Partida Rol por web

Oren fruncía el ceño mientras era reprendido por la pelirroja, pensaba que los frascos estallarían y lo envolverían todo en llamas si se rompían al caer en el suelo y que, con su acción, evitaría tal terrible espectáculo, pero lo único que había conseguido era una regañina y un par de caras de desaprobación.

Tras su desacertada actuación, no conseguía quitarse esa sensación de que aún quedaba algo por ocurrir, el Espectro había desaparecido sin dar demasiada guerra y, lo que era más raro aún, sin realizar una última obra maligna, el as bajo la manga. Sin terminar de bajar su arco contemplaba cómo Marlene se paseaba por la sala maravillada por aquellos tronos tan magistralmente tallados y, cuándo ésta se acercaba a la mano momificada, pudo ver una especie de sombra serpenteando por el suelo pero, antes de poder gritar nada, la sombra saltó sobre la maga penetrando en su boca abierta por la impresión.

Le costó unos momentos comprender qué estaba pasando, pero el escuchar la voz de Pitsdim saliendo de la pelirroja era pista suficiente para entender la situación. Fue a echar una mano a su cinto, buscando la cuerda que llevaba consigo desde que salieran desde Mistridge, para acordarse que la había dejado atada a la barandilla cuando bajaron del jardín exótico escapando de las llamas del sádico espectro "Maldición" pensó para sus adentros.

-¡Una cuerda!, ¿alguien tiene una?- ​ Preguntó al resto, pero sin esperar respuesta alguna añadió -¡Denis, corre detén a Marlene, que no coja esos frascos!...¡enróllala en el tapiz!-

Al ver que no respondian a sus ruegos , el juglar se levanta con animo sombrio mientras contempla la escena. Estos magos eran unas personas totalmente amorales, sin capacidad de comprender el valor de una vida. Cuando estaba pensando que era el unico de su mundano grupo que seguia con vida, ve como el espectro del mago flamigero se introduce en el cuerpo de la dama Marlene, que trata de evitarlo pero apenas puede contener el poder del malvado espectro del que en su dia fuese un poderoso mago.

En un acto reflejo, el juglar se lanza sobre la dama, tratando de derribarla con su cuerpo y agarrarle los brazos, para que no pudiese usar ninguno de los trucos que necesitasen de los frascos que intentaba agarrar.

Saquenle a ese espectro de dentro, magos. ¡No podemos permitir que mas gente muera en esta maldita alianza o como lo llameis!- Grita el juglar, con un tono de voz que no se hubiera esperado en una situacion como esta, mas exigiendo que pidiendo, a los magos.

Dolfus no pudo menos que sonreír ante el irónico deslace del combate, Pitsdim lo había conseguido, ahora poseía un cuerpo.

-Veo que tras una larga época por fin dejad de ser un espíritu- afirmó un temeroso Dolfus.

Dolfus sabía que sus conocimientos de magia y los del de su compañero Cicos eran lo único que tenía el grupo para defenderse de tamaño desafió.

-Oren saca tu arco y apunta a la cabeza de Marlene, si fallamos puede que esa posibilidad sea la única que tengamos- le grito a Oren guiñándole sutilmente, tan sutil como fue su guiño en Mistridge.

Y dicho esto levanto su mano intentado ejercer un aura de autoridad que impidiese a la poseída Marlene realizar el hechizo.

Como había temido anteriormente Cicos, no podía haber sido tan fácil derrotar a Pitsdim, el espectro del que probablemente había sido un magus poderosísimo...

Como tampoco sería tan fácil derrotarle dentro del cuerpo de Marlene, protegida como estaba por su Parma Magica... Y estando, como se encontraba ya Cicos, un poco fatigado por el esfuerzo de la magia anterior... La posesión de Marlene le parecía un acto repugnante: privar a un ser de su voluntad, violar su posesión más preciada.

La única opción que veía posible era realizar un hechizo muy sencillo, que penetrara con potencia lo máximo posible a través de las protecciones mágicas de Marlene y Pitsdim. Eso, combinado con los demás esfuerzos de su compañero Dolfus y de los custos... Esperaba no hacer daño a Marlene, pero si fuera necesario habría que hacer lo correcto.

