Partida Rol por web

El temblor de la explosión nos sacude junto al edificio y todo lo que hay dentro de la tienda. Mi primera reacción es apretarme junto a la pared, cubriéndome la cabeza temiendo que se produzcan otras o incluso que el edificio se derrumbe.

Cuando todo se detiene me vuelvo hacia Duncan y Anne, buscándolos con la mirada a la vez que les pregunto.

- ¿Estáis bien? ¿alguno esta herido?

Sin esperar respuesta me acerco hacia ellos, realizando un rápido reconocimiento visual para confirmar que no hay motivo de preocupación.

- Eso ha sonado como una explosión... puede haber heridos.

Me apresuro a recoger mi bolso, y de un rápido vistazo busco cualquier cosa en la tienda que me pueda servir, como vendas o analgésicos.

-Estoy bien, tranquilizate la explosión ha sido lejos-dijo tratando de parecer tranquila. Pero no lo estaba, estaba inquieta. Aquella explosión había roto la calma, y no saber que la había provocado o que estaba pasando allí fuera la volvían loca. Pero al menos estaban seguros... por el momento.

-No sabemos que está pasando, me cuesta imaginar que haya heridos teniendo en cuenta que todo le mundo ha desaparecido... aunque no creo que seamos los unicos-dijo casi mas como pidiendo que aquello fuera cierto-que se mantienen con vida. De todas formas no podemos hacer nada, tenemos que preocuparnos de nosotros mismos.

Me vuelvo hacia Anne confundida por sus palabras.

- Podría haber alguien, heridos, personas que necesiten atención medica. - Repito incapaz de encajar la reticencia de Anne, y achacándola a que no ha entendido mis palabras.

Mis ojos se encuentran con los suyos durante un momento, antes de que me vuelva de nuevo hacia mis cosas.

- Tengo que ir, es mi trabajo pero entiendo que no es el vuestro. - Digo sin volverme - Volveré en cuanto pueda.

Y sin mas explicación me dirijo al exterior.

Anne se acercó rápidamente a ella y la agarró por el brazo.

-Para empezar la explosión ha sido lejos, no hay coches por lo que para cuando llegues ya estarán muertos, si es que hay alguien alli. Eso sin contar que te estarías poniendo tu msima en peligro, no puedo dejar que vayas a que te maten-le dijo la mujer muy seria, aquello, fuera lo que fuera que estaba pasando, era peligroso y no parecían querer entenderlo. 

Miro sobresaltado a mi alrededor antes de comprender qué está ocurriendo, justo antes de que Yu-ri nos pregunte si estamos bien. Asiento, aún sin estar convencido de ello y me levanto lentamente. El sueño ha sido más pesado de lo que debería y aún no he conseguido despejarme del todo. De alguna forma, había esperado que al despertar todo lo ocurrido en el último día se hubiera quedado atrás, como si no fuera más que una pesadilla.

Desgraciadamente no es así.

Cuando al fin consigo centrarme, veo cómo Anne intenta convencer a Yu-ri para que no vaya a esa explosión.

- Tiene razón, Yu-ri... Es peligroso - le digo a la enfermera. - Y tardaríamos demasiado en llegar como para resultar de utilidad. - Guardo silencio, a penas un instante, pensando. - Pero también es cierto que aquí no podemos hacer mucho más que subsistir, sin saber qué está ocurriendo y sin opción de comunicarnos. - No haber encontrado un triste transistor había sido un duro golpe para mí. Al menos unas linternas nos serían de utilidad, pienso desviando mi atención por un instante a la pila de objetos que separé antes pensando que podrían servirnos más adelante.

Me vuelvo hacia Anne, encogiéndome de hombros.

- Si ella quiere ir, la acompañaré - afirmo. - Tal vez podamos encontrar a alguien o descubrir qué demonios es esa sustancia azul y por qué ha vuelto a la gente medio loca. En el peor de los casos, en el camino podré encontrar alguna radio de coche que pueda conectar a unas baterías - explico tratando de buscar alternativas. Aunque este pueda ser un lugar seguro, la inactividad puede ser casi tan peligrosa como encontrarnos con alguno de los afectados.

Me vuelvo hacia Anne sorprendida porque me haya agarrado el brazo, escucho sus palabras y las de Duncan. Poso mi mano izquierda sobre la mano derecha de Anne que sujeta mi brazo y con suavidad libero su agarre.

