Partida Rol por web

La delgada línea blanca

La Batalla de Drafeliv (Escena 2)

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12/04/2018, 12:45
Taldor Jag Silky

Silky había salido por un flanco, con la intención de identificar líderes del asalto y terminar con ellos de manera sistemática. Estaba dando buen resultado, ya que la rotura de sus líneas, hacía que el enemigo avanzara, y por tanto, las tropas posteriores, abrieran espacio suficiente como para ver entre ellas.

Los cañonazos sonaban espectaculares desde su posición, y el panorama infernal de cierto lanzallamas, era una visión magnífica, viendo como se asaban con premura y letal potencia.

Varios exploradores se situaran, cerca de su posición, y abren fuego sobre los objetivos que el teniente designaba. Entre ellos, un montón de enemigos llegan por su derecha. Les habían cogido desprevenidos y al igual que ellos habían hecho antes, lanzas granadas sobre su posición. Una mano del teniente desaparece por la explosión. El dolor inundaba su mente, y la sangre el visor. Busca el miembro amputado. La mano no estaba por ninguna parte, y sólo el muñón sanguinolento daba muestras de que aquello no era lo normal. Un soldado cae, pasando por su cambo de visión, que se había tornado borroso. Los oídos aún le pitaba, y de golpe otro dolor. Una sensación lacerante y punzante en el costado. Uno de los enemigos, una armadura con patas de esas, le había propinado un golpe, que había evitado partirle por la mitad, pero sin resistir lo suficiente. Había caído de lado y podía ver el follaje de los árboles sobre él. Algunos ardían, y las llamas eran visibles a pesar de lo nublada de su vista . 4 costillas en estos momentos eran añicos dentro de su cuerpo; fue a apoyar la mano que ya no existía. Más dolor.

Allá en el cielo, abriéndose camino entre el follaje, los proyectiles lumínicos, los haces de energía polarizada, hicieron que el enemigo se evaporase ante sus ojos, y su armadura empezó a sufrir los mismos efectos. El pitido sus oídos desapareció.

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15/04/2018, 00:32
Aiden Jelal

El lanzallamas de Yoyuc hacía retorceder a los soldados Vong mientras el resto de la tropa lo cubría desde sus posiciones. La batalla estaba en su clímax, en aquél momento era cuando se decidiría todo: si conseguían recuperar la barrera exterior y expulsar al enemigo del patio, seguramente ganarían aquél encuentro. Si por el contrario, el enemigo afianzaba su avance y los repelía cada vez más hacia el interior, no durarían mucho más. Era un todo o nada en el que se decidiría el destino de Drafeliv.

De repente, una nueva lluvia de fuego, como la que antes había bombardeado al enemigo antes de que empezara la batalla, cayó del cielo, esta vez justo enfrente de la base, donde ahora se encontraba la mayor concentración de fuerzas Vong - ¡Todos a cubierto! - gritó por el comunicador. Los sistemas de puntería de las anves imperiales eran precisos pero aquello estaba sucediendo demasiado cerca para su gusto. Con un solo proyectil que se desviara podía fundir a la mitad de los que defendían la base.

Los soldados de asalto se arrojaron al suelo tras sus coberturas, esperando a que finalizara lo que en cualquier otro momento y lugar se consideraría una matanza. El suelo retumbaba con cada explosión y Aiden sentía sus oídos a punto de reventar, hasta que, después de un tiempo que se hizo interminable, todo se detuvo de repente. Lentamente, se levantó y se puso en pie para observar el panorama. Lo que vió era desolador, o lo sería de no ser porque allí donde antes había estado la fuerza principal del enemigo, oculta en la jungla, ahora no quedaba más que una enorme extensión cubierta de agujeros y los restos huemantes y medio fundidos de las máquinas de guerra Vong más grandes. De las pequeñas o de la simple infantería apenas había quedado nada que se pudiera apreciar.

Los refuerzos no tardaron en llegar, esta vez con verdadera fuerza, vehículos y artillería pesada. Lo que quedaba de los atacantes no suponía desafío alguno a las fuerzas con las que ahora contaba el Imperio, y empezaron a huir. Aiden alzó el puño en alto mientras lanzaba un grito en el que se mezclaba el odio hacia el enemigo y el júbilo de la victoria, y sus hombres lo imitaron antes de seguirlo en persecución del enemigo. Si habían recibido ayuda, es que también debían de haber ganado en la órbita, y que todo había acabado. Lo mejor del Imperio había cosechado una nueva victoria para el mismo Pocas sensaciones había que pudieran igualar a aquel sentimiento de haber logrado la victoria. Y tras aquella, muchas más.

