Partida Rol por web

Seguí aquel hombre hasta una habitación enorme, estaba claro que problemas de dinero no tenía... Aunque bueno si era un príncipe como dijo mi carcelero era normal. negué cuando en ofreció comida.

Aun no tengo hambre le dije en tono normal, no era que rechazara la comida, es que realmente tenía el estomago cerrado. Con su siguiente pregunta negué con la cabeza de nuevo No, de echo esta noche me dio mejor comida y un sitio donde dormir que no era el suelo le dije con claridad sentando me y mirando lo ¿Que vas hacer conmigo? Si eres un principepodriasntener a culquier mujer, eres atractivo como hombre ¿Porque aceptas esclavas? pregunte intentando comprender su cultura para no escapar o suicidarme....

Cuando me contestó me agradó sobremanera que su tono se hubiera vuelto mucho más cordial que el día anterior. El odio que mostraba en sus palabras la noche antes se había tornado en unas palabras firmes pero más amables. Asimismo, el hecho de saber que la habían tratado mejor me reconfortaba.

Tras la última pregunta de la hermosa joven, me giré y tomé asiento frente a ella. Aun tenía algo de calor por lo que me serví una copa de vino para refrescar al menos la garganta. Al cabo de un instante, miré a mi lady Shura a sus profundos ojos azul y gris cielo y contesté:

-A vuestra primera cuestión tan solo puedo responderos que hasta el momento no lo había pensado y a vuestra segunda inquietud....os responderé que no acepto esclavas, os he aceptado a vos, mi lady Shura.-

Las últimas palabras salieron de mi boca tan cálidas como el sol de media tarde que se colaba por la ventana, no podía dejar de mirarla y deleitarme con su extraordinaria belleza. Tras beber otro trago, dejé la copa en el escitorio y le pregunté con suvaidad:

-Yo vos, ¿qué opinais de todo esto? ¿Qué aguardais que haga con vos o por qué pensais que acepté vuestra compañía?-

¿Y porque me habéis aceptado a mi? pregunte sin mas, pues si no aceptaba esclavas no entendía porque se había quedado conmigo.

Con sus siguientes preguntas arquee las cejas... ¿Que opino sobre que? pregunte sin saber a que se refería... He visto que hacían con otras mujeres así que supongo que me usaras para llenar tu cama, hacer labores de vuestro hogar, cuidar niños, o simplemente tenerme ahí para entretenerte con lo que te plazca... pues quien hacia esclavos era capaz de hacer cualquier cosa.

Sonrei ante sus respuestas, era tan sincera y afilada como la punta de una daga y eso me agradaba muchísimo. Sus ojos me observaban con incertidumbre y sorpresa, algo que prefería a su mirada feroz y destructiva. Cruzando ambos brazos frente a mi torso, respondí:

-Ciertamente lo que se espera de una esclava común son las tareas que habeis descrito mas estamos de acuerdo en que vos no sois una esclava común, ¿no os parecé?.- ,al decir esto me incorporé de la silla y di unos pasos hacia ella e intentando que no se sintiera amenazada, -Y el motivo por el cual os he aceptado a vos....- ,mi tono de voz se tornó mucho más dulce y cálido, -...es porque no podía permitir que la idea de que sufrierais algún otro mal fuera posible.-

Diciendo esto me giré de nuevo y volví a apostarme en el ventanal para observar como el astro rey comenzaba a ocultarse lentamente por el horizonte.

No es que no sea una esclava común, es que jamás me resignare a serlo, aceptar ordenes que no me gusten, aguantar humillaciones, antes de eso me quitare la vida le dije con claridad, pues lo ultimo que me quedaba era mi virginidad y mi dignidad y no la vendería por nada a nadie... Me daba igual que fuera un príncipe, un rey o un dios, para mi era mi dueño según el mundo y me negaba a ello, solo pertenecía a alguien, aquein yo había escogido, y ahora aque hombre había terminado en las minas por quedarse a mi lado protegiendo me en vez de escapar....

