Partida Rol por web

La calma tras la tormenta

1.1 El Legado del Caos

Cargando editor
30/03/2010, 11:46
Albert el Loco

El anciano, se arrodilló y con los ojos llorosos habló:

-Oh, señor, doy gracias por tu clemencia le dijo temblando aún de miedo. No puedo más que desear que tengais éxito en vuestra empresa, pese al enorme peligro al que os enfrentais y que las posibilidades del Imperio sean tan reducidas.

Se lo quedó mirando mientras Thalber organizaba el regreso a la planta baja del edificio y Maul, con ayuda de Lazár y Katherina, ayudaban a subir arriba a sus dos compañeros. ALbert, observó con atención todas las maniobras desde su posición en el rincón, sin decir nada, y una vez que Heinrich y Thalber estuvieron arriba con sus compañeros, reunió el valor para acercarse a los restos de la podrida escalera y pedirles ayuda para salir él también de allí.

-Pero, pero... ¿Me vais a dejar aquí? ¡Yo también quiero subir! ¡Ayudad a este pobre viejo! Les pidió a gritos desde abajo con el rostro compungido.

Notas de juego

Debería haceros tirar por trepar por la cuerda, o en el caso de que os la atarais, que tiraran los dados los de arriba para subiros. Pero puesto que son tres tirando de la cuerda y os suben de uno en uno, voy a dar por hecho que no hay ningún problema y no es necesaria tirada alguna :)

Cargando editor
30/03/2010, 21:10
Katherina Müller

Katherina tenía las manos cansadas por haber estado tirando de la cuerda para subir a Thalber, a Heinrich y las cosas del primero - aunque el bajito era puro hueso básicamente y no pesaba ni tan siquiera lo que ella-, y se separó un poco del agujero cuando estuvieron los dos hombres arriba.
Observó con curiosidad el supuesto diario del viejo loco antes de que se lo guardase dentro de su uniforme mientras dejaba entrever los diferentes materiales quirúrgicos -o eso parecían en un primer vistazo- que llevaba guardados.

Entonces oyó la voz del viejo loco a través del agujero y se percató de que ni el líder ni Heinrich parecían dispuestos a subirle, sino más bien a dejarlo allí sin más, y eso la indignó ligeramente así que, como buena mujer que era, no pudo mantener la boca cerrada:
- ¿¡Pensáis dejar al viejo allí abajo moribundo tras las heridas que vosotros mismos le habéis causado cuando podría ayudarnos en nuestra empresa!? Yo creo que sabe más de lo que pueda aparecer en ese dichoso libro; o al menos... ese hombre pez del que no cesa de hablar, ¿no os parece sospechoso? - pregunta pegando gritos algo enfurecida haciendo aspavientos con ambas manos. Kat no puede quitarse de la cabeza a ese "amigo" del loco.- Dudo que lo llame así por su buen y limpio aspecto... Yo lo sacaría de ahí y lo llevaría a las celdas para tenerlo controlado. Además, ¿por qué arriesgarnos a perder al único que parece saber algo de esta enfermedad y que está predispuesto a hablar? No le veo sentido, de veras que no...

Y tras decir eso se cruzó de brazos esperando una respuesta lógica y no una sarta de salvajadas o banales excusas. Ella no iba a arriesgar su trabajo, ahora que por fin había encontrado algo tras huir del templo de Frank, por la muerte de un anciano.
Claro, ¿quién denunciaría la muerte o desaparición del viejo loco? ¿Su amigo el hombre pez exponiéndose a ser visto? Parece que no se deja ver salvo por él... pensaba mordiéndose los labios con fuerza.
Pero no, incluso un grupo como el de ellos tenía alguien por encima de ellos... con aún más gente importante por encima.

¿Tratar las heridas de Wurtbad? No, señores, yo no... que lo haga su fiel seguidor el delgaducho... seguro que sabe hacer algo con todas esas cosas que lleva bajo la ropa, pensaba Kat en el silencio que se había creado tras sus gritos enfurecida ya con todos los que estaban a su alrededor. Rabiosa por sentir que hacían caso omiso a todas sus palabras desde que salieron de aceptar el trabajo.

Cargando editor
30/03/2010, 21:56
Thalber de Wurtbad

Thalber escuchó lo que Kath tenía que decir, y lo hizo con una expresión de indiferencia, a veces interrumpida por los pinchazos de los golpes sufridos. Cuando la sacerdotisa acabó de hablar, el cazabrujas contestó.