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16/04/2018, 10:07
James Dallin

El frente, la retaguardia, el cielo... todo parecía estar apunto de ceder ante el empuje del enemigo. La voz de la teniente Valery se escucho por última vez en el comunicador confirmando que el espacio aéreo estaba ahora controlado por el enemigo.

En la retaguardia las cámaras de seguridad mostraban una batalla frenética donde destacaban los haz de luces del sable esgrimido por Mara que no paraba de moverse de un lado a otro. Aquel resplandor no era menor en la muralla, donde los hombres se afanaban en defender las brechas del perímetro ante las luminosas explosiones que se iban sucediendo.

El escudo parecía aguantar aunque no lo haría por mucho tiempo. Activen protocolo de seguridad B46, transmitan los informes clasificados a la flota y prepárense para destruir las bases de datos si perdemos el frente., el bombardeo iónico no había sido autorizado pero a cambio un nuevo bombardero orbital hizó temblar la base y los corazones de los combatientes, los temblores se expandieron por el campo de batalla al igual que el miedo y el miedo entre las tropas enemigas... pero pronto aquel miedo se convertiría en terror para las primeras líneas que salían en llamas gracias a Yoyuc.

Quizá aquellos eran los últimos coletazos de una presa acorralada que cobraría cara su vida, los informes de nuevas tropas aproximándose fueron un mazazo en la sala de mando... de donde salían tantas y tantas tropas que no parecía tener fin... pero la oscuridad dejo paso a la luz al escuchar a Contic. Los gritos de jubilo pudieron oírse a través de todos los canales.

Me alegro de escucharles, no se preocupen les hemos guardado lo mejor para el postre.

El enemigo se encontraba entre dos frentes y sus filas rápidamente se descompusieron y dispersaron ante la superioridad táctica imperial... la victoria había llegado. Dallin miraba los escaneres y sensores viendo como las luces rojas se dispersaban hasta desaparecer en el bosque, momento en el que el oficial pudo tomarse un respiro. Cancelen B46, Pongame con la flota.... Drafeliv a salvo.

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16/04/2018, 11:08
Lily

Podía sentir como los disparos impactaban sobre mi cobertura, cuando la explosión de la granada hizo temblar los alrededores, había estallado demasiado cerca. Una sensación de temor me apretaba el pecho, eran demasiados y los teníamos realmente cerca, desconocía totalmente cuanto más podía durar aquello, cuanto más podríamos aguantar.

Miré hacia el cielo, buscando esperanza, pero solo pude ver una de esas pequeñas naves TIE precipitando contra el planeta sobre un cielo rojizo que se veía iluminado intermitentemente por unos rayos de color verdoso, casi fosforito. Los potentes disparos orbitales caían sobre el perímetro de la base, aniquilando todo lo que encontraban a su paso con enormes deflagraciones, el fuego lo devoraba todo sin mostrar ninguna clemencia. De repente el firmamento dejó de mostrar ese verde sobre rojo y el planeta se silenció un instante antes dejar paso al suplicio de los moribundos, el olor a carne quemada empezaba a ser más notorio, era el olor de la muerte.

Parecía que el ataque había cesado, al menos por el momento, así que con muchísimo cuidado miré hacia el exterior, ya no quedaba nada, todo había muerto bajo el fuego imperial, el enemigo, la fauna, la vegetación... Los alrededores habían quedado totalmente desolados, dejando un paisaje árido, carente de vida, totalmente diferente al que estaba acostumbrada, la selva se había convertido en un erial. A pesar de que esto seguramente significaba la victoria, ver un mundo selvático, como el que se mostró ante nosotros al llegar al planeta convertido en esto, era ciertamente algo muy triste, como lo era la guerra, muchos de los nuestros habían muerto defendiendo la paz imperial y ahora todo esto era lo que quedaba. Desolación, muerte y el crepitar de las llamas que pronto se extinguirían al no encontrar nada más con lo que saciar su hambre.