¿No podías permitirlo? ¿Y ahora como eres tan honrado me darás la libertad? pregunte con ironía haciendo un sonido con la boca como un bufido, pues estaba claro que eso no lo haría, pues si me daba la libertad podría ir donde quisiera y hacer cuando quisiera... Nunca me gustaras, jamás me gustara nada de ti mientras mi cuelo aun sienta los grilletes y tu tengas las llaves...

Suspiré ante las palabras de mi lady Shura. Me dieron la certeza como un portazo en el rostro de que jamás lograría poseerla del modo que yo deseaba. Su voluntad admirable le conferían un poder que ni mi virtud con las palabras ni mucho menos mi condición de príncipe podrían doblegar. Ante tal panorama, no me quedaba más que resignarme a darle la victoria pues, a no ser que abusara de mi poder sobre ella, no tenía opción alguna:

-Sea pues, mi lady Shura...brindo por vos.- ,al decir esto tomé un trago de vino y dejé la copa en la mesa, -Por vuestra condición y situación, vuestra libertad ahora sería más un inconveniente para vos que una alegría por lo que os doy la oportunidad de lograr vuestro objetivo.- ,al decir esto me senté frente a ella y continué, -Me acompañareis, al término de mis deberes aquí, al castillo de Asdrom, hogar de mi familia y os convertiré en ayuda de cámara de mi reina y madrasta, su majestad Lady Marian. Allí tendreis paz y tranquilidad hasta que reunais, con vuestro honrado trabajo, el dinero suficiente para partir en busca de aquello que anelais.-

Sin decir más palabra, recogí algunos documentos para ordenarlos y ponerme a la tarea de redactar una nueva ley comercial para el distrito mientras Shura pensaba un nuevo ataque fulminante hacia mi y mis palabras. Mi mente estaba algo turbada pues con una responsabilidad tal entre manos y una joven que rechazaba mis virtudes tan tajantemente era algo que hubieran desquiciado a cualquiera, pero, a pesar de todo, seguía siendo Grifith de Asdrom. Me levanté y me acerqué a ella con decisión al tiempo que la miraba directamente a los ojos. Sujeté su mano con fuerza y la conduje contra mi pecho tras el cual latía mi corazón desaforadamente. Antes de que pudiera reaccionar de alguna forma, la besé, fundí mis labios con los suyos en un cálido beso que le arrebaté con toda la dulzura que sentía por ella. Hasta ahora había sido como una torre solitaria en medio del mar y ahora ella había llegado a mi vida para iluminar mi lado más oscuro. Con su belleza había eclipsado a la luz de las estrellas y ahora sentía como si besara a una hermosa rosa en el gris de mi vida. Tras besarla apasionadamente, separé mis labios de los suyos, abrí los ojos y miré al profundo de los suyos y, en un susurro exclamé:

-Perdonadme, jamás volverá a suceder, pero besaros ha sido como traer un rayo de luz a la oscuridad de mi ser. Lamento que haya tenido que ser de esta forma, pero os juro que jamás volveré a quitaros nada.-

Estaba paralizada, completamente apralizada, en un estado de shock completo, pues mi cuerpo estaba quieto y tenso y mis respiración cortada...

Sus primeras palabras me dañaron alucinada Eso significa que soy libre...que no seré una esclava si no una criada ¿No? pregunte completamente incrédula, pues eso es lo que diferenciaba a los criados de los esclavos, los esclavos trabajaban sin paga, y no tenían ningún derecho, los criados si, tenían agas y podían salir de palacio cuando no tuvieran trabajo....

¿Porque lo haces? No te entiendo... seguí diciendo cada vez mas confusa pero ya cuando acerco sus labios a mi, cuando me beso de aquella forma tan cálida... No súper reaccionar, no supe que decir o hacer, mis labios estaban sellados por el y mi corazón iba mas rápido ahora que el suyo, el cual notaba en la palma de mi mano. ¿Por que...? ¿Porque me has besado? ¿Porque me vas a dar la libertad? Escuche al carcelero decir que no estabas casado, que cada noche disfrutabas de una mujer distinta.... ¿Eso es lo que quieres? ¿Poder anotarme en tu lista de conquistas...?

