Partida Rol por web

| JUGADA MASTER |

Justo en ese momento estaba amaneciendo y los rayos de sol penetraban por las cortinas de la habitación de Jensen, provocándole un intenso dolor de cabeza y un mal despertar. La noche anterior la había pasado bebiendo y la prueba estaba en la mesa auxiliar que estaba delante del sofá, donde había dormido la mona. La mesa estaba llena de botellas de bebidas alcohólicas, casi todas vacías. No era ninguna novedad que se emborrachara y más un Sábado por la noche, pero no conocía el límite. Bebía hasta perder la razón y la orientación. Por suerte aquella vez había preferido beber en casa pero el asunto se complicaba cuando decicía hacerlo fuera. En muchas ocasiones habían tenido que recogerlo y llevarlo en ambulancia hasta el hospital de Valencia. Por suerte ese no era el día.
Por la noche había olvidado bajar la persiana y el sol le había despertado esa mañana a pesar de lo pronto que era. Tenía que afrontar un nuevo día aunque nunca encontraba diferencias entre uno y otro.

| JUGADA MASTER |

La luz del sol se introdujo con fuerza entre las cortinas de la habitación de Eneko, dirigidas directamente hacia el rostro de éste. Evidentemente le despertó y el reloj de su mesita auxiliar le indicó que era muy temprano, demasiado para lo que acostumbraba. Nadie se despertaba tan pronto pero podía seguir durmiendo o levantarse y afrontar cuanto antes un nuevo día. Los pájaros cantaban alegremente en el exterior y el cielo estaba completamente despejado. Era un precioso día de primavera, así lo indicaban las hermosas flores de los jardines de la ciudad, Valencia.

| Mi casa |

Cerré los ojos con fuerza al sentir los rayos del sol dar en ellos. Apoyé una mano en mi frente, intentando apaciguar el dolor inútilmente. Me senté, aún con los ojos cerrados. La boca estaba seca, apesar de haber bebido horas antes una increible suma de alcohol... Al rato de estar moviendo mi lengua la boca se volvió algo pastosa, así que me estiré y comencé a buscar una botella que no estuviese vacía de la mesa, tirando algunas al suelo. Encontré una con un culillo de whisky, el cual bebí, hidratando toda mi boca y luego tragandolo.

El ruido del centro de Valencia comenzaba a brotar. Gente que hacían sus vidas, que marchaban a trabajar... Trabajo. Lo echaba de menos. Aunque un camarero alcoholico no era buena combinación. Al menos eso le pareció al gilipollas del encargado, Roberto.

Me levanté, tambaleandome en un primer momento y luego controlandome. Eran ya muchas resacas y cada vez me afectaban menos. Eché un vistazo rápido. El salón mugriento, lleno de ropa, botellas, algún bote de analgésicos... Sabía que no debía mezclar los analgésicos con el alcohol, pero aún así lo hacía. Reí entre dientes, arqueando una ceja y el labio, posiblemente riendome de mi mismo y de la puta pena que daba.
Avancé por el pasillo, aún oscuro, y llegué a mi cuarto, con la cama desecha, perfecta para el momento...

Sin darme cuenta me encontraba en mi cama boca abajo, con las cortinas echadas y medio dormido. Fantaseando con una "vida mejor" y luego quitando aquella idea de mi cabeza y sustituyendola por una buena botella de whisky, no esa mierda que compraba en el supermercado...

| JUGADA MASTER |

Jensen podía empezar a sentir los efectos de la resaca y cualquier ruido podía llegar a molestarle excesivamente. En el exterior la actividad era ya frenética. Los coches circulaban a gran velocidad por los trabajadores que llegaban tarde, los autobuses hacían sus rutas habituales, los barrenderos limpiaban las calles... Todo era como siempre, hasta la resaca de Jensen. No había ninguna diferencia con respecto al resto de días, hasta que Jensen cerró los ojos durante unos segundos y pudo ver en su mente una mirada tenebrosa. Unos ojos de un color rojo intenso le miraban en mitad de la oscuridad, como si quisiera atraerle. Cuando Jensen abriera los ojos aquella extraña visión desaparecería.

