Partida Rol por web

Janira te mira y hace gestos de afirmación cuando te ve anotar las cosas en tu diario:

- Seguid el ejemplo de vuestra compañera Lola, pues escribir las cosas más tarde puede que perdáis algunos de los detalles importantes y eso podría no convertir uno de vuestro mejores informes en dignos de las Crónicas Pathfinder. Lo más alto que uno de nosotros puede llegar! Respondiendo a tu pregunta Lola, creo que aún nos quedan unas horas, hacia el atardecer si nada nos demora.

Si nada nos demora, había dicho la mediana. Y sí que le gustaba hablar, pero no solía dar puntada sin hilo. Eso significaba que había una posibilidad razonable de que se toparan con alguna "demora".

Belven no podía prestar atención a la libreta, no en aquel momento. Sus cinco sentidos permanecían alerta, atento a cada crujido, a cada sombra y a cada sonido desconocido - que eran casi todos - que llegara hasta sus oídos.

No te preocupes, Janira, estaremos alerta.

Me agacho para examinar mas detenidamente las huellas intentando identificar las diferencias  con las de equinos normales si nos topamos con los centauros ¿hay algo que tengamos que tener en cuenta para no ofenderlos o provocarlos?

Janira os mira tras vuestras preguntas y sonríe:

- Muy bien pathfinders, preguntad para saber todo aquello que pueda ser importante. Lo mejor con los centauros es hablar poco y no mencionar nada de su parte equina.

Interesante. La advertencia que les da su lider con respecto al trato con los centauros.
- Ahora para donde vamos Janira?
La joven picara mirava el cielo tratando de desifrar con la posición del sol que hora era antes de tener que preguntarle a Janira.
 

Janira mira hacia dónde señala el árbol bicentenario y allí hay un sendero oculto y os sonríe y dice:

- ¡Por aquí compañeros!- Y seguís el camino durante varias horas, hasta que llega la hora de comer y hacéis un alto.

- Bueno, parece que llevamos buen ritmo. Mirad allí véis aquel risco, es la oreja del minotauro. Eso indice que no estamos a más de dos horas de la entrada de las cuevas. Siempre que encontremos el camino entre los obstáculos, yo tenía todo el tiempo del mundo cuando vine, pero vosotros tenéis prisa. ¿Tenéis conocimientos para viajar entre la espesura? En eso yo no puedo ayudaros...

¿En la espesura? Bueno... Belven podía abrirse paso por una calle abarrotada, principalmente porque había aprendido a esquivar a las personas y también porque las personas habían aprendido a esquivarle a él. Pero... unos helechos no se apartan, ¿no? Pues eso no iba a ser tan fácil.

Yo no soy especialmente patoso, pero tampoco tengo mucha experiencia en esto de los bosques y tal. Hace ya tiempo que abandoné las costumbres de mi antigua tribu. Eso sí, intentaré no perderme, ¿de acuerdo?

Bueno, tampoco es que aquella espesura fuera a ser muy espesa, ¿no? Al fin y al cabo, si la cosa se ponía demasiado tupida, siempre podía dedicarse a desbrozar un poco el terreno.

La picara se alegro de que llegue la hora de poder comer algo, pues esta larga caminata le había abierto el apetito.
- Lamentablemente no me se mover con soltura entre la maleza. Responde Lola a la pregunta de Janira.
- Lo mio es moverme sigilosamente, entrar y salir de lugares sin ser detectada.
- Como podemos hacer para poder llegar a tiempo a la cueva?

Había estado callado mucho tiempo, pero eso no quería decir que no estuviera haciendo nada, pues cada consejo y cada palabra de Janira, las había anotado en mi libreta, además de los puntos de referencia, para conocer el lugar en caso de que volviera a venir o cuando nos tocara salir.

- Una Pregunta... respecto a os centauros... tienen algún miedo en especial, no sé, al fuego, electricidad o algo- le pregunté a Janira mientras seguí sosteniendo mi libreta para anotar.

Janira mira con alegría a Thoronval que por fin vuelve a tomar la palabra, era una suerte tener a un erudito como él en el grupo:

- Pues no, que yo sepa. A parte de su odio por las ciudades, su aprecio a la tribu y a sus territorios. No conozco mucho más de su cultura.

eso quiere decir que puede que estemos en sus territorios algo a tener en cuenta si nos topamos con ellos creo que yo puedo manejarme bastante bien entre la maleza, tanto por mi infancia como por mi entrenamiento, conozco las plantas y tengo nociones de supervivencia ¿adonde nos dirigimos?

Janira sonríe y abre los ojos de ilusión ante las palabras de Lotto:

- MUY BIEN, MUY BIEN, Lotto, compañero, debes intentar seguir este sendero que suele desaparecer con frecuencia entre tanta maleza.

Lola se acerco a Lotto. Yo tratare de ayudarte a seguir el rastro. Espero que no nos perdamos. Me mantendre atras si para no estropiar el paso.
 

Belven, poco avezado a esto de la naturaleza, pero bastante buen observador, intenta echar una mano a Lotto para encontrar el camino.

Diría que por aquí se ve algo... sí, por aquí. Ah no, espera, mejor por allí...

Y así, vagando de lado a lado de aquel paraje, Belven echa una mano como buenamente puede para lograr llegar todos juntos a su destino.

