí-.

Me quedé sentada en la raíz de un viejo roble, observaba a las demás cuchichear y hablar entre ellas, no podía evitar sentirme sola, apenas me hablaban y siempre que hablaba pocas me respondían o secundaban.