|Montaña Cullera/Montaña de las zorras-Cullera (Valencia)|

Eneko trabaja hace tiempo en el mantenimiento, restauracion y conservacion de un castillo musulman, posteriormente reformado por los cristianos y de nuevo mas tarde vuelto a reformar para convertirse en un santuario que es lo que podemos ver en la actualidad. Esta en la actualidad en muy buenas condiciones y es poco el trabajo que tiene que realizar Eneko, que la mayor parte del tiempo baja a Cullera en su moto por un camino en zig-zag que conecta ambos lugares. Tambien hay varios caminos para hacer senderismo que conoce al dedillo despues de tanto tiempo. Tambien suele pasar mucho tiempo en el Faro de Cullera, donde aprovecha las impresionantes vistas desde los acantilados. Es el lugar que elige cuando la pena le recuerda lo ocurrido hace 4 años, la razon de que no se preocupe demasiado por su aspecto ultimamente.
Hoy sin embargo no es uno de esos dias. El sol y los pajaros le han despertado y le apetece disfrutar del dia paseando por la playa y tomando una cerveza en algun chiringuito.
Asi pues se levanta, pone la radio en su emisora de rock favorita y antes de meterse a la ducha ya esta cantando la cancion en su ingles mas o menos bueno. Tan pronto termina de ducharse se viste y decide desayunar en el pueblo. Asi que coge la moto y baja hasta la cafeteria habitual donde no tienen ni que preguntarle que quiere tomar. Ana, la guapa camarera, le sonrie y le saluda con afecto. Le acera el periodico y como aun no tiene apenas gente se queda conversando con el. Es una buena chica y a Eneko realmente le atrae, ademas tiene un cuerpo increible. Sin embargo este trabajo lo escogio como un necesario retiro y aun no lo considera terminado. Al de un rato comienza a entrar algunos clientes y Ana se tiene que ausentar. Entonces centra su atencion en el periodico deportivo que le acerco antes. Ultimamente no es que siga mucho los deportes...sin embargo si que suele dedicar parte de sus ingresos a apuestas deportivas y de ahi su interes, y Ana que le tiene mas que observado tarda bien poco en reservarle el periodico cuando queda libre.
El dia parece haber animado a mucha gente a salir a la calle y pronto la cafeteria esta llena asi que Eneko decide despedirse de Ana y salir a dar la vuelta por la playa tal y como habia planeado.

| JUGADA MASTER |

Mientras Eneko se disponía a dar un paseo por la playa y disfrutar de la agradable brisa marina, siente como su cuerpo se debilita durante unos segundos. A pesar de su fortaleza no puede evitar caer al suelo y nota sus manos entrar en contacto con la arena de la playa. Eneko cerró los ojos para intentar que se le pasara aquel mareo y, al hacerlo, vio en el interior de su cabeza unos intensos ojos rojos de mujer mirándole con sensualidad. Parecía como si quisiera atraerle a algún sitio pero Eneko no veía nada más. Aquellos ojos rojos estaban rodeados de negrura y cuando abrió los suyos se dio cuenta de que estaba tendido en la arena, ya recuperado de aquel mareo.

|Playa|

Eneko aturdido y atemorizado por lo que acaba de ocurrir, rapidamente se acerca a la orilla y cogiendo agua con las manos se refresca la nuca y la cara un poco. Se toca la cabeza y no nota calor tal que pueda haberle atacado un delirio por insolacion. Preocupado por lo ocurrido, recuerda que ultimamente no come muy bien y en la cafeteria salvo el cafe al final hablando con Ana no ha comido nada. Asi pues, achacandolo a falta de comida sale de la playa hacia el chiringuito donde mejor preparan la tortilla de patata de la zona.

| Mi casa |

El ruido de la ciudad me complicaba la tarea de dormir, de todos modos no abría los ojos en ningún momento. Fue entonces cuando aquellos ojos rojos aparecieron en mi mente. En un principio no podia abrirlos, tal vez aterrorizado... Al pasar unos segundos que parecieron horas lo conseguí, para de un sobresalto sentarme en la cama, provocando que todo me diese vueltas por aquel movimiento tan brusco.

-¿Qué cojones?.-comencé a mirar toda la habitación, pesando que tal vez aquellos ojos rojos se encontraban en cualquier rincón, observandome...

Aquello me hizo pensar en dejar la bebida, tal vez fue fruto de aquello. Pero al pensarlo una segunda vez aquella idea se esfumó.

| JUGADA MASTER |

Eneko, después de pensarlo detenidamente, llega a la conclusión de que el mareo y aquella alucinación se debían a la falta de alimento en su estómago. Sin embargo, justo antes de que abandonara la playa, una mujer le aborda y le bloquea el paso, cogiéndole por el brazo.
- ¿Se encuentra bien?- le preguntó una voz dulce y embriagadora.
Era tan atrayente para Eneko que olvidó por unos segundos el lugar al que se dirigía. Observó a la joven mujer que tenía ante él.
Tenía el cabello castaño claro casi anaranjado, con un intenso brillo bajo la luz dorada del sol. Sus ojos grises estaban clavados en los de Eneko, buscando algún indicio que explicara el desmayo. Al parecer había sido testigo del incidente en la orilla y estaba realmente preocupada a pesar de que no se conocían. Su piel era de una tonalidad rosada, algo blanquecina. Vestía con una minifalda vaquera de color gris que dejaba al descubierto sus largas y hermosas piernas. La parte superior del cuerpo estaba al descubierto menos sus senos, recogidos con un bikini negro atado al cuello.  Eneko pudo ver que iba descalza por la arena y en la parte superior de su cabeza descansaban unas gafas de sol marrones.
Desprendía un aroma de lo más agradable. Seguramente utilizaba algún tipo de perfume floral aunque Eneko no sabría decir cuál exactamente, pero era dulce.