Cicos comenzó metódicamente a dictar las palabras que daban lugar al hechizo que aprendió por primera vez como magus. Nunca se imaginó que alguna vez lo utilizaría en una situación tan crítica como ésta...

Denis miró con incredulidad todo lo acontecido hasta el momento, ya que el poder de la magia era un tema que no dominaba en absoluto, ya que antaño no creía en ella. 

Las palabras de Oren llamándolo para que intentase detener a Marlene le despertaron de ese atontamiento en el cual estaba sumido durante toda la batalla. 

Saul fue mas rápido que él ya que fue el primero en lanzarse contra Marlene, lo que no impidió que nuestro templario se tirase encima de los dos sin pensárselo un momento (a pesar del dolor de sus heridas, el cual no sentía debido a la adrenalina del momento), ya que, en este caso y por primera vez, sus 110 kg podrían ser de mucha ayuda para inmobilizarla de una vez.

- CORRED, HACED LO QUE CREÁIS OPORTUNO, PERO NO DUDÉIS, HACEDLO YA¡¡¡¡ - Gritó Denis a Cicos, Dolfus y Oren en un tono alterado por la nueva situación. 

Todo ocurrió muy deprisa, en pocos segundos, pero sin embargo la escena pareció durar una eternidad. Una cuerda, gritaban; no más muerte, pedían; si fallamos… ¡Hacedlo ya!

Marlene alzó ambas manos, con la vis cayendo de ellas. Brilló espectralmente ante todos, mientras la voz de Pitsdim hablaba por ella, invocando las energías mágicas y de voluntad de la hechicera contra sus compañeros.

Saul saltó sobre ella, mientras Oren apuntaba con su arco. Denis gritaba, y Dolfus ordenaba. Cicos, simplemente, hizo lo que mejor se le daba.

—Creo… —la voz del espectro fue cortada por un extraño sonido. Intentó hablar a través de Marlene, pero por alguna razón la lengua se le había trabado. Entonces, el juglar cayó sobre el cuerpo de la pelirroja, y ambos cayeron al suelo. Saul vio a Marlene luchar, tanto contra él como contra lo que se había adueñado de ella.

Como si Calebais bebiera del conflicto, volvió a temblar. La hurona gritó, asustada, mientras bardo y maga peleaban cuerpo a cuerpo, en el suelo.

El cuerpo físico de Marlene había caído fuertemente al piso rocoso, con el juglar sosteniéndola. El ruido metálico resonó en toda la estancia mientras que sus colorados cabellos se desparramaban entre cintas y trenzas.

Las pupilas de la Maga se dilataban irregularmente, y los pequeños músculos faciales se contraían de manera desordenada expresando una mueca distorsionada. Las venitas de su rostro, se marcaron bajo su lánguida piel. De pronto aparecieron las convulsiones y el cuerpo de la colorada se contrajo sobre su espalda formando un arco inusitadamente anormal, venciendo parcialmente la fuerza que ejercía el juglar. Un grito desesperado apareció directamente de su laringe que precedió al temblor de Calebais, seguido inmediatamente de un vómito gástrico que fue expulsado con fuerza.

La lucha de la pelirroja se evidenciaba en todo esto, y parecía una batalla ardua entre dos voluntades fuertes. Calebais trataba de cobrarse otra víctima y ella no se la haría fácil...no señor...

Marlene sentía la presencia fuerte de Pitsdim que hacía acopio de toda la fuerza espectral que le quedaba para controlar su voluntad. Sus compañeros habían sufrido demasiado, y sabía que si lanzaba aquel hechizo ígneo era el fin.

Apenas sentía la prensa del bardo ya que tenía poca noción de su entorno. Era una lucha álgida donde su cuerpo era el escenario. Quítate de mí, maldito engendro Flambeau!!! Deja a los vivos seguir respirando, y tú desciende al averno, que es donde perteneces!!!!....No descansaré hasta ver tus restos mancillados, y pisoteados. SAL DE MÍ!!!! QUÍTATE DE MÍ MALDITO ESTÚPIDO, QUITATE DE MÍ!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Esto coincidió con su grito que había resonado en la estancia.

