Partida Rol por web

Bien. Estaban todos de acuerdo en aquello - tampoco era como si Sean hubiera dado lugar a opciones. Ni siquiera al extranjero- y eran un paso más en la investigación. En cierto modo estaba satisfecho.

- Bien. Ahora podéis ir a casa. Y recordad no contárselo a nadie. Absolutamente a nadie. Esto es secreto.- y su mirada se fijó en Ermendrud y sobretodo en Vilma.- Ni siquiera a los que viven contigo, Vilma.- Y sí. Me refiero a Aengus.

En ese momento la puerta del despacho se abrió, sin que nadie llamara. Y por ella apareció Emily Van Dyck. Desde su perspectiva, Emily podía ver a Sean como el más cercano a la puerta, a Eileen a su lado, a Vilma un poco más al fondo y a Beth y un desconocido extranjero sentados en el sofá que tantas veces habían usado. 

El rostro tenso de Sean se dulcificó ante la presencia de Emily. ¡Cuánto la había echado de menos! Necesitaba verla más que nunca. Y allí estaba. Aunque algo más temprano de lo que habría esperado.

Sean:- ¡Emily!

Fue complicado deshacer el conjuro de Emily para Mía. Y no es que ella fuera una mala bruja, sino que aquel hechizo estaba realizado con un poder y una práctica de nivel muy alto. Pero finalmente lograron salir de aquel apestoso baño portátil y tras lo ocurrido decidieron finalizar sus vacaciones playeras y regresar a casa. Eso sí, su primera parada fue a visitar a Jane Porcher, como era de esperar. 

Por suerte no tuvieron que pisar los departamentos del ministerio, porque Jane tenía una chimenea en su despacho y pudo aparecerse en la chimenea de casa de los Porcher.

- ¿Y bien? ¿Cómo fueron esas vacaciones? Algo cortas al parecer...

Estaba agotada del viaje, pero no iba a ir a casa para estar sola y darle aún más vueltas a todo. No. Lo que necesitaba era compañía, alguien que me entendiese y me dijese "todo va a salir bien", aunque fuese mentira. Y por eso allí estaba, en el único lugar que sabía que podía entrar sin llamar en un día cómo ese y encontrar lo que necesitaba. Sin embargo, cuándo abrí la puerta me encontré un grupo demasiado grande para mi gusto, y aunque incluía 2 de las otras personas que me apetecería ver en esos instantes, también había un tipo que no conocía de nada y al instante mi radar se puso alerta.

- Hola... - dije con voz cansada, y con jetlag mágico - Si interrumpo me voy a la sala de descanso del personal. No era mi intención. - No, nada es tu intención últimamente, y aún así no dejas de meter la pata.

Y a pesar de decir eso, miré a Sean con cierta súplica. Sólo estaba siendo cortés, pero no me apetecía ir a la sala de descanso y menos aún si había la posibilidad de encontrarme a gente preguntona. Sobretodo cierta rubia a la que cierto imbécil seguro que había llamado llorando.
 

No estaba solo cansada. Él mejor que nadie sabía que algo le ocurría y desde luego que se preocupó. Sus facciones se tensaron nuevamente, y entrecerró los ojos ligeramente, preguntándose varias cosas. Pero sabía lo primero que necesitaba Emily y lo primero que necesitaba él. Nunca habían estado tan separados. Fue hasta ella, le dio un corto beso y pasó su brazo por los hombros de Emily.

- No, tranquila. Ya se iban. ¿Verdad?- de nuevo su tono no tenía opción a réplica. 

Beth se levantó, notando en Emily algo extraño. ¿Cansancio? ¿Profesionalidad? No había hecho ninguna broma sarcástica y eso era raro, porque el variopinto grupo que tenía delante seguro que daba pie a mucho que decir. Tiró de Ermendrud también para que se levantara:

Beth:- Sí. Nosotros nos vamos a descansar un poco. Ha sido un día largo.- Fue hasta Eileen y le dio un corto beso y lo mismo hizo cuando llegó a Emily, parándose un poco en su mirada, escrutándola.- Me llamas, ¿vale?