Mi tono por primera vez era suave, lento, dolido, y no porque me besara, si no porque no podía mas, era mejora en me tomara por la fuera y me dejara tirada, a que jugara a encandilarme...

Escuché sus palabras al tiempo que sentía su pecho contra el mío latir con más fuerza aun que mi corazón. Para mi sorpresa, mi lady Shura no me hablaba ahora con ira ni odio, su voz se había tornado dulce y melancólica. Ante sus preguntas la miré a los ojos, a esos ojos celestiales llenos de fuerza, y en un tono cariñoso y lleno de candidez contesté:

-Porque mi corazón late desatado por vos, porque no puedo permitir que a un ángel se le prive la libertad ni soy vuestro dueño...- ,antes de contestar sus dos últimas preguntas, aferré su mano contra mi pecho y contesté en un susurro, -Porque os deseo con todo mi corazón, mi lady Shura, desde el primer instante en que os ví detuvisteis mi mundo y os llevasteis aquello de lo que tan sólo uno se puede entregar...- ,al decir esto me llevé la otra mano al corazón, -Como pretender conquistaros si yo soy el vencido en esta lid. Tan solo lamento que mis pecados filtren mis palabras y que vos dudeis de ellas, mas mirad mis ojos y sentid a través de mis labios, puertas del alma, lo que mi corazón no puede clamar.-

Al decir esto volví a besarla, volví a sentir el calor de sus labios junto a los míos mientras mi sangre recorría mi cuerpo frenetica y mi corazón parecía salir desbocado en latidos que sacudían mi pecho. Todo carecía de sentido a nuestro alrededor, el mundo parecía carecer tiempo y razón pues aquel beso, al igual que hiciera mi lady Shura con su mirada, sacudió todo mi ser. No deseaba hacerla mía, no si ella no se entregaba a mí, mas no podía detener mi deseo de besarla, no cuando sentía como su belleza y su ser traían consigo la luz que faltaba en mi sombría vida, portaban todo aquello de lo que hablaban los poetas y bardos, aquello que anhelamos hasta nuestro fin y que pocos hayan en vida.

¿Porque hacia eso? No podía entender porque decía esas cosas cuando ambos sabíamos que no eran reales, porque tenía que comportarse de esa manera si podía tomarme por la fuerza... No tenía que encandilarme, no tenía que hacer nada de eso...

No digáis palabras dulces a mis oídos, no lo vais, pues ambos sabemos que no me amaras, que nunca te permitirían casarte con una esclava y solo seria una compañera de cama para ti dije apretando las manos y los dientes molesta, levantando me de la silla y apartando me de el poniéndome en medio de la habitación con el cuerpo cada vez mas tenso.

No quería aquello, quería la realidad y un príncipe diciendo palabras de enamorado a una esclava no eran la realidad, eran fanáticas de jóvenes pueblerinas...

Me quedé desolado, su reacción fue la que hubiera esperado teniendo mi razón intacta, sin embargo que podía hacer ante tantos inconvenientes y tantas contradicciones frente a lo que sentía mi corazón. Sentía por primera vez en mi vida hacia una mujer que necesitaba saber que estaría a salvo, que necesitaba que fuera feliz, que no dormiría pensando que pdorían hacerle mal alguno y sobre todo que jamás podría permitir que le hicieran daño como yo lo estaba haciendo ahora. Suspiré taciturno y totalmente vencido, la observé y vi como su cuerpo y su rostro se tensaban como el acero tras interpretar mis palabras como vanas promesas que le haría a cualquier doncella para llevarla a mi cama y después deshacerme sin más de su cuerpo, pero no podía culparla, como pensaba, mis pecados pesaban más que mis palabras.