Al ver que los demás estaban ayudando a Lotto, sentí que debía hacerlo también, aunque no era su especialidad, lo intentaría:

- tal vez... tal vez...- pensé en voz alta mientras intentaba ayudar a encontrar el sendero, la verdad no veía nada; luego de un rato sintiéndome inútil, saqué mi libro de notas y comencé a ojear lo ya escrito.

Con el trabajo en grupo del equipo parece que Lotto demuestra sus buenas habilidades en el campo abierto, y con ayuda de los demás, unos más que otros, consigue seguir el camino hacia las cuevas.

Janira lo agradece cada vez que parecen un poco perdidos. Os detenéis a comer y continuáis. Finalmente cuando empieza a caer el sol podéis ver que el denso bosque se abre a un ancho claro en la base de un acantilado de 30' de altura cubierto de gruesas lianas y enredaderas que lo cubren todo:

-¡Aquí, la entrada a la cueva está tras esa vegetación!- dice con una amplia sonrisa mientras se acerca al acantilado, aparta un poco de ella y deja entrever una ancha grieta en la superficie de la pared.

- Aquí es dónde vi al branquial entrar. 

Mientras hace señas en dirección a al grieta, el bosque del que venís toma vida y multitud de pequeños animalillos gritan y huyen de algún peligro invisible y una gran criatura avanza entre la espesura destruyendo la maleza y los árboles a su paso.

Janira con el ceño fruncido se lleva la mano a la empuñadura de su látigo y con preocupación dice:

- ¡Rápido, escondeos antes de que nos vea!- Cómo si hubiera invocado a la criatura con sus palabras, un enorme ser astado surge de entre los árboles. Mide casi 3 metros de alto sobre unas enormes pezuñas y con un hacha enorme en sus manos, su cabeza de toro emite un rugido de rabia desenfrenada cuando os ve.

Viendo que el minotauro puede ser un reto demasiado grande para las posibilidades del grupo Janira os grita mientras sale corriendo en dirección al bosque:

-¡UN MINOTAURO! Tenemos pocas posibilidades contra él. Tomad mi mochila y lanzarosde cabeza a la cueva. Completad solos vuestra misión, mientras yo lo alejaré de aquí, lo perderé en el bosque y me reuniré con vosotros en cuanto pueda. Ahora, ¡IROS!- Lanza su mochila dentro de la cueva, lanza un conjuro y corre evitando al minotauro hacia el bosque intentando que este la siga.

La joven pícara se ve sorprendida por la presencia de tal ser quedando momentaneamente paralizada. Luego escucha las indicaciones de Janira que se metan en la cueva, aunque no estaba de acuerdo con tal indicación, la pícara se tomo unos milisegundos para ver cual era la reacción de sus compañeros, pues si ellos se quedaban para atacar ella también lo iba a hacer, pero si seguían las ordenes de su líder, no era quien para contradecirla, pues hasta ahora en todo lo que ella les había contado tuvo razón y siempre les aconsejo con sabiduría.
- Vamos compañeros, nos ha ordenado que entremos en la cueva.
Sacando su estoque de su funda, Lola espera la reacción de sus compañeros.
 

Belven estaba ya listo para cargar contra el minotauro, pero la advertencia de Janira le detuvo en el acto. ¿Sería cierto? ¿Acaso un minotauro era un enemigo demasiado duro para ellos? y, lo más importante ¿Quién era él para dudar de las palabras de Janira?

El dilema quedó rápidamente resuelto; si hasta entonces habían obedecido las órdenes de la mediana, no había motivo para dejar de hacerlo en aquel momento. Sin dudar ni un instante más, Belven se lanzó por el agujero de la entrada de la cueva, murmurando una rápida plegaria a los dioses del bosque para que Janira logre salir de allí con vida.

A pesar de que según Janira el camino era transitado de forma habitual por los branquiales y es de suponer que habiendo un camino también por animales lo cierto es que los matorrales y las piedras cubrían continuamente la senda, de no ser por la inestimable ayuda de sus compañeros que en mas de una ocasión encontraron las pistas necesarias para continuar  a estas alturas no estarían en la cueva.

El sonido de un bramido corto su alegría, lo primero que pensó Lotto fue en los centauros, aunque lo cierto es que poco sabía de tales criaturas mas que una vaga idea de su aspecto general sin embargo Janira pronto informo que el origen era un minotauro, demostrando la experiencia de la practica Janira actuó antes de que ninguno pudiera pensar en nada mas, un atisbo de impotencia recorrió a Lotto mordiéndose el labio y conteniendo las ganas de salir corriendo a ayudar a su compañera cosa que probablemente causaría mas problemas que ayudar buena suerte murmuro por lo bajo antes de dirijirse a la cueva cogiendo la mochila que lanzara Janira vamos, antes de que el minotauro nos vea mientras se adentraba en la cueva evaluó la rápida reacción de la mediana, ella conocía al enemigo, el terreno y era pequeña siendo la que mas probabilidades tenía de ocultarse en el bosque y perder a la bestia y ella lo evaluó en apenas unos segundos Lotto se dio cuenta de la experiencia que todavía le faltaba para alcanzar esa lucidez ante las adversidades y su admiración por la mediana creció.