Partida Rol por web

Veo como Aengus engulle la hamburguesa y me siento a contemplarle. En realidad, debería de ser un tanto incómodo que alguien te mire sonriente mientras comer pero... No me doy cuenta. De hecho, apenas le escuchaba cuando hablaba, su boca era hipnotizante cuando tragaba. 

- Sí, eso está muy bien...- Digo sin prestar atención viendo como cada vez queda menos y menos de mi rica hamburguesa hasta que traga el último bocado. Que hambre ¿no? Se la ha comido toda y no me está dejando ni patatas. Pero él la necesitaba más que yo... Después iría a comer por ahí y a hincharme como una cerda. Me pediría una con doble ración de queso, con olivas negras y con... ¡Con salsa rosa! Y patatas, muchas patatas. Quizás también me pediría un wrap de esos que aún no he probado porque son nuevos... Dios, se me esta haciendo la boca agua y estoy súper empanada. 

... 

Espera ¿qué? Vuelvo a la realidad y dejo de mirar como se llevaba patatas a la boca. 

- Aen... Me estás... ¿Me estás diciendo que eres un fugitivo?- Le entendía. Si un hombre le venía a liberar sin más de una prisión yo no haría preguntas y me iría sin dudarlo... Pero ¿Y qué iba a hacer yo? Le encubriría pero no se podía quedar aquí. Ni hablar, los aurores sabrían en seguida que lo tengo yo ¡Tengo una canción dedicada a él, jolines! Una canción que dice que cuando salga de prisión le esperaré con los brazos abiertos. - ¿Ese hombre con acento extranjero no te pidió nada a cambio? ¿Soltó a todos sin más? Aen, tienes que confiar en mi... Por favor no vuelvas a caer en nada como lo del Señor Tower. No lo harás ¿verdad? Y... ¿Qué vas a hacer ahora? Mi casa será la primera que registren los aurores, lo sabes ¿verdad?

Música

En una mesa apartada del resto de personas dentro del pub mágico "El caldero chorreante" donde se estaba alojando por su paso por Londres, Ermendrud desayunaba con tranquilidad aquel lunes. No había averiguado aún nada sobre el paradero de su madre, pero sí que había sido capaz de descubrir bastantes pistas que le atañían más de lo que podría haber esperado. 

En primer lugar se enteró de que Gran Bretaña, Estados Unidos de América y Alemania habían hecho un pacto de colaboración entre países con el fin de mejorar sus relaciones. Magos de unos países acudían en una especie de intercambio a uno de los otros: aurores, profesores, inefables, deportistas... ¡incluso brujos pertenecientes del Wizengamot! Peter Van Dyck, ministro de magia de Gran Bretaña aparecía en los periódicos estrechando la mano de los otros dos ministros, entre ellos el alemán a quien Ermendrud conocía tan bien. ¿Sabrían ellos algo sobre su madre? Al fin y al cabo ella trabajaba en la cancillería alemana.

Pero eso no era todo. Aquel lunes había una noticia bastante impactante. "El Profeta" mostraba en portada una imagen donde muchísimos invitados a una boda eran atendidos por medimagos. El titular rezaba "Ataque y secuestro en una boda". Todo habría quedado en un ataque sin más para Ermendrud, pero al seguir leyendo la noticia se percató de varias pistas que le indicaban que había algo más allá en todo aquello.

... Katherine Starks e Isaac Lahey fueron secuestrados por tres camareros de la boda. Uno de ellos parece haber sido identificado aunque se desconoce su paradero. A continuación le mostramos la imagen. Se aconseja que si alguien supiera algo más de él lo comunique enseguida.

[...] Se desconocen las causas de por qué más de la mitad de los invitados sufrió una pérdida de memoria y se volvió agresiva, atacando a sus propios familiares y amigos; no obstante, hemos averiguado que se sospecha de unos pétalos de rosa que cayeron de forma mágica sobre los invitados en el momento en que la novia caminaba hacia el altar. Dichos pétalos, según nos dicen, tenían en su interior una especie de capilares negros. Los mejores investigadores sobre pociones están trabajando en averiguar dicha composición.

...Incluso fueron capaces de llevar a cabo este atentado en presencia de invitados aurores.[...] Se desconocen los motivos de este ataque, pero en Estados Unidos han ocurrido secuestros similares.

