Partida Rol por web

- ¡Maldita sea, Erm!- Espera, había sido yo... ¡Mierda! ¡Mierda! Estaba viendo claramente a Beth, Erm y Aen... ¡Ya no éramos invisibles! Señalé a mis compañeros para que se dieran cuenta de ese hecho mientras recapacito y me doy cuenta de la peliaguda situación en la que nos habíamos metido. Aspiré aire para gritar que corran, pero la extraña poción que había afectado seguramente a Killian con anterioridad se me metió por la boca. - Tenemos que ir a por tu maad...

Subí a gran velocidad mientras el dragón me arañaba y mordisqueaba. Vi la luz y sólo entonces me di cuenta de que no iba a poder salir así: no podía agarrarme sin soltar al dragón, y a no ser que mi ascendio me enviase varios metros por encima de la salida de la chimenea, no saldría. Empecé a caer ya pensando en el hechizo plan B cuando me llegaron dos palabras sueltas: “buscar” y “Bella”. Con la agilidad de mis años de entrenamiento, aterricé sin partirme las piernas y me asomé por el hueco de la chimenea aún con el dragón luchándome contra mi abrazo. Miré a Eileen, pues había sido su voz sin duda por mucho eco que hiciese la chimenea. Vi el odio en sus ojos, o tal vez era imaginación mía. Sea como fuere aquella mirada gélida me hizo sentirme juzgada y despreciada, como si a Eileen le diese asco mi presencia.

Intenté calmar al dragón lo suficiente para que Eileen hablase. A mi gato le gustaba que le tocasen bajo el mentón. ¿Cuán diferente podía ser un dragón de un gato?

- Shhh Little baby don’t say a word… Mommy is gonna buy you a mockingbird… - le canturreé en voz baja, en un intento desesperado mientras Eileen repetía lo que me había parecido oír ya antes: habían capturado a Bella. No podía creerlo. ¿Ponía la vida de todo el mundo en peligro, capturaban a Bella y sólo se le ocurría decirlo ahora? ¿Qué tal cuándo entraron y nos vieron? ¿Creía acaso que no me importaba que una de mis únicas amigas estuviese capturada por aquellos locos? Precisamente por esta razón esta clase de trabajos se lo dejaban a profesionales, y a no a intentos de héroe con aires de grandeza. Ahora teníamos tres dragones (uno inconsciente) bebé encima y una persona capturada. Perfecto. ¿Cómo se suponía que íbamos a arreglarlo todo? Una cosa sí tenía clara: Ya habían capturado a Bella, no iban a hacer lo mismo con Stana. Eileen tendría que entender a esas alturas que ese ya no era su lugar, pero era demasiado cabezota y orgullosa, y seguramente se sentía culpable (o eso esperaba, yo me sentiría terrible si por mi culpa capturasen a una amiga). - Hay un helicóptero preparado para llevarnos con los dragones a un lugar seguro. – expliqué - La chimenea es el mejor lugar para salir. Lo ideal sería lanzar un carpe retractum al borde superior, y nos arrastrará, o un ascendio poderoso que permita salir del todo. Stana – miré a la chica. Había habido click en la boda de Eileen, pero lamentaba no haber desarrollado aquella posible amistad. – deberías ir con el helicóptero y ponerte a salvo. – Era fotógrafa, no soldado. Miré a Eileen y Zoey: lo lógico era que cómo civiles que eran ellas también lo hiciesen, pero estaba 100% segura que se negarían y lo último que quería era discutir. Esperaba que entendiesen de mi mirada que ellas escogían qué hacían mientras seguía intentando acariciar al dragón para que no me convirtiese en una brocheta humana, aunque ya iba de camino. – Clark estará al cargo de protegeros y llevaros a un lugar seguro. – al fin y al cabo, estábamos en su país. - Primero subiremos los dragones – eran un obvio estorbo – y después iremos a por Bella. A no ser que alguien sepa hablar draconio y pueda convencer a estos tres de ayudarnos. – añadí en tal vez un innecesario sarcasmo, pero me salía sin querer.