Entonces al igual que muchos otros soldados, miré hacia el norte y pude ver avanzar entre el humo a la descomunal maquinaria de guerra del Imperio, lejos de lo que pudiera parecer, esa estampa me hizo sentir paz, me hizo sentir que todo había terminado al fin.

El sargento nos ordenó que avanzáramos entre polvo y llama, para poner el punto y final a todo esto. Cerca del perímetro ya no quedaba casi nada y ahora teníamos la superioridad numérica además de una abrumadora potencia de fuego, poco quedaba por hacer más que seguir a mis compañeros y cerrar este triste capítulo en la historia del planeta. La guerra en Drafeliv se podía dar por concluida.

Mi primera batalla había despertado un sentimiento enorme de tristeza, aunque el objetivo era loable, se había perdido tanto...

¿Algún día este planeta volvería a ser el mismo?

No lo parecía.

Los últimos momentos en Drafeliv, los recuerdo entre una bruma, marché junto a mis compañeros como una autómata, con la mente en otro lado, en otro mundo, en mi hogar. Solo recuerdo la muerte y la desolación que nos envolvía a cada paso que dábamos.

La guerra destruía algo más que la tierra y la vida, también acababa con cualquier brote de esperanza de un futuro en el que reinara la paz. Después de vivir todo esto, nunca podría encontrar la tranquilidad de la paz. Siempre recordaría toda la muerte que había habido en Drafeliv.

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16/04/2018, 13:50
Menen Mazar

Manteníamos correosos nuestra posición defensiva. Nadie entraba en el perímetro. La compañía actuaba sincronizada, como un sólo ser. Yo dirigía ráfagas mortíferas seleccionando las zonas más pobladas de enemigos, haciéndoles cubrirse e incapacitando el avance. Mientras yo recargaba para lanzar un proyectil supercargado en el flanco, Honaka cubría la posición con soltura.

El Sargento, además, daba breves indicaciones indicaciones, las imprescindibles, y ánimos a la tropa mientras defenestrábamos a los Vong.

Yoyuc calcinaba. Y lo hacía bien.

Lily acertaba blancos sin cesar, como una depredadora hincaba sus colmillos de láser sobre las yugulares de sus presas. Era digno de presenciar. A ojos de la tropa ya no podíamos considerarla una novata, se había ganado su reputación a base de un gatillo certero y unas agallas del tamaño de un Bantha.

El resto de la compañía, el sufrido cuerpo de Scouts, siempre incansables, los intimidantes Death Troopers repartiendo muerte en todas direcciones, e incluso algunos oficiales, estaban dándo buena cuenta de bajas enemigas.

-Dales duro Lily! Wooooha! - Argggg!

De entre la vorágine de láseres, fuego, humo y explosiones, surgió un proyectil que ni mis agudos organos sensoriales, en esos momentos saturados, pudieron percibir. Me impactó cerca de la anterior herida, lo que hizo que me encojiera e hincara rodilla de dolor durante más segundos de los que hubiera querido. El azar hizo que ningún otro proyectil me impactara hasta que recobré mi compostura. En ese momento mi mente gritaba "¡A cubierto idiota!" y le hice caso, pero no sin antes echar mano de el detonador termal y lanzarlo contra la columna de enemigos que empezaban a acosar la posición de Yoyuc, que ya lucía negro de hollín, como una Death Trooper.

La explosión del detonador retumbó hasta los cimientos de la base, sorprendiendome de la potencia sin darme cuenta de que había comenzado otro bombardeo orbital, como una lluvia mortífera, sobre la línea que rodeaba el alcance del escudo de energía de la base.

Siguiendo las ordenes del Sargento nos echamos al suelo, yo conseguí arratrarme a un cráter cercano, donde unos amasijos de hierro de un caído AT-ST seguían humeando. Y esperamos pasar la tormenta.

Cuando levanté la cabeza el paisaje había cambiado de manera radical. El Sargento lanzó un profundo grito de victoria al que todos nos unimos. Fue sobrecogedor. En el cielo se vislubraba la batalla ganada. El imponente Eclipse reinaba sobre el firmamento.

Revisé mis heridas y vi que aunque aparatosas, la placa ventral estaba muy dañada, no resultaban graves. Pero sí que tendría que pasar un tiempo tratándome con bacta. Pero eso sería más adelante.