En su despacho del departamento de inefables Eileen tenía muchos más utensilios para poder averiguar más cosas. Aparte de lo que ya había averiguado el día anterior, se percató de que el líquido estaba caliente. Superaba los 30 grados de temperatura y averiguó uno de los componentes de este extraño líquido que además aparecía en gran cantidad: hierro. Además, averiguó que estaba compuesto por agua y hemoglobina. Si bien esta hemoglobina era negra y quizás eso fuera lo que le diera tal color al líquido. 

Estaba realizando otras pruebas al extraño líquido cuando una voz detrás de ella la desconcentró:

David:- Si averiguas su composición serás la primera en hacerlo. Eso es...-el joven inefable se acercó hasta Eileen con una mirada de interés nunca antes esperada. No tocaba nada, pero miraba aquel líquido extraño como si realmente supierta lo que era.- La leyenda habla sobre esto. La sangre del dragón oscuro.

Solo y perdido, así era como se podría definir el estado de Ermendrud, pero, no solo en lo más banal de la palabra, sino en lo más profundo de su alma, se sentía así. La perdida de Gemma, la ausencia de su madre, la preocupación por su bienestar y finalmente, el haber sido condenado por la muerte de alguien a quien amó. El mundo era un lugar injusto, ya fueras maggle o mago, siempre habría oscuras artes, corruptelas y malas intenciones... siempre habría gente dispuesta a pisotear el cráneo y la espalda del moribundo con tal de llegar un centímetro más alto.

La noticia que acababa de leer atrajo indudablemente su atención. El pacto lo conocía de oídas y, por puro miedo o paranoia desecho acudir a las instituciones de su país natal ¿cuan de largos y sinuosos podrían ser los tentáculos del Schatten Drachen? no lo sabía, quizás no llegaban hasta la administración central, pero, por pura precaución lo desestimó. 

En cambio, lo de la boda... eso si que era llamativo. Releyó la noticia varias veces mientras su mente buceaba por el mar de conocimientos adquiridos durante años... puede que en la prisión le robaran la alegría y no le dejaran ni una misera onza de chocolate para reconfortar su espíritu, pero durante ese tiempo, invirtió lo poco de tiempo que tenía en leer sobre su pasión, la historia de la magia. Las flores... esa era la clave, algo se lo decía en su interior. Sentado en un banco, sacó de su mochila bandolera un ajado libro de cuero negro y una pluma mágica, tamborileó sus dedos sobre la cubierta del libro hasta que lo abrió por la siguiente pagina en blanco que tocaba, se disponía a escribir sobre la pagina con la punta de la pluma pero entonces recordó algo. Sangre de Dragón de la sombra... eso no podía ser una coincidencia, era casi demencial.

Se levantó con rapidez, como si le hubieran puesto un muelle en el trasero. Recogió sus cosas con gesto apresurado mientras su mente bullía. ¿Era la primera pista en semanas? no lo sabía, no tenía certeza alguna, pero al menos, era un hilo del que tirar. Mientras andaba, buscó en la noticia si ponía la localización donde se había dado el secuestro de la boda y así era... se dirigiría hacía allá sin perder ni un misero segundo; bastante había perdido ya en prisión, exactamente... ciento veintiséis millones ciento cuarenta y cuatro mil segundos... - ni uno más... - pensó en voz baja.

Lo de la temperatura era raro en su estado natural pero confirmaba lo de inestable. Pero cuando había averiguado que contenía hemoglobina, se había quedado un tanto descolocada. ¡La hemoglobina era, en esencia, roja! ¿Cómo podía ser eso hemoglobina? Además, estaría bien averiguar de qué tipo de vertebrado era.

Seguía con lo suyo mientras hipotetizaba interiormente, como de costumbre, cuando una voz a su lado logró que alzara la vista de su experimento. Le miró fijamente mientras el chico hablaba por primera vez.

- Sangre del dragón oscuro - murmuró. Mejor eso que saludarlo con un "ei, y yo que pensaba que eras un antipático" -. Bonito nombre. ¿Y eso exactamente qué es? ¿Y lo de la leyenda?

Y todo eso sin fiarse de él, genial. Le dijera lo que le dijera, iba a tener que contrastar la información.

Continuó con la vista fija en aquel líquido, con los brazos a ambos lados del cuerpo, serio y con una mirada muy penetrante. Su expresión facial era extraña, como impasible, pero sus ojos indicaban todo lo contrario; como si realmente le importara todo aquello. Como si... le fascinara. Era muy difícil leer en la mente de aquel chico. Tardó unos segundos, desde la pregunta de Eileen, hasta que la miró. De forma intensa. Su expresión aburrida no concordaba para nada con su mirada.

