Partida Rol por web

Sin embargo, la puerta estaba cerrada a cal y canto. Asi que Debbe, tras revisarla, se dispuso a intentar abrirla con sus herramientas y ganzúas. Le costó varios intentos, y tras probar varios minutos sin éxito, comenzó a pesar más la desesperación de sus compañeros que resoplaban a su espalda. 

- Mejor miremos antes otra puerta. Siempre podemos volver aqui luego, o quizás encontremos una llave que nos permita abrirla. - dijo Kelda optimista.

El grupo se dirigió a la segunda puerta que habia dicho Debbe, pese a que esta quería conseguir abrir la puerta, tendría su oportunidad más tarde.

La puerta, ésta sí, abrió sin dificultad.

Docenas de pinturas de una figura humanoide destacada con cuatro alas, la cabeza de un pájaro y la cola de un escorpión decoraban las paredes de la habitación, dibujadas con sangre. Había restos de antiguos bancos colocados en linea de cara a la pared este donde una estatua horriblemente desfigurada se elevaba majestuosamente. Lo que una vez hubiera sido la figura de Desna -no les costó darse cuenta de que se trataba de Desna, al menos para Vasis y para Debbe era algo obvio- era ahora un amasijo irreconocible. Le habian destrozado las alas, para que pareciera que tenia cuatro en lugar de dos, le habian arrancado la cabeza y habian colocado el cráneo de un córvido; además en su espalda aparecía una larga cola elaborada minuciosamente con ortigas.

En el medio de la habitación se elevaba una figura córvida, vestida con ropas rojizas.

- Os estaba esperando malditos asaltadores. Os esperaba aqui, en mi templo de Pazuzu, donde os daré muerte para así contentar a mi dios.

Dijo la córvida en un perfecto común

–¡Vosotros sois los asaltantes, furcia emplumada!.

Debbe se lanzó contra la córvido, atacado por uno de los laterales para dear sitio a sus compañeros. Había reconocido muy bien el nombre que había pronunciado. El mismo que había pronunciado abajo el monstruoso ser que casi acababa con ellos. El que Vasis había llamado pajarito malo, príncipe mal, el terrible ser conocido como

–"Pachuchú" no va ni a mirarte

Debbe se lanzó sobre la córvida, con el wakizashi por delante, tratando de dañarle lo máximo posible. El ataque fue certero y araño la piel del enemigo, soltando algunas plumas que cayeron lentamente sobre el suelo.

Tras arrojar un fuerte graznido, la córvida conjuro. Centrado en Drommbar hubo una gran explosión sónica. El sonido fue tan fuerte que a alguno de los que fueron afectados (todos menos Debbe) le empezaron a sangrar los oídos.

Kelda se sobrepuso como pudo a la explosión sónica. Estaba furiosa, como se veía claramente. Atacó con todas sus fuerzas, movida por el odio y de manera temeraria. Pero su ataque falló en el aire, ya que la córvida lo esperaba y lo esquivó sin demasiadas dificultades.

El rostro del clérigo de Desna cambió en cuánto vió la profanación que se había hecho en aquel lugar a la diosa de la fortuna, los sueños y el viaje.

Lejos de la imagen excéntrica, y a veces cómica, que solía mostrar aquel anciana de túnica colorida y estrafalaría, Vasis se aferró con fuerza a su bastón de roble y clavó una mirada extraña y tensa a la corvida figura que se disponía a atacar al grupo sin embargo aquella poderosa explosión sónica le hizo retroceder y lo dejó aturdido...

El enano quedó asombrado al ver la estancia con todas aquellas pinturas pero en cuanto reparó en la criatura con la túnica rojiza se puso en guardia. No había alguna duda de que aquellas criaturas adoraban a una bestia a la que tenían por dios.

-¡Me estoy empezando a cansar de vosotros y de vuestro Pazuzu!-dijo el enano mientras se lanzaba sobre el córvido a la carga.

El enano, ignorando los posibles efectos del conjuro, se quedó con la boca abierta mirando las chiribitas que tenia alrededor después de la explosión sónica. (Que malvado soy... muahahahaha)

Kevan avanzo y murmuro un hechizo.

- Esto no tenia porque ser así ... no se porqué nos atacas ...

Debbe se movió con la espada firmemente agarrada con las dos manos y se lanzó al ataque. Antes de poder llegar, resbaló con un pequeño charco de sangre del córvido y fallando así su ataque

La descarga sónica dio de lleno sobre el enano, quien se cubrió su rostro intentando disminuir el efecto. Sin embargo no pasó de ahí. El guerrero levantó la cara y miró fíjamente la córvida que tenía delante. Sus ojos eran vidriosos y en ellos se podía ver la ira de alguien que quería hacer daño a quien tenía delante.

Sin quitar la vista de su objetivo el Drommbar fue directo hacia la córvida y le lanzó un tajo intentando acabar con ella.

Vasis y Grongar se quedaron paralizados por el conjuro del enemigo. El hechizo de Kevan, por su parte, pareció no afectar a la criatura lo más mínimo. Es posible que fuera un rival bastante poderoso.

Este hecho no importó al otro enano, que cabezón como era se lanzó a por la córvida balanceando su arma y haciendo un tajo en una de sus piernas emplumadas. Debbe se movió para flanquear con Kelda y lanzó un ataque muy desviado.

La córvida se veía atrapada, rodeada por sus enemigos, asi que trató de sacar más ventaja de la que tenia. Suponiendo que la picaro seria tan nefasta en combate como habia demostrado hasta ahora, trató de conjurar a su lado. Pero Debbe estaba atenta y propinó un fuerte golpe a la córvida que, no obstante, fue capaz de conjurar.

De pronto, todo se volvió oscuridad a su alrededor.

Kelda no veía donde estaba el enemigo, sin embargo sabía en qué dirección tenía que andar, o al menos lo suponia. Trató de golpear en el aire. Pero por alguna razón su espada no rozó al enemigo.

Maldiciendo Kevan se mete en la nube de oscuridad, esperando alcanzar a la corvida.

Drommbar se sorprendió al ver que la córvida había conjurado una oscuridad. Pero los ojos del enano, acostumbrados a la oscuridad pronto se hicieron a la misma y siguió dando hachazos a su oponente, mientras intentaba guiar a sus compañeros que sí tendrían dificualtad para saber dónde estaba.

- ¡¡Está a tu izquierda, Kelda!! ¡¡Y delante de ti, Debbe!!

–¿Pero qué?

Debbe se llevó la mano a los ojos, sorprendida por la repentina oscuridad. Sin embargo, entre el conjuro, el leve destello y el buen oído de la muchacha, supo hacerse una idea de se encontraba la furcia. Casi al tiempo que se disponía a atacar, las palabras del enano le confirmaron sus sospechas.

–¡¡Te voy a desplumar como un pollo!!