Partida Rol por web

Justo cuando sus brazos empiezan a agarrarte, consigues hacer un quiebro hacia la pared, y aunque te arañes la espalda consigues regatear a tu asaltante y seguir hacia la luz...

El tipo de colmillos promienentes te persigue y trata de agarrarte por la espalda, cogiendote de la ropa...

Me movía como un jodido comando de fuerzas especiales. Por un momento me vino a la mente mi padre... La cara de orgullo con la que me observaría al verme pasar por el bosque de manera fugaz pero sin dejar un rastro tras de mí. Agité la cabeza para olvidar aquel pensamiento, que le jodan a mi padre.

El rastro de sangre era complicado de seguir, de hecho lo perdí en un par de ocasiones mientras me internaba en el bosque, llegando incluso a plantearme que me había perdido. Decidí re-andar el camino, para tratar de orientarme y tras unos minutos, me situé. El bungalow estaba al Este de mi posición... Y entonces, volví a intentar seguir el rastro de sangre que volví a encontrar, pero lo perdí diez metros mas allá y volví a encontrarlo dos metros mas al Oeste.

Caca, cómo corre el condenado, que estoy poniendo todo mi empeño en correr sin tropezar y me sigue de cerca. Es más, logra engancharme la ropa, y tengo que cogérmela yo misma y dar un tirón a la vez que daba un manotazo hacia atrás para librarme.

El último tramo del recorrido hacia la luz lo hago casi gateando, y ni siquiera paro cuando ya he salido. Corro aún dos metros y me dejo caer al suelo, encogiéndome y mirando hacia atrás. El colmilludo no ha salido tras de mí; creo que puedo verle echándose para adentro.

-¡Ay, mamá!-sollozo, haciéndome una bolita en el suelo, sintiendo todo el miedo que la adrenalina estaba camuflando. Incluso me falta el aire, después de haber estado respirando tan rápido desde que le metí el codazo en la cabeza al profe hasta que he salido de milagro de ahí. Y he debido hacerme daño con la pared antes, porque ahora me escuece...

Dentro del autobús, parece que no hay nada de interés. Nada que explique algo más. De todas formas, creo que voy a encontrar algo, por lo que a pesar de que cada uno se distribuye una labor, otros suben al autobús y vuelven a bajar, paso de ellos. Rebusco en la guantera del conductor, en busca de algún objeto. Alguna linterna, bate, o incluso cadena que pudiera poseer dentro del vehículo. Me maldigo porque no soy capaz de ver nada útil. - ¡Mierda, eres un fracasado! - Me gruño a mí mismo, poco después de que Elisabeth suba al autobús. La miro, sonriendo ligeramente mientras alzo las cejas, en pos de decirle "Jé, sí. Me has pillado". Una vez comienza a hablar conmigo, la escucho atentamente. Mi caso, no era como el de los demás, no me gustaba despreciar a la gente, o dejarla de lado, pues a mí me pasaba algo parecido. Y sabía lo que era pasar horas leyendo porque no tienes amigos con los que jugar. Una vez termina de hablar, sonrío, insinuándole ya que iré con ella. Asiento repetidas veces. - Iré contigo, además - Miro a nuestro alrededor. - Creo que sólo quedamos nosotros por aquí... Y seguramente lo mejor sea permanecer juntos. Dos cerebros, cuatro ojos, y ocho extremidades son mucho más temibles que... O tú sola. O yo solo. ¡Jajaja! - No puedo evitar reírme. Me hace gracia. De hecho, nos he imaginado por separado luchando contra un Wendigo, y juntos. El resultado de juntos, me gusta más. Recojo mi mochila, mientras me dispongo a iniciar la marcha hacia el autobús, entonces, decido agacharme, para que no se me va desde fuera. - ¡Agáchate, así no nos podrán ver desde fuera! Lo que sea que haya esto... - Comienzo a descender por la escalinata, antes de llegar al último escalón me detengo, echando un brazo hacia atrás, para que Elizabeth se frene también. Le hago el típico gesto de "silencio", y luego señalo mi oído. Procuro identificar algún ruido ajeno a nosotros fuera. Procuro averiguar si hay alguien o algo más por ahí que no seamos nosotros dos. 

