Partida Rol por web

- ¡Ya me perdonarás, no me he presentado! - Exclamé ofreciéndole la mano. - Me llamo Mason, soy consultor, pero puedes llamarme Jack. ¿Tu nombre es...? - Pregunté con media sonrisa.

Presentarme como Investigador Privado, a menos que se trate de una adolescente sobre-hormonada a la que impresionar, cerraba más puertas de las que abría. Lo sabía por experiencia, y sabía que en aquel momento, habría deshecho todo el camino andado. La palabra "consultor" era suficiente genérica y abstracta como para no ser necesariamente una mentira y, quizá, me permitiría esquivar el tema... un rato al menos.

Aunque frunció levemente el ceño con aquello de consultor, vete a saber que interpretaba el hombre que serían las funciones de un consultor... Accedió a estrechar tu mano - Peter Torrance – Te miró de nuevo de arriba a abajo – Perdona, es que no tienes mucha pinta de informático. Uno espera ver a un “gafapasta” prototipo.

En esto el balón voló algo más lejos de lo normal y acabó revotando por el parking. La verdad era que aunque hubiese ido a parar a la carretera mucho tráfico no había. Aunque por hablar pasó un ciclomotor con una parejita a bordo.

Me reí a carcajadas cuando dijo lo del gafapasta. Sin duda había pensado que por "consultor" me refería a informático. Siguiéndole un poco la historia, le dije: - El de las gafas de culo de vaso es mi socio. Ese no sale a que le dé el aire ni atado. 

Al ver venir el balón*, lo agarré al vuelo estirándome un poco. Miré al grupo de trabajadores, que me miraban de soslayo al haber agarrado SU pelota, y grité: - ¡TUYA, PARKER! - Me dispuse a lanzar la pelota al que reaccionara identificándose con el nombre. No debía ser difícil, pues el susodicho seguramente reaccionaría con sorpresa y los demás, probablemente, mirarían hacia él.

Esto podía salirme bien y quedar bastante cinematográfico, o salirme como el culo (que el tal Parker no esté aquí, por ejemplo) y mandar todo a la porra. Pero ya que dijo Lomax que estaba por aquí y no era con quien estaba hablando, supuse que la probabilidad que fuera uno de los jugadores sería bastante alta. De todas formas, tenía tantos números de saber seguro quién era Parker con este truco como preguntando directamente al grupo, que fácilmente podrían negarse a responder o venirme con preguntas y rodeos desagradables.

Se levantó de hombros soltando una risita con lo de tu socio no salía a que le diera el aire. Y luego ocurrió lo del balón.

Te desplazaste unos metros para agarrar el balón antes de que se fuera demasiado lejos y se te ocurrió hacer aquello. Una idea no exenta de riesgo pero sin duda bastante brillante.

Sólo uno de los presentes pareció reaccionar de más. El que estaba sentado al lado del hombre con el que hablabas se puso en pie y comenzó a levantar las manos. Aunque si gesto era de ligera confusión.

Le lancé la bola sin cambiar un ápice mi sonrisa cómplice. 

El truco había funcionado, de momento. Entonces ya sabía a quién debía dirigir mis preguntas en el caso Cortez. Esperaba que tirando de ese hilo, me diera de bruces con dos ovillos enredados, además del de ese caso, el de Jimmy.

Esperé un poco para ver cómo reaccionaban. Si la actitud era de seguir jugando, quizá me uniera a ellos. No hay nada que una más a un grupo testosterónico como partirse la cara sanamente en un partido de fútbol. Si viera que la pregunta de "¿tú cómo sabes mi nombre?" surgía, entonces ya entraría más a la acción de la palabra y tal.

Detectaste cual era una de las personas implicadas en el caso Cortez y seguías confiando en que ambos casos estuviesen relacionados.

En cuando al asunto del balón... Ni ocurrió una cosa si ocurrió otra, sino más bien algo intermedio. Parker le lanzó el balón a uno de los que estaba de pié jugando, y él... se volvió a sentar donde estaba. Te miró de nuevo y luego hizo una bola con el papel de aluminio con el que había envuelto su bocadillo.

Regresé donde estaban los dos hombres, Torrance y Parker, sonriendo.

- Es tocar un balón y rejuvenecerse uno. En el instituto era buen pasador. - Les dije. - ¡Joder! Qué lejos queda todo aquello. Nos hacemos viejos. - Dije, tocándome el hombro.

Cuando llegué entre los dos hombres, le alargué la mano a Parker. - Jack Mason. Quisiera hablar con usted, Parker, si me acompaña a la máquina de café le invito a uno. No le robaré mucho tiempo.

Evidentemente eras nuevo y contigo no tenían la confianza que con el resto de sus compañeros, pero tus palabras resultaban bastante acertadas y al menos no te miraron mal del todo.