- ¿Su amigo? ¿El hombre pez que vive en su oreja? Jé, me parece pura falacia. - puede que Albert tuviera algún contacto, pero dudaba que el misterioso habitante de su oido lo fuera. - Si tiene algo más que añadir lo hará dentro de dos días, cuando el hambre empiece a apretar y si nos revela algo... quizá tenga la suerte de que le llevemos al calabozo... Pero mientras no pagaré con mis impuestos su estancia en esta ciudad...

Empezó a ponerse encima, como pudo, toda la parafernalia armamentística y protectora. - Voy a necesitar atención médica... - dijo con expresión de fastidio.

Cargando editor
31/03/2010, 01:00
Heinrich Arztmann

- Frau Müller tiene algo de razón. - terció Heinrich susurros entrecortados. El viejo no debía escucharles discutir. A pesar de que no tuvo que hacer ningun esfuerzo para subir, pues le izaron entre los demás, se sentía magullado y dolorido. La cuerda se había clavado profundamente en su débil y delgado cuerpo. - No es que me importe la salud de Herr Albert, tampoco creo que tenga más que ofrecer y el sinsentido del hombre-pez me parecer ser eso mismo. Si bien hasta que no examinemos el diario no podremos asegurarlo. Sin embargo, sería conveniente apostar un par de hombres de guardia, ocultos, que vigilen la entrada al edificio. Si de verdad tiene información sobre la misión, puede que reciba alguna visita. Ya sea para ayudarle si está confabulado con ellos, o para silenciarle si sabe demasiado. Si ocurriese así, Herr Albert nos serviría de cebo para una presa mayor. - añadió unas últimas palabras con un tono de voz que daba el hecho por improbable - Además, no me gustaría volver y descubrir que se ha escapado.

El interrogador estaba disfrutando del estallido rebelde que Katherina sufría. Era claro para él que la joven no llevaba suficiente tiempo en la orden y aun no se había adaptado al modo de trabajo habitual en los cazadores de brujas. Se endurecería, o no duraría mucho como cazadora.

- Con gusto trataré sus males, Herr. - dijo al líder, mostrando su peculiar sonrisa. Era una sonrisa aviesa y, de no formar parte del mismo grupo, cualquiera pensaría que albergaba malas intenciones. - Si puede aguantar, preferiría proporcionarle atención en un lugar más adecuado. Como dije antes, el puesto del Padre Nicolaso nos podría servir.

Cargando editor
31/03/2010, 03:36
Maul

Maul era indiferente al destino del anciano, a lo largo de sus años como guerrero a las ordenes de toda clase de cazadores de brujas, ya habia visto cosas parecidas; era una cruel maniobra de tortura fisica y psicologica, privar a un reo de todo contacto, mantenerlo en un pozo;en ocasiones lo vio colgar encima de una piara de cerdos, que le devoraron los pies en vivo antes de que se decidiera a hablar....

¿Entonces lo saco o no? pregunto Maul a los demas mientras discutian el destino del viejo dejarlo ahi es innecesario, una celda de la guardia hace el mismo efecto y encima estara vigilado por profesionales; ademas si se queda aqui solo, nunca se sabe si no lograra evadirse, fuera por el pez ese o por que es un viejo ladino con muchos años de picaresca a la espalda

El jefe parecia dolorido, el trompazo habia debido ser de aupa para que el duro cazador manifestara quejas; pero Maul lo comprendia, igual de mortal era un resabalon y esnucarse contra una piedra que un espadazo en la cabeza.

De todos modos mantengo mis renuencias para con ese libro...el desprecio de Dau por el objeto era palpable

Cargando editor
01/04/2010, 14:53
Thalber de Wurtbad

Thalber no dijo nada, miró a su alrededor mientras salía del edificio. Buscó a Maelm con la mirada y observó la calle, fijándose en los viandantes y curiosos.

Notas de juego

@Master: ¿veo algo interesante?

Cargando editor
01/04/2010, 15:41
Director (Akrabu)

El líder del grupo no añadió nada más a su decisión, y después de dejar clara su postura, salió a la calle dejando al resto dentro del edificio. los otros templarios le vieron marchar son su porte orgulloso, haciendo crugir las tablas ennegrecidas del suelo, y provocando una nueva huida de la variada fauna del característico ecosistema del lugar que se encontraba en el camino hacia la salida del edificio.

