Partida Rol por web

Ruinas. Los últimos vestigios del antiguo poblado sobresalen del fango y del légamo como si fueran puntas de dedos y dientes rotos. Pilares solitarios, pequeños arcos de mármol, y muros húmedos con gárgolas sonrientes contemplan a los inesperados visitantes.

Encontráis lo que parece un camino, que conduce al corazón de la ciénaga.

Mata señalo con el dedo hacia delante.

- Allí. - Dijo sin más mientras su mano se elevaba mostrando un sendero oculto entre hojas, matorrales bajos y convertido en un barrizal. - Supongo que han seguido su camino por allí. -

Fredegar observa las ruinas y las gárgolas, sus ojos muestran la fascinacion de un niño al que le hacen un regalo. Parece que en cualquier momento va a salir corriendo para verlo todo de cerca pero su experiencia anterior le detiene: Me pregunto quién viviría aquí

- ¿Habrán tenido que huir del trol? Se me hace muy extraño que yendo a buscar al Rey de las Águilas, hayan continuado por este lodazal.

El sendero pasa por debajo de algunos árboles de ramas colgantes, en su ruta hacia las ruinas del antiguo asentamiento. Al verlos, algo pugna por abrirse paso en vuestra mente.

El elfo camina pesaroso y pensativo; el cenagal no contribuye a calmar la sensación funestas que se ha apoderado de su estado de ánimo desde que inició el viaje y que ha ido llenándolo de sombras. Contempla el viejo templo, y como sus compañeros, se pregunta si acaso habrá algún motivo para que los dos enanos que andan buscando abandonasen el camino que llevaban y se refugiaran allí

- Tal vez alguno de ellos quedara herido, y debieran buscar refugio mientras curaba sus heridas - dice sin demasiada convicción mientras observa las ruinas pensando en qué lugar deben encontrarse

- ¿Será esta la zona que nos advirtió el anciano de los hombres del lago?, se pregunta en voz alta Fredegar

Si un jugador recuerda el verso de saber recitado por el viejo hombre del lago mientras la compañía explora el bosque de los árboles colgantes y menciona explícitamente que los compañeros buscan la ‘hierba del ahorcado’, se le permite una tirada de Buscar para detectar plantas que puedan corresponder a la descripción.

Con una tirada con éxito los compañeros son capaces de permanecer lejos de las plantas colgantes, y no se ven sujetos a sus ataques.

Fredegar corre hacia Euranion y le sujeta: ¡Cuidado!, dice señalando las plantas colgantes. Ya sé a qué se refería el anciano, esas plantas atacan a todo el que se acerca, será mejor evitar pasar por ahí.

Esas hierbas que cuelgan... Ioli frunce el ceño, pensativo.

La hierba del ahogado. Ese buen hombre, y tu buena memoria mira hacia el mediano nos pueden haber ahorrado muchos problemas.

Ioli sabe que no habría recordado el comentario del anciano de no ser por la mención de Fredegar. Muchas cosas nublan su mente.

¿Habrán entrado por accidente los enanos ahí?

- El problema es que si los enanos han entrado por allí, tendríamos que ir por allí. - Dijo Mata negando con la cabeza. - Eso o encontrar un rastro fiable para poder seguir. Sólo espero que ellos también se hayan percatado del peligro de estas plantas y no hayan decidido caminar por este sendero. -

Maldita sea... esto se complica cada vez más.

Mata se agachó y comenzó a mirar el suelo con detenimiento.

Tenía que saber que había pasado y hacia dónde fueron los enanos, y también, si escapaban de algo.

El camino pasaba en ocasiones por debajo de las hierbas del ahorcado, pero había sitio por los lados paar evitarlas dando un rodeo, de forma que al grupo le fue posible seguir avanzando sin exponerse a un ataque.

Tras agradecer al hobbit su pronta ayuda, el elfo escuchó las palabras de Ioli y de Mata, antes de asentir

- Aun hay poco que sabemos, en efecto. Me alegra sin embargo que ya no haya sombra de sospecha sobre mi pueblo. Es evidente que otros fueron los problemas que acecharon a los enviados enanos. - dice con cierto tono de molestia- En cuanto a vuestra preocupación, lo cierto es que la comparto, Mata Dalam, de los hombres del bosque