- Mmm Si – Se levantó sin más demora, parecía que él también quería decir algo. Os alejasteis de la zona, hacia la máquina de café y lejos de oídos indiscretos - ¿Cómo sabes mi nombre? No eres consultor ¿Verdad? No tienes pinta de serlo, ni te comportas como tal

- ¿Tanto se me nota? - Solté una pequeña carcajada - No. No exactamente. - Mientras caminábamos a la máquina de café, que entonces caí en la cuenta que no funcionaría, le expliqué con más sinceridad porqué quería hablar con él. - Vengo de hablar con el señor Lomax. Está preocupado por lo que pasó con Cortez y me ha dicho que debía hablar contigo. No quería soltar todo esto delante de los demás, pues entiendo que es un asunto delicado y no te resultaría cómodo. - Lo miré para descifrar la expresión de su cara ante mi revelación. - Antes que me lo preguntes, no soy policía ni nada de eso. Sólo me importan los hechos, no lo legales que sean o dejen de ser. Además, Lomax sólo quiere saber qué pasó respecto a Cortez. Cualquier cosa que tú o cualquiera me cuente y yo entienda que no es de interés para Lomax, él no tiene porqué saberlo, supongo que me entiendes.

Robert torció el gesto con una ligera sonrisa cuando le confesaste lo que había sospechado. Aunque al recordar lo que pasó con Cortez se le esfumó esa sonrisa.

- No fue nada agradable, conocía a Cortez y aunque tenía su genio no era nadie que se mereciese la muerte. Lo encontré yo. Vine a trabajar como cualquier día, la puerta del recinto como siempre estaba abierta. Cortez era el más madrugador. Lo encontré a pocos metros en mitad del patio. Tenía un tiro en la nuca y dos en la espalda, el que lo mató a parte de un desalmado debía de ser un cobarde.

Bajó la cabeza y la sacudió ligeramente – Ya no me apetece ningún café… - Miró al techo y trató de recomponerse – Es todo lo que sé 

Asentí con seriedad a las palabras de Parker.

- De todas formas, la máquina no funciona. - Le dije al afirmar que se le habían pasado las ganas de tomar café. - Lo lamento, pero tengo que hacerte unas preguntas. - Le anuncié antes de proseguir, sin variar mi gesto serio.

- ¿Sabes si habían robado algo en la nave? ¿Había algo fuera de lugar? y, por otro lado, ¿En qué estaba metido Cortez? Su manía de llegar antes que nadie, ¿era porque tenía negocios al margen de la empresa?

La entrevista prosiguió y no puso impedimento alguno.

- No robaron nada, de eso estoy seguro ya que se hace un inventario y no echamos nada en falta. Tampoco noté nada fuera de lugar, de hecho la puerta interior estaba cerrada, simplemente lo mataron sin más.

- A ver, llegaba el primero pero también era el encargado, él era el que abría las puertas, encendía las luces... ya sabes, ese tipo de cosas – Aspiró profundamente a tu última pregunta – No sé, pero si que lo noté un poco más nervioso de lo normal desde un par de días antes de que lo asesinaran, en aquel momento no le di importancia, pero visto con perspectiva... - Haciendo un poco de memoria, tres días antes del asesinato de Cortez fue el “salto” de Jimmy ¿Otra coincidencia?

¡Clack! Una pieza de engranaje que encajaba, y no creo en las coincidencias.

A Jimmy lo suicidan y acto seguido Cortez comienza a ponerse nervioso. Al cabo de un par de días, a Cortez lo ejecutan al más puro estilo de la mafia. - Quizá Jimmy descubriera algo gordo y Cortez fuera su confidente. - Pensé inmediatamente.

Asentí con gravedad a las palabras de Parker. - Entiendo. Una cosa más, ¿habías visto a la policía merodear por aquí antes de que pasara lo de Cortez? Aunque fueran cosas rutinarias, como verificación de datos de transportistas o cosas así. ¿Te suena algo de eso? ¿Hubo alguna vez algún problema?

Posiblemente la investigación comenzaba a dar sus frutos, bueno, o simplemente hipótesis.

Parker frunció el ceño y se rascó la cabeza – Ahora que lo dices... hará una semana, volvía de un transporte y vi un coche patrulla aparcado a fuera, cuando aparqué ya dentro justo el agente y Cortez se despidieron, el agente se fue y ya no lo vi más. Bromeé con él sobre si le habían puesto alguna multa, me dijo que no, me propinó un cachete y ya no insistí – Dijo y se levantó de hombros.

Asentía cuando me hablaba aquel hombre. La información cuadraba con la hipótesis, así que debía buscar otro hilo del que tirar. 