Una vez allí y tras un pirmer vistazo no vió nada que le llamara la atención. El fiel ave, posado en uno de los tejados de la calle, pareció fijarse en la salida de su dueño y alzó el vuelo. Cuando Thalber miró en su dirección, vió una columna de humo que se dispersaba por el cielo y que provenía de algún lugar del barrio.

El día continuaba soleado, pero un viento frío comenzaba a extenderse en la ciudad, trayendo algodonosas nubes blancas desde la lejanía.

Cargando editor
01/04/2010, 16:51
Thalber de Wurtbad

Thalber esbozó una media sonrisa al ver ascender en la lejanía el humo de su más reciente purificación. Se giró hacia sus compañeros.

- Ir a donde Nicolaso no es mala idea. Necesito reponerme.

Cargando editor
02/04/2010, 14:16
Heinrich Arztmann

- Estimado Herr Maul, - comenzó el inquisidor - entiendo sus reparos con respecto al libro. Yo también los tengo, créame. Pero hemos venido hasta aquí con objeto de adquirirlo, sería una locura no examinarlo, más aun si contiene pistas que nos ayuden en nuestra misión. - sonrió hasta mostrar las encías y el colmillo plateado que se alojaba en su boca. Continuó hablando en tono jocoso, acabando con unas aspiraciones entrecortadas que provocaban un sonido similar al de raspar una lija contra la madera. Era lo que para Heinrich pasaba por risa. - Sólo esté preparado para abrirme la cabeza si un engrendro innombrable me posee. Ja?

 

Cargando editor
03/04/2010, 08:54
Lazár Harish

Aquel librajo surgido de alguno de la inspiración de alguno de los dioses de la podredumbre no inspiraba ninguna confianza a Lazar sintiendose identificado con el sentimiento de rechazo de Maul. Sin embargo sabía que podría contener la clave para luchar contra la enfermedad. Se alegraba que en el grupo hubiera gente como Heinrich que estaban dispuestos a cometer la imprudencia de leer aquellas páginas.

Vayamos pues respondió a Thalber Alguien debe echar un vistazo a esas heridas

Cargando editor
03/04/2010, 16:43
Maul

-¡Claro! Mi martillo siempre está preparado para machacar cabezas Le respondió Maul a Heinrich con total convicción, como si el permiso de Heinrich para cometer tal acción en caso necesario, lo hubiera dejado más tranquilo con respecto al asunto del diario. Luego, viéndo las prisas que parecían tener algunos en el grupo por marcharse de allí, por uno u otro motivo, el fortachón decidió recoger la cuerda, la enrolló y se la devolvió a Lazár, sin darle más vueltas al tema de si dejar o no dejar al viejo allí abajo, al fin y al cabo su tarea no era pensar, si no machacar cabezas, y Heinrich ya le había dado suficiente tarea para tener en cuenta.

Maul se sacudió las manos dando palmadas y recogiendo su inseparable martillo dijo a los compañeros que continuaban en el interior del edificio:

-Bueno, pues como veo que ya está decidido, vámonos a donde el padre Nicolaso.

Y sin decir nada más, salió de allí siguiendo a Lazár, mientras dejaba al viejo Albert pidiendo ayuda desde el sótano.

Notas de juego

Maul penejoteado.

Cargando editor
03/04/2010, 17:00
Katherina Müller

Ya no quedan caballeros en estas tierras... pensaba Katherina tras las palabras del líder del grupo y, más aún, tras su repentinas ganas de ver al Padre Nicolaso. Claro, que Kat vaya sola a ver a ese horrible taller... nosotros no queremos, no... ¿para qué? Y ahora bien que acudiréis a él, ahora id corriendo a que os curen las heridas, Herr Thalber, id corriendo... la rabia ya hacía rato que se había apoderado de la mujer que murmuraba palabras y maldiciones por lo bajo sin llegar a ser oída por nadie a su alrededor.

A pesar de todo, se mantuvo en silencio siguiendo a los 4 hombres con el semblante serio mientras les escuchaba hablar del miedo o respeto que tenían a aquel libro mugriento propiedad del viejo Albert al que habían dejado a su suerte en aquel lugar.
Se colocó la capucha ocultando el rostro en la sombra que esta la proporcionaba y enmudeció hasta llegar frente al padre Nicolaso que, seguramente, le daría las gracias por haber logrado llevar a sus compañeros a verle... sin saber que no había sido ni por asomo idea de ella.