- Es una leyenda que me contó mi madre. Tiene que ver con la destrucción, con clanes, con el colegio de magos y brujas en Alemania... lamentablemente no tengo permitido contarlo y aunque pudiera... no sabría ofrecer la información e importancia que merece.- su tono de voz era monótono. Cometía algunas faltas gramaticales en su inglés y parecía que le costaba hablar sobre aquel tema.- Pero sé de alguien que podría ayudar. Un nombre. Ermendrud Lotte.

- Nada es gratis, Vilma. Estoy seguro de que en algún momento querrán que haga algo. Pero, aún así...- tengo asuntos propios que atender con esas dos Ravenclaw.- Tengo cosas que hacer por mi propia cuenta. He oído lo de Katherine. Te prometo que no sé nada al respecto, Vil. Esta vez... no tengo nada que ver.- Al menos de momento.- Y... bueno, no tengo donde vivir, la verdad. Pero tampoco quiero meterte en problemas. Solo... ¿te importaría dejarme dinero? No puedo trabajar... y tampoco a nadie a quien acudir.

Estaba preocupado. Muy preocupado. ¿Habría sido casualidad que precisamente aquel tipo peligroso se hubiera interesado en Mayka? Un mago en un sitio de muggles donde dos magos fugitivos y su hijo habitaban. Muy preocupante.

- ¿No crees que deberíamos volver allí? Nadie mejor que nosotros para protegerlos. 

Una parte de él quería permanecer en tranquilidad, ajeno a todo, viviendo como llevaba tres años junto a su familia. Pero la otra parte se sentía responsable de sus amigos muggles, en Hawai. ¿Y si aquel tipo estaba tramando algo allí? Algo... ¿que solo ellos pudieran parar?

Cuando Erdremund llegó a la zona se encontró con que el escenario continuaba montado. Era un lugar apartado de la ciudad, en plena llanura con una verde y fresca alfombra de hierba. El aire hacía agradable el tiempo en pleno verano. Sin duda alguna era un buen lugar para casarse. Las mesas y sillas seguían allí, algunas rotas, otras tiradas por el suelo y unas pocas habían sobrevivido en su misma posición con mantelería manchada de barro, vino y sangre. Unos metros más al fondo estaba el improvisado altar donde los novios debieron darse el sí quiero. La comida había sido retirada, pero todavía había objetos tirados por el suelo, en la zona donde la "batalla" había tenido lugar.

Había algunas personas trabajando allí. Intentando recopilar pruebas que les iluminasen las ideas con el fin de acercarse más a la resolución de aquel caso misterioso. 

En esas, una chica alta, morena y algo más joven que Erdremund se acercó a él con expresión seria, como analizando al hombre con la mirada.

- Disulpe, ¿está en la lista de investigadores auror?- Su cara no le sonaba de nada, por lo que desde luego medimago no debía de ser.- Estamos en plena recopilación de pruebas.

Ermendrud observó todo con ojo clínico. Se imaginó la escena, el combate, la terrible lucha que esa poderosa droga o planta mágica había provocado ante su innegable poder de corrupción, exaltando todos los instintos más violentos de los afectados. Se alegró de no haber estado ahí, en ese momento tan peligroso... a merced de una mente perversa que aprovechó un momento tan bello como ese para acometer su fechoría. 

Una boda. Sin poder evitarlo le sobrevino el terrible recuerdo de su difunta novia. Un destello de tristeza dominó sus ojos lo que provocó que mirara al suelo conforme la chica morena se acercaba con el ceño fruncido. Inspiró aire con fuerza tratando de controlar las ganas de romper a gritar o llorar. Su mandíbula se tensó y se encaró con ella, observándola a la par que luchaba por dominarse.

Asintió una única vez ante sus palabras y parpadeó con cierta lentitud ignorando la pregunta que le había hecho - creo que se lo que ha hecho que toda esta gente se haya vuelta loca... - dijo con voz sosegada, tratando de poner un anzuelo para que ella picara y se olvidara de que él no podía estar ahí. 

En un principio pareció como si la chica hubiera olvidado la pregunta inicial, irguiéndose un poco más, apretando contra su pecho el cuaderno de notas que llevaba encima. Miró a aquel hombre de mirada triste y algo perdida. ¿Lo sabía? Miró a todos lados, como queriéndose asegurar de que nadie les escuchaba.

- ¿Lo sabe?

Pero tras todos los sucesos que había vivido desde su más tierna infancia, Beth era una chica que no olvidaba sus sospechas. Aquel hombre no se había identificado. Sin embargo, sus primeras palabras indicaban que quería ayudar. Aquello ayudó en cierto modo a que Beth no llamara a ningún auror. Lo que hizo, no obstante, fue un gesto totalmente contrario a levantar voz de alarma. Extendió su mano.

