Partida Rol por web

-¡Ah! ¡Así que aquí es donde te has metido celeste del demonio! Dijo el hombre al ver a Gabriella Escúchenme, soy Heinz von Freudenfeuer, colegiado mayor de la Orden Brillante de nuestro sacrosanto Imperio, y por la autoridad que como Hechicero de Batalla dispongo para ejercer contra las fuerzas del Caos, he venido a llevarme a esta desvergonzada especie de imitación de hechicera conmigo.

El hombre dió un paso al frente desafiando con la mirada a Verner. Y luego habló para Gabriella.

-¡Agarra a tus perros por la correa y vámonos de aquí antes de que se me enciendan las barbas, celeste incompetente!

-¡¿QUE?! Dijo Verner, con la vena de la frente dilatada hasta su máxima expresión. ¡Tiene mucho valor para entrar aquí exigiendo por las buenas! ¡Esta gente está arrestada bajo cargos muy graves y no se va a ir a ningún sitio sin mi consentimiento! ¡Ni aunque el mismo Baltazar Gent entrara por esa puñetera puerta!

Verner apretó los puños de ira, y los más cercanos pudieron observar como una mano temblaba en dirección a la empuñadura de su espada a causa de una titánica batalla de voluntad por la resistencia del hombre a desenvainarla en el acto.

-¡Me importa una mierda de orco que usted sea un Hechicero de Batalla o no, no tiene ninguna autoridad para llevarse a estos arrestados, y menos dadas las circunstancias por las que estamos aquí despues de lo expuesto por la colegiada de la Orden Celeste!

-¡Pues sí que le va a importar, vaya que sí! Los ojos rojos de von Freudenfeuer brillaron con una luz interior antinatural y los más cercanos les pareció sentir una elevación de la temperatura de la celda. ¡Al menos si usted cumple con su deber y tiene en cuenta las competencias de cada uno aquí! ¡Mientras nosotros nos jugamos la misma alma al usar la magia para el bien de Sigmar y del Imperio, ustedes todo lo que hacen es el imbécil quemando campesinos!

Con la aparición de aquel hombre, parecía que toda la tensión controlada de la situación se había desatado sin freno alguno por la pendiente de una montaña.

Verner bufó como una olla a presión, intentando relajar sus impulsos y controlar la mano que ahora aferraba la empuñadura de su espada, cuando pareció recuperar el control respondió a las palabras de Heinz.

-Con el debido respeto magister... se me están empezando a inflar las gónadas. Si nuestro querido emperador entrara en razón con respecto al peligro de tener a un atajo de  payasos con ganas de suicidarse llevándonos a todos por delante, de buena gana haría el imbécil quemando a petulantes como el que ahora tengo delante de mí que siempre se escudan detrás del Emperador. Si algún día Karl Franz se da la vuelta les encontrará pegados a su culo. Dijo Verner.

La vena de la frente del hombre daba la sensación de ir a explotar en cualquier momento. Miró a sus hombres, y luego a los aventureros arrestados, meditando la situación.

-Adelante, puede llevarse a esta gente de aquí y hacerse cargo de ellos. Tenga por seguro que no hemos terminado, pero después de esto, no piense que vamos a intercambiar fluidos corporales en la ducha.

¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! No puedo evitar que me entre un tremendo ataque de risa al escuchar la discusión entre los dos humanos. Tan fuerte es el ataque que acabo doblado por la mitad con las manos apoyadas en las rodillas. Tras un par de minutos vuelvo a la normalidad, mientras me limpio las lágrimas de la risa con el antebrazo.

Bravo humano, bravo le suelto al templario mientras le aplaudo con mis enormes manos una grandísima demostración de la autoridad y de la competencia de tu orden. El viejo mundo está más seguro que nunca con humanos como vosotros luchando contra el caos. Una vez terminado con el templario vuelvo a enarbolar el hacha y apunto con él al colegiado de la orden brillante y tu cuida tus palabras hechicero. Vuelve a insultarme y comprobaremos si eres capaz de hacer magia con la hoja de mi hacha sobresaliendo por tu pecho.

Heinrich observó divertido —por supuesto con disimulo, no le fueran a fulminar allí mismo— la discusión entre el cardenal y el recién llegado. Desde luego Von Neuman usaba un lenguaje muy pintoresco cuando se enfadaba y sabía dar un buen espectáculo con esa vena en la frente que parecía a punto de estallar.