El calor del último beso aun se paseaba en mi labios y no podía dejar de pensar en besarla de nuevo, mas debía detenerme, debía darme la oportunidad de despejar sus dudas y cuestionar mis actos. Ella quizá tenía razón, como podría un príncipe como yo amar a una esclava, siquiera cualquier doncella sin sangre real. Pero como detener aquel sentimiento, como pretender detener mi impulso por estrecharla entre mis brazos y sentir su calor contra mi pecho. Una vez más me auxilié en mi mente, en mi razón y visceral consciencia y refrené mis ansias por besarla de nuevo. Bajé la mirada unos instantes y evité contestar a sus cuestiones, no tendría argumentos pues tan solo el tiempo podría ser mi aliado:

-Os pido disculpas una vez más, mi lady Shura...- ,al decir esto alcé de nuevo mis ojos verdes y la miré con melancolía al tiempo que mi rostro pelidecía ante su belleza y su voluntad, -Mas os di mi palabra de ayudaros y, si lo deseais, cumpliré mi ofrecimiento, mi reina no pondrá objeción alguna en que vos seais una sirvienta más en el castillo, os doy mi palabra de honor.- ,suspiré una vez más y concluí mientras me sentaba derrotado al escritorio, -Lamento lo ocurrido, como os dijera, jamás volveré a arrebataros nada.-

La noche se derramo sobre el reino cubriendolo con un manto de oscuridad salpicado de estrellas.

Para Shura se dispuso una pequeña habitacion contigua a la del principe donde paso la noche en una cama grande y por primera vez en mucho tiempo pudo bañarse sola en agua caliente.

La mañana desperto gris y sombria, amenazante de tormenta. Los comerciantes comenzaron a acudir ante Grifith, algunos con peticiones racionables o de bajada de impuestos para los establecimientos mas humildes, otros mas ambiciosos pensaban poder sacarte favores con regalos y te llevaban licores esperando un trato de favor.

Al mediar el dia os llevaron la comida a la habitacion, donde ya se amontonaban decenas de pergaminos y papeles, informes, peticiones....

La noche había sido bastante larga para mí. Apenas había logrado conciliar el sueño pensando en lo ocurrido con mi lady Shura. Tras pasar la noche acompañado por mi fiel vino y la llama de una vela, la mañana llegó con aire triste y melancólico, parecía como si el mismo cielo acompañase mi sentir. Sabiendo que Shura descansaba en la libertad de su soledad, pude centrarme en mis deberes y atender a los mercaderes que solicitaron audiencia.

Para mi sorpresa, la mañana transcurrió aun más lenta que la noche. Todos los mercaderes del distrito tenían algo que decirme y solicitarme. Muchos de ellos honrados y otros un tanto menos pero todos coincidían en tratar conmigo con condescendencia y la mayoría trató de agasajarme con un sinfín de regalos que no necesitaba. Una vez atendí a todos y cada uno de los mercaderes que pidió audiencia, mis aposentos quedaron atestados de documentos de todas clases, documentos que tendría que atender y responder mas, antes de eso, redactaría la nueva ley comercial que regiría el distrito de ahora en adelante.

Con la llegada del medio día, acabada la jornada de trabajo, mi comida llegó con los serviciós de un mozo de la posada. Tras agradecerle el servicio y dispensarlo, suspiré exhausto. Estaba agotado y apenas tenía apetito y, a pesar de ello, la comida era ostentosa y cuantiosa.

Quizá.....

Decidí acercarme a la habitación de lady Shura y saber de ella, había estado tan absorto en mis tareas que ni siquiera sabía si ella seguría allí. Por un instante volvió la ansiedad del día anterior y, raudo como el rayo, fui hasta la habitación contigua para encontrarme de nuevo con Shura. Una vez en su puerta toqué tres veces la puerta aguardando alguna respuesta.

Cuando entre en aquella habitación y vi una bañera con agua caliente y ropa limpia me quede para en la puerta, había una bandeja con frutas y carnes e incluso leche y vino... La cerré y me despoje de mi ropa aseando me y disfrutando de que el agua caliente relajara mis músculos tras lo cual me vestí y comí cuanto me dejo mi estomago, había una ventana que daba a las calles y mi mirada se posaba en ella todo el tiempo, dudando en si bajar por ella y escapar de todo aquello, pero no podía, aun no al menos, necesitaba saber donde estaban las minas, saber por donde huir, llevar provisiones, saber con quien hablar.... Pase mas horas pensando de las que debería y finalmente me metí en aquella cama, era la primera noche en meses que dormía sola,e n un lugar caliente y blanco, con el estomago lleno y el cuerpo limpio... Disfrute tanto de mi sueño y descanso que cuando el joven príncipe entro yo aun dormía como un beba, con la brisa de la calle entrando por la ventana.