- No quiero agobiarte con preguntas que ya sé que no me podrás responder, así que ¿sabes de alguien que conociera a Cortez más estrechamente? Me gustaría escarbar un poco para saber en qué andaba metido. Seguramente Cortez era un buen hombre que se encontró con algún marrón que no supo manejar. Puede que no tenga ni siquiera que ver con esta empresa y sólo vinieran aquí a cargárselo. Si es así, tu jefe estará contento, pero tengo que hurgar un poco más para encontrar algo parecido a una prueba.

Observé su reacción a mis palabras. No era una idea descabellada, pero tampoco es que pensase a las claras que eso fuese así, lo dije para acabar de cimentar la confianza de Parker. Si el asunto en que se había metido Cortez no salpicaba a la empresa dónde él trabajaba y él me ayudaba a demostrarlo, todo serían buenas noticias.

Parker asintió y sus expresiones no cambiaron por lo que comentaste, parecía no tener problema en colaborar, seguramente porque entendía que la finalidad era “buena”.

- Si te refieres al ámbito laboral, al ser el encargado supongo que con el jefe, Lomax. En el ámbito personal no sé decirte, nunca salimos por ahí a tomar copas, creo que estaba casado, pero es de esos tipos a los que no les gusta contar su vida personal.

Parecía que de Parker ya no se podía sacar mucho más, habría que ir a por otras fuentes. Aunque el tiempo pasaba volando, faltaba un par de horas para "tu cita"

- Ya veo. - Dije como respuesta. - Muchas gracias, Parker, me has ayudado un puñao, en serio. Te debo una birra. Supongo que nos volveremos a ver por aquí. - Le extendí la mano ofreciéndole un apretón.

Comenzaba a hacerse tarde y ya había sacado bastante por un día de esa empresa. Despidiéndome de Parker pretendía pasar un momento por recepción a preguntar la dirección de Cortez, justo antes de volver al coche y dirigirme a mi apartamento. Una ducha no me vendría mal, y ponerme algo más acorde para una cena con una mujer interesante y hermosa.

Parker se quedó un poco más tocado de lo que estaba, por tener que rememorar los acontecimientos. De todos modos asintió y respondió a tu apretón de manos – Pillad a quien haya sido.

Ya en recepción la secretaria no tuvo problema en facilitarte aquella dirección del malogrado Cortez. Con esta información y la obtenida durante este rato, no había estado nada mal.

Volviste a tu flamante coche y de allí a tu apartamento, ahora tocaba arreglarse para la cena de esta noche. Quizá una de las mejores formas de olvidar preocupaciones y quebraderos de cabeza.

Volvía satisfecho a casa. Mientras conducía de vuelta, como siempre, aprovechaba para poner en orden las ideas. Conducir me relajaba y me ayudaba en eso. Todo apuntaba a que el bueno de Jimmy, seguramente por casualidad, encontró alguna pista sobre algo muy gordo y eso le llevó a Cortez, que debía tener información al respecto y, probablemente, accedió a colaborar con Jimmy. Los interesados debieron suicidar a Jimmy y acabaron la "limpieza" ejecutando a Cortez en Lomax & Co.

De momento era una teoría con poca base. A la mañana siguiente, si no se tuercen las cosas, debería ir a ver a la mujer de Cortez, a ver qué podría decirme de todo esto.

Al llegar al apartamento, comprobé la hora y me acicalé como la ocasión lo pedía. Me afeité y duché. Me puse la ropa de matar. Sopesé si dejar la sobaquera con el arma, pero algo me decía que debía llevarla, el pueblo estaba patas arriba y con lo que hicieron con Jimmy, quién sabe si habría llamado la atención de quien no debía mi visita de esa tarde a la empresa de Lomax. Lo último que quería era que me estropearan la cita, pero de suceder, debía estar preparado para defenderme.

Este pensamiento me nubló la mirada con un velo de suspicacia y me dispuse a salir de casa, a buscar a Robin, pero con algo de paranoia, observando la carretera por el retrovisor, por si alguien me siguiera.

La investigación debía de seguir su curso y sabías que no solían resolverse en un sólo día sino tras varios de dura investigación. Tratando de relajarte un poco llegaste a tu piso y te cambiaste. La antigua experiencia policial junto con los años que llevabas de detective te hacía ser precavido, por ello lo de llevar el arma encima. Además de adoptar una atención algo por encima de lo normal.

Pero el trayecto hasta el hotel que te indicó la chica ocurrió sin incidentes. Como no iba a llevarte mucho tiempo podrías dejar el coche justo delante de la puerta, en la zona de carga y descarga de maletas. Luego... pues un hotel normal, la recepción en la planta baja, ascensor, escaleras... El ascensor no iba por la ausencia de luz eléctrica generalizada en todo el pueblo.