Acto seguido, le hago una señal a Elizabeth, dándole a entender que saldré primero (sí, estos detalles de galantería me los había enseñado la Sra. Wildwood, aunque ahora primara más la supervivencia), por si hubiera algún peligro, que al menos ella, quedara protegida. Antes de salir hacia el bungalow, miro a Keks, y le digo. - Ser de ciencias, no significa carecer de fe. Hablamos en el bungalow - Retiro la mochila de mi espalda, cogiéndola por el agarre superior, no el que nos colocamos a la espalda, por si acaso. Doy un salto hacia el exterior, y avanzo corriendo, semiagachado, como si de atravesar un fuego cruzado se tratase. Sí, tal vez exagerado, pero en estos momentos, necesitaba tirar de mi empirismo audiovisual, y no del vital. Una vez llego al bungalow, me situo a un lado de la puerta, esperando a mi otra compañera. Alterno la visión entre el interior y el exterior del bungalow. Nunca se sabe lo que puede aparecer. Procuro permanecer alerta.

Uffff... suspira aliviada Elizabeth.-Pensé que costaría más convencerte- y sonríe de la forma más cándida posible. Incluso le ríe los chistes, nunca está de más ser educada. Le sorprende tanta galantería por parte de Andrew, su abuela se habría reído en su cara de sus modales. Claro que era...muy rural. Antes de bajar del autobús decide hacerse un nudo en la larga falda, ir cogiéndosela es tan incómoda como peligroso, le ocupaba una mano que luego podía necesitar. Por suerte la mochila no le pesaba demasiado, y en cuanto pudiera se comería compulsivamente las galletas para que pesara aún menos.
Esperó a que Andrew bajara del autobús, vigiló que no hubiera ningun peligro y fue corriendo al bungalow. Se pegó a Andrew junto a la puerta, sientiendo un gran alivio por tenerlo cerca. Realmente era majo este tío, una lástima que no hubieran hablado hasta ahora. Lástima que las circunstáncias no fueran mejores, la verdad.

-Estoy lista... entremos.- dijo con toda la valentía que pudo.

El bungalow tiene varias puertas, una lleva a los dormitorios de los arqueólogos y la que estáis abriendo (que se abre sin problemas lleva a la tienda).

Entráis en la tienda y veis los artículos en los estantes, recuerdos y postales de paisajes se desparraman por las estanterías.

También hay una caja registradora.

Por más que buscáis en la tienda no encontráis nada de interés... o quizá si, la caja está abierta y no queda un solo billete.

De repente miras a Elizabeth y la ves más alta, con un vestido brumoso y sosteniendo elementos de poder en las manos y alrededor de ella, con una mano mueve el aire y con la otra mueve las sombras, cientos de seres a los que no distingues se arrodillan a sus pies.

Un instante después vuelve a ser la chica amable que está siendo ahora.

Podéis intentar entrar en la parte que da a los dormitorios de los arqueólogos, pero está cerrada.

Atravesáis la necrópolis y bajáis hacia las ruinas... pero no hay nadie, no veis ni a Casey ni al profesor.

De repente Casey sale como una bala de una de las casas pequeñas, su cara está llena de sangre que sale de una herida en la frente, que parece más aparatosa de lo que realmente es y además ella ni lo nota, veis que tiene un miedo terrible, y dice -¡Ay, mamá!- cuando sale, cae al suelo y se hace una bola, casi en posición fetal, mientras trata de respirar.

Aún así parece aliviada, notáis que también le duele la espalda que la tiene arañada y la ropa como desgarrada.

Pierdes el rastro varias veces y vuelves a encontrarlo, pero al final lo vuelves a perder ya que no encuentras nada de sangre.

Sin embargo te das cuenta que el rastro apunta a una colina con una especie de torre derruida encima, sólo quedan unos cascotes de ella pero está en la dirección donde apunta el rastro de sangre.

Estás a los pies de la colina, no está arbolada y desde arriba se distinguiría el valle entero.

Otra tirada de Percepción + Magia... no por nada de la casa sino por el ambiente.

Por cierto, sabes que si te pusieses a meditar un rato como te han enseñado podrías sacar esto automáticamente, realmente tu abuela te ha enseñado lo básico solo charlando a veces contigo, contándote como es el mundo, pero lo básico te permite hacer bastantes cosas....

También es mal momento para ponerse a meditar, hay mucho que buscar.