Parecía que estaba decidido pues y que en el plazo de máximo un mes iban a ir a Hogwarts. Aunque esos chicos podían estar en peligro, ¿no sería más sensato tenerlos bajo protección desde ya? Aunque podía ser contraproducente si se enteraban pero por lo menos en la distancia... Su otra pregunta era cómo pensaban justificar su presencia en Hogwarts pero no llegó a formularla porque de repente entró Emily con aquella expresión que quienes la conocían bien habían aprendido a interpretar. Casi recordaba a sus épocas pre-exámenes "no pero si estoy bien sólo buarghhhhhhhhhhhhh". Por suerte había pasado la época en que Beth y ella corrían hacia el baño para sujetarle el pelo a su amiga mientras echaba hasta las uñas de los pies.

- Ei, Emily... - se puso en pie con expresión preocupada con toda la intención de acercarse a ella pero Sean se le adelantó en un gesto no sólo protector sino posesivo que no tardó en corroborar con palabras al echarlos del despacho. Contuvo las ganas de poner los ojos en blanco porque su amiga no parecía estar en su mejor momento, pero Sean era un machista. Por eso las relaciones con mujeres eran mejores... Contó hasta veinte, ahogó un suspiro e intentó responder sin acidez -. Por lo visto sí, ya nos vamos - sin demasiada acidez. Se acercó a Emily a darle un super achuchón. Lejos había quedado la época de los diez misisipis -. Sean te lo explicará todo pero llámame para cualquier cosa... - torció el gesto un momento, pensando en cómo decirle que fuera lo que fuera lo que hubiera sucedido, lo superaría, como siempre, pero no encontró las palabras así que acabó por apartarse de ella y alzar los hombros un poco como si pretendiera darle aliento con ese gesto inútil -. Nos vemos, chicos.

Dicho aquello se marchó de nuevo pero no hacia su casa sino al Departamento de Misterios. Iba a tener que contarle a Paul parte de todo aquello, no iba a esperar a que los aurores inventaran una excusa para justificar su ausencia.

Contuvo el aliento un rato, se sentía realmente perdido y a merced de un desconocido con el que sentía que no simpatizaba, a priori, lo más mínimo. No le gustaba aquella sensación, no ser tú mismo el que pilota el barco de tu vida y son otros lo que decían por ti... sintió la bilis ascender por su garganta amenazando con una arcada de desprecio, pero pronto toda la situación se vio interrumpida cuando una rubicunda y bella mujer entró. Nuevamente, Ermedrud parecía estar en el sitio equivocado y rodeado de modelos. Torció un poco el gesto y miró de soslayo a Beth y pronto vio que esta se levantaba y tiraba de él para que hiciera lo mismo.

No pasó desapercibida para él la complicidad que había entre Sean y la otra chica ¿pareja? ¿hermanos? ¿amantes? varias preguntas se dibujaron en su mente, pero poco interés tenía en ello, tenía demasiado con su propia vida y más aún con lo que parecía avecinarse. 

Sin mucho que añadir, Ermendrud se despidió del resto con un sencillo gesto de cabeza, y, con su marcado acento alemán les dedicó una sencillas palabras - un placer y hasta la próxima - los miró a todos una vez más y se dispuso a seguir a Beth.

Acepté las muestras públicas de cariño sin mis protestas habituales, sobretodo porque viniendo de Beth y Eileen eran mucho. - Vaya, tanto llamar... Os pasaré la factura...

Les contesté con una sonrisa de medio lado, básicamente, nuestra manera de dar las gracias sin ponernos sentimentales. No conocía al chico aquél, pero su acento alemán me hizo pensar que a lo mejor era parte del programa de intercambio del que Clark formaba parte también. Lo que me extrañaba era que no supiese nada de él. ¿Sólo estaban intercambaindo aurores, o tal vez era del departamento de Eileen? Aunque por la cercanía con Beth, puede que fuese un médico... Tenía que hacerles muchas preguntas, pero podían esperar. Me despedí también de Vilma y apreté la mano de Sean mientras la puerta se cerraba tras el último.

