Partida Rol por web

El magus lanza otra estocada con mas animo que fortuna.

El golpe de Drommbar no hizo mella en aquél monstruo, pero él mismo se daba cuenta de que había sido un tajo bastante débil. Tomó más impulsó e insistió. Esa cosa no podría resistir dos veces la acometida de su hacha...

Aquella criatura parecía esquivar todos los ataques que sus compañeros y el le propinaban. Temió por Debbe pues entre tres no lograban dañar a la criatura y ella se enfrentaba sola contra una. Aquello no iba a ser nada fácil.

El grupo seguía hostigando a las criaturas, pero tan sólo Debbe parecía tener la destreza como para traspasar sus defensas y herirlas. Un nuevo ataque con su arma oriental, y otro graznido surgió de la garganta del herido córvido. Pero precisamente esta efectividad hizo que todos los ataques de sus garras fueran dirigidos a la pícaro, que vió como dos de ellos le alcanzaban haciendole sangrar de brazos y cara.

Los golpes de los córvidos la abrieron la carne, pues no fue capaz de esquivarlos.La sangre de una herida abierta en la ceja la resbalaba por la cara haciendola parpadear más rápido para limpiar el ojo. Sin embargo, la pícaro había conseguido su objetivo. Llamar la atención de los dos pajarracos. Quizás así consiguiese despistarlos el tiempo suficiente para que sus compañeros pudiesen atacarlos. Lanzó una estocada al cuervo con el que se había enfrentando individualmente y se movió con la gracilidad que la caracterizaba para atraer a ambos hacia ella. 

Kevan intenta alcanzar a la bestia con mas impetu que acierto.

Parecía que la suerte estaba mejorando, aunque la suerte no les iba a servir de mucho si seguían por ese camino. Aquel iba a ser un trabajo dificil pero merecería la pena si servía para que Ameiko se sintiese mejor.

Su último ataque había sido desastroso, y ni se había acercado a rozar a aquél monstruo azulado, por lo que Drommbar gruñó de rabia pero se obligó a centrarse. Atacar a lo loco no iba a servir de nada. Fijó la vista en su oponente y se esforzó por que sus brazos siguieran una trayectoria letal con su arma.

Aquella vez logró golpear al engendro. Estaba claro que más valía maña que fuerza...

La estocada de Debbe acabó con el primero de los cuervos humanoides, rematando a la ya entonces muy herida criatura. Por otro lado, los golpes concentrados de los enanos en aquella a la que habían rodeado también vieron sus frutos. Ambas hachas de descargaron con tremendos golpes, matandola en cuestión de segundos.

Jadeantes y con algunas heridas. El grupo miró en todas direcciones. Estaba claro que los graznidos habrían avisado a otras criaturas. Sabían que estaban alli.

Debbe respiró agitadamente mientras miraba envainaba el arma oriental. Cuando recuperó el aliento se pasó la mano por la ceja. La herida estaba aún abierta pero no tardaría en dejar de sangrar. Su ropa en cambio había tenido peor suerte. Las oscuras mangas de su camisa de viaje estaban completamente destrozadas y sucias del combate. La iba a tocar coserlas aquella misma noche.

—Os he librado de una buena ¿eh?—dijo al resto del grupo. Probablemente hubiese sido cuestión de suerte que los enanos hubiesen golpeado al córvido justo después de que ella los distrajese y lo sabía; otra cosa es que la chica lo reconociese. La novata acababa de dar una lección a los veteranos y en su viaje había aprendido que la gustaba gastarles bromas. Si el combate hubiese tenido lugar en la época en la que se internaron en el pueblo goblin seguramente hubiese emitido tan solo un gruñido. Pero la confianza en ocasiones daba asco...