Decidió que este no sería su fin...Pensó en la Alianzas olvidada que se alzaba mortal frente a ella. Y pensó en la puerta con la mano saliendo de ella. Los laboratorios perdidos...Tantas cosas por descubrir, tantos misterios...

Una sensación de triunfo momentánea se apoderó de Cicos al ver que su hechizo trabalenguas había funcionado por el momento. Lo único que tenía que hacer era mantener la concentración para que así el efecto continuase. No obstante, se temía que no siempre iba a poder evitar que Pitsdim pudiera terminar de lanzar algún hechizo...

Era una pena que no hubiera desarrollado la concentración suficiente para realizar otro hechizo mientras mantenía el actual... No se quería arriesgar a perderlo.

Mientras Calebais temblaba, Cicos decidió por el momento no hacer mucho más que mantener la concentración en el hechizo trabalenguas, mientras mostrara su valía con Pitsdim.

Agarrando con todas sus fuerzas a Marlene, Saul acerca su caraal oido de ella, susurrandole unas palabras a la vez que se esfuerza en que no se suelte.

-Pitsdim, estas muerto ,no traigas mas sufrimiento a esta alianza. Los que te traicionaron han muerto, tus aliados han muerto, y por tu culpa nuestros amigos han muerto. Deja de traer muerte y desdicha, espiritu, y ve a descansar ya al lugar a donde van las almas...- Lo unico que tenia el juglar eran sus palabras, pues nada magico podia usar, aunque no creia que el enloquecido espiritu hiciese caso de ellas.

Dolfus se quedó inmóvil sin saber si su hechizo para intentar controlar el cuerpo de Marlene había funcionado, o si por el contrario había resultado un fracaso absoluto.

Al mago la imagen de la poderosa Lemoine tirada forcejeando con el bardo le parecía de los mas hilarante, tanto que no pudo contener su carcajada y la dejó salir. Ya sabía que no era el mejor momento para reír pero sin saber si su hechizo había funcionado no tenía muchas mas opciones; ¿O quizás si?.

Con esta reflexión en la cabeza se acercó a la hurona para preguntarle si a ella se le ocurría algún. plan.

-Hola, no nos han presentado como es debido, disculpa a mis amigos por la descortesía, ten en cuenta que la situación no es la mas idónea-y como si hubiera dicho algo gracioso volvió a sonreír- me preguntaba si sabrías algún modo de proceder ante la situación que se nos presenta-

-

Cicos mantuvo la concentración en su hechizo a pesar del jaleo que llenaba la sala: los gritos de Saul instando al espíritu a salir se mezclaron con los balbuceos incoherentes de Marlene, cuya lengua trabada le impedía hablar correctamente. Denis no tardó en reaccionar, corriendo a ayudar al bardo. A pesar de las heridas, aún era imponente; su fuerza bastó para inmovilizar completamente a la maga. Saul no se apartó de su lado, vilipendiando a Pitsdim con todas sus fuerzas.

Dolfus, por su parte, intentaba calmar a la hurona, en un intento de sacarle información, pero ésta parecía demasiado asustada.

—Estar saliendo —balbuceó en su tosco provenzal. El Jerbiton miró nuevamente hacia Marlene. Como la hurona señalaba, Pitsdim estaba siendo expulsado. La boca de la pelirroja se abrió de forma exagerada, casi al límite de lo humanamente posible. Oren reaccionó instintivamente, acercándose con su arco, mientras algo semitransparente surgía de ella. Saul dio un paso atrás, pero siguió amenazando al fantasma, mientras Denis se mantenía firme, agarrando a Marlene mientras rezaba a su Dios.

Al fin, Pitsdim fue expulsado. El espíritu cayó a un lado, en un caos de miembros, sollozante y asustado.

—¡¡Serpiente y ranas!! ¡¡¡Estoy muerto!!! ¡¡¡¡Estoy condenado, por los huesos de mi cuerpo!!!!

Sus gritos resonaron en la sala, con Marlene vomitando, Oren apuntando, Cicos y Dolfus rodeando al espectro, Saul aún usando su mejor arma: la voz. Denis cubrió a la hechicera pelirroja con su cuerpo, atento a Pitsdim.