Música

¡Por Merlín! ¡Aquello era el fin! Vilma se había ahogado con la poción haciéndola toser muy fuerte, Aengus temblaba y no era capaz de reaccionar, Beth apuntaba con la varita a los que tenía delante pero todos les rodeaban, sujeta a la mano firme de Ermendrud que también estaba desbordado. Aquella situación era insalvable...

Beth:- Mierda... mierda...

El enemigo no se contuvo. Aquellos eran intrusos y debían ser eliminados. Rayos verdes salieron de las quince varitas enemigas casi al unísono. Venían de todas las direcciones y la mayoría eran terriblemente potentes...

Beth apretó con más fuerza la mano de Ermendrud, asustadísima. Su mente Ravenclaw le indicaba que nada podían hacer ante aquella amenaza... Habían fracasado.

El cuerpo de aurores empezó a dar órdenes. Con eso era con lo que se iba a quedar Eileen porque lo demás supondría sumergerse otra vez en pensamientos poco prácticos. Iba a ser mejor así, pensar en que aquella unidad que se encargaba del cuidado del ciudadano y que siempre había tomado por una panda de incompetentes, era quienes tomaban las decisiones.

Desde luego, no iba a decidir por Stana aunque algo le decía que la exslytherin se iba a tomar entre mal y muy mal que la trataran de civil cuando hablaban de su novia. No. Iba a hablar por sí misma y, a lo sumo, por Zoey, quien la secundaría aunque dijera una tontería sólo por llevarle la contraria a Emily.

- Bien - que suerte que no hubiera aprendido Legeremancia porque si leyera los pensamientos de Emily la iban a tener y fuerte -. Bella está en la planta principal, atendiendo a una paciente. ¿Cómo es esa chimenea?

Max tenía la pista perfecta. Después de años de investigación para la cura de Meredith - desde que recordara la memoria y se diera cuenta de que le habían hecho un obliviate para olvidar lo sucedido con su amada novia- había dado con el camino correcto. Y estaba cerca, muy cerca... durante todos aquellos años de investigación averiguó que existía una especie de ingrediente extraño que debía ser adherido a una poción específica que ya tenía preparada. Solo le faltaba dicho ingrediente... pero no sabía cuál era exactamente. Solo había ido siguiendo pistas sobre quién lo podía poseer. Alguien realmente poderoso. Pero no le habían dado ese nombre; sin embargo, su determinación y valentía le llevó a que le dieran un nombre: Anne Lotte. 

Y por ello había ido a los invernaderos de Dussekdorf en Alemania. Allí se suponía que trabajaba esa mujer y que contaba con los conocimientos que él necesitaba para llevarle al último paso de aquel largo y tortuoso camino. Salvaría a Meredith. Eso lo tenía decidido.

Y ahora, en su forma dragón, volaba sobre la gran cúpula de cristal. Su objetivo. Decidido a destrozar todo y a llevarse a esa mujer como fuera. Pero todo son sorpresas en el mundo mágico y de pronto Max pudo vislumbrar que había cuatro magos rodeados por quince magos. Había un humo negro en la atmósfera que lo rodeaba pero el ex Gryffindor pudo vislumbrar con su gran visión que se trataba de sus antiguas compañeras de colegio Vilma y Beth, y estaban acompañadas por un hombre que no conocía y por Aengus. Los cuatro estaban en una situación terriblemente comprometida. Las varitas de los enemigos se agitaron y quince rayos verdes salieron disparados a por ellos cuatro.

Necesitaban un milagro y al parecen hoy era su día de suerte. Max Scofield estaba ahí.

