Partida Rol por web

El ex guardia ve venir a Alvaro, y trata de esquivar su ataque. Sin embargo el Estaliano es demasiado rápido. El guardia se agacha, justo a la altura del estoque del estaliano, que le separa limpiamente la cabeza de los hombros. Esta cae, como un balón, con la expresión de horror congelada en la cara del guardia. De su cuello sale un chorro de sangre que forma un gran charco en el suelo, donde yace el cuerpo decapitado del guardia. 

Eolf no era tan rápido en el ataque como Lollenda ni tan diestro como Álvaro, por lo que tendía a dejar que fueran ellos dos los que se ocuparan de la parte mas dura de los combates mientras él les cubría las espaldas. Y estaba demostrado que era una estratagema que funcionaba. En apenas unos segundos ya habían caído varios de aquellos malolientes es guardias. No iba a cambiar las reglas del juego y hacerse el héroe en un momento como aquel.

Extrae la daga que había ocultado en la manga de su muñeca derecha con un ágil gesto y comienza a amenazar con ella, dándo pequeños pasos adelante y atrás y realizando movimientos destinados a hacer recular a su enemigo mas que a herirlo, a uno de los matones más cercanos. Si su maniobra tenía éxito apartaría al matón del combate cerrado dándole a Lollenda un blanco fácil para sus flechas.

Wolfgang por su parte se lanza hacia el el último de entre los guardias más cercanos, tratando de hostigarle con su daga. No obstante, ya han muerto dos compañeros, así que no piensa perder el tiempo en movimientos o fintas. Con su espada, trata de lanzar una brutal estocada a Wolfgang, con éxito. Aunque el tileano es ágil, no tanto como para esquivar la espada, que se hunde en la carne de la pierna derecha, aunque no muy profundo, causando una herida leve, sin daños mayores, pero dolorosa. 

Mientras tanto, viendo el peligro de la elfa, los dos guardias se lanzan a por ella, sin darle oportunidad a usar su arco otra vez. El jefe de todos ellos, por su parte, se lanza a por Alvaro. 

-Basta de juegos.- 

Los dos guardias lanzan ambos un brutal tajo vertical contra Lollenda. Uno de ellos falla, pero aprovechando el movimiento de su compañero, el otro le arrea un tajo en la cabeza, que la elfa esquiva por muy poco. El que no logra esquivar es el segundo, una estocada que se hunde profunda en su pecho, mortal de necesidad. Lollenda cae al suelo, entre un charco de sangre élfica. 

Por su parte, el jefe se lanza a por Alvaro, blandiendo su espada. Con un rápido movimiento, asesta al estaliano un brutal tajo en la pierna. 

El enano se acerca corriendo, pero resbala, lo que da tiempo a que uno de los dos guardias se levante y huya, o al menos lo intente. De nuevo el vendaval, que no ha dejado de soplar, empuja al hombre de nuevo al suelo. 

Veo como Hargin falla, suspirando de alivio

Necesitamos interrogar a estos ladrones. Necesito saber quien los envi…

Oigo un sonido ahogado procedente de la puerta de la taberna, unido a gritos de dolor, con tintes elficos.

Maldita sea, parece que esos idiotas están en peligro.

Miro alternativamente a los ladrones en el suelo y pienso en los mercenarios recién contratados.

O, ¡por Verena! Supongo que yo los he metido en esto, tendré que ayudarlos…

Déjalos Hargin, tenemos que ayudar a esos mercenarios, suena como si les estuvieran masacrando…Todavía estarán retenidos un poco mas por el conjuro.-O eso espero…

Con un zig-zag y algo parecido a una finta, me quito de encima al mequetrefe, viendo como Lollenda cae entre golpes.

Esto requiere bastante mano izquierda, la situación no pinta bien, asi que tendremos que hacer lo que podamos. En un un reojo a Wolfgang.

-Mantenla a cubierto.

Rodeado solo queda una. Ahora dividirse, quizas no sea morir. Con un juego de piernas digno de un bailarin, empiezo a dar estocadas falsas de izquierda a derecha, parece que mas por llamar la anteción de todos sobre mi, que por hacer un trabajo bien echo, la capa vuela de izquierda a derecha, y parezco un torbellino de espadas, nunca sabes de donde te va ha llegar la muerte, pienso en un segundo.

Al fondo, al otro lado de la taberna, aparece Gabriella, pero no la hace andando, sino varios metros sobre el suelo, sobre dos grandes alas mágicas. Eso, unido a su presencia y su figura, ya por si turbadora, hace que los viles asaltantes entren en pánico. Aunque el que ha acuchillado a Lollenda encuentra el valor para hacer frente a semejante visión, los otros dos huyen (Ex guardia 3 y 5), presa del pánico. De repente, la batalla acaba de volverse mucho más equilibrada.

