Partida Rol por web

Si, adelante chicos. Muy bien Félix, buena idea. La única dama del grupo se puso en marcha y levantó como el que más de los hombres el banco que emplearían para arremeter contra la puerta. Estaba decidida a ayudar a Erick, o al menos a intentar averiguar en qué situación se encontraba tras la entrada en la posada de los hombres armados. ¿Se habría escondido en la habitación y habrían pasado de largo? ¿Que buscaban? Eran preguntas interesantes y que solo tenían un modo de averiguarlas. Vamos cariño, haces falta, sin ti el banco está cojo. Le dijo a Alfred con claro tono jocoso.

     Aquella puerta estaba apunto de pagar por la frustración que sentía y que se iba acumulando en mi garganta como un nudo que se apretaba a cada momento. Ocupé mi lugar aferrando mis manos al pesabo banco de madera. - Coged carrera y cuando lleguemos a la puerta balanceadlo para aumentar la inercia. A la de tres. ¡Uno! Comenzamos nuestra carrera con cuidado de mantener el mismo ritmo. - ¡Dos! Estábamos llegando con la inercia terrible de nuestro improvisado ariete. - ¡Tres! El balanceo final del banco añadió aun mas fuerza a la carga y el choque fue brutal. Tanto el banco como la puerta se rompieron en un estruendo creado por cientos de astillas lanzadas al vuelo. No quedaron dos maderos en su sitio, con la estructura descoyuntada por la potencia de la carga.

     Por fin podrían ver lo que estaba ocurriendo.

Las cosas se ponían cada vez más difíciles. Los mercenarios salieron corriendo a toda velocidad cumpliendo ordenes cuando los dos nuevos tipos que habian aparecido en escena se lo dijero. El gigante negro te volvió a lanzar dos golpes rápidos con su filo de los que uno falló y otro te dio en el hombro. No pasó nada con ese, pues entre tu armadura y tu aguante solo supuso un corte superficial. El otro hombre que ya estaba contra ti no pudo parar tu ataque y le pinchaste con tu arma provocándole sangre. Se mantenía en pie pese a tu ataque. De los dos hombres que habían aparecido frente a la puerta de la posada, el que iba vestido de noble y portaba un florete cargó contra ti con su fina arma por delante. Fue de lleno contra ti y pinchó en blando. El segundo, probablemente un campesino del que te extrañó que se encontrara ahí, cargó también frenéticamente y fue entonces cuando quedaste totalmente rodeado por los cuatro lados. Ahí donde miraras había un rostro furioso, un filo cortante, y unas ganas terribles de acabar contigo.

Con una corta carrera cargando el banco fue suficiente. La puerta no es que se abriera y el cerrojo saltara, no... La puerta salió volando en mil pedazos y astillas que volaron por todas partes plagando el piso inferior y la recepción. Lo que vieron al entrar dejó a todo el mundo con la boca abierta. La puerta a la sala común estaba destrozada, abierta de par en par, y lo que parecían cantidad de cuerpos en descomposición yacían entre las mesas y los platos de comida volcados. Todos estaba muy descompuestos y grandes densas nubes de moscas los cubrían como un sudario. Eran todo gente que conocíais de la posada, huéspedes que estaban comiendo cuando todo comenzó. Hasta Félix parecía desconcertado ante esa situación, pues él cuando salió vio esa puerta cerrada y atrancada por Erick... !Erick! Del piso de arriba llegaban pisadas frenéticas y voces.

Esperad, un momento, Julia y yo estamos bastante heridos, y no estoy diciendo que no vayamos a socorrer a Erick ni mucho menos, pero he visto entrar a ocho hombres armados que me han atacado. Creo que esto es necesario. Felix se concentró, y lanzó sobre Julia una bendición protectora para que todo el que tubiera que atacarle se lo pensara dos veces. A veces estas cosas, eran las que le manteían a uno con vida. Tan solo fueron 6 segundos en los que todos se miraron con mucho nervio y sopesaban sus armas en las manos.

Si si claro. Lo que sea necesario pero no podemos dejarlo atrás. No, desde luego que no. Mannfred no era un luchador, sino un hombre de negocios y palabras que sabía cómo hacer que la gente acabara cediendo en su beneficio, aun eso lucharía por los miembros de su familia, y no estaba dispuesto a dejar que Erick, de estar en peligro, por lo que tocaba madera que no estuviera sucediendo en esos momentos, quedara atrás. Chocó su maza contra su rodela, un interesante instrumento de combate. Cuando tú digas Alfred.

     Con movimientos rápidos pero estudiados, avanzo para comenzar el ascenso por las escaleras mientras desenfundo una de las pistolas de chispa. Si le había pasado a Erik, los que allí estaba lo iban a pagar con la vida. Había que sacarlo de ahí y salir de la ciudad cuanto antes.

- Gracias, Felix - dice dedicándole una breve sonrisa. - Y ahora... ¡adelante! - exclama con un tono fiero poco habitual en ella, pero claro, era poco habitual que les atacaran por separado, y Erick estaba en problemas.

El grupo bien pertrechado tomó las escaleras de la izquierda a toda velocidad, las escaleras que había junto al antiguo mostrador desde el que trabajaba Hannes. ¿Estaría vivo? Quien sabe, quizás no se hubiera contaminado, o igual estaba espandiendo la peste por toda la ciudad. De ser así... El grupo se dispuso a subir al piso de arriba, al ala Izquierda de habitaciones.