El teniente Dallin subió al APC que seguía intacto y me ordenó ocupar el cañón E-Web, cosa que agradecí dada mi situación. Sentado en el puesto del E-Web pude inyectarme un estimulante/desinfectante y prevenir así males mayores. Empezaba la operación de limpieza.

Desde el punto elevado del APC cubría a la compañía, que iba limpiando de los restos del enemigo que huían hacia una trampa mortal de maquinaria de guerra Imperial. No era una tarea agradable. La mayoría de enemigos, moribundos, eran rematados ahorrándoles un fin agonizante. Muchos otros acabaron siendo apresados. Todos ellos derrotados.

-

Pronto terminó todo. Las tropas empezaron a reagruparse en sus compañías y se oía jolgorio y gritos de victoria, entre las filas de prisioneros de guerra Vong. Despojados de sus sofisticadas armaduras y brutales armas acabarían siendo interrogados o reubicados a campos de trabajo frozado del Imperio. El piloto del APC apacó el vehículo en el pequeño campamento que de la Compañía B.

Bajé del vehículo de un salto, del cual me arrepentí en el acto, doblándome hacia adelante. Honaka ofreció su hombro como apoyo, el cual agradecí con un gesto.

- Menuda batalla hermanos - Dije sin percatarme en ese momento del significado de esas palabras. Pronto me preocupé por el estado de mis camaradas.

- ¿Como van esas heridas Honaka? Y tu Lily, ¿Alguna grave? Por cierto, buen trabajo antes, no se si me das más miedo tú o Crow, jeje.

Un grupo de dispares seres se apiñaban entre si entre codazos de camaradería, abrazos y palmadas en la espalda, compartiendo una victoria, una historia que contar. Un mismo sentimiento.

El orgullo de ser Hermanos de la Compaía B.

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16/04/2018, 14:55
Nobbo Honaka

Disparando desde la órbita, dos acorazados vong hicieron mella en las defensas de la base, justo en el momento en que un Vong con sable láser aparecía por el pasillo y atacaba. Los impactos de los disparos levantaron fuego y polvo, hecho que almenos no nos afectó en demasía, gracias a nuestras armaduras. 

Instantes después apareció Thrawn con su flota e hizo estallar los cruceros vong con disparos precicos y luego concentró el fuego en la horda vong que había en las afueras de la base. Por lo que respectaba a nosotros, el combate seguía. Atacamos y atacamos al enemigo con un despliegue de fuerza y determinación propias del Imperio. Cuando terminó el combate todo quedó en silencio, a pesar el ruido de los andadores. Avanzamos entre el polvo y encontramos los cadáveres de vong:-Creo que hemos acabado aquí.-dije antes de caer al suelo por el agotamiento y el estrés:-Nunca había visto vong y después de esto no quiero volver a verlos.-Lily estaba afectada, más de lo que aparentaba, ella era la más novata de todos. Yo de no ser un weequay ya estaría muerto, eso y la mala punteria de los vong:-Mis heridas bien, gracias por preguntar. Te has desenvuelto bien. Enhorabuena.-le dije mientras me levantaba, torpemente del suelo y le estrechaba la mano como señal de amistad. 

Los sucesos de Drafeliv los recordaríamos durante mucho tiempo, para muchos fue un bautismo de fuego y para otros no fue mas que un paseo por el parque. 

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16/04/2018, 15:14
Cipga Yoyuc

El lanzallamas, ennegrecido y humeante, se había quedado sin munición hacía rato. Yoyuc, con un agujero en la pierna del que salía un hilillo de humo, se sentía igual que el arma.

Estaba sentado con la espalda contra la pared con el arma a su lado. La batalla había terminado y estaba todo lleno de muertos por doquier. El aire apestaba a armas sobrecargadas, cuerpos quemados y vegetación en llamas. Había perdido la noción del tiempo: no sabía si llevaban minutos, horas o días luchando. Por cómo le dolía la espalda, podía ser cualquier cosa.

Mascullando maldiciones, se quitó el casco con un silbido de aire comprimido. El viejo modelo le había servido bien una vez más aunque en sus momentos más prácticos estaba tentado de tirarlo y sustituirlo por uno nuevo más funcional. Hurgó con la mano en uno de los bolsillos de su cinturón hasta encontrar un paquete de cigarrillos vitrianos. Los guardaba para las grandes ocasiones como aquella.

Se llevó uno de los cilindros a la boca. Se encontró con que el bolsillo no contenía nada más.