Cuando la puerta por fin se cerró, me di la vuelta para hundirme en el pecho de Sean. Era realmente reconfortante poder volver a tocarle y olerle, ese olor tan suyo que tanto me gustaba.

- La misión ha sido una mierda. - le dije con la cara aún hundida en su camiseta, amortiguando el sonido de mis palabras, pero sabiendo que seguían siendo audibles. - Ha sido todo mi culpa, por no ser la profesional que debería. Clark se llevó al sospechoso, ni siquiera tuve oportunidad de sacar nada de información, ni de él ni de su novia, porque Kegan es un imbécil al que arrancaré la cabeza si vuelvo a ver. - le dije recobrando parte de mi enfado, pero sin ser nada creíble. - Tendríamos que haberlo hecho juntos, no habría habido problemas... - me lamenté apretándome más contra él. - Soy un chiste de Auror, Sean. - le confesé, diciendo finalmente en voz alta lo que había estado carcomiéndome por dentro todas estas horas. Tal vez Kegan tenía razón y lo único que había hecho era vivir a la sombra de mi padre y de Sean. Había creído que era yo, pero no era verdad. Había sido una egocéntrica pensando que tenía talento y habilidad y era buena en lo que hacía. Me había engañado a mí misma y Kegan había abierto la puerta a la inseguridad, sí, y a la verdad.

Cuando Eileen llegó de nuevo a su departamento, Adam y David, el chico alemán, estaban sentados en una de las sillas de la sala de espera para ver a Paul, al lado de su secretaria que miraba de reojo y algo de hastío a Adam. Por suerte para ella, el chico centró su atención en la recién llegada:

Adam:- ¡Qué ven mis ojos! La lesbiana más guapa de la historia. ¿O era tu novia?- la secretaria alzó una ceja y miró a Eileen, ahora con más interés del que nunca antes le había suscitado la inefable.- ¿Vienes a buscarme para quedar los tres?

No lo habían hablado con Sean pero, ¿cuánto tiempo calculaban que iba a durar aquello? ¿Un par de semanas? Esperaba que no más. Vale que había aparcado sus investigaciones personales por el momento pero no quería dejarlas pausadas hasta el infinito. Era cierto que dudaba que avanzara mucho en esos meses pero estaban en un punto interesante, Paul tenía que darle permiso para ir a exhumar la tumba de algún licántropo pero parecía que todo iba viento en popa. Además, claro está, estaba el hecho de que desde que había conocido a Zoey no había estado más de un par de días sin ella. Una semana ya se le antojaba demasiado. Dos, muchísimo. Pero, ¿más tiempo? Seguro que la maldita vecina iba a tratar de mover ficha en su ausencia. Quizás iba a tener que darle un toque de atención antes de irse.

Estaba distraída pensando en aquello cuando se encontró que la sala de espera de Paul - en serio, ¿quién tenía sala de espera para entrar a su despacho? - estaba a rebosar. Por desgracia para ella, ahí estaban David, que seguía sin caerle muy allá y Adam, que aprovechó para hacer un comentario inoportuno que le hizo enarcar una ceja en un evidente "¿en serio era necesario decir eso?".

- Te confundes con Zoey, eso seguro - miró a la secretaria con un poco de irritación puesto que de repente parecía haberse convertido en un objeto de estudio más interesante que la mayoría de los que habían en el Departamento -. Sí, Margaret, soy lesbiana pero tranquila que las lesbianas no somos ningún tipo de engendro depredador que intenta ligarse a todo ente con dos cromosomas X - y desde luego no eres mi tipo. No es que fuera mala persona pero era una cotilla de cuidado. A veces se preguntaba si Paul no la había contratado precisamente por eso. Por su belleza física no, desde luego... Y con lo misterioso que era el hombre, dudaba que le permitiera llevar muchos de sus trámites -. Más te gustaría Adam, pero no, aleja de mí tu fantasía de montarte un trío - comentó con tono jocoso antes de tomar asiento a regañadientes -. ¿Tenéis para rato con Paul? Es que quiero comentarle algo pero no creo que me lleve más de cinco minutos.

