Partida Rol por web

Don Antxon os pide que le acompañéis a su estancia. Le seguís hasta la misma, entráis todos y cierra la puerta. Los guardias quedaron en el salón. Una vez dentro Txomin se sienta en una silla y deja a su padre llevar el peso de la conversación.

- Si no tengo mal entendido, ustedes están aquí de paso, y no conocían a nadie de nosotros con anterioridad. Mi hijo y yo en cambio conocemos desde hace muchos años a don Jaime, conocíamos bien a don Isaac, y conocemos bastante bien a todos y cada uno de los guardias y sirvientes. Como se lo diría... mejor será para todos nosotros que cada cual continúe con su vida como si nada. Nosotros no debemos perjudicarles con nuestros problemas, ni ustedes deben inmiscuirse en nuestros asuntos.-Hace una pausa para dar solemnidad a lo que va a decir a continuación.
-¿Que les parecería si yo convenzo al Conde para que les deje marchar, y puedan seguir con su peregrinación?
Eso si, a cambio de eso les pido que no se inmiscuyan en nuestros asuntos, y se guarden para sus adentros cualquier opinión sobre los hechos acaecidos en esta casa

¿Qué quiere decir Vuaced? ¿Que reconoce los hechos sobre los que estamos argumentandos? En efecto: todos nos que nos ve vos aquí vamos de peregrinación, et que nos hemos encontrado aquesta guisa... Empero don Jaime no nos dejará marchar, et si lo hace, los soldado de su Majestad querrán a alguien que pague por su recaudador. ¿Sera vos? ¿será su hijo? Yo creo que no... Et no pienso manchar mi nombre et el de mi señor.

Fue entonces cuando me descolgué el hacha, el lo sostuve en la mano, aunque la hoja descansaba en el suelo.

¡Cerrad la puerta! -dije a mis compañeros sin girarme-. Entonces miré de nuevo al conde invitado.

¿Acaso non había otra forma de evitar los pagos de Su Majestad, o más bien queríais vuacedes perjudicar al anfitrión d'aquesta casa? Será mejor que confeséis. Para bien o para mal... esto trascenderá desde este mismo instante.

Apresureme a cortarles el paso hacia la puerta, cerrando aquesta et colocándome delante. Todavía no desenvaino, pero estoy atento por si hubiera de hacerlo et espero que el marqués o el suyo hijo respondan a la acusación de Uloxio. 

 Por un momento sentime tentado de olvidarnos de aquesto, mas non era posible, había un muerto et un culpable que debía de ser juzgado, et todo parescía indicar que lo teníamos al culpable enfrente de las nuestras narices. Agora o nunca tendríamos mejor ocasión de oirselo descir.... que otra cosa era el demostrarselo al conde.

Txomin se levanta de su silla en un respingo.

- Fui yo! ¿y qué? esa sanguijuela se lo tenía merecido. Y haré lo mismo con el primer incauto que ose enfrentarse conmigo.

Don Antxon palidece súbitamente, y antes de que pueda articular palabra, ve como su hijo se abre paso hasta la puerta, que está bloqueada por Alfonso.

- ¡Quita de en medio o te aparto ! - gruñe Txomin aferrando el mango de su espada, que permanece enfundada en su vaina.

-Crispin, por favor, vete vee a dónde tengo el cayado y traemeló raudo y veloz- Espero que no sea necesario, pero  dado el cariz que están tomando las cosas, puede que aquí empiezen a sombrar las palabras-
 

Con voz temblorosa, don Antxon trata de reconducir la situación:

- ¡No hagan caso! no fue Txomin, fue uno de nuestros soldados quien mató a don Isaac. Lo entregaremos a don Jaime para que lo presente ante la justicia real.

Me mantengo firme en la puerta et desenvaino la espada apuntando hacia Txomin. ¿Un soldado decís?¿Et quien mandó matallo? El asesino o el artífice está aquí presente, et todo paresce indicar que es el vuestro hijo, et  que vos estábais al tanto del suyo delito.

¡MENTÍS! -me atreví a decirle al padre Antxón, que por ende andaba desesperado al ver cómo el hijo confesaba-. ¡Vuaced sabe tan bien como ahora nos que su hijo varón apela la culpa! ¡No queráis cargar el muerto a otro!

Algo en mi interior me decía que si dejáramos todo esto en este estado y luego llegáramos a la ermita de la Virgen de la cueva, la propia Virgen no nos perdonaría por mirar a otro lado. Era ahora o nunca. Entonces agarré bien el hacha, por lo que pudiera pasar. Ya no descansaba éste en el suelo.

Me imagino que estoy fuera de la alcoba pero viendo la escena de mis compañeros. Espero a que Crispín haga acto de presencia con el cayado.

Txomin da un paso hacia atrás y desenvaina su espada bruscamente, adopta una posición defensiva de en guardia, con su espalda en la pared, y sin quitar ojo a Alfonso y a Uloxio.

-¡ GUAAARDIAS !, ¡Vengan en mi ayuda! -Berrea fuertemente.

Don Antxon trata de quitarse de en medio, tropieza, y se arrastra por el suelo hasta una esquina de la alcoba.

- Sálveme Dios.

¿Por qué lo hiciste Txomin?  Digo mientras ataco a la espada de Txomin con intención de desarmarlo no de fazerle daño, que de eso ya se encargará la justicia. Logro impactarle en el arma pero no tengo suficiente fuerza para arrebatársela de las manos.
 

Crispín, Roberto ¡bloquead la puerta si podéis! -les pedí entonces, mientras ya bailaba mi hacha en alto contra el hijo del conde-.

Crispín que había salido raudo hacia vuestro dormitorio, regresa enseguida y le entrega un cayado a Roberto.

[img][/img]