Partida Rol por web

Las amenazas de Bree le dieron risa, una risa que salió brote como nunca antes hubiera pasado, pero el encierro y la restricción fue larga y pesada. Para Eugene era evidente que la chica no estaba pensando... igual que su hermano, pero su hermano tenía el apoyo de al menos 3 vástagos más en aquel lugar, la chica no tenía chances.

Al igual que sus compañeros Darla  y Jean Luc, Eugene pretendía quitarle hierro al asunto y que el grupo se enfocara de una vez. Eugene se para entre Bree y su hermano, luego se forzó a borrar su sonrisa del rostro o mirar a Bree " ¿había algo de atractivo en una mujer ruda o dura como ella? " quizá la estaba viendo demasiado -por favor, es claro que todos estamos estresados, mi hermano solo buscaba una manera de que "quienes tienen más conocimientos" intenten informarnos sobre algo que hayan notado al ser capturados; pero ya sabemos que el señor Gorski tiene los modales de un niño "especial" y Bree es un vastago de acción y no de palabras.- excusando a su hermano por supuesto y menospreciando al viejo, era el chivo expiatorio, le iba ese papel especialmente después de aquel "incidente" con Beckett.

-bien tras lo dicho ¿alguien recuerda algún tipo de información útil?... por de momento estamos en nada y quizá ésto solo se deba a cruzar el muro de hierro...- eso era para quienes eran mejor pensando... no serviría de mucho que estorbaran a los especialistas, mientras buscaban una manera de salir.

-Fueron varios vástagos...- Digo mientras sigo observando el lugar, buscando detalles-Ya de por sí tienen la enorme ventaja de trabajar en equipo.- repaso una mirada general muy sugerente luego de esa afirmación -Cuando los sentí llegar era demasiado tarde, están entrenados para la batalla. Sin embargo este tipo de magia me es desconocido.

El patio donde se encuentran tiene un piso de baldosas antiguas de piedra, semejantes a las de un castillo, y, levantando la mirada, pueden ver seis metros de paredes de piedra que dejan ver el cielo, estrellado como una pantalla de plata, con la excepción de una silueta negra entre los puntos argentos.

"Muy entretenido," dice sardónica y lentamente, como si su aplauso lento no fuera lo suficientemente irritante. "Ahora, si los occidentales ya han tenido su pequeño ejercicio matutino, es hora de pagar por su libertad. ¿Cuáles son los planes de Waldburg?" Un relámpago suena en el fondo y alumbra su cara, bronceada bajo cabellos dorados*. "¿Qué pretende de la Sociedad de Thule, y qué está dispuesto a ofrecernos por Breidenstein?"

Sin despegar la mirada al sujeto, que atrapaba mi atención cual pelicula de terror, levanto le dedo índice en advertencia.

-Cuiden su lengua y sus pensamientos, si este conocimiento es lo que busca de nosotros, al brindarselo, perderemos nuestro valor... y con ello nuestra vida.-

* -Estamos en amplia desventaja bajo tus dominios, nada perdemos un simple intercambio de ofertas. Alimento y nuestra vestimenta por empezar. De esa manera podríamos garantizar un intercambio de información en buenos términos y favorable para todos.

La aparición teatral del tipo que parecía ser nuestro captor llamo mi atención. No era idiota y sabía que alguien que se presenta ante siete vástagos solos, era poderoso o tenía un as muy grande bajo la manga. Por ello lanzarme a su cuello era algo que quite instantáneamente de mi cabeza.

Las palabras que lanzaba el tipo no tenían sentido, salvo lo de occidentales. Intuí que el tipo pertenecía al otro lado del muro. Por lo visto era el momento en el que veríamos si sobrevivíamos o moríamos. El tipo estaba haciendo simplemente un interrogatorio “¿Pero para qué?” Me preguntaba “¿Para asegurarse de algo que sabe?¿O es que no sabe qué hacemos aquí y quiere saberlo?” Desde luego esa tarea no es que fuera la mía.

No encontraba nada en mi mente sobre los nombres que uso el tipo, pero algo me sonaba eso de la Sociedad de Thule.

Sentías cómo tu encanto se materializaba en el aire, listo para atacar los sentidos de tu objetivo, solidificando tu voluntad y transmitiendo tu deseo... pero varios factores se interpusieron. La lluvia y la oscuridad funcionaban como interferencia para los sentidos, y sentiste el escudo de su mente, profunda y macabra, astuta y retorcida.

¿Sociedad de Thule? Eso era básicamente el ministerio de ocultismo de Hitler durante la Segunda Guerra. Habían caído incluso antes de la construcción del Muro y la venida de la Cortina... en teoría.

De Breidenstein no tenías idea, pero sabías que Waldburg era el Príncipe de Berlín del Oeste, sobre quien Rivadavia no había hecho mención. Sobre el orador, no tenías pista alguna, tampoco.

El cuarto empezaba a dar vueltas. Por algún motivo, no habías notado que estabas casi vacía de sangre hasta el momento. ¿Un truco? ¿Algún embrujo? La sed apareció de la nada como si estuvieras recién convertida. ¿Qué estaba pasando? Nadie parecía estar sufriendo lo mismo, pero no había motivo para pensar que habían sido tratados de manera diferente.