No quería pensar ni por asomo en dejar a Bella allí y desde luego irse y abandonarla la hacía sentir tremendamente mal. Bella se había sacrificado por ellas y se merecía ser salvada. Miró a Emily a los ojos. Así acunando a un dragón salvaje le parecía algo cómica pero estaban tres aurores ahí y Bella era amiga de la rubia también. Tenía que fiarse de ellos y ella no sabía qué podía hacer. ¡Si hasta le había costado pegar a Eileen! Asintió, preocupada. Lo único que quería era salir cuanto antes de ahí para así rescatar a Bella. Y no era momento de ponerse a discutir. 

Eran aurores, ¿no?

- Vale. Salgamos cuanto antes de aquí.- y fue a la chimenea. ¿Ascendio había dicho? Apuntó hacia arriba.- ¡Ascendio!

Pero nada. Igual que Emily, subió y bajo y ella sí que se hizo algo más de daño.

- Mierda... ¡esto no funciona!

Zoey no estaba nada contenta ni conforme. Ya estaba ahí de nuevo Emily dando órdenes. No le pasó desapercibida la tensión que había entre su mujer y la rubia una vez más. A Eileen no le gustaba que nadie le diera órdenes y por supuesto menos cuando se trataba de sacarlas de ahí y dejar abandonada a su amiga.

"Bien". ¿Había dicho eso Eileen? Y... ¡¿Y Stana asentía?! Zoey no salía de su asombro. ¡¿De verdad iban a hacer caso a Emily?! 

Stana fue directa a la chimenea y... para abajo de nuevo. Y Zoey bufó con desesperación. ¡Estaban perdiendo un tiempo tremendo! 

¡Grandísimas ideas! Y es por esto que luego a todas las rubias nos llaman tontas.

Al fina lo había conseguido: la pista que necesitaba para elaborar aquella maldita poción que se había convertido en mi obsesión. Mi objetivo era claro: salvarla. Tenía que recuperarla pues aún tras aquellos años no me podía perdonar mi torpeza. Pero ahora era distinto. Ahora era más listo, más fuerte y sobre todo, más experimentado. Iba a conseguir aquel ingrediente por lo civil o por lo criminal. 

Cuál fue mi sorpresa al encontrarme aquel percal: ¿qué estaba haciendo mis antiguos compañeros aquí? Y lo que era más importante: ¿qué hacía ELLA aquí?. Seguía molesto por lo que había hecho pues había traicionado mi confianza con aquella treta rastrera y con el paso de los años no lo había olvidado. Estaban en apuros, se veía claramente superada por lo que parecían sus enemigos. Pese a que aún estaba enfadado seguía siendo fiel a mis principios y uno de ellos era no dejar que nadie sufriera si podía evitarlo. 

Me apoyé ligeramente en la cúpula para anunciar mi llegada con un rugido gutural que resonó en todo el lugar, dándoles unos segundos a aquellos idiota para darse cuenta de la que se le venía encima. Segundos después descendí en picado sembrando el fuego y el terror por la estancia, quemando a la gente que rodeaban a mis antiguos compañeros... y a Vilma. 

Me posé sobre el suelo junto a Vilma, dispuesto a terminar con aquellos que aún estuvieran vivos. De mi boca surgía un fuego que derretía la piel en segundos, potente y mortífero. Llevaba años practicando, era la hora de demostrar que todo daba sus frutos. Mi objetivo estaba cerca y no iba a dudar. 

La caballería dracónica había llegado. Tras reducir a cenizas a aquellos idiotas centré mi mirada en mi objetivo: Anne Lotte. Alcé el vuelo y con un ágil movimiento cogí entre mis garras a mi presa junto a Vilma y al resto. No quería que las llamas les dañaran y ahora todo estaba en llamas... gracias a mi.

Los llevé lejos del lugar, a un claro tranquilo en el que previamente me había transformado. Los dejé en el suelo y al posarme sobre mis patas dejé que la magia volviera a fluir sobre mi cuerpo, devolviéndome mi forma humana. Con mi varita a punto miré fijamente a Anne.