En cuanto Emily se apoyó en su pecho tuvo la certeza de que algo no había ido bien. La rodeó con sus brazos, depositando un beso en su cabeza, escuchándola y acariciándola. 

La misión no había salido como habían querido.

- Emily, no pasa nada. No siempre se puede salir victorioso a la perfección.

¿Clark se había llevado al sospechoso?

- Si se lo ha llevado, lo traerá, y entonces podrás interrogarlo y sacarle toda la información que quieras. 

Kegan era un imbécil.

- Eso no es novedad.

Emily se acababa de describir como un chiste de auror y eso sí que preocupó a Sean. Frunció más el ceño y la apartó ligeramente para que le mirara a los ojos. ¿Podría ser que Emily hubiera perdido confianza por culpa de aquella misión?

- Emily, eso no es cierto.- le dijo, tirando de ella hacia atrás hasta que él se apoyó en la mesa y rodeó su cintura con sus manos antes de proseguir.- Eres la mejor auror que conozco. Nunca antes nadie había llegado con tu edad a donde estás tú. ¡Y todo por méritos propios! ¿Quién acabó con Tower teniendo solo diecisiete años? Tú. ¿Quién se graduó en entrenamiento con solo dos años de duro esfuerzo? Tú. ¿Y quién está en una de las investigaciones más importantes de los últimos tiempos?- le golpeó con el dedo índice en la zona del esternón, serio.- tú. Eres la mejor auror que conozco. Porque no solo tienes buenas cualidades de combate, sino que recapacitas y piensas bien las cosas. ¿Que has fallado en una misión? Bueno, todo el mundo falla en una misión alguna vez. No somos perfectos y los factores externos- como Kegan por lo que veo en este caso- A veces no pueden ser controlados como habríamos querido. Y si nada de lo que te he dicho te sirve te recordaré algo:- hizo una pequeña pausa antes de proseguir.- Eres la única persona a la que le confiaría mi vida. Ni un solo auror de este departamento, ni nadie fuera de él, me ofrece la confianza ciega que tú me ofreces. Y sabes que lo digo totalmente en serio y que es cierto al cien por cien. Y eso es porque eres una gran bruja y una excelente auror. 

Margaret volvió a su revista ante el comentario de Eileen, creyendo que así disimularía mejor para enterarse del resto de la conversación. 

Adam, sonrió de medio lado, como si siguiera convencido de que algún día Eileen  aceptaría su propuesta:

- No sabéis lo que os perdéis. ¿O es que tienes miedo de que te guste? ¿O le guste a tu novia? Se quedaría enamorada de mí al instante, lo sé. - David, callado, aprovechó para poner mueca de asco cuando Adam no le miraba. Qué tío más desagradable era.- Por nosotros puedes pasar. Pero solo si son cinco minutos, ¿eh? 

Ella no disimuló la cara de asco, de hecho la exageró expresamente, haciendo muecas, a la par que se ponía en pie y se dirigía hacia el despacho.

- Por Dios, Adam, ni que fueras la tentación con pito. Ni que fuera hetero, tío. Eres lo más salido del planeta, no entiendo cómo lo haces para ligar - se giró un momento, con la mano en el pomo, antes de alzar ambas cejas en un gesto extraño, con la boca inexpresiva -. Te acabaré demandando por acoso sexual en el lugar de trabajo. Mi novia es abogada.

¿Bromeaba? Una cosa era que le tirara la caña a ella pero cuando empezaba con comentarios hacia Zoey, la broma se acababa. Además, que pretendiera ser capaz de "encarrilarlas" la sacaba un poco de quicio. Quizás el tío no era tan majo, al fin y al cabo. Le dirigió una mirada a David. ¿Qué hacía con aquel imbécil?

En fin. Sin más, abrió la puerta, pensando que quizás Paul habría oído la conversación. ¿Sabría que era lesbiana? Seguro. Paul lo sabía todo.

- Paul, ¿podemos hablar un momento?

¿Era broma o no? Porque aquello había sonado muy directo. ¡Y su novia era abogada! Adam decidió que lo mejor era callar a partir de entonces, convencido de que Eileen echaría de menos ser el centro de sus atenciones. 

Paul:- Adelante.