Al ver que no respondía decidí entrar pues sospechaba que finalmente había escapado. Decepcionado y triste, entré con cuidado en la habitación de Shura que suponía vacía. Sin embargo, nada más entrar, observé que mi lady Shura dormía plácidamente en su cama mientras la brisa del medio día acariciaba su rostro delicadamente. Sus cabellos se mecían con el viento como delicados pétalos de rosa arrastrados por el aire. Al verla el corazón me dio un vuelco haciendo que la tristeza abandonara mi rostro y me sonriera sin poder evitarlo. Sabía que esa mujer jamás se entregaría a mi, que siempre dudaría de mis palabras y me vería como su enemigo o un obstáculo, sin embargo tan solo observarla era para mí como mirar una estrella en el firmamento.

Me acerqué a ella lentamente y me arrodillé frente a su rostro celestial. Alcé mi mano para acariciarla, para notar el calor de su mejilla mas recordé mis últimas palabras hacia ella y tuve que detenerme, volvería a errar y a traicionar la escasa confianza qe pudiera tener hacia mí. La observé una vez más y tan solo besé sus mano que descansaba junto a su rostro. Antes de que despertara escribí una nota y la dejé junto a su cama, decidí volver a mis aposentos y comenzar a redactar la nueva ley de comercio para el distrito:

Descansad mi lady Shura.

Dormía plácidamente, había olvidado completamente donde estaba, solo disfrutaba del descanso y de unos sueños de lo mas satisfactorios.

Note como alguien acariciaba mi mejilla y sonreí, abrí levemente los ojos y vi como alguien iba a salir y volví a cerrarlos susurrando un No te vayas... hacia tantos meses que esta sola, que no quería quedarme así mucho mas, tenía mis ideales claros por ahora mismo solo quería estar tranquila, y segura y por mas que me fastidiara, la seguridad que me podía dar el príncipe era la mas alta... Pues estando con el nadie osaría tocarme o dañarme de ninguna manera...

Cuando ya me disponía a abandonar la habitación, un cálido susurro fue arrastrado por la fría brisa vespertina hasta llegar a mis oídos:

-No te vayas....-

La voz adormilada de mi lady Shura me reconfortó sobremanera y, al girarme, la observé acostada en la cama haciendo que mi corazón se sobrecogiera. Cerrando de nuevo la puerta, crucé la habitación y cerré la ventana con cuidado para evitar que siguiera entrando la humedad que comenzaba a respirarse fuera. Una vez al amparo del calor de la habitación, me acerqué de nuevo al lecho de lady Shura y tomé asiento junto a su cama en el suelo, a su lado. Cuando la miré, en su duermevela, su rosto se me antojó delicado y terso como la porcelana a pesar del color aureo de su piel y su candor. Miré sus párpados los cuales escondían el color del cielo bajo ellos al igual que impedían que su mirada alcanzara de nuevo lo profundo de mi pecho. Alcé la mano de nuevo y atusé un poco unos traviesos cabellos que caían por sus mejilla al tiempo que me sonreía. En un susurro, exclamé con dulzura:

-No me iré....-

No sabia cuanto tiempo paso, cuanto tiempo mas dormí, pero al abrir los ojos me sentía físicamente mejor que nunca, ante mi tenía la príncipe contemplandome, co que me hizo enrojecer de sobre manera, y en un segundo mis mejillasa eran como dos tomates....

¿Que haces mirando me...? pregunte avergonzada bajando la mirada y mirando mi ropa, la escasa ropa de camoa que portaba Yo...eh... ¿Que hora es? pregunte intentando relajarme, pues la Cdad. Es que ahora mismo era como un adolescente nerviosa que no podía dejar de mirar a todos lados ne busca de algo... No te muevas de la cama que apenas tienes tela que te tape.... Mantente dentro y tapada...