A pesar de tomárselo a broma, no era ajeno a la seriedad del asunto y su opinión sobre el cardenal mermó un poco cuando cedió a los prisioneros. No demasiado, pues entendía como funcionaban las cosas en las "altas esferas" y extender el duelo de voluntades podía resultar en desastre. Aun así, no le hizo demasiada gracia que le privaran de sus juguetes.

Hasta el momento Heinrich había permanecido callado, manteniéndose al margen y tratando de no destacar por si alguna llamarada surgía de los ojos del furioso mago. Viendo que las aguas se calmaban se despidió con un gesto de los, ahora, ex-presos. Cuando vió a Wolfgang detuvo la mirada sobre el hombre más tiempo de lo normal sonriendo ampliamente mientras lo hacía. Los ojos del inquisidor decían "No me he olvidado de tí. Espero que tú tampoco."

Sentía lástima por el aventurero: atrapado entre la inquisición y la hechicera a la que hacía pocos minutos había acusado. Hechicera que parecía iba a recibir un correctivo  —aunque Heinrich se temía que todo fuera puro teatro para salir al paso— y que estaría deseando descargarse sobre la "sucia rata".

No se detuvo a pensar que quizás el apelativo iba dirigido a él, ni tampoco le habría importado. Cosas peores le habían dicho.

Mientras observaba el desarrollo de los acontecimientos no podía sino maravillarse por la existencia del enano. No entendía como podía haber sobrevivido hasta el día de hoy cuando no era capaz de mantener la boca cerrada: cuando por fin llegaba alguien a sacarle del fuego el iba y le daba la vuelta a la sartén. Heinrich ya se imaginaba al matador convertido un montoncito de cenizas. Quizás el hechicero fuera tan amable de ejecutarlo allí mismo.

Thalber se había mantenido al margen pero, ante la impetuosa aparición del magister no pudo evitar poner los ojos como platos. Mientras la expresión de Von Neuman amenazaba con atravesar al recién llegado, la tensión de Thalber se incrementó, y puso también su mano sobre la empuñadura de su espada, sin desenvainarla, pero tampoco la soltaba.

Las palabras de enano no ayudaban, la tensión crecía por momentos...

Katherina, desde la esquina de la que no se había movido ni un ápice en todo el rato, escuchó sin decir palabra las preguntas de Von Neuman para las que ella particularmente no tenía grandes respuestas sino solamente conjeturas y acusaciones sin pruebas, hecho este por el cual prefirió no interferir en ningún momento.

Sin embargo, su serio temple se vio interrumpido ante la llegada del hechicero de la Orden Brillante de repente. Eso sí que no me lo esperaba... así que mandan a un hechiero de batalla a sacarles las castañas del fuego a doña noble mentirosa y sus amigos... pensó la sacerdotisa sin quitar ojo de encima a los arrestados, especialmente a la hechicera. Tras todo lo dicho frente a Neuman si ya se fiaba poco de ella... ahora aún menos.
A Kat no le parecía justo que ahora les fuesen a arrebatar a sus nuevos inquilinos cuando comenzaban claramente a desenmascarar a la maldita bruja de pelo blanco pero su jefe estaba presente y él era el único que tenía la última palabra y quien hablaría por ella y sus cuatro compañeros en caso de ser necesario.

La mujer, sin moverse de su trocito de pared, observó cómo procedían a marcharse los 5 junto con el hombre de malas pulgas y pelo naranja pero la risa y las siguientes palabras del enano la enerbaron hasta un punto inimaginable.
Maldito tapón del demonio, ¿cómo osa contradecir a su propio salvador y además insultar al mismísimo Von Neuman? Desde luego sus ganas de morir son en cierta parte envidiables. Y ademá se lo busca muy bien él solito... piensa Katherina echando mano a la empuñadura de su espada con rapidez, casi aguantando la respiración en pos de lo que se veía venir a continuación.