- Beth Laggers. Medimaga.- quería saber quién era aquel hombre y qué sabía antes de decidir qué hacer con él.- ¿Cuál es su teoría, señor...?

Solo sonrió por dentro mientras extendía su mano derecha para estrecharsela a la medimaga. Fue un saludo corto pero intenso, Ermendrud apretó su mano con firmeza que no fuerza, tratando de dejar claro que era una persona convencida y no un mero pusilánime buscando su minuto de gloria. Asintió un par de veces, miró a su alrededor y tras ese pequeño teatrillo en el que invirtió unos largos segundos, volvió a mirar a Beth - Ermendrud, historiador - solo dijo su nombre, sabedor de que era inocente, que pudiera saber que ha sido un reo podría acarrear un juicio rápido por parte de los demás y que lo echen o lo desestimen por ser un exconvicto... como detestaba el mundo - ¿le suena de algo la sangre del dragón de la sombra? - ya esta, lo había dicho, ahora, ella, podría tomarle por loco o no, todo estaba en su mano ahora, aunque Ermendrud odiara el Quidditch, no pudo evitar hacer una clara referencia a ello - la bludger esta en tu tejado... a ver que haces... - pensó sin dejar de mirar a Beth directamente a los ojos. 

No le gustaba cómo miraba la poción, pero pro suerte estaba etiquetando todas las muestras: ese chaval no iba a poder afanarle pétalos de rosa ni nada por el estilo. Lo peor fue cuando empezó a hablar y luego se cortó para decir que no tenía permitido decir nada.

- Ya - su tono de voz había descendido varios grados -. No me digas, es parte de un acuerdo de confidencialidad del Departamento de Misterios Alemán, ¿no? - ¿en serio no pillaba la ironía en todo aquello? ¿Que pensaban sangrarles todos sus secretos pero por uno que ellos querían saber el tío decía que no podía contarlo? Qué gilipollez -. ¿Dónde puedo encontrar a...ese?

Eileen estaba bien, y eso era lo más importante personalmente. Profesionalmente mi mente estaba en un lugar muy distinto y mi incorregible carácter curioso necesitaba resolver el misterio, además de proteger a aquellos que me importaban. Me acerqué al sitio que Sean me había guardado, intentando evitar la mirada de Clark. No me gustaba ser el centro de atención por ser la última en aparecer, y Clark parecía estar pensando algo tras esos ojos azules que me seguían. Escuché entonces lo que todos tenían que decir. Sin duda aquellos actos ratificaban mi idea de que el secuestro no era para nada el objetivo principal. Sin duda había algo muy gordo detrás, y era a nivel internacional. Teníamos que empezar a actuar rápido.

Fue entonces cuando tuve la oportunidad de intervenir. Miré a Sean, pues técnicamente el tenía más rango y yo no debería hablar por él. Pero Sean era un hombre de pocas palabras y su silencio en ese momento me decía que prefería que yo hablase.

-Tenemos algo, pero no demasiado aún. - Aclaré antes de que creyesen algo que no era. Los presidentes y ministros están acostumbrados a tener respuestas deprisa, pero un día no era suficiente para algo asi. Alargué la mano para alcanzar el dosier con la información que teníamos del chico tatuado (de donde obviamente había sacado mi obra de arte).

- Hemos conseguido identificar a uno de los secuestradores, aunque esta es toda la informaciónn que tenemos. También sabemos qe como minimo eran tres presentes en la boda, pero es probable que formen parte de un grupo mayor. - Cualquiera con dos dedos de frente pensaria aquello.

Procuré fijarme en las expresiones de los dos "invitados" cuando leyesen lo que teníamos. La experiencia me había enseñado que en los casos más gordos siempre había un topo, y no estaba de más sospechar de cualquiera que no se hubiese ganado mi confianza aun.

- También tenemos expertos analizando la substancia de los pétalos. Si nos pueden facilitar ingredientes, podríamos crear perfiles y rutas de acción. Pero lamentablemente eso es todo en estos momentos. - Concluí mirando a mis compañeros por si querían añadir algo.

No solía ser reticente a compartir información, pero Gerome estaba (o deberia) estar al corriente, y en Porcher confiaba. Y mi padre, por supuesto, no tenía que pensarmelo para confiar en él Papá siempre sería papá.