El tiempo parecía volar mientras Shura dormía en la protección de su cama. Al tiempo que ella descansaba su mente y su cuerpo, yo no dejaba de repasar la nueva ley que tenía ya más o menos configurada en mi cabeza y que tan solo debía redactar para el día siguiente. Apenas había descansado pero no tenía sueño, lo cierto era que acostumbraba a dormir poco y descansar bien las ocasiones que conciliaba el sueño. Por el contrario, me reconfortaba pensar que Shura aprovechaba de aquella manera tan linda el poder dormir en una cama caliente tras su estancia con Gorth.

Al cabo de un buen rato, el sonido de Shura moviéndose me trajo de las nubes donde me encontraba entre mis escritos y leyes de comercio, y observé que comenzaba a despertarse. Al tiempo que suspiraba entreabría sus preciosos ojos para ver de nuevo el mundo que tenía frente a sí. Al verme, pude ver que su tersa piel se tornaba de un color rosado, avergonzada por mi presencia allí, se aferró a las sábanas y mantas que la cubrían en un intento por tapar su cuerpo escaso de ropa, algo que no pude evitar que me ruborizase. Sonreí con dulzura y contesté en voz aun baja:

-No temais nada Shura, habeis dormido lo que necesitabais.- ,al decir esto, me incorporé un poco y me acerqué a la ventana para ver como el sol apenas lograba ya atravesar las espesas nubes con su luz pues la noche no tardaría en caer, mientras estiraba un poco ambos brazos y de espaldas a Shura, continué, -En la pequeña cómoda teneis algo de ropa que creo os servirá, nada ostentoso, espero que os guste. Y podeis cambiaros tranquila, no me moveré, os doy mi palabra.-

A la espera de que me contestara, fijé mi mirada en el distrito, el cual comenzaba a convertirse en un desierto ante la llegada del frío nocturno.

Cuando se dio la vuelta me relaje un poco, me Levante y me acerque a la cuenca del agua para asearme. Tras ello me acerque a el un poco y susurre un Gracias por quedarte.. tras ello mugiré y me acerque a la cómoda para ponerme algo encima, algún vestido sencillo y cómodo.

Después me acerque a la mesa para comer algo de queso y leche ¿Comes conmigo? pregunte sin saber que hacer y como actuar... Me sentía algo rara ahora que había descansado.

Cuando Shura se acercó a mi espalda y me susurró un agradecimiento, no pude evitar sentir un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo haciendo incluso que se me erizara la piel de los brazos. Ante sus palabras tan solo me sonreí y susurré al viento:

-De nada-.

Escuché como Shura buscaba la ropa que le había ofrecido al igual que permanecí quieto mientras ella se cambiaba tras asearse con un poco de agua. Al cabo de un instante, su voz llegó de nuevo a mis oídos con una grata invitación, pues estando junto a la mesa, Shura me invitó a comer con ella a lo cual me giré y le sonreí gustoso de poder compartir la mesa con ella. Con una media sonrisa me acerqué a la mesa y tomé asiento tras ella, abrí la botella de vino y serví un par de copas algo bastas que permanecían boca abajo junto a la bandeja de comida. Tras verter el vino en ambas copas, le ofrecí una a Shura al tiempo que sonreía con dulzura. La luz que entraba por la ventana cada vez era más escasa, sin embargo, no podía dejar de mirarla a los ojos, a esos ojos color cielo que parecían ocultar dos luceros tras de sí, asimismo, su belleza era la única luz que necesitaba en aquella habitación pues, tras haber descansado, la veía aun más bella. Mientras la copa aun descansaba en la mesa, bajé la mirada un instante hacia el rojizo líquido y en un tono suave:

-Me alegra ver que habeis descansado, mi lady Shura. Estais bellísima...- ,sin apenas pensar bien mis palabras salieron de mi boca incontroladas, -...perdonadme, a veces mi lengua me traiciona, espero no haberos importunado.- ,al decir esto tragué un poco de vino para acallar mi garganta, -Más tarde regresaré a mis aposentos para redactar un documento, si quereis acompañarme me agradaría mucho vuestra compañía. Por otra parte, ¿habeis decidido vuestro camino?¿Querreis acompañarme a palacio?-