—¡¡¡Fue Mormul!!! ¡¡¡Mormul y ese arrogante de Krenval nos llevaron a la ruina, a la Incisión!!! —chillaba, desesperado. Sus ojos se abrieron con miedo, y todos observaron qué despertaba tal temor: uno a uno, fueron apareciendo diversos espíritus a su alrededor: hombres y mujeres, con o sin armas, mezclados con hechiceros de la Orden; todos abrasados.

—¡¡¡No, no!!! ¡¡¡No me condenéis, no quise hacerlo!!! ¡¡¡¡NO QUISE!!! —reculó torpemente hasta que acabó bajo la mano momificada—. ¡Mirad, él también lo asesinó! ¡Mató a David, ese bastardo de Krenval! ¡No es mejor que yo!

Los espíritus saltaron sobre él. Los custos lo acuchillaron con fantasmales hojas blancas; los sirvientes lo arañaron con pálidas uñas; los magos convocaron sus últimos hechizos, meras sombras de lo que fueron en vida.

La brutal escena fue desvaneciéndose pero, un segundo antes de que los espectros alcanzasen el descanso eterno, Pitsdim aulló su última maldición.

—¡¡¡Maldita seas, hechicera, ladrona de objetos!!! ¡¡¡Maldita tú, y ese bardo que escupe veneno en lugar de palabras!!!

Calebais quedó en silencio, por primera vez en mucho tiempo…

Cicos se derrumbó en una de las sillas, la más próxima a él, sin examinar el nombre que estaba en ella tallado. Estaba fatigado por los hechizos y dolorido por la catarata. Necesitaba un respiro.

¿Habían acabado con todos los contratiempos de Calebais? No lo sabía...

- Propongo que descansemos en esta sala y atendamos a nuestros heridos - sugirió a los suyos. - No debemos explorar mucho más de la alianza hasta que no estemos en condiciones.

Por su parte, sólo necesitaba tomar aliento y recuperarse del cansancio. Pero debían también atender a los custos...

Lentamente Marlene hizo a un lado a Denis, y al Bardo. Sentía que su cuerpo emitía finos temblores y una fría sudoración hacía que sus ropajes se pegaran a su piel. Un dolor urente recorría su quijada mientras que un hilo de saliva recorría la comisura sin apenas notarlo. Pasó torpemente su brazo limpiandose la saliva y los restos de vómito que cubrían su cara. Da un paso, pero rápidamente se tambalea mientras que se toma del respaldar de una de los poltronas y se sienta, exhausta.

Con un movimiento automático acomodó sus trenzas y sus lazos que parecían deslucidos en su rostro casi traslúcido. Apoyó sus dos brazos sobre la mesa mientras que escucha las palabras de Cicos.

Tienes razón...necesito...necesitamos recuperarnos...las palabras de la Maga denotaban el cansancio, producto de la ininterrumpida vorágine de acontecimientos que habían experimentado desde que salieran de su Alianza. Parecía todo tan lejano ya...y mira de refilón la mano que salía de aquel muro.

El silencio se hizo en Calebais y parecía que nadie se atrevía a romper esa quietud que reinaba por momentos. Relajó los hombros, cargados de tensar el arco durante toda la confrontación, y suspiró aliviado de no haber tenido que disparar aquella flecha que tenía por objetivo la cabeza de la pelirroja .Viendo la expresión del resto se podía observar claramente lo extenuado que se encontraba el grupo, habían pasado por mucho para llegar hasta donde estaban.

Las palabras de Cicos, llenas de razón, fue lo primero que pudieron escuchar tras el prolongado silencio. Sin embargo no podía quedarse sentado descansando, Burokt no había aparecido por ningún lugar y nadie parecía echarle cuenta. Alzó la voz para que todos pudieran oírle -¿Alguien ha visto a Burokt?, ¿alguien sabe qué le ha pasado?, por favor...- su voz se tornaba quebradiza mientras terminaba, dejando al descubierto un lado sensible que no había mostrado hasta ahora.

