Partida Rol por web

Después de observar desde lo alto de la pluma el desolado paisaje que los rodea, Amílcar se dispone a descender por el interior de la montaña. Fiel a sus tradiciones, el nómada de las llanuras se lleva una mano a la ingle y luego escupe hacia un lado antes de ponerse en marcha.

-Esta vez me toca a mí ir en cabeza, amigo--afirma el arquero tras sujetar por el hombro a Gnart, que ya iba a iniciar el descenso. 

Gnart baja seguidamente del nómada.

- Bueno, dejemos la cuerda para cuando debamos subir... de cualquier manera yo voy última - aclara la sacerdotisa, reacia a tener que volver a demostrar su poca agilidad.

Verificando que el anillo que le permitirá dejarse caer, esté bien ubicado en el dedo busca en su morral una antorcha siempreardiente y la sostiene en el mismo brazo en porta su rodela antes de comentar - con luz nos verán... pero sino los que no veremos seremos nosotros -

Kolthar baja tras el semiogro agarrado a la cuerda como si no hubiese un mañana. A cada paso se asegura de estar bien sujeto y de no caer por accidente.

Mientras bajáis por el túnel que lleva al interior del pico, no solo se hace más oscuro a medida que desaparece la luz del exterior, sino que, extrañanamente, parece refrescar un poco.

Después de los primeros cincuenta pies verticales, el túnel se inclina hacia abajo permitiendo avanzar con mucha más facilidad. Mide unos veinte pies de diámetro, más que suficiente para que estéis de pie, aunque bajar por la pronunciada pendiente hace que el descenso sea lento.

Hank desciende junto a sus compañeros atento a lo que pudiera esperarles en el interior de la montaña.

Allá adelante, escucháis un gorjeo. Cuesta localizarlo porque el túnel parece largo.

Es como una magnificación del ruido que hacen los insectos al moverse.

Amílcar se detiene en seco y alza una mano para que el resto del grupo lo imite. Después de escuchar en silencio durante unos instantes, el arquero frunce el ceño e informa a sus compañeros en voz baja:

-¿Oís eso? Creo que estamos muy cerca de la hormigas gigantes que mencionó el kénder.

Será mejor ir preparado...

Gnart empuña su lanza con ambas manos. Si los enemigos eran hormigas, mejor algo puntiagudo. Habría que reservar a Fragmento de Luz contra otros enemigos...

Cuando llegáis al final del túnel, os encontráis en la entrada de una sala enorme que parece formada por obsidiana sólida que brilla de un modo extraño, lanzando sombras titilantes a lo largo del techo salpicado de estalactitas.

Unos delicados puentes de obsidiana cruzan todas las grietas del suelo, conectando una gran cantidad de pequeños túneles alrededor de los bordes de la caverna. Unas escaleras de la misma artesanía permiten un fácil acceso desde los túneles hasta el suelo, incluido el túnel en el que estáis ahora.

Unos pequeños parches de musgo fosforescente crecen por las paredes y el techo, proyectando una luz difusa de color violeta azulado por toda la caverna. Quizá os engañan los ojos, pero después de un momento mirando la sala, empezáis a notar que la luz difusa parece hacer que el suelo desigual ondule...

Observando con desagrado la gran cantidad de túneles que desemboca en aquella descomunal sala, el nómada de las llanuras chasquea los dientes para espantar a la mala suerte. 

Hank entra junto a sus compañeros en la caverna y observa la gran cantidad de obsidiana bien trabajada.