- Agradezco que queráis protegerme, pero ni siquiera sabemos si hay algún peligro. Sabemos que ha habido una explosión, que puede haber heridos y que yo soy enfermera. No sabemos su estado y precisamente por eso no puedo pararme a debatir esto. - La resolución en mi voz contrasta con la Yu-ri de hace unas horas, pero me hice enfermera para ayudar a la gente, y ahora puede que alguien me necesite.

Me vuelvo de nuevo hacia la puerta y salgo al exterior, buscando algo que me indique en que dirección avanzar. 

-No, os diré que va a pasar en el peor de los casos-respondió la mujer- en el peor de los casos morireis. en el peor de lso casos allí no habrá nadie, nadie que se viese afectado por la explosión y sin embargo vosotros morireis por nada. En el peor de los casos, de echo, en lugar de descubrir que es esa maldita sustancia os transformareis en alguna clase de maniaco homicida y os matareis el uno al otro. Eso es lo que ocurrirá y ni tu moral ni tus ilusiones-le dijo a cada uno- lograran evitarlo. Estamos aqui, estamos seguros y podemos trazar un plan para salir cuando sepamos que es seguro. Recorrer la ciudad de noche, sin coche, sin armas después de todo lo que ha pasado es un suicidio. Yo no os voy a seguir-dijo por última vez cuando vio que la chica salia a la calle.

Pese a las advertencias y a las apocalípticas palabras de Anne optáis por salir del refugio en busca de supervivientes a la reciente explosión y de objetos y equipamiento útil.
A medida que avanzáis por las calles podéis ver una lejana nube de humo, está en dirección sur y el escaso viento la mantiene fija como una columna.

Sin mostraros demasiado alcanzáis la subida a la autopista para ganar altura. Una vez superados algunos edificios lográis localizar el origen del humo, y por tanto de la explosión, en la zona donde se encuentra la prisión de Anchorage.
Conociendo que en los alrededores no hay mas que bosque es lógico pensar que la explosión se ha producido en las instalaciones penitenciarias. La luz, que empieza a escasear, y la distancia os impiden ser mas exactos a la hora de ubicar el origen del humo.

Lo único claro es que para llegar a ese lugar debéis atravesar media ciudad.

Tus duras palabras no han servido de nada, la enfermera se marcha seguida de Duncan y de repente te encuentras sola en el improvisado refugio que hace unas horas solo era una tienda de alimentación.

Observas como siguen la calle y miran hacia el sur, aunque no parece que puedan ver mucho a tenor de sus gestos.
El Sol sigue cayendo y las farolas tardan en encenderse. Puede que el sistema que las activa no funcione o puede que siempre lo hagan mas tarde y el temor te haga pensar que ya está demasiado oscuro.

Por la intensidad del ruido la explosión se ha producido lejos, dentro de la ciudad pero como mínimo a un kilómetro. Si optan por ir hasta allí no volverán pronto, la noche caerá sobre ellos. Hagan lo que hagan la noche también llegará para ti y desconoces si te espera una vigilia como la anterior o las cosas se complicarán aún mas.

Aprieto los puños hasta que mis manos se quedan blancas por la falta de circulación.

- Ki-Jung - susurro, como si tratase de invocar a mi hermano a través de su nombre. - Mi hermano esta allí.

No me atrevo a decir más, no puedo pedirle que me siga a través de la ciudad para ayudar a un desconocido, y no soy capaz de decirle que no debería hacerlo, pues las palabras de Anne me han causado cierto efecto, y temo quedarme sola.

A veces hay que saltar sin mirar donde se va a caer.

Inspiro hasta llenarme los pulmones, como si estuviese a punto de sumergirme en el agua, y comienzo a caminar con paso rápido.

Anne no tardó en prepararse. Si aquellos dos se iban no iba a ir detrás. Quizás fuese una tontería y estuvieran realmente solos pero que siguiesen explotando cosas en la ciudad le hacía pensar lo contrario. 

Empezó a mover estanterías de manera que pudiese bloquear la puerta, haría una pequeña barricada y pasaria allí la noche. Por la mañana, si no habían vuelto quizás les fuera a buscar. O quizás aguantase allí hasta que llegase el ejercito, la policía o quien fuese. Tenía una pistola y podría defenderse una noche. Aquello ya era lo suficientemente dificil como para preocuparse de nadie mas...

Miro hacia atrás un momento, tragando saliva de forma inconsciente, sabiendo que posiblemente Anne tenga razón, pero pese a todo, sintiéndome incapaz de actuar de otra manera.

