En efecto, responde Gloin, pero sí tenían tiempo de llegar al Nido de Águilas y allí no han llegado.
- No quisiera parecer insistente pero ¿cómo sabéis que no ha llegado?, vuelve a preguntar el hobbit.
Porque si lo hubieran hecho el Señor de las Águilas nos lo habría hecho saber, y por contra envió un mensajero diciendo que, no sólo no habían llegado, sino que sus águilas no les han visto entre el Anduin y el río Rápido. Los cuervos de la montaña, enviados a seguir su ruta prevista a lo largo de las ciénagas Largas, tampoco les han visto.
- Entonces, si dejamos a un lado a los elfos por el momento, o se han ido río abajo o no lo han cruzado.
El elfo no dice nada, solamente escucha. Se nota que hay una cierta tensión en él, aunque la disimula bastante bien
Eso es exactamente lo que quiero saber, para empezar.
Fredegar mira a los otros que permanecen callados: Pues creo que ya tenemos la información necesaria ¿nos vamos?
- Pues... creo que sí, salvo que haya algo más que pueda ser relevante, creo que es hora de ponerse en camino.
Ioli asiente, haciendo a la vez una pequeña inclinación hacia Gloin. A su parecer, sabían todo lo que necesitaban. Al menos, sabían todo lo que podían por el momento. Tenían una idea de por dónde empezar.
Para sí, Ioli deseaba que los emisarios estuvieran prisioneros de los elfos. No sabía qué podía hacer que la gente del bosque retuviera a unos mensajeros, pero debían tener sus motivos, y sin duda ese problema se podría solucionar hablando.
Mata asintió.
Ya tenían lo que habían venido a buscar y ahora, era necesario salir de aquí antes de probar la paciencia de nuestro amigo el enano. Dicen que son temperamentales, y siempre me han dicho: nunca te enfrentes a un enano enfadado, a no ser que tengas un lugar alto dónde subirte.
El explorador le hizo una reverencia a Gloin y espero para retirarse junto a sus compañeros.
Bien, dice Gloin. Parecéis competentes, así que os encargaré formalmente la búsqueda.
Hace llamar a un asistente, garabatea algo en un pergamino y os lo entrega, junto con un mapa.
Éste es el plano de las tierras al sur de Esgaroth, y como quiera que el viaje en bote es la alternativa más rápida y segura para recorrer las ciénagas Largas, presentad este papel a los hombres del lago y os proporcionarán uno o varios botes para ir río abajo.
Espero pronto noticias vuestras... y que sean buenas. Por último: es justo mencionar que habrá una recompensa adecuada al concluir vuestra misión, si bien éste no es el momento de hablar de ello.
El plano es el que os he puesto antes en esta misma escena.
- Agradecemos su confianza y esperamos poder regresar lo antes posible con buenas nuevas, dice Fredegar haciendo una reverencia.
Arreando
Eurainon mira a Gloin antes de partir, y asiente con ligera tirantez
- Ni yo ni nadie de la hermosa gente desea que ningún inocente sufra daño alguno - dice con un tono, sin embargo, mesurado y que esconde una doble intención - Espero que podamos traeros buenas noticias, Gloin, hijo de Groin. Que los valar os guarden a vos y a vuestro pueblo
Dicho esto, y si no obtiene respuesta, se marcha con sus compañeros
Abandonáis la "embajada" del reino Bajo la montaña en Esgaroth, y os dirigís a los muelles.
Allí, tras mostrar los papeles que os ha proporcionado Gloin, os proporcionan un bote de quilla razonablemente plana, de buen tamaño, en el que caben hasta 8 personas, y que se maneja mediante pértigas en la parte menos honda, y dispone de una pequeña vela para aprovechar el viento.
- Bueno ¿quién sabe manejar eso? Yo es que, bueno, no sé nadar y soy pequeño para esas pértigas y ....
¿Nos ponen a alguien para manejarlo?
No hace falta mucha pericia para manejar ese bote río abajo.
- ¿Botes? Preferiría ir en un carromato, a rastras. Pero si es la vía más rápida me pondré en el medio y no miraré a los lados. Estas cosas son más peligrosas que una docena de orcos.
El elfo mira el bote y una sonrisa aparece en sus labios. Sin mediar palabra sube al mismo, y acaricia las velas, la madera de la quilla, observando los remos y el timón
- No te preocupes, Fredegar, salvo que los valar hayan dictaminado otra cosa yo os llevaré a nuestro destino con esta embarcación. Conozco como manejarla, y aunque su factura sea... - mira un instante a Akin y cambia lo que iba a decir- .. algo distinta a la que estoy acostumbrado, os llevaré a buen puerto
Fredegar alegra el rostro y corre a la embarcación pero cuando está a punto de subirse coloca un pie tímidamente como esperando que pase algo:¿Estás seguro que no volcaremos? ...Bueno vale, subo pero no hagas tonterías y procura que no se mueva mucho...pero que nos de tiempo a disfrutar del paisaje.
Ioli sonríe, mirando hacia el enano. Los botes y el agua tienen poco secreto para los de su pueblo, por supuesto, pero, a su manera de ver, el enano no hace del todo mal sintiendo cierto temor hacia el lago. El agua puede ser tan mortal como el fuego, y eso también lo había aprendido bien su pueblo.
Sacude su cabeza, saliendo de divagaciones. Como de costumbre, le cuesta alejar su mente de pensamientos agoreros, y más aún le cuesta tener la mente donde está su cuerpo.
Viajaremos seguros, no temáis.
Y sin más, se sube al bote y deja que sea Euranion quien tome la pértiga durante el primer tramo. Después le relevará, pues no es tarea fácil mover una barca con el peso de cinco hombres - o de cuatro y medio -, ni siquiera sobre el agua.