Sonrió ante la ironía:

-¿Alguien tiene fuego?

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16/04/2018, 21:12
Sarah A. Crow

¡Atras! escuchó Sarah el grito de Mara al tiempo que ésta se adelantaba. Algo iba a suceder o estaba sucediendo y se notaba en el ambiente y no era por la orda de droides que se cernían sobre ellos.

Sin embargo, el poder de la mano del emperador se hacía notar y era mucho más poderoso que lo que la presencia que se dejaba sentir en las cercanías. Esto unido a llegada de la unidad de Death alentó a Angelica, quien mientras reculaba siguiendo las órdenes de su señora hacía hablar a su rifle blaster sin dar tregua a los enemigos.

-¡Escudos delante! ¡Fuego de cobertura a Lady Jade! ¡Precisar los disparos para que ningún doride se cuele! -gritaba las órdenes Sarah a los Death, haciendose cargo de esa unidad.

Aun así los enemigos les superaban y no eran pocos los que llegaban al cuerpo a cuerpo. Tirando su rifle modificado, la Deathtrooper sacó sus pistolas. El fuego ya se producía a quemarropa y varios de los enemigos se los tuvo que sacar de encima a un golpe de culata para después rematarlo de un disparo.

No había tregua, no había piedad. Solo muerte.

Cuando el número de droides fue insoportable para la línea, entoces el flujo del mismo bajó. Alguien les estaba dando caza desde su retaguardia, flanqueándoles. Un rápida mirada le hizo ver que el grupo de Scouts, liderados por el teniente Silky, estaba haciendo estragos en la retaguardia enemiga.

La cosa se equilibraba. Ahora sí que parecía que podrían salir de esta...Y entoces escuchó la conversación que venía del puesto de mando: Iban a bombardear la zona.

Tras la negatriva de ionizar la base, se procedió a bombardearla literalmente, asumiendo que los escudos resistirían la embestida. A pesar de que gran parte fue absorvido por estos, los estragos se hicieron notar y varias sacuidadas secundadas por terribles sonidos de bobardeo, haciendo que tuvieran que poner rodilla en tierra para que no cayeran.

-¡Apoyaros y parapetaros, pero no dejeis de disparar!....

Humo, fuego y cosas cayendo por doquier. Apuntar a un enemigo era una odisea. Aun así el volumen de fuego hizo mella en los enemigos y poco a poco la escuadra de Deathtroopers adelantaba su posición hasta llegar al agujero. Varios detonadores termales se lanzaron por él y los sonidos de las detonaciones se unieron a los que se oían fuera. El agujero colapsó cerrando la entrada de los enemigos por aquel lugar, al tiempo que el bombardeo exterior fue perdiendo fuerza.

-En grupos de cinco revisad pasillos y salas. Luego regresad hasta mi posición.

Tras dar la orden Sarah se conectó con Mara por una línea privada, mientras se movía rápidametne en busca de su señora por si podía ayudar en algo. Aun no había fracasado en ninguna de las misiones que le habían encomendado y esta no iba a ser menos.

-Mi Lady, enemigo rechazado y bloqueado el acceso. Digame su posición para....

La frase no la llegó a terminar, pues Sarah acababa de llegar a la posición de la mano del Emperador.

 

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17/04/2018, 12:12
Taldor Jag Silky

Una emisión mental, mientras sentía que su cuerpo se derretía, fundido por el haz de luz polarizada, y estando a punto de caer en la inconsciencia por el dolor de las quemaduras.

- Posición. Lealtad y valor...

Y ... no había más señal.

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18/04/2018, 11:39
Menen Mazar

Caí en la cuenta de que llevaba en mi kit médico un pequeño bisturí de plasma.

- Yoyuc, pilla. Le lanzé el pequeño aparato para que se encendiera el cigarro.

Por fin, en un pequeño momento de descanso, recobrando fuerzas con una ración de combate, me senté en una caja de suministros y me quité la parte superior de mi armadura, dejando visible las heridas en mi abdomen. Tenían un aspecto más grave de lo que eran, debido en parte al aparatoso efecto de quemado que dejaban las armas de los Vong. Aunque no eran heridas profundas habían desgarrado una zona importante de piel, y con ello terminaciones nerviosas, con lo que escocía muchísimo ahora que estaba al aire.