-Bien, señorita Lotte. Tengo algo que hablar con usted. Necesito algo que sólo usted puede darme y como puede ver no soy de andarme por las ramas. -sonreí.  

Quería largarse de ahí ya y lo triste era que su mayor motivo no tenía que ver con el miedo por la misión. ¿Cómo habían acabado ahí? ¿En ese punto de su relación? Una parte de sí quería cerrar la boca y permitir que Emily llevara la misión sólo para evitar tanta tontería. Pero la otra parte creía que las decisiones de la auror valían de tan poco sin trabajo en equipo...

Tragó saliva. Iba a acabar interviniendo, lo sabía. Sólo quería decir las cosas con el tono más impasible posible para evitar los mismos juicios de siempre.

- Y sí - empezó lentamente, mirando al dragón que tenía entre sus brazos y que Clark le había encasquetado - nos cambiamos la apariencia y nos llevamos a los dragones sin más. Si preguntan decimos que se trata de un protocolo de seguridad debido a que se ha detectado una intrusa hace un rato con lo que conocen la posición de las crías. Y que lo demás es información confidencial. Hasta que no se haya instalado a las crías en la nueva localización, no se comunicará nada más al personal. También podemos transformar objetos en jaulas pequeñas para transportar a los dragones de forma individual sin sufrir percances.

El hombrecillo sonríe con amabilidad recogiendo la hoja de datos:

- Espero que pase una buena estancia, señorita Jones. 

Ciertamente el aspecto actual de Tabatha contrastaba con el del Caldero Chorrente. Resultaba una visión bastante cómica. Lucas dio un par de golpes al bolso para indicarle a Tabatha que comenzara a caminar. El pobre estaba deseando salir de aquel bolso.

¡Que torpe había sido! Mis lágrimas cayeron y cayeron por mis pálidas mejillas. Mi rostro se había quedado pálido del susto. No pude evitar tragarme el humo, mucho, mucho humo. Pero eso no era lo más importante ahora, estaba Beth ahí, ella me podría curar en un momento u otro, o al menos dormir para que no agrediera a nadie como había pasado anteriormente con algunos compañeros y Killian. No, lo más importante es que estábamos en medio de muchos enemigos, con la indefensa madre de Erm mirando y... Iba a ver como su hijo moría. Vi como Beth apretaba la mano de mi compañero alemán y cerraba los ojos. Yo quería abrazarme con Aengus pero no podía dejar de toser y toser, así que me llevé las manos a la cara, tapándome la boca y los ojos y me puse de cuclillas, esperando mi muerte. Por alguna extraña razón así me sentía más protegida. 

No paraba de toser y toser, pero la muerte no llegaba. Entreabrí los dedos para asomarme entre ellos y ver qué estaba pasando, entonces vi un enorme dragón echando fuego y quemando todo. Al menos un avada kedravra hubiese sido más rápido que morir quemada. Pero parecía ser que el dragón no nos quería quemar a nosotros ¿Era eso posible? Me levanté con piernas temblorosas mientras seguía tosiendo y me quedé anonadada. Entonces, de golpe, una de las garras del dragón me cogió a mi junto a otras personas. No llegué a ver quién iba conmigo, pero era incómodo toserles en la cara. 

¡Que sorpresa ver ahí a Max! Ahora estábamos igualados; yo le había salvado una vez y él a mi también. Noté que estaba muy desmejorado, era de esas personas que en mi opinión madurar no le sentaba bien. O puede ser que me gustaran los niñatos, quien sabe. Pero mi cabeza no estaba mucho para esos pensamientos. Me alegraba mucho de verle, pero me alegraba mucho más de seguir viva. Seguía tosiendo y tosiendo y entre tos y tos me las apañé para poder decir lo que quería, justo y necesario: 

- Gracias Max...- Tos, tos, tos y más tos. Miré a Beth con cara de pánico y busqué a Aen, el cual estaba ahí con nosotros. Eso me alivió de cierta manera. 

