Partida Rol por web

Pero que ataque yo en el siguiente turno por ti, miralo.

Debbe se sentó en la orilla con desparpajo mientras miraba al grupo. Como nadie parecía decidirse a hacer nada, se volvió a levantar y se acercó de nuevo al esqueleto del dragón. Estaba segura de que allí habría algo interesante.

Con el arco preparado, Kevan siguió a Debbe.

- ¡Vaya pececitos! ¡Admito que me sorprendieron!

Debbe examinó el esqueletó, sin embargo no fue capaz de encontrar nada más de lo que aparentemente había. Huesos y algo de carne en un estado bastante deplorable, sobretodo por el contacto con el agua de la charca, lago o lo que fuera aquello.

Finalmente se reunieron sobre el puente, y decidieron acercarse a explorar otra de las zonas que habían señalado anteriormente. ¿Cuál sería esta vez?

- Mantengamos los ojos abiertos, este sitio me da mala espina. Revisemos los muelles.

Espera un momento. El mejor aliado de la pícaro era el silencio y no estaba dispuesta a ir chapoteando y haciendo tanto ruido como un enano. La Chica se descalzó y vació de agua las botas antes de levantarse a seguir el camino. Se sentía como un perro en una noche lluviosa, completamente empapada pero ni siquiera pensó en ponerse la ropa de repuesto...Seguro que tenía que volver a meterse en el agua de nuevo.

¿Qué demonios hacían aquellas criaturas alli?Desde luego aquel lago no era tan grande ni tan profundo como para que habitara ninguna criatura acuática como aquellas. Y lo peor de todo es que de nuevo les habían atacado por nada. El enano refunfuño y siguió a Kevan, al menos si se daban prisa podrían revisar a ver que había ocurrido antes de que se hiciera la noche.

Lo cierto era que no estaban lejos de los muelles, asi que dirigieron sus pasos hacia allí. Por el camino veían, a lo lejos, el majestuoso faro que se elevaba al final del cabo.

Era una especie de puerto, naturalmente profundo, formado donde las aguas del Rio Steam fluian hacie el este, al interior de la Bahía Vunyip. Dos embarcaderos en ruinas se extendían hacia el interior de la unica porción relativamente superficial del puerto, en el único lugar que una ver sirvió para el anclaje de navíos que llegaban a Brinewall. Aunque ambos embarcaderos están practicamente destruidos, el que ocupaba la posición mas septentrional tenía lo que parecía haber sido un visitante relativamente reciente: Un navío de los Reinos Linnorm está atado a uno de los embaraderos. La nave parece relativamente nueva, pero el casco está parcialmente destruido y medio hundido en las aguas.

Drommbar gruñó frustrado. Acabar con aquellas criaturas le había hecho perder sus hachas arrojadizas, así que antes de hacer nada, tendría que intentar recuperarlas. Pero para un enano con armadura, un lago de agua era casi tan peligroso como uno de lava, y no tenía tiempo para despojarse de su panoplia para zambullirse.

Trató de internarse en el agua lo justo y necesario para recuperar sus armas, pero no pensaba arriesgar su vida por unas pequeñas hachas. Si no lo conseguía, simplemente se reuniría con sus compañeros para seguir explorando la zona.

Tranquilo Drommbar—Debbe puso su mano sobre el hombro del enano.—No hace falta que pillemos una pulmonía los dos, ya te las busco yo. Debbe se puso a buscar las hachas, y ya que estaba las flechas de Kevan.

El enano asintió al ofrecimiento de Debbe, lo que era un claro signo de agradecimiento. 

- Al final me alegraré de que hayas venido con nosotros y todo... -comentó con cierta sorna, aunque estaba claro que dados los últimos acontecimientos, se alegraba de verdad.

Debbe se descalzó antes de entrar en el agua. Era una tontería  tener que volver a descalzarse para una tarea tan estúpida. La chica se acercó a los cadáveres de los animales y con un poco de esfuerzo quitó las hachas que se habían incrustado muy bien. Sin embargo no pudo evitar la tentación de utilizar una de esas hachas para arrancar uno de los colmillos de la bestia a modo de trofeo. Una vez fuera se secó los pies con la sucia capa y se pusieron camino a los muelles.

Toma Drommbar, tus hachas. Secas y listas para clavarse en la cabeza de otro bichejo

EL camino a los muelles no duró mucho y Debbe que nunca había visto algo parecido tenía los ojos como platos 

Kevan frunció el ceño al ver el barco destruido en los muelles.

- Ese barco me da mala espina. Deberíamos echarle un vistazo.

Y se encamino hacia allí, con el arco preparado y atento.

Drommbar odiaba los barcos. Incluso los que estaban encallados y semidestrozados como ese. Era ver uno de ellos y automáticamente empezaba a marearse. ¿Por qué se habrían inventado unos transportes tan infernales como esos? Era una locura y una temeridad viajar atravesando el mar, ellos eran criaturas terrestres. No habían sido creados para eso. ¿Qué iba a ser lo siguiente, viajar por el aire en trastos alados?

- Grmmbl... -gruñó-. No tiene pinta de haber nada interesante en el barco...

Obviamente no pensaba eso, pero su fobia era más fuerte. La idea de poner un pie en ese ataúd de madera le desagradaba y bastante. Aunque claro, siempre podía haber oro dentro que compensara el mal trago. Pero tendría que ser mucho oro...

Más que un barco era una baracaza, suficiente para albergar a unos cuantos marineros y hacer un viaje largo, pero no era un barco lo suficientemente grande como para cruzar un océano. Una búsqueda más exhaustiva de la nave, no os reportó ningun tesoro oculto como deseaba Drommbar, pero sí que reveló los numerosos daños que tenía el navío, la mayoría en forma de enormes marcas de garras y lo que parecían ser marcas chamuscadas de lo que parecía ser un poderoso ataque eléctrico de alguna clase.