Eh, esto... Si...-dijo el enano siguiendola la corriente sin entender de que hablaba Debbe- aunque deberíamos pensar que hacer a continuación. Estas malditas criaturas deben haber alertado a todo el maldito castillo. Os recuerdo que no somos un ejercito, si mandan a las tropas a por nosotros ya podemos decir adiós. Yo estoy dispuesto a correr el riesgo por Ameiko pero será mejor que pensemos que hacer a continuación.

No creo que haya tropas...hubiesen aparecido ya.—Comentó Debbe pegando una patada a unon de los cadáveres para darle la vuelta. La joven estaba intrigada. Tras limpiarse la cara con un pañuelo algo sucio se agachó junto a los cuervos y les dio un par de golpecitos con el dedo índice.

¿Sabéis que son? Drommbar, Grongar ¿los habéis visto en algún viaje? ¿o tú en algún libro de esos que lees, Kevan?

A pesar de las precauciones de Debbe, no parecía que vinieran más enemigos. Tenían tres posibles salidas delante. La doble puerta, justo en frente de la entrada principal; una puerta que quedaba a la izquierda, más pequeña que la doble; y las escaleras que ascendían al piso superior.

Drommbar no se fiaba nada de aquella situación.

- Con el ruido que hemos hecho, me extraña que no hayan aparecido doscientos más como estos -dijo, dándole una patada al cadáver del monstruo que acababan de abatir-. Deben estar preparando algo...

No le cabía ninguna duda de que en aquél castillo había muchos más peligros, o aquella criatura del cementerio no les habría pintado tan negra la situación. Sería mejor que andaran con pies de plomo.

-Opino lo mismo. ¿Que clase de castillo no tiene guardias? No me gusta un pelo, pero deberíamos ponernos en marcha...-dijo inseguro el enano pues... ¿que iban a hacer? ¿Derrocar a un señor? ¿Un asesinato? Desde luego era imposible detener a todo un ejercito entre cuatro.

OH venga chicos—dijo Debbe moviendose con rapidez y secándose las heridas—Estos bichos son incapaces de ponerse de acuerdo. Seguramente sea un montón de bichejos que andan pululando por el castillo. Si no estos pajarracos llevarían armas ¿Creéis que me sentaría bien un collar de plumas de "esto"? 

En sus movimientos, unas bayas redondeadas y secas se cayeron del bolsillo de Debbe que se agachó a recogerlas de nuevo sin hacer ningún comentario al respecto. Eso sí, dentro de tres días hemos quedado con Sandru.

- Estoy con los enanos.  Estoy pinta mal. Movamonos.

Oh venga....dejadme al menos descansar un poco. Estoy agotada. Por si no os habéis dado cuenta mientras vosotros tres estabais con uno yo he estado sola con otro. 

Debbe hizo un gesto con la mano. Era verdad. Estaba cansada.Con su idea anterior en la cabeza arrancó unas cuantas plumas del bichejo que había matado. Si los enanos hablaban de hacerse un collar de orejas de goblons ella se haría un tocado para el pelo con esas plumas.

No seáis tan paranoicos ni veáis dragones donde solo hay lagartijas.

-Déjame echar un vistazo a esas heridas-dijo el enano preocupado al ver que la muchacha pedía descansar. Era muy tozuda pero acababan de entrar en aquel lugar y no podía dejar que caminase dentro de aquel sitio tan peligroso herida. Pasó la mano por la frente de la chica y por el brazo que tenía un desgarro abierto que aún perdía sangre. La sangre empezó a coagular en las heridas...

¡Ayyyyy! Eso duele—protestó la chica al ver su brazo estirado. Sin embargo no se quejó cuando el enano comenzó a usar su magia. —De todos modos no podemos hacer otra cosa ¿no? Entrar en una habitación...matar monstruos...entrar en otra...matar ratas...entrar en otra ... matar goblins...entrar en otra maaaaaayy ¡Eso!. No deja de ser un matamata y Ameiko estará a salvo en su casa. Y podrémos ir de aventuras de verdad. ¡¡Yo seré vuestra lider!! Se me da bien hablar con la gente y peleó bien.