- Lo siento, chicos... Soy un...- Mucha tos repentina. - Desastre. 

Le dedica otra sonrisa y coge la llave. Lucas está ansioso por salir de ese bolso y será libre en unos minutos. Sube las escaleras hacia su habitación y abre la puerta. Pone el cartelito de "No molestar". Deja el bolso en el suelo y lo abre. Tiende una mano a su novio para que pueda salir mejor.

-Ya eres libre... - sonríe.

Anne estaba acorralada pero en esos momentos lo que más le importaba era su hijo. Ermendrud y ella se miraron largo rato, sin creerse que estuvieran nuevamente juntos. 

Erm:- Mamá...

Se abrazaron con cariño e intensidad. El reencuentro era importante y luego ya vendrían las explicaciones. Beth se puso en cuclillas. Las piernas le temblaban por la tensión y la impresión. ¡Estaban a salvo! Miró a Max. Hacía años que no lo veía y ciertamente se sentía realmente agradecida por el reencuentro.

Lo veía más corpulento, más fuerte, más alto, más maduro... sus facciones eran más masculinas. Sin duda el paso del tiempo le había venido bien. Incluso para aquella forma de dragón que ni ella sabía que tenía. Max Scofield siempre había sabido entrar a lo grande.

Beth:- Gracias... Max. De verdad.

A Aengus le costaba respirar. Demasiada ansiedad y tensión. Y lo mismo parecía con Vilma, aunque... 

Vilma había dejado de toser de repente. Parecía como si se hubiera recuperado de repente. Pero no era así. Sus ojos estaban inyectados en negro y venillas del mismo color recorrían su cara. Su expresión pasó a la impasibilidad y Beth se temió lo peor:

Beth:- Mierda...

No dio tiempo a reaccionar. Cuando menos lo esperaron se abalanzó físicamente a por Max, dispuesta a pegarle puñetazos sin descanso.

Ignoré a Vilma pues aún no sabía muy bien como afrontar el tenerla delante. No sabía si maldecirla o ignorarla directamente. Pero cuando la miraba la ira crecía en mi interior. 

Sonreí a Beth mientras me rascaba la cabeza despreocupadamente, sin perder de vista a Anne, que se abrazaba con uno de los chicos que había salvado. -No pasa nada. Para algo están los amigos del colegio ¿no?. -le guiñé un ojo a Beth. Puede que hubieran cambiado muchas cosas pero seguía siendo el mismo. Más o menos. 

Iba a romper aquel emotivo abrazo cuando Vilma decidió que era buena idea echar a correr hacia mi para intentar pegarme. -¿En serio? -dije de forma entre burlona y enfadada. 

Paré su golpe con suma facilidad con mi mano, agarrando su puño y apartándolo como quien aparta una mosca molesta. Me estaba distrayendo de mi objetivo y eso era lo último que quería: más distracciones. Cerré el puño y le di un puñetazo en la cara, intentando noquearla para que dejara de moletar. -Deja de molestar, que bastante ya has hecho. -dije con dureza.

Tras esto volví a mirar a Anne. -Como le decía señorita Lotte. La estaba buscando. Necesito algo que usted tiene. Es de vital importancia que colabore conmigo. De ahí que la haya salvado. 

Vilma cayó ante el puñetazo de inmediato. Ni esquivar, ni bloquear... ni nada. Max había sido rápido y contundente. Sin andarse con chiquitas vaya. 

Beth abrió los ojos de par en par con aquel "espectáculo" y su entrenada mente de medimaga la llevó a correr para prestar asistencia a Vilma. Desde luego la había aplastado media cara y la tendría como cuasimodo durante una buena temporada. Pero al menos esperaba que solo fuera inconsciencia.

Aengus pegó un agudo gritito ante aquello también pero solo pudo quedarse mirando.