| JUGADA MASTER |

Jensen aún se estaba recuperando de la conmoción pues no era ni normal ni habitual ver unos ojos tan rojos. Podía haber sido su imaginación, podía haberlos visto en cualquier anuncio publicitario de alguna bebida alcohólica, o en algún anuncio de coches... No le dio importancia pero justo cuando estaba decidido a seguir descansando sonó el timbre, provocándole un intenso dolor de cabeza. Llamó varias veces hasta que se escuchó una voz al otro lado de la puerta.
- ¿Hola? ¿Hay alguien?- dijo una voz femenina tan cautivadora, dulce y embriagadora que a Jensen se le olvidó la resaca y sintió la necesidad de abrirle la puerta a aquella mujer. Algo en su interior le pedía que lo hiciera.

| Mi casa |

Maldije en alto cuando sonó el timbre, aunque aquello pasó al escuchar aquella dulce voz. ¿Tendría suerte por una vez en la vida y sería una admiradora dispuesta a follarme salvajemente? ¿Un regalo por mis "sacrificios"? Lo flipaba mucho, si, pero aquella voz me hacía pensar mil y una cosa.

Me levanté de la cama, tambaleandome y guardando la compostura casi al instante. El camino hacia la puerta fue increiblemente corto, demasiado. Apenas sentí los pasos sobre el suelo, aunque golpeé varias botellas en el trayecto, haciendolas girar sobre sí.

Abrí la puerta, sin pensarlo dos veces, deseando ver a la chica más seductora de la tierra, con poca ropa y deseosa de sexo. En aquel instante había olvidado los ojos rojos. Había olvidado la última vez que practiqué sexo. Tal vez porque mi sexo ahora lo practicaba cada día con un par de botellas de alcohol...

| CASA DE JENSEN |

Sonreí cuando abrió la puerta. Sabía que realmente estaba en el interior de la casa pues le había escuchado reír y desvariar la noche anterior. Esa mañana me había puesto una falda vaquera ajustada de color negro y una camiseta de tirantes, verde manzana. Las sandalias negras de dedo y planas eran muy cómodas.
- Buenos días, soy la nueva vecina... - dije sin borrar la sonrisa de mi rostro, enseñándole unas bolsas que cargaba con algo que había comprado y que quería darle. Obviamente mi intención era entrar en su casa pues lo que le había llevado no se podía comer fuera. Le miré de manera interrogativa, con una sonrisa picarona.

| Mi casa |

Menuda maravilla morena delante de mis ojos. Menuda falda vaquera, menudas piernas, menudo polvazo tenía... Sonreí de medio lado, mirandola descaradamente de arriba abajo.

-Así da gusto tener vecinas.-le dije, mirandola fijamente, sin quitar la sonrisa de mis labios.-¿En que te puedo ayudar?.-pregunté, mirando sus bolsas y luego a ella de nuevo.-Me llamo Jensen.

|Playa|

Eh..hola. Gracias.

No se que me ha pasado. Nunca me habia sucedido nada parecido la verdad. Estaba a punto de dirigirme a comer algo por si el desmayo tenia algo que ver con la dieta descuidada que llevo ultimamente, aunque me extraña que sea la razon.

Si te hubiese visto antes del desmayo, entonces si que tendria claro el motivo. Ademas de guapa... amable y bondadosa.

Me veo en la obligacion de invitarte a que me acompañes a comer algo, asi yo tengo compañia que pueda ayudarme si vuelvo a desmayarme, tu te quedas tranquila al acompañarme y de alguna manera compenso tu preocupacion. Que me dices?.

Eneko realmente se ha quedado maravillado con la chica, es de una belleza increible y parece tan delicada.

Sus ojos denotan verdadera preocupacion por su situacion. Y a pesar de no conocerle y aunque no le quede mal la barba de varios dias, esta desaliñado, y eso no le ha echado para atras al ir a interesarse por su estado.

Perdona, me acabo de dar cuenta que ni me he presentado ni he preguntado por el nombre de mi angel de la guarda. Me llamo Eneko y estoy encantado de conocerte.

| CASA DE JENSEN |

Solté una pequeña carcajada después de que sus ojos me hicieran una pequeña revisión. Le guiñé un ojo cuando por fin levantó la mirada, queriendo ser simpática.