- Vamos. Si tu hermano está allí podemos tratar de encontrarle... ¡Tiene que haber alguien más en esta ciudad, maldita sea! - digo elevando el tono por primera vez desde que empezó todo esto. - ¿Cuántos habitantes tiene esta ciudad? ¿Unos 300000? - calculo de forma aproximada. - La lluvia azul esa no pudo haber afectado a más de la tercera parte, porque la mayoría estaría resguardada. Incluso en ese caso, si los cien mil afectados se hubieran vuelto locos, se habrían matado entre ellos tanto como a los demás, lo que dejaría otro tercio de la población en nuestra misma situación. ¡No pueden haber desaparecido sin más!

Hablo de forma nerviosa mientras caminamos, sabiendo que carezco de datos suficientes como para hacer una estimación fiable. Sin embargo, aún no hemos visto tantos cadáveres como para justificar que todo el mundo haya desaparecido.

- Esa sustancia azul - le digo a Yu-ri mientras dejo que me guíe por las calles - ¿se te ocurre qué puede ser? Prácticamente desapareció, lo que sugiere que sea algo tremendamente volátil, pero sus efectos no pueden estar limitados a quienes lo respiran, pues seguramente nosotros estuvimos suficientemente cerca de ella como para que nos hubiera afectado. Mis conocimientos de química orgánica son limitados, pero siendo enfermera, igual se te ocurre alguna idea sobre ello...

Según nos adentramos en la ciudad observo los coches. Si encuentro alguno lo suficientemente antiguo como para no tener la radio integrada en el salpicadero, me pararé a cogerla para guardarla en la mochila y tratar de conectarla en cuanto volvamos a estar en un lugar seguro.

Mis ojos se humedecen agradecida ante las palabras de Duncan, y siento mucha más gratitud de la que puedo expresar en palabras. Siento su nerviosismo y por un instante una sombra de duda nubla mi cerebro cuando se me ocurre la idea de que le ocurra algo por acompañarme, pero me prohíbo a mi misma caer en pensamientos tan funestos y me fuerzo a conversar con el aunque solo sea por gratitud.

- Debe tratarse de algún tipo de droga o sustancia psicotrópica - Digo volviendo a la teoría que barajamos ayer - Lo que me cuesta creer es que sea algo natural. Si se trata de algún compuesto artificial puede que se diseñase para actuar por contacto con los fluidos corporales, saliva, sangre, orina... Pero en realidad no se me ocurre porque alguien haría algo así, ni porque desapareció tan rápido. Podría ser por la exposición al oxigeno pero para mí no tiene sentido. ¿Quién haría algo así?

Mientras hablamos no puedo evitar recordar las veces en que he recorrido ese camino hasta la prisión en autobús. Ojala mis padres hubiesen ido conmigo, Ki-Jung les necesitaba a ellos más que a mí.

Fortificas la tienda con la clara idea de que nadie debe volver y nada debe entrar durante la noche.
Te aseguras de que no haya puntos débiles aunque con las nulas herramientas y los escasos recursos sabes que nada es seguro.

Apenas ha pasado una hora cuando empiezas a oír disparos. Si el eco de los edificios no te engaña parece que provienen del Norte, de algún punto lejano.
Tu conocimiento de las armas te permite saber que el sonido es propio de un arma larga, puede que un rifle. La cadencia de disparo es baja, algo manual o alguien con tiempo para apuntar.

El Sol casi se esconde tras los edificios, como mucho queda una hora de luz antes de quién sabe qué sucesos acontezcan durante la noche.
Lo único que puedes sacar en claro es que hay mas supervivientes y, al menos uno, está armado.

Camináis con prisa, no solo os preocupa la llegada de la noche si no también llegar tarde para atender a los heridos.
Al llegar a la zona industrial el entorno cambia considerablemente, las casas y tiendas dan paso a oficinas y pequeñas naves con grandes portones cerrados.

Duncan encuentra un viejo Pontiac Firebird, los neumáticos no tienen presión pero increíblemente mantiene la radio intacta. De un fuerte tirón saca el aparato y lo guarda. Por suerte el vehículo tampoco tiene alarma, o carece de batería, y todo sucede en completo silencio.

Los últimos rayos de Sol se desvanecen en las plantas mas altas de los edificios antes de despedirse por hoy. Miráis al cielo con preocupación, sin saber si se repetirá la misteriosa lluvia del día anterior.
Mientras pasáis por delante de un parque de trasteros para alquilar comenzáis a oír un ruido distorsionado por el eco. A medida que se acerca adquiere nitidez y comprobáis que se trata de ladridos. De hecho varios tipos de ladridos de perro que indican la presencia de un grupo de animales en las inmediaciones.
Se están moviendo aunque desconocéis si hacia vosotros, de igual manera no sois capaces de saber cuantos animales son, pero como mínimo deben ser tres y no precisamente pequeños.