Tu primer instinto fue el correcto. Por desgracia, cuando bajaste la mano a tu cintura, no tenías el celular con el número de Angie, así que quedaste en la oscuridad, como siempre antes de contratarla. Mucho se dice de poderes vampíricos, pero nada supera las habilidades de organización de alguien como tu ghoul. 

A pesar de no saber nada, no estabas  sin tus recursos mentales. Podías ver como los ojos de Darla y Eugene maquinaban, denotando consciencia y conocimiento. Si alguien daba el primer paso, sería uno de ellos. Si decidían callar, tendrían tiempo para planear una estrategia.

Las anteriores replicas de Bree, Jarek y la posterior defensa de mi hermano me resvalaron por completo, estaba ocupado buscándo posibles escapatorias hasta que se personó ante nosotros nuestro captor.

Miré a mis compañeros de reojo ante aquella repentina aparición. Tenía claro que no iba a decir nada, los parlamentos no eran cosa mía y ante aquella situación, observar a nuestro oponente y mostrarle tan poco de nosotros como fuera posible (en definitiva, lo que había dicho Darla) era lo más esencial.

Una línea de tensión se dibujaba en mi mandíbula, era difícil disimular la rabia y humillación ante aquella situación.

Pero si es la Sociedad de Thule, ¿dónde están sus carritos de hot dogs y los malabaristas?

En cuanto al enemigo, no tienes idea.

Visiblemente ofendido por su silencio, el hombre cuya identidad nadie ha podido determinar se da la vuelta cortantemente.

No obligan a ninguno a volver a su jaula.

Horas después, reciben lo que sería el alimento:

Vasili, Von Straad, Eric, y Dana.

Sus cuatro cuerpos. Una amenaza. Una promesa.

Encima de la pila de cadáveres cae un cuerpo diferente. Delgada y oscura, apenas pueden ver el movimiento de la silueta maltrecha de Sweet Chocolate, ghoul de Nosferatu, aún viva.

La aparición de aquellos cuerpos despertó mi bestia, el hambre, el ansia. Se revolvió dentro de mí con fuerza, tratando de romper las cadenas que la mantenían controlada. Pero por fortuna logre mantenerla sujeta allí.

Me pude fijar que entre los cuerpos inertes quedaba uno medio vivo. Trate de acercarme a esa mujer a lo mejor podría valer para interrogarla mientras estuviera viva, aunque mi preocupación era que mis compañeros perdieran el control.

La entidad de aquel hombre seguía siendo un misterio. Y para colmo había decidido marcharse, vaya hijo de puta. Quedé apoyada contra la pared, a la espera de que algo ocurriese. Continué dándole vueltas a la extraña e ilógica relación de La Sociedad de Thule en toda esta patraña... decidí exponer mi reflexión.

─¿La Sociedad de Thule...? ¿Esa panda de bufones y vendedores ambulantes? ¿Qué pintan esos en todo esto...? ─mis preguntas realizadas en alta voz se vieron eclipsadas al recibir tan retorcido plato de comida─

Di un paso atrás. Observé con recelo la pila de cadáveres que se había acumulado en el medio de la estancia. Miré al resto de mis compañeros, todos estábamos hambrientos pero... esta vez no. No era momento, lugar, ni presa.

Me mantengo con dificultad ante el ataque de hambre sucedido recientemente. Aún así no reparo en la pregunta de Bree... tal vez intentaría responder con calma luego de alimentarme. Escojo una victima joven, probablemente masculina y procedo a alimentarme.

Esperaba estar en los detalles, dejar viva a la última en caer, podría proveernos de información con el tratamiento adecuado.
Al mismo tiempo tratar de especular cuales serían als repercusiones de fingir ser parte de la sociedad de Thule, o incluso explicar nuestra real situación. Las negociaciones podrían ser más asperas aún... o significativamente mejores.

Todos parecen estar bajo control, y es sorprendentemente Darla, la Ventrue, quien abandona el velo de etiqueta primero, dirigiéndose a los cuerpos, aunque obviamente de manera concienzuda y calculada.

Jarek observa confundido la pila de cadáveres, como si hiciera un cálculo mental que no termina de satisfacerlo. Eventualmente, su respiración errática se regulariza, hasta que el no-exactamente cadáver de Sweet corona la formación como una martillante piedra angular. En ése momento, los jadeos se reactivan con un vigor avasallante, y su postura escoliótica se curva en un ángulo inclinado y feral.

"Nod. Secretos. Camada de Ennoia," parece meditar. "Malkav. La bestia," sus pasos se dirigen hacia la pila donde Darla se alimenta del hechicero Eric Dragunov. "Sangre. Furia..." cotinúa. Y como si no pudiera, ni en el mayor momento de sinrazón y abandono inherente a su condición, controlar su trastorno, narra babeando y entre dientes:

"¡FRENESÍ!"

Y así, en estampida, en tres patas, Jarek se dirige a una aturdida e indefensa estrella porno.

Puesta en revisión por accidente! Señales de vida! Señales de vida!