Entro con sumo cuidado a la tienda. Cada uno buscamos por nuestro lado,p ero la búsqueda resulta infructuosa, exceptuando ese pequeño detalle de la caja. Sé que Elizabeth también se tiene que haber dado, cuenta. Y lo peor, es que no tenemos tiempo para ponernos a debatir sobre lo que ha podido pasar. - Si esto no es normal - Recalco las tres últimas palabras - No entiendo que se hayan llevado el dinero de la caja... - Comento en voz baja, más desconcertado que reprochándole nada a ella, por más que pueda haber recalcado una de las palabras con las que se justificó a fin de convencerme. Rápidamente, comprendemos que debemos seguir avanzando, abrir la siguiente puerta. Qué irónico. Hacía pocos días había vuelto a ver la película "La novena puerta". Esta es la segunda Andrew... ¡Jajaja! Una ligera sonrisa se dibuja en mi rostro, en el preciso momento en que me giro hacia Elizabeth para que sigamos adelante. Mis ojos, se abren como platos, y recorren toda su figura de arriba a abajo, a medida que la expresión de mi rostro va tomando distintas formas, todas ellas vinculadas al asombro y la confusión. Me froto los ojos repetidas veces, vuelvo a fijarla con la vista. Y esta vez parezco más bien decepcionado. Niego de nuevo para mí, mientras levanto la cabeza y arqueo la ceja derecha. - ¿Has visto eso?... O mejor dicho, ¿cómo lo has hecho? - Mi voz suena titubeante, insegura, no me creo del todo lo que estoy diciendo. - Nada, déjalo, serán cosas mías... Lo que tiene dibujar demasiado - Me vuelvo hacia la puerta, en silencio, intento abrirla y no lo consigo. No puedo reprimirme y comienzo a hablar de nuevo, esta vez más concentrado, a medida que busco algún objeto o alguna forma de abrir la puerta. Desde luego, mi atención se ha desviado totalmente del entorno. - Estabas más alta. Te rodeaba una especie de energía. En una mano... Sé que vas a pensar que estoy loco, pero están pasando cosas muy raras... - Mi voz se atranca ligeramente, como si hablar de mí me costara. - ...Eh... En una mano había como unas sombras y en la otra, no sé... Algo raro. - Finalmente me detengo, junto a la puerta, observando el pomo. - Y a tus pies tenías montones de bichos, criaturas, no sabría cómo llamarlos... No eran atribuibles a ninguna mitología que conozca. - Se hace un repentino silencio. - No importa, olvídalo. Vamos a hacer algo útil... Que nos pueda salvar la vida. - Concluye de forma firme. Me retiro ligeramente de la puerta, pensando en meterle una patada, aunque no sé si será la mejor idea. Dubitativo, no puedo evitar divagar. Y en divagar encuentro una posibilidad a mis capacidades. Sí, tal vez pueda intentarlo...

Todo parece tan normal y tan extraño a la vez... Lo del dinero le desconcierta, pero no tiene ninguna explicación lógica para ello, así que cuando Andrew se lo hace notar se limita a sacudir la cabeza. Echa un vistazo a la tienda, más por cabezonería que por otra cosa, y cuando vuelve a fijar la vista en Andrew se lo encuentra mirándola de forma un poco rara.

- ¿Estás bien?-escuchó los balbuceos de Andrew y enarcó las cejas- ¿Qué? Yo no he hecho nada...-No estaba preparada para las palabras siguientes de Andrew. Decirle eso era como decirle que la había visto desnuda, y se sintió muy desprotegida. Notó como se quedaba aun más pálida, pero intentó desviar la atención del tema.- Ah... será que me ves con buenos ojos- y le dedicó una sonrisa pillina- En fin, Andrew, me dejas sin palabras- guiño de ojo, esperaba que el flirteo le quitara de la cabeza su visión. Se alejó de él y se acercó a la puerta, pensando maneras de abrirla. Golpeó la cerradura con lo primero que encontró y, naturalmente no sirvió de nada.-¿Se te ocurre cómo abrir esto?- dijo mirando a Andrew frustrada.

Por un momento me quedo extrañada cuando veo que todos deciden bajar con nosotras la cuesta hasta la necrópolis para ir a buscar a Casey y al profesor Threebanks, pero luego caigo en quien soy.

"Para que luego esos pedantes cursis y engreidos se rían de nosotras, pero ser animadora tiene sus ventajas! De hecho fue por estas cosas que me hice animadora! No es fantabuloso?". Entusiasmada y emocionada por nuestro poder de convocatoria encabezo la bajada, con Izzie a mi lado hasta que llegamos a la necrópolis y vemos salir a una aterrada Casey, que parece al límite de sus fuerzas.