Cargando editor
03/04/2010, 17:17
Director (Akrabu)

-¡Eeeeeeh! ¡No me dejeis aquiii! comenzó a gritar Albert intentando llamar la atención de los templarios que se alejaban de la habitación ¡Sacadmeee!...Los gritos pidiendo ayuda se quedaron atrás, y fueron extinguiéndose con la distancia a medida que todo el grupo se puso en camino, una vez más, al taller de tintoreros en el que el padre Nicolaso, junto a las Shallyanas, atendía a los enfermos de tan macabra enfermedad.

Por el camino les llegó el olor a madera quemada procedente de algún lugar y al igual que Thalber antes, pudieron ver salir una columna de humo de entre los edificios más alejados que se dispersaba por el cielo gracias a la ayuda del viento. La gente de la calle volvía a mirarles con cierto temor a su paso, y advirtieron carreras y pasos rápidos en dirección al lugar del que salía la columna de humo, así como cuchicheos entre los vecinos de la zona sobre lo que estaba sucediendo:

-Lo inquisidores están purgando el barrio de brujos... Dijo alguien en susurros.

-¡Hay un incendio cerca de la casa de Teodora y ha muerto alguien! Gritó una mujer alentando a sus compañeras a correr para ver lo que sucedía.

-Ya era hora de que alguien se preocupara por nosotros, pero esto es demasiado... Dijo otra persona con resignación en sus palabras.

-¡Va arder todo el barrio si no ayudamos a la guardia! Gritó un hombre que corría con otros cinco.

No tardaron en llegar al taller de tintoreros y una vez más fueron recibidos por Gabrielle, quién les dejó pasar e informó al padre Nicolaso del regreso de los templarios.

Cargando editor
03/04/2010, 17:36
Gabrielle, iniciada de Shallya

-Esperen un momento aquí. Les dijo Gabrielle tras llevarlos a la pequeña estancia con la que antes ya habían hablado con Nicolaso. Pronto vendrá a atenderles, ahora mismo está muy ocupado con uno de los enfermos... el pobre hombre está a punto de morir y ha querido confesar sus pecados antes de que Morr venga a reclamarlo.

La joven salió para continuar con sus tareas y dejó a los templarios en aquel lugar, en donde los dos inciados que vieron la primera vez que estuvieron allí, les lanzaron una mirada de curiosidad, cuchichearon algo entre ellos, y continuaron su trabajo de machacar hierbas en los morteros, y mezclar preparados.

Cargando editor
03/04/2010, 17:42
Nicolaso Weiser

Tras un rato de espera, Nicolaso apareció allí acompañado de Gabrielle.

Cuando entraron Nicolaso hablaba con la joven, entrando en la estancia sin mirar hacia adelante, con la cabeza girada para mirar a los ojos a la iniciada de Shallya:

- ...es una auténtica pena lo de esa familia, no se que será ahora de ellos sin Richard. Tenemos que ayudarles en todo lo que sea posible, pero mientras esta enfermedad siga su curso, no podremos centrarnos en otras tareas. Nicolaso terminó de decir lo que le comentaba a Gabrielle y miró a los templarios. Vaya, me alegro de que su compañera los convenciera para que vinieran a verme y así poder comrpobar su estado tras lo ocurrido. ¿Cómo van con sus investigaciones? Preguntó con interés por la respuesta que el grupo le pudiera dar. Aquí no estamos logrando muchos progresos, pero creemos que hemos encontrado algo con lo que mitigar el dolor de los enfermos, aunque no es suficiente.

Cargando editor
04/04/2010, 05:47
Thalber de Wurtbad

- Padre, necesito dos cosas de usted - dijo el cazabrujas con tono amigable. Se llevaba bien con el clero, le inspiraba fe y respesto. - Me encuentro herido, seguro que usted es capaz de mejorar mi estado... También necesito más... más información. Este barrio no suelta una palabra, nadie dice nada aunque sean torturados - agregó con una naturalidad sin precedentes, realmente no parecía hablar de tortura sino de conversaciones mundanas - Padre, estoy seguro de que alguno de sus enfermos sabe "algo".

Quedaba patente que Thalber comenzaba a impacientarse. Realmente no llevaban ni un día investigando pero sentía como si perdiera el tiempo.

Cargando editor
04/04/2010, 12:11
Nicolaso Weiser

Nicolaso escuchó con atención lo que Thalber tenía para decirle, asintiendo a cada palabra, y aunque su rostro mostró algo parecido a la indignación cuando el templario mencionó la tortura, no dijo nada al respecto.