Aquel hombre le había estrechado la mano con tal convicción que incluso sorprendió a Beth. La chica no estaba acostumbrada al contacto y menos a uno de aquel tipo. Aún no terminaba de fiarse de él pero una parte de ella, quizás su sexto sentido, le indicaba que él no era el enemigo. ¿Por qué querría el enemigo ayudar en la investigación? Su mente lógica de Ravenclaw también estaba de acuerdo con aquella sensación.

Y además historiador. Debe de ser muy inteligente.

Y aún más intrigó Ermendrud a la chica cuando le hizo aquella pregunta. Inclinó ligeramente la cabeza, como cuando la intriga por conocer algo la asediaba. 

- ¿La sangre del dragón de la sombra?- con aquella pregunta quedaba constancia de que no tenía ni idea de lo que hablaba aquel hombre con acento extranjero. Miró nuevamente a ambos lados, asegurándose.- Por aquí hay periodistas también. Será mejor que no nos escuchen hablar de esto.- ¿Sacarle de allí sería peligroso? ¿Irse con aquel desconocido la pondría en peligro? Quien no arriesga no gana.- Le invito a tomar un café mientras me lo cuenta.

- No lo sé.- Fue la primera respuesta que dio antes de acercarse más a la chica con el fin de susurrar y ser escuchado.- Dicen que estuvo en la cárcel por homicidio. 4 años. Nadie sabe nada de él. 

El chico no parecía haberse percatado del uso del sarcasmo y si lo había hecho desde luego lo había ignorado por completo. Miraba a Eileen sin pestañear y en medio de aquella sala silenciosa parecía incluso algo tétrico.

Se sorprendió mucho por la cariñosa actitud de Freida hacia su persona. Es cierto que eran amigos, compañeros de trabajo y se llevaban bien, pero tal abrazo le sorprendió que se quedó ligeramente bloqueado unos segundos, cuando reaccionó se quitó lentamente y con la mínima rudeza posible a la chica de encima.

- Estamos bien, pero nos pillas algo ocupado la verdad. Si vienes por los entrenamientos - comenzó a explicar al darse cuenta de que iba a faltar unos días - faltaré una temporada, tras los recientes eventos necesito un descanso y estar en observación.

Todos escucharon a Emily, en silencio y muy atentos. Era una pena que aquella fuera la única información que tenían por el momento. Muy vaga... estaban muy perdidos aún. 

Peter:- Bien, algo es algo. Deberíamos empezar...

En ese momento Ivanovic entró en la sala mientras Peter Van Dyck seguía hablando y llegó hasta el hueco entre los asientos de Emily y Sean. Les dio ofreció un trozo de pergamino:

Entrevistado: Tabatha Smith.

Notas: Sospechoso identificado. Dice que respondía al nombre de "George" aunque puede ser falso. Mantuvo una estrecha relación con una muggle llamada Mayka, trabajadora de un hotel de Hawaii.

Dirección: Hilton Hawaiian Village Waikiki Beach Resort. Hawaii. 

Ivanovic:- Parece que tenemos algo más sólido. 

Mientras, Peter continuaba dando instrucciones de procedimientos.Todo acto público tendría aurores en las inmediaciones. 

Ermendrud la observó. Sus gestos, la forma en la que su boca se movía, sus ojos, a donde iban enfocando. Le resultó que estaba ante una mujer inteligente y avispada, algo le decía que era de fiar, pero difícilmente lo sabría hasta que no pasara mucho con ella... solo se podía basar en primeras impresiones que iba teniendo con ella, y por ahora, eran buenas, sobre todo teniendo en consideración lo que le había dicho al final; le invitaba a un café.

El germano sonrió levemente, en señal de agradecimiento y asintió con cierta calma - de acuerdo entonces... pero te acepto un té mejor - bromeó mostrando su perfecta y blanca dentadura al sonreír de manera más abierta. Por primera vez desde hace cuatro años sentía en su corazón una ligera punzada de alegría, pero fue efímera, como quien trata de contener la arena con las manos. Su semblante serio volvió y miró a un lado y a otro. Extendió una mano e hizo un claro gesto de "después de usted". 

- Pues vaya - acabó por refunfuñar. Sabía que era ella la que tenía que ser maja con el chico pero la verdad era que aquella colaboración interesaba la sacaba de quicio. Iba a tener que hablar con Emily o con alguien de su Departamento para averiguar más y lo peor era que como era información sobre la poción, posiblemente entraba en su campo con lo que el trabajo de laboratorio se le iba a acabar. Más valía que Zoey no se enterara de ello o la mataba -. ¿Algo más que deba saber? ¿En qué prisión lo encerraron?