Su semblante afligido cambió repentinamente, y todo indicio de tristeza desaparecía -Tú...¡tú!- exclamó mientras se dirigía de nuevo al cruzado, ahora con una expresión creciente de ira -¡Dime qué le has hecho, dime dónde está!... ¡si le ha pasado algo, más te vale no haber sido tú el causante!- parándose a un par de metros de Denis, y en tono incriminatorio empuñó de nuevo su arco, ésta vez sin apuntar una saeta, aún.

Denis se acercó, cansado, muy cansado a Oren y le dijo entre jadeo y jadeo mirándole a sus ojos:

- Oren... sabes que tu pequeño amigo... nunca me ha caído bien... desde que empezó esta "aventura"...espera que respire... uffff... solo decirte que no he visto a Burokt... desde que tu lo perdíste de vista... aquí, como puedes ver hemos tenido situaciones más importantes a las que atender, demonios y fantasmas... También se que nunca nos hemos llevado realmente bien... uffff............................ solo te diré, que si necesitas mi ayuda... para encontrar a tu verde y feo amigo... iré contigo, solo tienes que decírmelo.

- Ya puedes soltar el arco OREN... 

Después de esto volvió a sentarse en el suelo para intentar reponerse de una vez por todas mientras pensaba en todo lo que le había dicho a Oren, unas palabras demasiado sinceras y que no sabia si ahora mismo serian apreciadas y entendidas.

Aquellas palabras le dejaron descompuesto, no esperaba una respuesta así, no de aquel cruzado con el que había tenido tantos rifirrafes y al que tanto recelo tenía. Pero lo peor de todo era que aquello le dejaba sin pistas para buscar a Burokt, no sabía su paradero, ni si estaba bien...nada.

El arco se desprendió de su mano reverberando en la sala al chocar contra el suelo, y junto a él se desplomó de rodillas sobrepasado por la situación. Cabizbajo y engurruñado rompió en un silencioso llanto mientras su mente divagaba entre recuerdos y pensamientos. 

Denis, una vez en el suelo y al ver como Oren se derrumbaba decidió acercarse a el gateando como pudo ya que no podía con tanto peso y dolor en su cuerpo. Apoyó una mano en el hombro de Oren y le dijo: 

- Oren, no has tenido la culpa de perder a Burokt de vista, seguro que se ha metido en cualquier agujero a explorar nuevas vias de escape... VAMOS, inspeccionemos esto roca a roca. Alguna pista dejó seguro, no es un ser muy discreto y callado que digamos.

Denis guiño a Oren para intentar animarlo y el templario se levantó, no sin quejarse y una vez en pié le tendió la mano a Orden.

- Venga, coge tu valioso arco y en marcha, el tiempo apremia.  

Un tanto sorprendido de que las palabras que habia soltado, mas guiadas por su ira que por su mente, atiende al resto de acciones que se van sucediendo. Los fantasmas acuchillando a Pitsdim, para luego desaparecer, y este maldiciendo a Marlene y a el mismo...

Cuando los demas comienzan a moverse, el juglar, aturullado por los acontecimientos se hacerca a Marlene, con un paso lento y contemplativo, mirando al suelo mientras por su cabeza pasan todos esos pensamientos .

Dama Marlene, ¿es posible que la maldicion del espectro surta efecto?- Su mirada es un poco perdida, pero tras el ligero efecto que esto produce sobre sus ojos se ve que mantiene la cordura- ¿Que tipo de maldicion puede ser?

Ve al otro lado la conversacion entre Oren y el cruzado. Puede que Burockt no fuese ams que un ser sobrenatural, pero era uno de los integrantes de la expedicion que entro en la alianza, y seria de agrado que ninguno mas quedase en ella...

A Marlene le parecía escuchar a Oren y Denis hablar en medio de una bruma espesa. Su mirada era apática y miraba sin prestar atención los anillos que cargaban sus frágiles pero activas manitas. Burokt... apenas había reparado en la ausencia del faérico, y sintió lástima por él y por su fuel compañero, Oren...

De pronto repara en las palbras del bardo. No deberías hacer caso las palabras de un desquiciado como Pitsdim. las palabras de la Maga eran pausadas y cansinas Lo has visto, así que olvídate de ese estúpido...

Ahora se dirige a los magos Quiero descansar un poco, y luego me pondré a investigar eso dice dirigendose a la pared con la mano emergiendo de ella.