Mientras, Ermendrud, el alemán, se quedó junto a su madre pero al ver que ese chico que les había salvado buscaba información, decidió permanecer callado. Él también quería respuestas. Respuestas que Anne tenía y que no dudó en compartir:

Anne:- Estamos en el mismo bando.- aseguró.- ¿Qué es lo que buscas exactamente, chico?

¿Bella estaba atendiendo un paciente? Cuando salieran de allí iba a necesitar buenas explicaciones, porque nada tenía sentido tal y cómo lo compartían. Además, si estaba atendiendo un paciente, era tan fácil cómo entrar al hospital, buscarla, y ella misma saldría de allí... Era un hospital no una cárcel... Cuándo Eileen me preguntó cómo era la chimenea no acabé de entenderle. Era...una chimenea. La chimenea que tenía detrás y acababa de subir y bajar. No sé, un tono largo de ladrillo, celemnto, metal y lo que fuera que usasen apra contruir chimeneas... ¿Qué quería que le dijese? Sin embargo no llegué a contestar porque Stana se llevó toda mi atención cuándo aceptó lo que había sugerido. Había escogido cuidadosamente el condicional "deberías" para dejarle claro que era su decisión. Y parecía que tras muchos meses, alguien me entendía cómo quería que me entendiesen y no se ponía a la defensiva considerándome una déspota. Sin embargo lo que no esperaba es que se fuese tan rápido, sin tan siquiera llegar a oír que tenía a decir el resto. No llegué a tener tiempo para responder a su pregunta retórica antes de verla despegar. En mi cabeza sonó una voz condescendeinte diciendo "Técnicamente he dicho que lo ideal era el carpe retractum o un ascendio poderoso." Al verla caer de nuevo con menos elegancia que yo di un paso hacia ella, pero me detuve por si acaso el dragón decidia lanzarle un bocado a pesar de mis mimos.

- ¿Estás bien? Creo que es mejor idea usar el hechizo retractor, Carpe retractum. Así, apuntas lo más alto que puedas en la pared, y cuando llegues, trepas por encima. - le sugerí ahora con más detalles.- Pero... - me giré ya que Eileen estaba hablando. Zoey no se había pronunciado, pero sabía de sobras que daba igual lo que yo dijese, siempre le parecería la peor idea del mundo y yo le parecerá la peor persona del mundo. Si yo decía gato, ella diría perro. Si yo decía blanco, ella negro. Si yo decía que que comer Seta Venenosa Saltarina cruda era tóxico, capaz la veía de meterse un cubo entero en la boca sólo por llevarme la contraria.

"Tal vez no es mala idea intentarlo..."

Aparte de mi cabeza esa clase de pensamientos para centrarme en lo que decía Eileen. Supongo que mi cara reflejó mi confusión, ya que no estaba yo precisamente centrada en controlar mis expresiones faciales cuando estábamos en aquella situación peligrosa.

- Eileen... - por dónde podía empezar para no ofenderla. - Jaulas hay, ahí - dije señalando la mesa dónde hacía unos minutos los dragones habían estado y de dónde los habíamos sacado para cogerlos en brazos. Suponía que hasta ahí no podía ofenderse. - Pero... - ¿Y si se lo decía sin más? Estaba claro por la manera en la que me miraba que se tomaría a la defensiva hasta que le dijese un piropo. - El plan tiene un par de problemas. Problema número uno es que somos 3 más de los que habéis entrado. Dos es es que no sé cómo cambiar nuestras apariencias en 30 segundos, si llevas multijugos encima sería un buen momento para compartirlo. Tres es que no creo que podamos salir con dragones por la puerta, en medio de un hospital. Que a eso además ¿Cómo habéis entrado aquí? Al hospital es fácil ¿Pero aquí? Por que tendréis que ser consecuentes al salir, o salir por la chimenea. Es una información que apreciaría que compartieseis. Pero vaya, que aquí hay 6 personas, y a lo mejor alguien más tiene algo que aportar. - Ideas, votos, un taladro mágico gigante... Cualquier cosa me servía. Cualquiera menos seguir perdiendo tiempo, la verdad.