- Yo me llamo Yanire y creo que está claro, ¿no? Te he traído el desayuno para conocernos un poco mejor... Aunque en realidad no he hecho ésto con todos los vecinos, obviamente, sólo contigo...- comenté con una sonrisa picarona dibujada en mis labios.

Me acerqué lentamente hacia Jensen con mirada cautivadora, concentrándome en sus labios... Pero cuando quedaban pocos centímetros para besarle pasé de largo y entré en su casa, entre pequeñas risas. La verdad es que no era la casa perfecta y estaba destrozada. Había botellas de alcohol, tanto vacías como llenas. Hice una mueca de asco pero después me decidí a ayudarle. Dejé las bolsas de plástico sobre la mesa del comedor y empecé a recoger las botellas.

- ¿Cómo puedes vivir así? ¿No te molesta ver tanta botella?- quise saber, agachándome para coger las que había por el suelo.

| PLAYA |

Sonreí al escuchar sus palabras, sin poder evitar sonrojarme. Me puse la mano en la boca y solté una pequeña risa coqueta, retirándome el pelo que había ido a mi cara con la brisa marina.

- Encantada de conocerte, Eneko. Me llamo Alexandra pero soy Xandra para los amigos- le dije, guiñándole un ojo, dándole a entender que él podía llamarme como quisiera. En realidad no me importaba, era un chico apuesto y muy agradable, podía llamarme como deseara-. Será un placer acompañarte, Eneko, siempre y cuando me invites a un café- añadí con una sonrisa.

|Playa|

-Como decia tenia pensado ir a picotear algo. Sin embargo ahora lo que he propuesto es una invitacion a comer, no solo cafe.-

-Creo que necesito una comida en condiciones y tu compañia durante la misma es lo mejor a lo que nadie puede aspirar Xandra.-

La llama asi para dejarla claro que por el sera un placer conocerla mejor.

-Conozco un restaurante de comida vasca realmente bueno por aqui cerca. Ademas el cocinero un amigo de la infancia y me trata bien cuando voy a comer. ¿Que me dices?.-

| PLAYA |

Sonreí satisfactoriamente. Era todo un caballero a pesar de su apariencia desenfadada. Acepté con un movimiento afirmativo de la cabeza para después mirar mi aspecto. Solté una pequeña carcajada.
- ¿No querrás que te acompañe a comer así?- le pregunté, entre risas. La ropa que llevaba me la ponía únicamente para ir a la playa, pero quería ponerme algo más adecuado si íbamos a un restaurante a comer-. Eneko, te acompañaré a comer si tú antes me acompañas a mi casa. Necesito cambiarme y quitarme la arena que llevo pegada al cuerpo... No está muy lejos, es esa mismo- añadí, señalando con el dedo una de las casas que estaba situada en primera línea de playa.
Estaba a pocos metros y era un adosado con acabados modernos, de color blanco. Era muy elegante.

|Playa|

¿En serio?. Es increible. Poder levantarte con las vistas de esa casa y con el sol y la brisa marina al alcance de la mano...
Perdona, me voy por las ramas. Claro que te acompaño, sin problemas.
Y no tienes porque darte prisa, al fin y al cabo aun es pronto y si te he esperado 27 años...por un rato mas no pasa nada.

| PLAYA - CASA |

Volví a sonreír, contenta de poder enseñarle mi casa. Vivía sola y en muchas ocasiones necesitaba compañía. Eneko podía ser esa compañía que tanto necesitaba, de modo que le cogí de la mano y le llevé hasta mi casa. Subimos las escaleras a las que se accedía por la misma arena de la playa y abrí la puerta de cristal con una llave que tenía en el bolsillo de la minifalda.
Accedimos directamente al comedor, decorado con mobiliario moderno como el resto de la casa.

- Puedes ponerte cómodo. No tardaré en cambiarme...- dije, mordiéndome el labio inferior al ver a aquel joven tan apuesto en mi propio comedor. Sonreí con picardía y me dirigí hacia el cuarto de baño, cuya puerta se encontraba justo al lado del mueble de la televisión. Fui caminando hacia atrás sin quitarle ojo a Eneko mientras me iba desabrochando los botones de la minifalda. Abrí la puerta del cuarto de baño y antes de cerrarla me quité la falda, quedándome con la parte inferior y superior del bikini negro. Le guiñé un ojo a Eneko y dejé la puerta entornada, sin llegar a cerrarla.
Me quité el bikini y abrí el grifo de la ducha. Me metí dentro y cerré la cortina de plástico, mientras cantaba una canción en francés.