Saqué de mi mochila el kit de primeros auxilios, desinfectante, gasas y aerosol sellante. Dispuse el fuerte desinfectante sobre una de las gasas, sabiendo lo que esperaba.

Miré a Yoyuc y Honaka.

-¿No tendreis un trago de algo fuerte alguno?

Limpié la zona, que esoció como los demonios, y la sellé con el spray, preparado para adherirse con unas gasas para tapar toda la zona.

Me había percatado de que había dejado de llover, seguramente como consecuencia del bombardeo orbital, que había hecho cambiar algo la temperatura y climatología en la zona. Así que decidí de momento dejarme el torso al aire y disfrutar del cálido sol.

Saqué mi anticuada libreta y empecé a dibujar el diseño del emblema de la compañía, inspirado por la batalla que habíamos librado.

Vi a Lily ensimismada, con cara larga. Parecía afectada. Algo normal en las primeras batallas de los novatos. Bajé la mirada. La verdad es que yo no había vivido demasiada acción, pero suficiente para haberlo normalizado. Me hizo pensar. La vida era un regalo.

- Anímate Lily, al menos viviremos un día más para contarlo. Dadme un minuto que me recupere y les echo un ojo a vuestras heridas.

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18/04/2018, 23:01
Director

A través del campo de batalla arrasado, y más allá, hasta la impenetrable jungla de Drafeliv, las fuerzas imperiales barrieron al enemigo en retirada. Algunos de ellos, los más desesperados, abordaron sus naves y huyeron a través de agujeros de gusano. Otros, cubrieron la retirada de sus compañeros a costa de sus propias vidas.

Habían subestimado a los imperiales y sufrido una derrota aplastante en su primera incursión a los límites de la galaxia conocida. Y sin embargo, los Vong se habían revelado un poderoso enemigo. La batalla había diezmado a la poderosa flota de Thrawn, aunque no en un número alarmante, si durante la primera fase del combate. Si el enemigo atacaba con fuerza abrumadora la Galaxia, y aquella solo era una "pequeña flota de avanzada", podrían no contar con los recursos suficientes para detener la ofensiva. No con el imperio en guerra abierta contra los rebeldes.

Y sin embargo, aislados en Rishi, al otro lado de la Galaxia, los soldados carecían de una información vital. Habían ganado, no obstante, una épica victoria.

Al final del largo diurno de Drafeliv, el planeta quedó controlado y el espacio, aunque sembrado de basura, vacío de presencia enemiga. Se hizo recuento de bajas, humanas y materiales, y se mantuvo a las tropas en alerta durante un día más, hasta que quedó claro que el enemigo no iba a volver a pasearse por allí.

Las tropas volvieron a embarcar, dejando en el planeta una presencia testimonial que ayudara a los civiles a rehacer sus vidas. Los planes de Thrawn iban más allá. La potente industria creada en Rishi se volcaría, en parte, en convertir Drafeliv en el último bastión de su pequeño y personal imperio. Se destinarían defensas planetarias y se proveería al planeta de un escudo integral, convirtiéndolo poco a poco en una importante base en la zona. El chiss no gustaba de ganar victorias "para nada" o ceder terreno conquistado al enemigo, si no era para engañarle o atraerle hacia una elaborada trampa.

Los hombres y mujeres que habían participado en la batalla sobre el suelo de Drafeliv recibieron un merecido descanso. Se les rebajó de servicio, se les amplió las raciones y se hizo la vista gorda a que se gastaran los créditos en alcohol, apuestas y locuras. Las faltas más graves se saldaron con un tirón de orejas o un par de días en el calabozo. Los soldados confraternizaron, a veces más allá de lo decente (en el caso de sexos opuestos) y algunos tuvieron que pasar por la enfermería tras acariciar con los dedos el coma etílico.

Sin embargo, eran los héroes de Drafeliv y se les dejó hacer, hasta que se ordenó la vuelta a la rutina. Una rutina que, sin embargo, se volvió intensa. A pesar de la victoria, volvieron a hacer instrucción de combate en los simuladores y las salas de combate, incluyendo unas maniobras en un planeta desértico del Laberinto. Algo se estaba preparando, y aunque los mandos guardaban silencio ante la tropa, sabían que les esperaban más batallas.

Pronto, saldrían de dudas. Les esperaba el que posiblemente sería el desafío más importante de sus vidas.

Notas de juego

Fin de la escena