Miré la cara de Vilma y luego mi mano, comprendiendo que no había controlado mi fuerza exactamente. O quizás no la había querido controlar. Esperaba que alguno de los presentes supiera algo de medicina porque yo no tenía mucha idea, a mayores de que había cosas más importantes en las que tenía que pensar que su cara. 

Espero que no la haya matado. Aunque si se quedara así de desfigurada estaría bien. 

-Me llamo Max. -dije de forma autoritaria. No me gustaba que me llamasen chico. -Estoy buscando algo que se llama el polvo de la vida. -sonreí al darme cuenta de lo mal que sonaba en voz alta. -Ya sabe, el ingrediente de poción. Lo necesito con urgencia. No se hace una idea la de tiempo que llevo buscando a alguien como usted, que pueda ayudarme. -yo le había salvado la vida, me lo debía. A mayores de que acababa de demostrar que no me andaba con chiquitas. 

Aquello empezaba a ser un sinsentido absurdo y el gran problema era...bueno eran todos. Nadie se salvaba. El compañero de Emily, Sean y Zoey porque no abrían boca para dar su opinión, Stana porque a parte de unirse al grupo de los silenciosos, actuaba sin reflexionar o escuchar, y Emily y ella...por ser ellas dos.

Estaba enfadada con Emily. Lo estaba porque en parte se sentía engañada por los cambios que habían traído consigo el devenir de los años en su forma de ser, en su relación. Sobre todo, siempre estaría enfadada por sus diferencias con Zoey a pesar de que ella se había esforzado por limar las suyas con Sean. Y todo ello se sumaba al hecho de que ambas pensaban diferente, muy diferente, y desde que Emily era auror invalidaba las opiniones o decisiones de los demás sólo por no pertenecer a un gremio de profesionales del que ambas habían despotricado en varias ocasiones durante su adolescencia.

En cada palabra, entonación o expresión, Eileen veía su desaprobación. Y habían llegado al punto de que ambas, tratando de que la otra razonara, la trataban como una niña pequeña esperando que no explotara y logrando sólo encender más a su compañera.

Acabó por bufar con desesperación tras el razonamiento de Emily, puesto que parte del mismo era correcto pero había una parte que no.

- A ver - envió al traste esas formas cordiales que nada tenían que ver con ella para hablar de forma enérgica. Y si alguien se enfadaba que se enfadara, pero empezaba a sentirse atrapada y a pensar otra vez en su "destino inevitable" -. Las cuatro nos hemos hecho pasar por medimagas pero cuando íbamos a coger el ascensor han parado a Bella para curar a una mujer. Y la verdad, si fuera cualquiera de nosotras diría que ha vuelto a Hogwarts o a casa, pero no nos engañemos, es Bella y Stana está aquí con lo que en un momento de locura puede haber cometido una estupidez y habernos venido a buscar. Por lo demás, hemos entrado bien. La vigilancia es bastante pobre a decir verdad. ¿Te acuerdas del último curso cuando copiamos a Roy y a Cosette? Bueno pues eso pero bien hecho, con un investigador - comentó, haciendo mención al geminio -. Así que cuando mi homenum revelio salió como el culo...hicimos ver que yo me había intentado colar. Y ellas dos - señaló a Zoey y a Stana - y el clon me habían pillado. De ahí que Stana me diera un puñetazo para disimular. Mi otra opción era hacernos pasar por gente que recoge mierda de dragón, estoy casi segura de que por aquí tiene que haber algún conducto para el estiércol porque dudo que estos bichos caguen a lo conejo...con lo que irnos por ahí era una de mis opciones de vía de escape si lo del traslador no funcionaba - o empezaban a cooperar o estaban perdidos -. Sea como sea, no me parece viable salir con los dragones despiertos, mordiendo, arañando y llamando la atención en general. ¿Cómo habéis dormido a este? - preguntó mientras alzaba al que Clark le había pasado.