Paul estaba en su despacho, tan bien y tan tranquilo como siempre, firmando diferentes documentos que leía y releía un total de cinco veces cada uno.

Paul:- ¿Qué tal, Morgan?

Pasó, aliviada de escapar de la sala de espera en la que se había convertido en el centro de atención. ¿Qué problema tenía la gente con su sexualidad? Y Adam era un salido. No le extrañaba que no tuviera novia, lo que le parecía raro era que lograra llevarse a las chicas a la cama, sobre todo a las de su Departamento, que en teoría eran inteligentes. Quizás sobrestimaba a la gente con una buena inteligencia académica.

- Bien, ¿y tú? - en los últimos años Paul se había convertido en alguien importante para ella. No tanto un jefe - aunque él seguía llamándola por el apellido -, como un mentor, un amigo y casi un segundo padre. Si Eileen admiraba a alguien, ese era Paul Truck -. Seré rápida: Paul, voy a tener que dejar el trabajo una temporada. No puedo entrar en detalles porque es información confidencial - se llevó una mano a la frente en un gesto un poco abrumado. En serio, ¿en qué se estaba metiendo? Sólo de ponerlo en palabras le parecía demasiado para alguien como ella, acostumbrada al trabajo de laboratorio. Teniendo en cuenta lo que pasó en la boda, pensar que no habría peligro era estúpido -. Seguramente me iré a finales de agosto...el Departamento de aurores se encargará de poner alguna excusa oficial... espero que no sea demasiado tiempo.

Paul despegó la vista de sus pergaminos y la fijó en Eileen, dejando unos segundos de pausa entre sus palabras y las próximas de él.

- Entiendo.- si tenía que ver con el departamento de aurores imaginaba que no iba a tomarse unas vacaciones por placer.- Tómate tu tiempo, Eileen, y no te preocupes por tu investigación. Para cuando regreses ya tendrás la autorización que me pediste. Además, no te preocupes por el sueldo. Continuarás recibiéndolo.- Como jefe de inefables estaba acostumbrado al secretismo y que no le diera mayores detalles no le importaba en absoluto. Confiaba en aquella chica. No en Adam y sus ganas de irse a una playa a ligar con todas las cubanas del mundo, pero sí en Eileen. Era seria y responsable.- Y si necesitas cualquier cosa ya sabes dónde encontrarme.

Ni siquiera había pensado en el tema del sueldo aunque teniendo en cuenta que colaboraba con una investigación, quién sabía, quizás incluso el Departamento de Aurores le asignara un segundo sueldo. En otro momento se hubiera regocijado en aquello - al fin y al cabo los problemas de dinero que había sufrido en su juventud habían marcado un modelo económico para toda su vida - pero la verdad es que era lo de menos. Estaba preocupada por los peligros que pudieran correr con algo tan inocuo como ir a Hogwarts.

- Gracias - acabó por decir. Tres minutos y medio. Le sobraba tiempo y todo. Sonrió, intentando aligerar la presión que sentía, adoptando aquella expresión irónica tan característica suya -. Suerte con los de ahí fuera. Son la extraña pareja.

No pudo más que suavizar las facciones y sonreír ligeramente ante el comentario de Eileen. Era una chica prometedora. Inteligente, tenaz, valiente, lista... tenía todo lo que era necesario para llegar a ser, algún día, jefa del departamento de misterios.

- Lo tendré. Hazles pasar cuando salgas, anda.

A saberse qué querían ahora esos dos y por qué venían juntos. Había estado demorando su visita durante varios minutos, pero ya que Eileen había entrado...

Su sonrisa se suavizó hasta convertirse en una comprensiva pero no añadió nada más, simplemente se despidió de él, ladeando un poco la cabeza, tras lo cuál salió del despacho para encontrarse con aquellos dos de nuevo.

- Cuatro minutos y medio - era una de aquellas raras ocasiones en que llevaba reloj. A veces lo hacía en el trabajo pues en aquel lugar era muy fácil perder la noción del tiempo -. Todo vuestro.

Tocaba ir a casa a enfrentar a Zoey. Algo le decía que no iba a ser agradable...