Wolfgang retuvo su lengua una vez más como ya se estaba convirtiendo en costumbre para el pícaro charlatán. Y a decir verdad, le costaba cada vez más no apuntillar con un comentario, añadir un chiste jocoso o meter baza en la conversación para hablar de su propia experiencia en tal o cual cosa. Se sentía un poco amilanado en presencia de dos hombres tan poderosos... Y por eso se acercó lentamente a Álvaro, buscando, quizá, la protección del número. Sin dejar de lanzar miradas de reojo a Gabriella, que por fin parecía tener parte de la situación cogida por los cuernos. AL final iba a resultar que si que era alguien en el Colegio de la Magia...

Sin embargo, cuando Arztmann clava su mirada en él, Wolfgang no se achanta, sino más bien todo lo contrario. Le devuelve una gran sonrisa que deja al descubierto sus paletas separadas y alza las cejas en respuesta a su expresión, asintiendo. "Soy el más listo de la clase", parecía querer decir. Y que el inquisidor entendiera lo que quisiera.

Los dos hombres clavaron sus miradas en el matador,y de ellas surgió puro odio desatado. Su conversación había terminado, pero el punto colocado al final de la misma por el enano, a quien habían ignorado durante toda la discusión, hizo que la tensión acumulada terminara por desbordar el vaso.

-Señorito magister, si mis oidos no me engañan, creo que uno de los detenidos por herejía acaba de convertir esto en competencia de nuestra orden al amenazar a un practicante licenciado.

Verner se encaró al enano con el rostro fruncido, y le propinó un revés con la mano sin cambiar de semblante.

-Ya no estás en tus cuevas enano, muestra respeto por las leyes de este lugar o muere bajo ellas. Le dijo al matador, preparado para su previsible reacción. Entrega tu arma y disponte para ser encarcelado, tú no vas a irte a ningún lado despues de esto.

Tras Verner, Heinz, apretaba los dientes con furia y con la mirada fija en el matador. Sus ojos brillaban con la fuerza del viento rojo del Aethyr, y la temperatura en torno a él no dejaba de elevarse.

El enano se viene con nosotros.- Dijo mientras seguía a Heinz fuera de ese lugar.

El hechicero de batalla no pareció inmutarse ante lo dicho por Gabriella, sus ojos clavados en el matador, mostraban una lucha de voluntad de proporciones titánicas por mantener el control.

Con los puños cerrados y la mirada fija en el enano, mascullaba entre dientes.

-¿Cómo te atreves...? ¿Cómo te atreves...? ¿Cómo te atreves a amenazarme enano insolente? Dijo entre dientes, hecho una furia intentando controlar sus impredecibles instintos como el elemento que era su dominio.

Los ojillos de rata de Heinrich brillaron con deleite al ver como Verner ponía al enano en su sitio. Sin embargo no se detuvo mucho tiempo en disfrutar el momento; las cosas iban a ponerse feas y debía estar atento. Sin dar muestras de violencia, pero preparado para entrar en acción en cualquier momento, observó la respuesta del bando contrario.

—Eso no es lo que ha dicho Su Eminencia —dijo en contestación a la hechicera mientras calculaba cuán a salvo estaba. En su mente los cuerpos de Maul y Thalber eran como dos muros cuyo único propósito era servir de cobertura.

Pero nunca está de más tener un plan alternativo —pensó contando los pasos hasta la salida.

Ah...por fin...como no,era demasiado estupido para vivir...logico...

Maul se movio, prioridades, su jefe, protegerlo del estupido enano, segundo exterminar toda amenaza a sus compañeros, hechiceros...

Maul iba desplegando poco a poco un mapa tactico en su cabeza...je, esto sonaba muy bien en su cabeza pero en realidad, Maul no era un genio sino un simple soldado con las cosas, claras; iba a hacer pulpa a los enemigos de su orden, asi de facil, sin medias tintas...no le habia gustado nada la aparicion del hechicero, por su parte, el hechicero era solo un cacho de carne mas....su martillo igual podia aplastarle el craneo, solo se llevaria un par de quemaduras mas...con los brujos pasaba mucho eso; si no podian conjurar eran carne muerta, solo habia que ser rapido..

En cualquier caso, su jefe le habia dado un bofeton mas que merecido al enano; de modo que era evidente lo que iba a pasar, Maul tenia claras las cosas, el enano iba a atacar; asi que Maul iba a prevenir el devenir del asunto...

El martillo de Maul se movio.....