-La ha atacado algún tipo de animal!- respondo, me niego a decir en voz alta mis verdaderas sospechas, no quiero que nadie se ría de mí, soy una animadora, no me puedo permitir ese tipo de cosas. Me acerco corriendo a Casey y trato de levantarla para llevarnosla de allí.

-Casey, bonita, soy Annie, vamos a sacarte de aquí... pero debes ponerte en pie, cariño- le digo, mientras la abrazo y le acaricio el pelo, tratando de que se mueva y se ponga en pie.

-Donde está el profesor Threebanks?- le pregunto, por último. Por algún motivo, no me gusta este sitio y quiero alejarme de aquí como sea.

Casi no me estaba enterando de nada lo que dice esa voz dulce y tranquila que tardo de identificar, empeñada en encogerme todo lo que podía en el suelo y sollozar. Si me movía ni que fuera un poco, me mareaba...

Pero al oír mencionar al profesor Threebanks...Me estremezco y alzo la mirada hacia Anne, abrazándome a ella y temblando un poco.

-¡Tenemos que irnos antes de que se despierte!-exclamo.-Le...le he dejado inconsciente, pero no sé para...para cuánto...-trago saliva.-Quería llevarme a...a no sé dónde bajo las ruinas y...y...dijo que quizás saldría con vida.

- Puto pervertido de mierda. No le bastaba con pajearse, no -refunfuña Izzie de mal humor al escuchar lo que Casey les acaba de contar-. Vamos, rubia, levántate. Tenemos que salir de aquí -insta, cogiendo a Casey de un brazo e intentando levantarla-. Y no te preocupes por el pavo ese, que cuando los mariachis le pillen no lo van a reconocer ni con una foto al lado.

No piensa en que se han quedado solos y en que no van a poder volver a menos que sea a pie, tan solo en que ahora tienen que lidiar con un viejo verde que ha intentado violar. ¡Como si tuvieran poco con los zombies! Ahora sólo faltaba que, cuando llegaran, Miller, la irlandesa y el pseudocubano les diera por querer comer cerebros. Vamos, una fiesta.

- Venga, venga, joder.

Estoy un poco débil de repente, como si el haber descansado solo me hubiera quitado las fuerzas, así que el tirón que alguien da de mi brazo (que luego, por la voz, identifico como Izzie) es una gran ayuda para levantarme del suelo. Vuelvo a marearme, esta vez de forma más notable, y gimoteo un poco llevándome una mano a la cabeza.

-Sacadme de aquí, por fa...-les pido, cerrando con fuerza los ojos.

"Lo sabía! Los profes están metidos en el ajo!" pienso para mis adentros al oir las palabras balbuceantes de Casey. Aprovecho que Izzie se ha unido y cojo del otro brazo a Casey para levantarla juntas.

-Arriba bonita! que hemos de sacar nuestros brillantes y preciosos culos de aquí!- digo con ánimo -Chicos y chicas, la función ha terminado, tenemos que irnos de aquí de inmediato!- les digo a todos. Parece haber algo de caos e incertidumbre entre todos los que nos han acompañado- Deberiamos buscar la carretera y hacer auto-stop, igual algún camionero nos lleva a todos a la ciudad más próxima....- propongo. Lo que tengo claro es que no pienso quedarme aquí, quietecita, mientras una pareja de profesores psico-killers y un conductor zombie, rondan por ahí, buscando carne adolescentil con la que alimentar sus rituales satánicos de tarados.

-Casey, mi niña, porque te dijo que "quizás" sobrevivirías? Te sacrificó a un puma o algo así?- le vuelvo a preguntar, intentando encontrar algún elemento de raciocinio a sus arañazos y a la locura que se ha apoderado de los profesores.

Esto ya parece una puta partida de Cthulhu, piensa Izzie cuando Annie deja caer lo del sacrificio. Empiezan a caminar a paso mínimamente rápido, pues entre las dos animadoras son capaces de llevar a Casey aunque sea a rastras.

- ¿Puma? ¿Qué coño, un puma? -le debate a Annie, frunciendo el ceño. No puede decirle mucho más porque eso significaría demostrarle al mundo que son una especie rara de friki oculto, pero la mirada que le echa basta. Aún así, no habla más. Prefiere que Casey conteste a las preguntas de su mejor amiga, que les vendrá bastante bien a todos.