La elfa, que parece muerta, se remueve. Está inconsciente, pero viva. Sangra, pero no tanto como pudiera parecer en un primer momento.  

¿Y no han sido capaces de hacerse valer contra 3 asaltantes? No me consuela pensar que era o único que había…

Antes de que masacren al pobre desgraciado que ha tenido los arrestos de no huir, hablo, la voz susurrante pero cargada de mando.

No le matéis, tenemos que saber quien le envía, quien esta enterado de nuestra misión. Dejadle inconsciente…-espero que eso si puedan hacerlo…-Ríndete.-digo dirigiéndome al asaltante.- Estas superado en numero y rodeado de fuerzas que te superan. Si dejas la lucha y respondes a nuestras preguntas te prometo que te dejare marchar en paz.

La llegada de la maga es una visión aterradora para los matones contra los que estaban combatiendo... Y también para el joven trotamundo, que no puede dejar de pensar que, de haber estado en la situación de sus enemigos, también hubiera puesto tierra de por medio con aquella visión alada. De los cinco matones que eran, solo uno ha aguantado el tipo mientras que los que no habían logrado huir solo eran un montón de carne muerta en suelo. El charlatán no le dedica mas de un segundo a la visión de la cabeza de uno de ellos separada del cuerpo por un corte limpio de la espada de Álvaro, sino que se acerca a Lollenda, agradeciendo la intervención de la humana para poder verificar el estado de su compañera.

No tenía conocimientos de medicina ni mucho menos, pero ya se había curado algún que otro tajo, así que intentó contener la hemorragia como buenamente pudo mientras los demás se ocupaban de sus asuntos.

- ¡Álvaro! - Llama su líder por encima del hombro, presionando la herida de la elfa con manos torpes, usando un pañuelo que había aparecido de la nada entre sus ropas, uno de tantos que llevaba guardados. - Esto no pinta nada bien. No es una herida letal, pero si bastante grave. - Ante el corte de Lollenda, la herida sangrante de su muslo no representaba nada. Normalmente se hubiera estado quejando como el que más, pero el estado de su amiga era lo suficientemente serio como para no tener ánimo de andarse con tonterías en ese instante. - Necesita ayuda... Así que haz lo que pide la cliente lo antes posible y llevemos a Lollenda a dónde puedan atenderla.

Me levanto rápidamente, furioso conmigo mismo por mi torpeza, y dispuesto a descargar mi furia sobre esos malditos humanos. Pero las palabras de la maga hacen que cambie de idea sabía que no podíamos fiarnos de esos dos humanos, menos aun si van acompañados de una ojeras puntiagudas.

Doy media vuelta y echo a correr en dirección a la entrada de la posada. Al dar la vuelta a la esquina, veo como el grupo de mercenarios está teniendo problemas con otro par de humanos. Lanzando un sonoro bramido, cargo frontalmente contra el que se encontraba más cerca de mí, lanzando un hachazo horizontal en cuanto me pongo a distancia de ataque.

El líder sigue el juego de pies de Alvaro, pero no puede contenerlo y se ve obligado a retroceder, y casi cae de espaldas. Ahora, está entre el enano, la maga al fondo y el estaliano. Sus hombres, salvo uno, han huído, y se puede presuponer que los dos que envío a inspeccionar el equipaje están muertos. 

-Maldita sea.- Dice, entre dientes. Aunque el tesoro es valioso, su vida lo es más, así que lanza su espada y se hecha a correr. Pero no es muy rápido, y desde luego no es muy ágil. Trata de esquivar a los presentes y escapar, pero apenas si puede superar al enano. El otro hombre, sin embargo, al ver que su jefe no consigue escapar, decide quedarse y ayudarle, al menos hasta la muerte. 

-¡¡VAMOS, JEFE!!- Grita. -¡HUYA Y SALVE LA VIDA!- Tratando de ganar tiempo, se lanza sobre Alvaro, tratando de acuchillarlo por la espalda, aunque con muy poco éxito. Los nervios le traicionan y falla, por mucho. 

¡No huyas maldito cobarde! ¡Ven aquí y lucha! bramo con el puño derecho al aire al ver al humano salir corriendo.

Viendo como el perro me ataca por la espalda.

-Wolfgang ocupate del mequetrefe, este es mio.

Digo echando una nueva mirada a Gabriella, esta volando! y retirandome del combate para perseguir al "jefe". No sabe que el jefe soy YO!