- Ya le dije a su compañera que después de lo que me contó que les había sucedido, era mejor que vinieran a verme cuanto antes. Le respondió Weiser a Thalber. De modo que les atenderé, pero me ha hablado como si hubiera ocurrido algo más ¿A qué se deben sus heridas?

Mientras hablaba se remangó los brazos y acudió a una de las estanterías de la estancia a por sus herramientas de trabajo.

- Siento mucho que no estén teniendo el éxito deseado en su misión, se lo frustrante que es para uno, a mí me está ocurriendo lo mismo dentro de estos muros, pero no debemos rendirnos ante la adversidad, sino crecernos ante ella para superar todos los obstáculos. De momento no hemos tenido éxito intentando que los pacientes mejoren, pero no nos desanimamos y seguimos trabajando con ahínco. La verdad es que no se si alguno de ellos puede darle lo que busca, y de todos modos la mayoría de ellos no se encuentra en condiciones de responder a ningún interrogatorio. Además, puede ser peligroso para ustedes tener un contacto excesivo con los enfermos, aunque si insisten en ello, no podré negarme. Nicolaso urgó entre diversos frascos de una de las estanterías, ordenando alguno y mirando el contenido de otro Por otro lado, he oido entre los delirios de los enfermos la mención a una plaga similar hace años. No estoy informado al respecto, ya que vine a Altdorf hace relativamente poco tiempo, pero se lo comento a ustedes por que la investigación es tarea suya y a mí me podría venir bien tener información al respecto para tratar esto.

Cargando editor
05/04/2010, 13:23
Maul

¿Todo parece dar vueltas alrededor de esa plaga de hace diez años no?...alzo las cejas Maul con evidente concentracion; la misma plaga, el mismo sitio, a mi eso me parece muy raro...a pesar de que Maul era de los que preferian darse de ostias personalmente con un ejercito de hombres bestias antes que tratar siquiera de resolver una sencilla operacion matemetica.

Ademas no se han fijado en la gente de fuera..la mitad reaccionaban con panico y la otra mitad con miedo; mala combinacion, esto es un polvorin y la plaga la yesca mas grande que he visto en mi vida...

Maul parecia que no se daba cuenta de que hablaba en voz alta, pero se callo ,dejo el martillo a su lado y espero a las reacciones de los demas, verdaderos cerebros de la operacion, ademas, tenia una mision mucho mas urgente, en cuanto herr heinrich abriera el diario y mostraba el mas minimo gesto extraño pintaria las pareder con su cerebro.

Quizas para el era una broma pero para Maul no lo era en absoluto, tras el horror de ver a camaradas mutar por obra de los poderes ruinosos, Maul no dudaria en administrar a su compañero el perdon de Sigmar en un suspiro...

 

Cargando editor
05/04/2010, 19:52
Lazár Harish

No hay que perder la esperanza. Estoy con el Padre Nicolaso le dijo a Thalber Llevamos poco tiempo investigando. Todos sabemos que los tentaculos de los poderes caoticos son retorcidos y han profundizado mucho entre la gente. No será fácil descubrir el origen de todo ésto.

Cargando editor
05/04/2010, 20:03
Heinrich Arztmann

- Ya habíamos conjeturado que la actual plaga podría estar relacionada con la ocurrida hace diez años, Padre. Esperaba que usted pudiera iluminarnos al respecto. Lamento que esté tan perdido como nosotros. - dijo Heinrich - Seguro que las hermanas de Shallya están informadas. ¿Sabe usted algo, Fraulein? - preguntó sin mucha esperanza a la iniciada que acompañaba a Nicolaso, que siendo una novicia no habría vivido la plaga de hace diez años. Al menos desde el punto de vista de las Orden de Shallya. - Si no una visita al templo de Shallya resultará reveladora.

El interrogador observó al grupo inquieto, el diario parecía pesarle cada vez más en su abrigo como incitándole a que lo examinara. La curiosidad pudo con Heinrich que, sabiendo que Thalber recibiría los cuidados de Nicolaso, procedió a excusarse de la conversación:

- Ejem, - carraspeó - si no les importa les dejo hacer a ustedes mientras examino las pruebas. Necesitaría un escritorio en un lugar tranquilo, Padre Nicolaso.

Heinrich lanzó una mirada cargada de significado a Maul: "Ya sabes qué hacer..." quería decir. Una vez le hubieron guiado hasta su área de trabajo comenzó la lectura del extraño diario.