A vuestro alrededor, además del parque hay un par de naves pertenecientes a una empresa de reparto local y a lo que parece ser una pequeña imprenta.
Las puertas presumiblemente están cerradas, las ventanas no tienen barrotes aunque están cerradas.

Me encojo de hombros ante la pregunta de Yu-ri. Muchos de mis compañeros no habrían dudado en contestar que puede ser un ataque terrorista y en echarle la culpa a los árabes o los chinos, incluso a los rusos. Otros incluso podrían haber dicho que se trata de un experimento fallido de nuestro gobierno para controlar a la gente. Sin embargo yo no comparto las teorías "conspiranoicas" de mis colegas y, en ausencia de pruebas o datos fiables para postular una teoría seria, no puedo sino reconocer que no tengo ni idea de qué está ocurriendo.

Los ladridos me hacen pararme en seco y darme cuenta de un detalle. Hasta el momento no se me había ocurrido fijarme si los habituales trinos de los pájaros de Alaska seguían escuchándose en la ciudad.

- Yu-ri... ¿Sabemos si esa cosa azul afecta también a los animales?  - pregunto súbitamente, sobresaltado. Me puedo imaginar corriendo para escapar de personas que se mueven más o menos a la misma velocidad que nosotros, pero si esos perros reaccionan igual que la gente que vimos ayer...

Casi instintivamente, me desvío hacia las naves. Después de todo nos da prácticamente lo mismo seguir un camino que otro y cerca de un edificio probablemente estemos un poco más seguro. Mientras avanzamos hacia allí, busco algún contenedor de basura que podamos hacer rodar rápidamente hacia una de las ventanas por si tenemos que escapar de los perros. Casi cualquier animal superaría en velocidad a un humano, pero nosotros seguimos pudiendo hacer cosas que están fuera de su alcance.

Las palabras de Duncan se confunden con mis propios pensamientos, y un escalofrió recorre mi espalda ante la idea de que esos perros vengan hacia aquí. Me mantengo a poca distancia de Duncan, intuyendo que se dirige hacia las naves, demasiado centrada en escuchar los ladridos y ver si se acercan como para decir nada. Señalo la ventana de una de las naves de reparto, si reparten comida al menos podremos comer y renovar nuestras provisiones, o incluso puede que tengan alguna otra cosa que nos sea útil en estas circunstancias.

- Si me impulsas hasta la ventana puedo abrirte la puerta desde dentro - hablo acelerada y entre susurros, temiendo que un sonido más alto haga que los animales nos oigan.

De algún punto lejano, aquella era la clave. No podía ir al encuentro de alguien que estaba disparando. Cuanto mas lejos de los disparos mas segura estaría. Si alguien tenía que disparar sería ella y esperaba no tener que hacerlo.

Anne se recostó  trató de descansar, pero el arma se mantenía entre las manos. Si aquellos dos no se hubieran ido quizás pudieran haber descansado de verdad.

Me sonrojo ligeramente cuando Yu-ri sugiere que la eleve. No piso un gimnasio desde secundaria y mi forma física no es precisamente notable, así que levantar a la delgada enfermera puede ser un verdadero desafío para mí.

- Haré lo que pueda - contesto en un susurro mientras me acerco a la ventana, apoyándome contra la pared y juntando las manos para que la chica pueda servirse de ellas como estribo para alzarse. "Sería mejor buscar un contenedor...", me digo a mi mismo dudando una vez más de mis fuerzas. Aunque, ciertamente, arrastrar uno hasta aquí llamaría la atención no sólo de esos perros, sino de cualquiera que esté en centenares de metros a la redonda.

- ¿Estás segura? - pregunto en el último momento. - No sabemos lo que puede haber ahí dentro y tal vez sea mejor que vayamos juntos - digo en voz baja mientras se acerca para alzarse hacia la ventana.

Prefiero no pensar en lo que pueda haber en el interior de la nave. En cualquier caso tampoco tenemos muchas opciones.

- Si, estoy segura - Digo con menos firmeza de la que me gustaría - no podemos quedarnos aquí fuera. Los perros...

No hace falta explicar algo evidente, y temo que si lo digo en voz alta pueda llegar a ocurrir por lo que dejo la frase inconclusa. Trato de sonreír, pero es una sonrisa hueca que se desvanece de mi rostro tan rápido como llego. Entonces me vuelvo hacia la ventana y me agarro a la repisa.

- Vamos, ayúdame.