Eric tuvo cuidado de ver donde se metía y al comprobar su situación sonrió.-Vais a matarme no?...id a por ella hijos de puta!.-Mientras hablaba había calculado la distancia hacia la ventana y no tardó mas de unos segundos en coger impulso para enviarla hacia ella, y así fue cuando decidió lanzar la mochila con su impío contenido por la misma ventana, aprovechó la confusión de un objeto volando por la sala para empuñar su otra espada y así estar listo para una dura lucha a muerte.

El grupo subió raudo y veloz las escaleras de ocho en ocho a grandes zancadas, prácticamente estaban arriba, y la adrenalina corría a raudales. Esta era la hora de... Darse una buena chapada en la frente. ¿Cómo? Cuando el grupo llegó arriba se encontraron con que el pasillo estaba completamente vacío y todas las puertas se encontraban abiertas de par en par. El silencio era como el de un claustro, solo que sin gregoriano. !MIERDA! Con las prisas habían subido por las escaleras que NO era, sus habitaciones estaban en lazo izquierdo de la posada. Era un error muy grave, muy serio, que podía costar caro al grupo.

Felix que venía detrás se quedó a cuadros y luego dijo: !MIERDA! En voz bien alta mientras se daba la vuelta listo para salir corriendo escaleras abajo de nuevo. Se dio una chapada en la frente con la mano abierta que sonó: !Plas! Menudo error se había cometido.

¿Pero cómo puede...? El bajón que le entró a Mannfred fue como un jarro de agua fría. Esperaba luchar por su vida, a pleno filo de armas, pero ahí no había nadie. Será mejor que bajemos de nuevo. Se apartaron para dejar pasar a su lider, Alfred, para que fuera en cabeza.

     Jurando por lo bajo, desandé el camino andado y me encaminé a la otra escalera a buen ritmo, pero sin perder el norte. No quería subir a la carrera y darme de frente con una maza... literalmente.

La jugada no había resultado como habías previsto del todo. El grupo se había enfurecido muchísimo. Aunque uno de ellos, el sujeto alvino se lanzó a la ventana mirando por ella y viendo cómo iba a bajar a recuperar el objeto que habías lanzado. ¡HIJO DE LA GRAN PUTA! Te gritó el hombre vestido de noble mientras te lanzaba una estocada directa con su florete. El hombre negro no dijo nada, pero lanzó contra ti su rodela con la intención de dejarte sin sentido de una vez por todas. Nada pudiste hacer y la rodela te dio de lleno en la cara tras el corte del noble. El hombre que parecía un pueblerino, un agricultor o algo similar, también lanzó contra ti otro espadazo que te dio de lleno. ¡Voy a bajar! Anunció mientras se arrimaba al borde el alvino .En resumen, te habían impactado dos de sus ataques y para colmo uno de ellos quería dejarte sin sentido mientras el cuarto salía corriendo a por el objeto como un poseso.

La rodela dio de lleno contra la cara de Erick, dejandolo totalmente aturdido. De pronto sus brazos pesaron terriblemente, y colgaron flacidos dejando caer sus armas. No pudo remediarlo y sus piernas tambien cedieron, haciendolo caer al suelo de rodillas. Bien hecho Markus, eres realmente efectivo. Le dijo el noble a su compañero. Todo aquello lo estaba escuchando sin poder hacer nada para evitarlo. Acto seguido, el joven noble imperial se situó tras el sujeto que se les había opuesto tan tenazmente, le cogió de los cabellos con la mano izquierda y, empuñando su acero con la derecha, lo degolló de oreja a oreja.

La sangre manó a borbotones del cuello de Erick mientras aquel noble le susurraba muy bajo:Ya eres mío hijo de puta...  Luego se levantó y dejó a la sanguinolenta piltrafa que se retorcía espasmódicamente mientras se le iba la vida a chorros por el cuello. Todo se desvaneció de repente, la visión del guerrero se difuminó mientras caia al suelo.

Voces llegaron lejanas, como los ecos lejanos de algo amortiguadas entre callejones: Nos marchamos, Klins, bájame en primer lugar. Luego subirás a por Markus y nos reuniremos abajo... Un terrible zumbido como el de una mosca pero amplificado muchisimo llenó la habitación. Luego todo se volvió negro y más y más lejano hasta que nada quedó más que la oscuridad. El cuerpo de Erick estaba tendido en mitad de un creciente charco, que ya no se ampliaba más pues su corazón se había detenido por completo. La muerte se lo llevó, las valkirias vinieron a buscarlo. Había muerto luchando, pero... ¿Luchando por qué?

El grupo retomó la subida a toda velocidad, querían acabar con quien estuviera acosando a Erick como fuera, sacarlo del embrollo en el que, nuevamente para variar, se había metido con muy mala pata. ¿Cuánto duraría su suerte? ¿Saldría siempre de esos líos con la estrella que lo protegía? La suerte la portaban en tal caso los cuatro que a toda velocidad, subían escaleras. En el último tramo de las escaleras que esta vez si subían al lado correcto donde estaba sucediendo todo Alfred que iba en cabeza tuvo que frenar en seco debido al susto que se dio. Frente a el, y en dos filas de dos individuos, cuatro mercenarios bloqueaban la parte final de las escaleras apuntando con sus armas hacia delante en el angosto espacio, un poco más y se hubieran ensartado con ellas dada la velocidad que llevaban. Los mercenarios estaban bien pertrechados, el grupo rápidamente vio las protecciones, las armas lustradas y afiladas, y las caras veteranas llenas de cicatrices de los integrantes del grupo. ¿Qué demonios suponía eso?